Román Martínez del Cerro escribió:¿Qué significa callar?
J.L. Alimbau opina:
«Callar las cualidades y los éxitos es humildad, callar las cualidades y
las buenas obras del prójimo es envidia. Callar para no herir la
susceptibilidad del prójimo es delicadeza. Callar los defectos propios
es prudencia. Callar los defectos ajenos es caridad. Callar las palabras
inútiles es sabiduría. Callar para escuchar es educación. Callar a
tiempo discernimiento. Callar junto al que sufre la mejor compañía.
Callar cuando se ha de hablar cobardía. Callar ante el fuerte
sometimiento. Callar ante el débil magnanimidad. Callar ante una
injusticia es complicidad. Callar cuando lo humillan es andar en verdad.
Callar en los momentos difíciles de dolor y sufrimiento es virtud. Y
callar ante la injuria, la maledicencia y la calumnia es fortaleza».
Saludos,
Román
«¿Por qué no te callas?»
Esta frase, muy famosa, fue pronunciada por el Rey Juan Carlos a Hugo Chavez, el día 10 de Noviembre del 2.007.
Se han borrado unas anotaciones de este foro que podían general en polémica.
Estas fiestas nos han hecho retrasarnos en la revisión de los foros.
Gracias por vuestra colaboración.
Manuel García
Román Martínez del Cerro escribió:A lo largo de la vida hemos conocido a muchas personas. La mayoría, personas a las que podríamos denominar corrientes, normales. Pero también hemos conocido personas nada normales, podríamos denominarlas como personas sobresalientes. Pues dentro de este último grupo, mucho más escaso que el primero, yo siempre he tratado de descubrir que características las diferenciaban del resto: ¿Su inteligencia? ¿Su capacidad de trabajo? ¿Su memoria? ¿Su lógica? ¿Sus inquietudes?.... Posiblemente, algo de todo eso. Pero hay una característica muy común en estas personas nada comunes: Su afán por el conocimiento.
En cada campo, en cada materia, en cada especialidad, estas personas siempre están dispuestas a saber y a conocer más.
Hemos citado, en más de una ocasión, al genial Albert Einstein, hombre indudablemente singular. El afirmaba: “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas”. No admitir las cosas sin más, llegar a su conocimiento profundo.
Estas personas singulares, normalmente son optimistas. Pretende conocer el mundo, pero suelen intentar metas muy altas. Decía el mismo Einstein: “Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr”
Saludos,
Román
Reflexionaba sobre las personas que conocemos a lo largo de la vida, la mayoría personas normales y algunas las que yo les denomino, personas sobresalientes.
¿Nos hemos preguntado, aunque solo sea de forma aproximada, el numero de personas que hemos tratado en determinados momentos de nuestras vidas? Indudablemente muchas.
Pero de todas ellas, algunas han congeniado de forma especial con nosotros. El trato habrá sido mayor o menor, pero ese entendimiento ha sido muy superior al de otros.
A esos amigos nunca los olvidaremos. Otros, puede que si o puede que no.
Decía Roosevelt:
“Muchas personas entrarán y saldrán de tu vida,
pero solo los verdaderos amigos dejarán huella en tu corazón.”
Saludos,
Román
Golpes de fortuna, así podemos llamar a una forma rápida de “hacer dinero”. Hace años tenía yo un cliente al que le tocó la lotería. Un importante premio. Me alegré por él y lo perdí como cliente.
Al pasar los años, nos volvimos a encontrar. El hombre estaba hundido, deshecho. Todo le había ido mal, tanto en la vida personal como en la vida económica. Me comentó como se lamentaba de los errores que había cometido en esos años posteriores al premio.
Ha habido, a lo largo de los años, personas que por golpes de fortuna, en poco tiempo se han enriquecido y posiblemente este hecho les ha podido traer consecuencias no deseadas. Estoy pensando en deportistas, toreros, etc.
En la vida, las cosas se valoran en función del esfuerzo que cuesta conseguirlas. Posiblemente algo que se consigue por fortuna, no se valore en su verdadera dimensión. Si no valoramos lo que tenemos, podemos perderlo con la misma facilidad a como lo hemos conseguido.
El esfuerzo, el trabajo, la preocupación, la responsabilidad, etc. de nuestro trabajo evita infravalorar lo conseguido. Seguro que será más difícil que perdamos lo conseguido.
Saludos,
Román
Posiblemente unos de los peores males actuales es, sin duda, el paro. Se habla de lo terrible del paro juvenil. El desánimo para miles y miles de jóvenes, muchos de ellos bien preparado. Después de costosos y difíciles años de estudio, se encuentra con la desolación del paro, en ocasiones, sin la menor esperanza. Pero si para los jóvenes es terrible, ¿qué podemos decir de los mayores? Con cargas familiares. Con situaciones familiares y sociales que no pueden adaptarse a la precariedad de esa falta de trabajo.
Ya decía Voltaire, en pleno siglo XVIII, que “el trabajo aleja de tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad”.
Saludos,
Román
J. Loring me envía esta interesante reflexión. Creo que es puro sentido común. Aunque supongo que algunos opinaran de forma diferente.
Saludos,
Román
“LA CABALLEROSIDAD
Toda la vida, los hombres caballeros han sido galantes con las damas: cederles el paso ante una puerta, o el asiento en el autobús, etc.
Pero hoy a algunas feministas parece que no les gusta eso. Prefieren ser tratadas como si fueran hombres. Rechazan las galanterías.
Eso es una pena.
El ser femenina es un encanto de la mujer.
La mujer debe ser femenina, lo mismo que el hombre debe ser varonil.
Ni la mujer debe ser un marimacho, ni el hombre una damisela.
Hay virtudes específicas de cada sexo.
Lo mismo que los cromosomas nos dan un cuerpo distinto, también nos dan un modo de ser distinto.
Somos diferentes en muchas cosas, aunque seamos iguales en los derechos de ciudadano.”
Hola a todos,
El amigo Román nos traslada una reflexión interesante:
“LA CABALLEROSIDAD
Toda la vida, los hombres caballeros han sido galantes con las damas: cederles el paso ante una puerta, o el asiento en el autobús, etc.
Pero hoy a algunas feministas parece que no les gusta eso. Prefieren ser tratadas como si fueran hombres. Rechazan las galanterías.
Eso es una pena.
El ser femenina es un encanto de la mujer.
La mujer debe ser femenina, lo mismo que el hombre debe ser varonil.
Ni la mujer debe ser un marimacho, ni el hombre una damisela.
Hay virtudes específicas de cada sexo.
Lo mismo que los cromosomas nos dan un cuerpo distinto, también nos dan un modo de ser distinto.
Somos diferentes en muchas cosas, aunque seamos iguales en los derechos de ciudadano.”
A mi modo de ver, esta reflexión de J. Loring queda un poco trasnochada. Bajo el prisma del trato diferente a las mujeres se han cometido y se cometen imnumerables muestras de discriminación. En este sentido, me da la impresión que las pretensiones de buena parte de las mujeres, va más en el sentido de reclamar un trato sin diferencias, y no tanto en el deseo de ser tratadas como si fueran hombres. En cuanto a que los cromosomas tengan que ver con “ser” de una u otra forma, hay dudas razonables acerca de esta cuestión. En fin, no estoy de acuerdo con la reflexión de J. Loring.
Amigo José, de entrada pienso que esta reflexión entra dentro de lo que podemos denominar: materia opinable. Por eso, tu opinas de una forma y yo de otra. Las dos opiniones pueden ser válidas.
Luego no debemos olvidar la última frase de la reflexión, y por ser la última no es la inferior a lo demás, todo lo contrario, se pretende que sea la que perdure en nuestra memoria. Dice esa frase: “Somos diferentes en muchas cosas, aunque seamos iguales en los derechos de ciudadano”.
Este concepto es fundamental y si con nuestra conducta lo manipulamos, malo.
Por lo tanto, materia opinable y un principio último, creo que no opinable: la igualdad de derechos. La igualdad de derechos debe ser una realidad.
Ahora vuelvo a lo opinable. A mi en alguna ocasión me han regalado un ramo de flores. A los ciclistas, al terminar una vuelta le suelen regalar flores. Pues no se el motivo, pero en mi interior me he sentido muy incomodo con este tipo de regalos.
Otro ejemplo, cuando dos futbolistas, uno entra y otro sale del campo, por sustitución, a veces se dan un beso de saludo. No dudo en la bondad de ese saludo, pero a mi me da vergüenza ajena ese saludo y eso que no me lo dan a mi. Me encuentro mejor con un saludo tradicional y para mi opinión más masculino.
De igual manera, de pequeño jugaba con un balón o con unos coches o con los fuertes de indios y no aguantaba los juegos de muñecas de las niñas. Me parecían una estupidez.
¿Será que yo estoy anticuado? ¿Trasnochado? Pues seguro que sí. Pero quizás no todo lo antiguo sea peor que lo nuevo.
A lo largo de mi vida he conocido mujeres muy femeninas, femeninas sin más y las llamadas marimachos. No lo puedo remediar, las que más me gustan son las primeras. Todas tienen mi mayor respeto, pero gustarme, no hay dudas. Luego, las mujeres y por supuestos los hombres, tienen otros atributos de los que no estamos hablando en este momento. Como son: inteligencia, simpatía, bondad, conocimientos, belleza, etc. Todos ellos conforman una personalidad, pero en este caso estamos resaltando la feminidad o la masculinidad.
Los gustos de las mujeres, pues cualquiera sabe. De eso ni entiendo, ni mucho menos puedo opinar. Mejor, dejar que ellas nos los cuenten. ¿No te parece José?
Saludos,
Román
Amigo Román, totalmente de acuerdo en la validez de las dos opiniones, la tuya y la mía. Esa es la grandeza de la discusión entre amigos.
Pongamos el foco en la frase
“Somos diferentes en muchas cosas, aunque seamos iguales en los derechos de ciudadano”.
La igualdad en relación con los derechos únicamente es aplicable en un entorno civilizado. No hace falta ir muy lejos para comprobar que la mujer no goza de los mismos derechos que los hombres.
Pero no se trata de derechos, al menos en nuestro entorno. Las discriminaciones de orden político y social no tienen cabida. Se trata más bien de conceptos ideológicos y también de tipo económico. Si consideramos que una mujer es diferente a un hombre, y esta diferencia va más allá del aspecto físico, seguro que la discriminación en el trabajo, en la educación, etc. nos parecerá “normal”. No es excepcional diferencias de salario a igual trabajo entre trabajadores y trabajadoras.
En resumen: que cada cual, hombre o mujer progrese en función de sus conocimientos y habilidades, dejando de lado si de pequeños jugaron con muñecas o con pelotas de futbol.
José, no podemos estar más de acuerdo en cuanto a la igualdad de derechos que tienen todos los seres humanos, sin distinción alguna. Una desigualdad en derechos es simple y llanamente una injusticia. El tema de la caballerosidad no va contra esa igualdad de derechos.
También estamos de acuerdo en que esta igualdad se produce en un entorno civilizado. En las sociedades primitivas y poco civilizadas no era frecuente el trato de igualdad y justicia. La civilización, a lo largo de su historia, ha ido progresando entre otras cosas en conseguir una sociedad con derechos iguales para todos y por lo tanto más justa.
¿Qué hemos llegado a una sociedad justa? Desgraciadamente no. Queda mucho por hacer. Pero yo creo que, a lo largo de la historia, si hemos progresado en este sentido.
¿Qué la diferencia entre un hombre y una mujer es solo en su aspecto físico? No estoy, en absoluto, de acuerdo. Por ello te ponía el ejemplo de los juegos infantiles. Ya, desde la tierna infancia, se van diferenciando los niños y las niñas. Físicamente, pero síquicamente también existe esa diferencia.
¿Qué reconocer esta diferenciación significa una posterior discriminación en otros campos, trabajo, educación? Tampoco puedo estar de acuerdo. ¿Qué en algunas ocasiones pueda ocurrir? Por desgracia si.
Pero volviendo al tema, la caballerosidad, ¿de qué estamos hablando? En nuestras relaciones sociales es una buena costumbre el tratar a los demás con adecuación. Pero a veces, esta educación significa tratar de forma especialmente delicada a otras personas. Por ejemplo personas que por su situación, edad, preparación, responsabilidad, representatividad, etc. ostentan una situación especial. Por ejemplo, en nuestro cuartel no tratábamos igual a un compañero que al coronel. En nuestra casa, no debemos tratar igual a nuestro hermano que al abuelito. Etc. Derechos, todos igual. Trato, por educación, cortesía, etc. podemos y debemos dar un trato diferente.
Pues la caballerosidad es dar ese trato diferente a las mujeres por la simple razón de ser mujeres. Ejemplos: cederles el paso en una determinada situación, cederles el mejor asiento en una reunión o en una mesa, agacharse cuando se les cae algo al suelo, cuando están con una especial dificultad: embarazo; enfermedad o por la edad, estar prestos a ayudarles en lo que sea necesario, tratarlas de forma cortés, etc. Todos esos son signos de caballerosidad. Y para nada significan un menosprecio hacia ellas, todo lo contrario.
Este trato de caballerosidad debemos emplearlo con nuestra madre, con nuestras hermanas, con nuestra mujer, con nuestras hijas, con nuestras compañeras de trabajo........y con todas las mujeres que de una u otra forma tenemos la dicha de convivir. Son diferentes José.... y bendita diferencia.
Saludos,
Román
Construir o destruir: ¿qué es más fácil?
Parece indudable que es más trabajoso, se tarda más tiempo y se necesita mucho más esfuerzo y medios, en construir que en destruir. Hablo en general y para cualquier construcción. Me refiero tanto a construir una casa, una máquina, una empresa, una situación económica,....incluso un estado emocional, una sociedad justa o una ecología equilibrada.
Pero, por desgracia, destruir es infinitamente más sencillo. Para colmo, los medios actuales favorecen estas destrucciones. Nos encontramos expuestos a ese peligro destructivo que nos puede “atacar” por diferentes caminos.
Las Torres Gemelas tardaron mucho en construirse. Necesitaron de enormes medios técnicos y materiales para su edificación. Sin embargo, en un momento, por la acción diabólica de unos hombres, todo fue destruido
Una sociedad puede haber alcanzado una situación económica y social aceptable, tras largos años de esfuerzo. Sin embargo si cae en manos de un incompetente, en poco tiempo todo se puede venir abajo.
Un bosque ha tardado muchos años en llegar a la plenitud para beneficio y placer de los ciudadanos. Sin embargo, el descuido o la mala intención de un desalmado, puede destruirlo en pocas horas.
Una sociedad puede estar sustentada en unos valores morales de convivencia que la hagan más justa. Sin embargo unos medios de comunicación mal intencionados pueden destruir estos cimientos.
El fuego, los aviones, los medios de comunicación, la economía, etc. etc. son excelentes medios si son empleados para el progreso de la humanidad. Si son empleados torpemente pueden causar su ruina.
Saludos,
Román
¡¡¡Lo que no se conoce, no existe!!! Tremenda mentira, pero tremenda verdad. Esta es la frase de los publicistas. Tienes que anunciar tus productos. Si no son conocidos, ¿cómo los van a demandar? Para el mercado, esos productos no existen.
Si no se da a conocer la magnífica basílica visigoda de Santa María del Trampal, en Alcuescar, Cáceres, ¿Cómo vamos a conocer que existe? ¿Cómo la vamos a visitar? ¿No existe...?
Siempre están los “santotomases”. Estos negaran todo lo que ellos no hayan visto con sus ojos y tocado con sus manos. Para ellos, el mundo y el más allá termina en el círculo donde llagan sus manos, alcanza su vista o llega su corto entender. Todo lo demás es ciencia ficción o pura imaginación. Todo lo demás, no existe.
Saludos,
Román
Según veo por los contadores de la web, en este apartado se han superado las 40.000 visitas y estamos en 400 respuestas. Lo que nos puede hacer reflexionar en un par de cuestiones.
Primero, el tema planteado en su momento por Pepe Rodríguez “El Relaciones” fue un acierto. Ha sido un tema que ha dado juego en la página.
Segundo, si hay más de 40.000 visitas y solo 400 respuestas, eso significa que por cada cien visitas se produce una intervención. La intervención es del 1% en relación a las visitas. Me parece muy escasa las participaciones. ¿Timidez? ¿Desgana? ¿Falta de ideas?....¡Algo pasa!
Saludos,
Román
Estimado Román, sobre tu última reflexión, y por lo que a mi concierne, te comento: En sus inicios, y con la energía inquieta del buen amigo Pepe Rodríguez, este apartado me animaba a escribir en él, y más teniendo en cuenta que soy persona que me gusta la reflexión y la polémica constructiva (no la discusión, ni tampoco la fiscalización), pues creo que la polémica enfocada con coherencia y respetando los diferentes posicionamientos, nos enriquece y hace más reflexivos y, sobretodo, más tolerantes, alejándonos de dogmas ortodoxos (y es que todo es tan relativo).
Pero aquí, en España, entendemos más de victorias o derrotas… o blanco o negro, y así nos va. En definitiva, la polémica no la gestionamos muy bien y, en lugar de desarrollarla para alcanzar puntos de entendimiento y de aprovechamiento didáctico, acabamos en la descalificación del que piensa diferente y, finalmente, la censura o fiscalización.
Si continuase profundizando, posiblemente entraría en terreno peligroso, por eso me limito a esta breve argumentación. Las mentes abiertas ya me entenderán.
Román, tu noble insistencia de continuar dando vida a este apartado, me ha animado a participar hoy. Lo mío no es timidez, ni falta de ideas… Está en lo de “algo pasa”, o mejor dicho, “que no pasa”, que me produce cierta desgana.
No descarto ir participando si me llega la motivación.
Amigo Albert, me alegra que mi escrito de pié a tu participación.
En cuanto a lo que dices, aunque en los detalles sería necesario matizar, en el fondo tienes razón. Somos poco tolerantes con las opiniones que no compartimos y con frecuencia recurrimos al insulto cuando nos quedamos sin argumentos. ¡Una pena! Podríamos tratar muchos más temas, pero ya se sabe que suelen terminar en polémicas fuera de tono. Para eso, mucho mejor cortar. Si no somos capaces de hablar con educación y respeto, mejor es estar callados.
En cuanto a los temas, hay de dos clases: los opinables que son muchísimos y las verdades que también hay tantas o más que los temas opinables. En cuanto a los temas opinables, pues cada cual que opine según sus gustos, preferencias, puntos de vista, etc. En cuanto a las verdades, pues podemos desconocerlas, tener una idea errónea de ellas, incluso ser desconocidas para todos. Con la aportación de unos y otros, intentamos aumentar nuestros conocimientos. Nuestra cultura va en aumento. Es imposible conocerlo todo. Pero claro, si nosotros pensamos que una cosa es de una forma y otro nos intenta razonar que es de otra manera, pues es posible que nos sintamos dolidos o molestos por esa contradicción y ya se puede liar.
Total, que por la experiencia, mejor no tocar temas polémicos. No tiene el menor sentido convertir una página de amigos en una gresca continua y un concurso de ver quién insulta con mayor malicia.
Saludos cordiales,
Román
