REFLEXIONES SOBRE NOSOTROS MISMOS

[Antonio N. Marrero]

Pepe, no logro entender tus argumentos al decir que la exposición ha cambiado de rumbo. Que yo sepa, no. En cualquier caso, bienvenidas sean siempre las críticas, preferibles a los silencios clamorosos.

Verás, las fotos son las mismas, los textos y piés de fotos son los mismos y hasta el título es el mismo que desde el principio tuvo. Ha aparecido nuevo, que yo sepa, una cartelería para publicitarla, unas cuantas fotos más ampliadas y me parece recordar que una traducción de los textos al catalán. El grupo organizador es prácticamente el mismo, las directrices que seguimos cuando esta exposición se organizó son las mismas. O sea que no veo esa variación "progre" que dices. El grueso de la exposición es el mismo que se expuso en La Coruña y la única variante es ese título que alguien le puso por allí. Título, que dicho sea de paso, no se consultó que yo sepa con la comisión organizadora. O sea, que quitando ese lema, el museo militar también debe estar en la línea "progre". O en la tradicional si se contemplan otros consierandos. Por mi parte, considero que eso no tiene importancia.

¿Qué significa eso de progre? No tengo ni idea porque se aplica a asuntos y personas muy diferentes entre sí y con significados a veces contrapuestos. Y a veces más que una definición es un insulto o el colgar el famoso sambenito. Igual que usar lo de facha, carca, etc. No sirve ni aporta nada de nada a la conversación aparte de calentarse la cabeza.

Aparte, las fotos que muestran europeos y nativos, no son montajes. Las hay en abundancia en los álbumes personales. Hubo relación con los saharauis, mejor o peor, pero la hubo. Sahara era una colonia de España y lógico es que se les mencione. Lo del buenrollismo y demás, no aparece en ningún texto y si la conclusión se obtiene de ver unas fotos, pues es errónea y obra de la mente del espectador. Claro, en los textos, tampoco aparece la consabida retórica vacía de contenido sino la realidad y mucho me temo que haya gente que piense, que no se puede hablar ni escribir sobre el tema militar sin que aparezcan constantemente (sustituyendo a veces al texto importante) el largo listado de frases elogiosas a la milicia, arengas inflamadas, el recordar el valor, la gloria, los héroes, etc. Todo eso está bien pero en su contexto correcto. El que unos civiles se hayan decidido a organizar una exposición sobre la mili en Sahara es ya todo un mérito, que residan aquí o allá es irrelevante, que tengan esta, aquella o ninguna ideología política tampoco es relevante. La mili no fue cosa sólo de militares profesionales sino también de civiles transformados temporalmente en militares. Era ya hora que estos últimos tomasen la palabra y narrasen sus experiencias.

Lo que importa y mucho, es que por fin aparezca una exposición montada con una brillante profesionalidad, que esté dedicada a la mili en Sahara, que las fotos sean de sus protagonistas, soldados del servicio militar obligatorio, que se rescate un trozo de la historia de España y de la de cada uno que sirvió allí y que ese esfuerzo por montar algo digno, correcto no fuera flor de un día y que ese material acabara en un trastero. Cuanto más se exponga, mejor. Si recorre España entera, archipiélagos incluidos, más que mejor. Si además, los que visiten esa muestra, conocen lo que hubo allí, perfecto.

Por otra parte y acabando, nada es perfecto. Seguro que se puede hacer mejor y que mejorará con el tiempo y la experiencia. También, abre un camino: otros también pueden organizar y montar otras exposiciones como consideren conveniente y con elenfoque que les apetezca. Cuantas más haya, mejor. Lo mismo que páginas web que traten sobre las antiguas colonias españolas en África o libros que estudien este periodo histórico.

Saludos cordiales

[Antonio N. Marrero]

Estimado Pepe, tengo la impresión que como bien dices, hablamos de lo mismo pero con puntos de vistas distintos. Eso es un detalle habitual ya que cada cual piensa distinto y es perfectamente respetable.

Respecto al punto te desacuerdo, quizá me expresé incorrectamente. Una exposición fotográfica o un libro de historia, se pueden plantear desde muchos ángulos y facetas que bien pueden no coincidir con nuestros gustos. La mili sahariana también se puede enfocar en distintos planos. Por ejemplo, se puede montar una revisión histórica de uniformes, armamento y material; también se puede presentar la creación y evolución de los distintos puestos y poblaciones; se puede repasar la vida militar en distintas armas y cuerpos de un soldado de reemplazo a lo largo de los años; se puede exponer la relación con los nativos de esos mismos soldados... La lista puede seguir ampliándose pero los resultados serán distintos y el interés que suscite a la gente, en general, variará muchísimo. El quid es despertar interés, hacer atractiva la exposición, que sea amplia sin caer en la extenuación y lo mas importante, que informe lo mejor posible del tema a tratar. En mi modesta opinión, eso es lo que se ha tratado de hacer. Desde el principio. El rumbo sigue siendo el mismo: la mili en Sahara. Asunto distinto es que la visión que se ofrece coincida con la propia visión del espectador o con lo que tenga en su memoria. Porque ya se sabe, testigos de un mismo hecho dan versiones no siempre idénticas y a veces son contradictorias. Es normal que ocurra.

El problema, que planteé indirectamente es que cualquier exposición o libro histórico (o artículo) se puede ver influenciado y a veces muy seriamente por otros factores digamos externos. Hay ideologías, creencias religiosas, el llamado espíritu de cuerpo, educación recibida, calidad de la información que se posee, etc., que pueden distorsionar la visión que se pretende sea real. Lo más real posible, que nunca será perfecta porque eso es imposible. Estos factores pueden convertir algo interesante en algo tedioso y aburrido. Se trata de informar lo más correctamente posible sin llegar a algo frío y aséptico como un informe forense y también de tratar de llegar a un público lo más variado posible. Y este es el quid de cualquier cosa que se ofrezca a un público amplio. Tiene que entenderse claramente, tiene que informar, tiene que atraer, tiene que interesar y gustar pero sin perder de vista que no se trata en absoluto de hacer proselitismo de nada. En este sentido las fotos de Joan Bordas son excepcionales: aquel territorio también es dominio saharaui y los que andaban por Villa Bens eran en su mayoría saharauis. Sin esas fotos no sabríamos nada de ellos o de como fueron los desembarcos. Con ellas solas se puede montar una exposición impresionante. Hasta gente de Tarfaya se las ha "fusilado" de esta web, para que veas si tienen interés.

Las fotos del periódico me parecen correctas, veo dos de soldados con saharauis, fotos de las que hay muchas en los álbumes de esta web, otra en que se ve una patrulla mixta de europeos y nativos, probablemente de la ATN y una última de una patrulla a camello, puede que de una ferga. Las considero, para un periódico, de más interés que otras en que aparezca un oficinista tras su máquina de escribir, unos compañeros de juerga en la furrielería, otro posando en el parador del Aaiun o tomando el sol en la playa. Por supuesto, quien estuviera en artillería, blindados, transmisiones, marina o aviación, en el Tercio o en lo que sea, puede no verse reflejado. Es que no se puede poner todo sino elegir lo que capte la atención del lector. Aprovecho para decir que en la exposición sí que se ha tratado que saliera un poco de todos los cuerpos o armas y lo digo porque a veces te lees un artículo de alguien que estuvo digamos en el Tercio y por ensalmo, desaparecen del mapa el resto de las unidades. Estaban ellos sólos. Cosas de la la vida.

Por lo tanto, sigo pensando, que los objetivos no han variado. La "tendencia" siempre ha sido presentar la mili en Sahara desde la perspectiva de los soldados de reemplazo sin despreciar en absoluto contribuciones de militares profesionales o civiles que residieron allí. Aunque parezca mentira esta perspectiva de los "soldaditos" raramente ha sido tomada en consideración o historiada, por lo menos en Sahara. En Ifni ya hay algunos libros de antiguos soldados que cuentan la realidad como el de Manuel Jorques. Al parecer, en algunos ambientes está mal visto que civiles (somos civiles ya con la licencia absoluta) se entrometan en temas militares y que según su particular entender, es tema reservado al estamento militar. Que somos unos intrusos y que no sabemos, vamos. Afortunadamente, hay bastante gente que piensa diferente e incluyo también a militares.

Espero que esta exposición tenga larga vida, se vaya renovando, siempre hay la posibilidad de que aparezcan nuevas imágenes y nuevos datos, que viaje por todo el territorio español y si se pudiera hacer alguna publicación, estupendo.

Saludos cordiales.

[Juan Luis Jimenez]

Hola Pepe, dilo de una vez,habla clarito,que tú sabes.
Más saharianos en la exposición.
Un abrazo.
Juan Luis.Ceuta.

[Juan Luis Jimenez]

Ya te vale Pepe,ya te vale.
Un abrazo.
Juan Luis Jiménez.

[abraham garcia corrales]

Pepico "El Relaciones", éste tamaño de letra es ideal para mí. No digo que tú imprimas la misma, pero sí te ruego que cambies de tintas; que destaquen más para facilitarme la visión ¡¡¡veo menos que pepeleches¡¡¡

Gracias

[Josep Carim]

YA está el toca h::::os de turnooooo:

Abrahan esccribe como te de la gana, esté boquerón lo que quiere es j....dernos la vista con estos colores.

Un beso.

Coronel Carim***

[abraham garcia corrales]

Pues vale.

[Julio Muñoz]

Estamos arreglados con los colorines, todavía hay compañeros saharianos que guardan con cariño desde sus infantiles Reyes las viejas cajas de cartón con los lapiceros de colores Alpino. Bueno, yo también tengo una pizarra negra con tizas blancas y un trapo con agujeros que sacudo por la ventana a los vecinos de abajo, así que seguiré su ejemplo para escribir en el foro, aunque deje a escribientes y lectores con el pelo más blanco de lo que lo tienen (el que lo tenga todavía). Parece que a nuestros años “mola” lo retro, como el bolígrafo BIC del Sargento 1º Polo atado con una goma y el capuchón mordido.

¡Os vais a enterar cuando yo sacuda el trapo!

Un abrazo.

[Juan Luis Jimenez]

Pepe que no quiero decir nada con el comentario,solo es para picarte.
Un abrazo Pepe.
Juan Luis Jiménez.

[El Diablo Cojuelo]

Compañero Intendente, yo sé que tú estás al tanto de muchas cosas y por eso te expongo mi duda:

No se donde, he oido decir que el Servicio Militar Obligatorio no fue abolido, sino simplemente suspendida su practica.

De ser cierto ¿cabe la posibilidad de que se vuelva a implantar en nuestro Pais?

Un saludo.

[Antonio N. Marrero]

Para Fernando: Efectivamente el servicio militar obligatorio está suspendido y en absoluto ha sido suprimido. O sea, que por ahora no se aplica pero nadie puede afirmar que en el futuro se vuelva aplicar por las razones que sea.

Sobre este asunto, te coloco este enlace a un análisis muy bueno escrito por Manuel Jorques, veterano de Ifni:

http://www.sidi-ifni.com/index.php?opti ... Itemid=107

El artículo tiene varias páginas, hay que darle a "siguiente", a los de color negro, no a los de mas abajo de color azul.

En esta página hay artículos muy interesantes. Muy recomendable por su riqueza de contenidos. Su entrada es:

http://www.sidi-ifni.com/index.php?opti ... e&Itemid=1

El artículo antes citado está en el aparado "colaboraciones".

saludos cordiales.

[Albert Marin Ausin]

Hagamos ciencia ficción…..O no es tanta ciencia ficción?

Sabemos que el actual Ejercito Español es muy reducido en cuanto a personal. Desconozco si realmente es operativo, por lo menos en cuanto a infantería, para mantener una contienda bélica de alta intensidad. Es de desear que esto no ocurra, pero si llegase a producirse ¿cómo se abastecería de nuevos soldados? una vez las bajas diezmasen a la ya breve plantilla de efectivos: A) = Llamamiento de voluntarios? B) = Levas forzosas?

No estoy muy al corriente de que si fuésemos atacados por un país extracomunitario, los ejércitos europeos y, más en concreto, la OTAN, estarían obligados a ayudarnos.

¿Os imagináis que volviese la mili obligatoria? Yo no apoyo esta medida, a menos que fuese imperativo por causas no deseables, pero reconozco que tendría mucho morbo ver a esos jóvenes que, si no pueden ir de botellón, tienen problemas existenciales, adaptarse a la disciplina militar.

Claro que no se si ahora la disciplina sería la misma que entonces, si se les putearía como a nosotros (que no se lo tomen a mal los mandos, pero sí ocurría), si dormirían hacinados como en Cabrerizas-I, i con las mismas sábanas sucias durante tres meses, etc.

Los tiempos han cambiado y ya nada sería igual.

Mi impresión es que, si volviese la mili obligatoria, sería por algo terrible y, lo terrible, no tiene por qué ser forzosamente un conflicto bélico.

Saludos a todos
El furri errante

[Antonio N. Marrero]

Un artículo interesante sobre este asunto de la mili obligatoria:

http://www.republica.es/2011/03/10/el-adios-a-la-mili/

Texto:

OPINIÓN
El adiós a la mili
Alberto Piris

En marzo de hace diez años se promulgaba el Real Decreto que establecía la “suspensión de la prestación del servicio militar” para el último día del año 2001, acortándolo en un año respecto a la legislación aprobada en 1999. La mili vivía en España sus últimos días. Era descendiente lejana de la Revolución Francesa y se sostenía en el principio de que cada ciudadano tenía derecho a ejercer el voto, para elegir a los que habían de gobernarle, pero en contrapartida había de cumplir con la obligación de defender a la nación con las armas en la mano.

Fue, en sus tiempos, un avance democrático que pretendía igualar a todos en las trincheras, formando parte de aquellos ejércitos que habían dejado de ser propiedad de los reyes para ponerse al servicio de la nación, y cuyos generales y jefes ya no lo eran por derecho de cuna al pertenecer a la nobleza. Ahora, cualquier soldado llevaba en su mochila los entorchados de general (o el napoleónico bastón de mariscal) y las academias militares no requerían pruebas de limpieza de sangre para admitir a los cadetes. Los ejércitos parecían avanzar en su democratización.

La realidad era algo distinta. Para empezar, la mitad de los ciudadanos -las mujeres- no estaba incluida en esta altisonante retórica. Además, el derecho de voto tardó en alcanzar a todos y durante mucho tiempo estuvo ligado a los medios de fortuna. Por su parte, también la riqueza permitía que los hijos de los más adinerados no se expusieran a los riesgos de la guerra, comprando a los pobres para que combatieran en su lugar gracias a la llamada “redención a metálico” y a otros subterfugios.

Aún así, y habiendo comenzado mi carrera militar en los años cincuenta del pasado siglo, pude comprobar sobre el terreno que en la España de entonces seguía siendo parte de la más arraigada cultura popular la suposición de que “la mili los hace hombres”. Se había convertido en un rito de paso, en el más puro sentido etnológico. El que salía “quinto” de su pueblo, regresaba a él hecho “hombre”. En vano traté de convencer en una ocasión al padre de uno de mis soldados, que me mostraba su agradecimiento por haber hecho un hombre de su hijo, de que lo que en verdad hacía hombres a los jóvenes eran la familia y la educación, la escuela, el taller, el oficio. Le explicaba que en el ejército teníamos obligación de hacerles soldados, combatientes. Claro está, soldados a la fuerza, quisieran o no. Esta fue la paradoja que tanto impulsó la objeción de conciencia y forzó la supresión del servicio militar obligatorio.

En esa España a la que me estoy refiriendo, la mili cumplía también otras funciones. Tiempos hubo, ahora difíciles de imaginar, en que muchos de los soldados que llegaban a los cuarteles en ellos aprendían a leer y escribir, a ducharse o a manejar los cubiertos en el comedor. Para bastantes, era una experiencia inédita conocer una capital de provincia tras realizar el primer viaje en tren de toda su vida. Durante el largo servicio militar obligatorio, algunos aprendían una profesión. En suma, aquellos ejércitos, muy poco capaces de defender a España de un enemigo exterior, desempeñaban una función de educación social que no podía dar la vida campesina, entonces predominante entre la población española. Los reclutas “de ciudad” eran minoría y, si podían, procuraban obtener un puesto de asistente o de escribiente, y evitar así los trances más penosos de la vida cuartelera.

Las circunstancias fueron cambiando aceleradamente. Y lo hicieron de un modo insospechado. Incluso antes de suprimir la mili, en muchos cuarteles empezó a ser un problema la habilitación de aparcamientos para los vehículos de los soldados. También fue evolucionando la mentalidad general. Los que defendían el servicio militar obligatorio, aduciendo que un ejército profesional se puede convertir en un grupo de mercenarios que vive de espaldas a la población, mientras que un ejército de conscriptos es una garantía contra el golpismo, pudieron experimentar en las calles de Valencia, hace treinta años, el estruendo de los carros de combate con sus dotaciones completas de soldados forzosos, que poco o nada podían hacer para evitar que triunfara el golpe de Estado que habían tramado sus jefes.

Bien es verdad que el paso de los años suele suavizar las duras aristas de la realidad y de ahí que todavía se escuchen algunas evocaciones nostálgicas de la vida en la antigua mili por los que en su momento la hicieron. Cuando los recuerdos del pasado van unidos a una juventud que ya se fue, es natural cubrirlo todo con un velo rosado. Aparte de esto, poco o nada hay que echar de menos de un modo de prestar servicio al Estado que tenía bastante de injusto, descargaba sobre algunos ciudadanos un peso desproporcionado y suponía un obstáculo en sus proyectos individuales de vida, y no contribuía a su realización como personas libres y en pleno uso de sus derechos.


Saludos cordiales.

[Antonio N. Marrero]

Hace treinta y tres años, un servidor hacía su mili en Camposoto, Cádiz. No recuerdo exactamente las fechas, si fue en mayo o junio, quizá en el segundo mes, hubo unos días de calor insoportable, tiempo de Levante le dicen, con temperaturas de más de treinta grados a la sombra. Uno de esos días que estar en el barracón en que me tocó vivir, de techo de uralita y cerca de doscientos hombres dentro, era como estar en las calderas de un barco.

Por la tarde trás el descanso de la comida de mediodía, me llamó el sargento de semana y me ordenó formar una sección de reclutas y dirigirme a la Sección de Obras donde ya me dirían lo que había que hacer. Así lo hice y allá nos dirigimos. Allí proveyeron al personal de palas, picos, rastrillos y azadas y se nos ordenó dirigirnos al campo de instrucción. ¿Para qué? Ni idea, pero para darle al pico, seguro y con aquel calor, la cosa no era divertida. Las caras de resignación de los reclutas eran un poema y se podía leer la famosa frase, tan de la mili en esas circunstancias: ¿Por qué a mí, precisamente? Agua y ajo.

Cuando llegamos al lugar, había otras secciones ya afanadas trabajando el terreno en medio de una polvareda espectacular, Limpiaban el lugar de hierbajos, piedras y demás, lo alisaban, eliminaban montículos, acarreaban tierras y ramajes... Una actividad frenética, con hombres con las camisas empapadas de sudor, ni una sombra, rostros sudorosos y... ni un mal botijo a la vista. Había por allí unos pocos sargentos, cabos primeros y yo. Algunos a la primera se cambio, se escaquearon discretamente. De vez en cuando aparecía un oficial a meter prisa y dar instrucciones y con la misma se marchaba e incluso un teniente coronel hizo su aparición, dando órdenes. A todas estas, de lo que iba la obra, ni idea. Supuse que mejorando la zona de instrucción.

Más tarde, me uní a un sargento, que aburrido fumaba por allí y le pregunté que estábamos haciendo y a que venía tanta prisa y actividad. No lo sabía. Órdenes son órdenes y a joderse, me dijo, en lo cual convine. Mientras, los reclutas, transformados en obreros agrícolas las pasaban canutas en medio de la polvareda, zarzas, hierbajos, pedruscos y acarreos, daban pena. Luego, apareció por allí otro sargento, no muy contento de estar a la solana churrascándose y nos comentó que la obra iba de preparar el terreno porque había llegado alguien muy importante al campamento y el propio coronel había ordenado preparar aquel terreno para el visitante y él mismo que deseaba ser instruido. ¿Quén es, algún futbolista, un torero...? No lo se, pero debe ser alguien de peso y como esto es Hollywood (las estrellas son quienes mandan), a joderse, me contestó. Luego se largaron los dos y allí me quedé entre las quejas de los "trabajadores" que más que reclutas parecían presos condenados a trabajos forzados, pero yo no podía hacer nada. Paciencia y tranquilidad, les recomendé. nada de deslomarse a cumplir y ya vale. Pero de agua de botijo, nada, no había de donde conseguirla. Luego, reapareció el sargento de antes y me dijo que el misterioso visitante eran un famoso campeón de golf, que la obra era para conseguir un buen terrenito para practicar sus habilidades y de paso, entrenar al coronel que se había encaprichado con el juego. Me quedé de piedra. Decenas de hombres que se suponía cumplían el servicio militar, preparando un campo de golf y en unas condiciones penosas, achicharrándose bajo el sol implacable y asfixiándose en una polvareda de cuidado. Aquello era indignante.

A la primera de cambio, en que me volví a quedar solo, ordené formar y retiré a mi gente del lugar, rumbo a devolver el material y vuelta al barracón. Iba bastante cabreado, lo confieso. Allá se quedó el resto y allá estuvieron yendo varios días. A mí, no me volvió a tocar. Afortunadadamente para mí, nadie se dio cuenta de la "deserción" de mi tropa ni nadie me preguntó porque había regresado antes.

Tiempo después, me enteré que el famoso en cuestión era Severiano Ballesteros, el famoso deportista. Como he visto por los periódicos que durante ese año, 1978 y el siguiente, logró un impresionante palmarés de victorias, me temo que mucha mili no hizo y me alegro por él. De hecho, después del campamento debería haber ido destinado a Ceuta o Melilla, pero no se si en esos lugares lo llegaron a ver.

En fin, este señor ha fallecido recientemente, descanse en paz este gran deportista, de fama mundial y por lo que leo, una gran persona. Por ninguna parte se menciona nada de su mili y a mí, por azares de la vida, me tocó ver algo y por eso lo cuento. Por otra parte, debo decir (y no le culpo a él, faltaría más) que a lo largo de estos años, cada vez que oía su nombre, inevitablemente venían y vienen a mi recuerdo, las caras de aquellos reclutas de Camposoto, penando sus pecados en aquel secarral ardiente y preparando un pequeño campo de golf en un cuartel. Cosas de la mili, pero que provocaron, que siempre me haya apartado de ese deporte. Hay cosas que no se olvidan.

Saludos cordiales

[Domingo Rodriguez D]

Hola Antonio:
Compañero cuidado con cuestionar las ordenes de los mandos, hay personas muy sensibles.
Por mi parte te diré que es una anécdota mas, que ilustra, sobre la opinión que dichos mandos tenían sobres los hombres que estaban bajo sus ordenes.
Un abrazo.
EL SEVILLA DE P.Y.T.