"PO AZÍM, EZTAI MEJÓM": ¡¡Da gusto veros de nuevo!!, sé bien que a Julio, le encantará leer estas primeras palabras con acento sevillano, están sacadas de la forma de hablar de los andaluces y auque sé que es imposible darle la gracia y el arte que tiene al hablar el compañero Cordero, tienen un sabor a tierra andaluza, a gracia de palmas y música de sevillanas, a cuerpos de ánfora de mujeres vestidas con trajes de faralaes, a grandes huertos de olivos, a buen vinillo y pinchos morunos, a esa preciosa tierra, donde España se llama Andalucia.
Un abrazo a todos: manolo Viaño
Formamos una gran familia
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Jordi Roig i Marcet
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Formamos una gran familia
Como siempre, nuestro amigo Cordero, tiene razón. Creo que sabiendo si en un lugar determinado hay un sahariano, nunca volveremos a movernos solos por la geografía hispana. Por cierto, el lunes, 29 de Agosto voy a Murcia, a darle un abrazo a Enrique Gomariz Pastor, al que podeis ver en mi álbum personal. Ya traeré fotos de nuestro encuentro y antiguas y se las enviaré a Juan para que las cuelgue y podais verlas todos. En Mayo del 2005 se han cumplido 40 años desde la última vez que nos vimos.
Llegaré a la estación de Murcia del Cármen a las 18,49 del lunes y me iré el día siguiente en el Talgo de las 14 horas. Si algún sahariano quiere añadirse ya lo sabe. Allí nos vemos.
Un abrazo, Saharianos.
Llegaré a la estación de Murcia del Cármen a las 18,49 del lunes y me iré el día siguiente en el Talgo de las 14 horas. Si algún sahariano quiere añadirse ya lo sabe. Allí nos vemos.
Un abrazo, Saharianos.
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Julio Muñoz
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FORMAMOS UNA GRAN FAMILIA... NUMEROSA
Como muy bien comenta el buen amigo Cordero, he aprovechado mis vacaciones para hacer una patrulla por Sevilla. Ha sido de lo más gratificante que podemos realizar, teniendo en cuenta nuestra edad, antecedentes saharianos y vínculo familiar que por este motivo existe.
Mi mujer y yo fuimos recibidos con los más efusivos abrazos, cariño y atenciones que cabe esperar de nuestros familiares, residentes en su hospitalaria Sevilla. Nos atendieron hasta la exageración más "andaluza" el amigo Cordero y señora Paqui, así como nuestro Cabo Melero y señora Manuela, familia a la que no veíamos hace un mes escaso en Cáceres, y eso es mucho tiempo para familiares tan allegados. Nos faltó la agradable presencia de Serafín Quintana, nuestro otro amigo sevillano. Está disculpado por razones de servicio. Se encontraba patrullando otras arenas. Con el cubo, la pala y el rastrillo andaba haciendo castillitos en las playas de Cádiz. ¿Que tendrán las arenas para nosotros?
A los que aún no habéis patrullado por esta Sevilla, debo informaros que al toque de fagina mandan las ordenanzas COMER, (sí, con mayúsculas), en el restaurante "La Choza de Manuela" Aquí se trata de comer en cantidad y calidad, como un soldado con el estómago "pegao"
No hay lugar en nuestra piel de toro donde no se encuentre un sahariano en la loma de una duna, oteando el horizonte y ahnelando la llegada de un compañero a su jaima. Se han abierto nuevos caminos en nuestras vidas.
Mi mayor agradecimiento para mis amigos sevillanos.
Un fuerte abrazo,
Julio Muñoz
Mi mujer y yo fuimos recibidos con los más efusivos abrazos, cariño y atenciones que cabe esperar de nuestros familiares, residentes en su hospitalaria Sevilla. Nos atendieron hasta la exageración más "andaluza" el amigo Cordero y señora Paqui, así como nuestro Cabo Melero y señora Manuela, familia a la que no veíamos hace un mes escaso en Cáceres, y eso es mucho tiempo para familiares tan allegados. Nos faltó la agradable presencia de Serafín Quintana, nuestro otro amigo sevillano. Está disculpado por razones de servicio. Se encontraba patrullando otras arenas. Con el cubo, la pala y el rastrillo andaba haciendo castillitos en las playas de Cádiz. ¿Que tendrán las arenas para nosotros?
A los que aún no habéis patrullado por esta Sevilla, debo informaros que al toque de fagina mandan las ordenanzas COMER, (sí, con mayúsculas), en el restaurante "La Choza de Manuela" Aquí se trata de comer en cantidad y calidad, como un soldado con el estómago "pegao"
No hay lugar en nuestra piel de toro donde no se encuentre un sahariano en la loma de una duna, oteando el horizonte y ahnelando la llegada de un compañero a su jaima. Se han abierto nuevos caminos en nuestras vidas.
Mi mayor agradecimiento para mis amigos sevillanos.
Un fuerte abrazo,
Julio Muñoz
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Fco. José Jordá Furió
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- Registrado: 25 Abr 2005 16:43
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Formamos una gran familia
Julio Muñoz escribió: No hay lugar en nuestra piel de toro donde no se encuentre un sahariano en la loma de una duna, oteando el horizonte y anhelando la llegada de un compañero a su jaima. Se han abierto nuevos caminos en nuestras vidas.
Verdaderamente tienes toda la razón, Julio, y eso lo he podido comprobar en mi reciente viaje a tierras gallegas donde mi mujer y yo hemos sido recibidos con los brazos abiertos por dos compañeros saharianos que se han deshecho en atenciones, tanto ellos como sus “sargentos” como diría el buen amigo Manolo Cordero.
Para empezar diré que el viaje tuvo un pequeño contratiempo al tener una avería en mi camello que me dejó tirado en un pueblo cerca de Ribadeo, pero gracias a las tecnologías modernas, léase movil, a una llamada desesperada de este sahariano, acudió presto el amigo Roberto Maseda, el cual, comprobando la poca importancia del asunto, decidió el irnos a comer y dejar para más tarde la solución del problema, así lo hicimos y nos fuimos a comer unas suculentas viandas con las que nos obsequió la pareja, tras las cuales volvimos y el amigo Roberto reparó la avería, pudiendo así acabar de pasar el día disfrutando de tan grata compañía, así como del magnífico día que nos hizo, desde luego que no lo olvidaré, gracias Angelines, gracias Roberto.
Pasados dos días, viajamos a Chapela a visitar a otro no menos entrañable amigo el bueno de Manolo Viaño y su esposa Ana, los cuales nos recibieron tan bien como los anteriores ¿Porqué será?, pues ni más ni menos porque es verdad que formamos una gran familia y que allí donde viaja un sahariano es recibido con toda clase de atenciones.
Pasamos un día maravilloso, nos llevaron a visitar además de Chapela, Vigo y su preciosa ría, después nos fuimos a comer otras no menos suculentas viandas a la orilla del mar (que bien se come en Galicia) y después de tomar café en su preciosa casa y de contarnos las mil y una batallita, debido a que teníamos que hacer 160 km. para volver a la base y se nos hacía de noche, tuvimos que despedirnos con pena pero con un fuerte abrazo esperando volver a vernos en Guadalajara, y es que ya veis la familia sahariana no puede pasar mucho tiempo sin verse.
Y esto es todo, gracias también Manolo y Ana por vuestro cariño. Paco y Carmen
Verdaderamente tienes toda la razón, Julio, y eso lo he podido comprobar en mi reciente viaje a tierras gallegas donde mi mujer y yo hemos sido recibidos con los brazos abiertos por dos compañeros saharianos que se han deshecho en atenciones, tanto ellos como sus “sargentos” como diría el buen amigo Manolo Cordero.
Para empezar diré que el viaje tuvo un pequeño contratiempo al tener una avería en mi camello que me dejó tirado en un pueblo cerca de Ribadeo, pero gracias a las tecnologías modernas, léase movil, a una llamada desesperada de este sahariano, acudió presto el amigo Roberto Maseda, el cual, comprobando la poca importancia del asunto, decidió el irnos a comer y dejar para más tarde la solución del problema, así lo hicimos y nos fuimos a comer unas suculentas viandas con las que nos obsequió la pareja, tras las cuales volvimos y el amigo Roberto reparó la avería, pudiendo así acabar de pasar el día disfrutando de tan grata compañía, así como del magnífico día que nos hizo, desde luego que no lo olvidaré, gracias Angelines, gracias Roberto.
Pasados dos días, viajamos a Chapela a visitar a otro no menos entrañable amigo el bueno de Manolo Viaño y su esposa Ana, los cuales nos recibieron tan bien como los anteriores ¿Porqué será?, pues ni más ni menos porque es verdad que formamos una gran familia y que allí donde viaja un sahariano es recibido con toda clase de atenciones.
Pasamos un día maravilloso, nos llevaron a visitar además de Chapela, Vigo y su preciosa ría, después nos fuimos a comer otras no menos suculentas viandas a la orilla del mar (que bien se come en Galicia) y después de tomar café en su preciosa casa y de contarnos las mil y una batallita, debido a que teníamos que hacer 160 km. para volver a la base y se nos hacía de noche, tuvimos que despedirnos con pena pero con un fuerte abrazo esperando volver a vernos en Guadalajara, y es que ya veis la familia sahariana no puede pasar mucho tiempo sin verse.
Y esto es todo, gracias también Manolo y Ana por vuestro cariño. Paco y Carmen
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Jordi Roig i Marcet
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Formamos una gran familia
No hay ninguna duda. Formamos una gran familia. Allí donde vaya cualquiera de nosotros y encuentre un veterano del Sahara, no estará solo. Parece que no existe alegria mayor que la de encontrarse con los antiguos camaradas y los sentimientos que se revuelven dentro de cada uno cuando coincidimos con alguno de nuestros antiguos compañeros.
Creo que los que estuvieron en la Península no lo sienten así, puesto que lo he comentado con algún conocido y les parece una bobada. Con los que he hablado, ni se acuerdan de los compañeros que tuvieron. Excepto uno que estuvo metido en un destacamento en los pirineos y habia una sección y un Sargento que los jodia bastante. Parece que tenian que aprovisionarse de pan en un pueblo cercano y recibian correo una vez por semana. Parece que lo pasaron mal y cuando se licenciaron, dieron en tener un encuentro anual y, ahora, despues de veintisiete años aún continuan.
Parece, pues, que las ocasiones excepcionales sirven para clavar este tipo de sentimiento de hermandad entre un colectivo como el nuestro. ¿Sabeis que os digo? ¡Que lo celebro!
¡No hay cosa mejor que tener amigos en todas partes!
Un abrazo, hermanos Saharianos.
Creo que los que estuvieron en la Península no lo sienten así, puesto que lo he comentado con algún conocido y les parece una bobada. Con los que he hablado, ni se acuerdan de los compañeros que tuvieron. Excepto uno que estuvo metido en un destacamento en los pirineos y habia una sección y un Sargento que los jodia bastante. Parece que tenian que aprovisionarse de pan en un pueblo cercano y recibian correo una vez por semana. Parece que lo pasaron mal y cuando se licenciaron, dieron en tener un encuentro anual y, ahora, despues de veintisiete años aún continuan.
Parece, pues, que las ocasiones excepcionales sirven para clavar este tipo de sentimiento de hermandad entre un colectivo como el nuestro. ¿Sabeis que os digo? ¡Que lo celebro!
¡No hay cosa mejor que tener amigos en todas partes!
Un abrazo, hermanos Saharianos.