Nuevamente agradecer a todos el que me sigan permitiendo cantar mis canciones en este foro.
La de hoy lleva por título:
Las penurias de El Loco en el barranco de Masca
Masca es un pequeño caserío situado en el término municipal de Santiago del Teide y en lo alto de los Acantilados de Los Gigantes.
Hasta hace sólo 30 añitos, no existía carretera asfaltada para su acceso, hoy es un lugar visitado anualmente por mas de 500.000 personas,
su belleza natural y de su entorno, hacen que Masca sea un lugar mágico, impactante y durísimo de patear.
Su barranco desemboca en una playa idílica de arena negra y en una de las calas que forman los Acantilados de los Gigantes, paredes impresionantes
de mas de 800 metros de altura que caen a tajo sobre el mar. La longitud del barranco, desde el caserío de MAsca hasta el mar, es de
aproximadamente 5 km, sólo 5 km. Nosotros necesitamos mas de 5 horas de durísimo pateo para poder realizarlo, eso indica la tremenda
dificultad del recorrido, en el que no existía senderos debido a las riadas de los últimos años, lo que nos obligaba a descender por laderas
muy peligrosas y saltando de piedra en piedra.
Ya habíamos hecho esa pateada con 24 añitos, nos despistamos totalmente de que ahora tenemos 30 tacos de más.
Un despiste con importancia.......
Bueno, esta fue nuestra historia.............
Tal y como teníamos previsto, diana a las 6,30 horas de la mañana, un buen desayuno y tiramos para Masca, subimos en taxi hasta el caserío,
ya que el regreso desde la playa de MAsca lo haríamos por barco, imposible para nosotros, e impensable, el regresar subiendo el barranco.
Allí nos dirigimos, mi Palmera, nuestro Loquillo Héctor y éste Loco, que juró y perjuró por su gorra de veterano el que jamás volvería a bajar ese barranco,
pues si el infierno existe, ese es el lugar.......
Caserío de Masca, nuestro punto de partida....
Nos acompañaba el buen humor y las ganas de empezar, todo eran risas y alegrías, pronto se convertirían en tragedia por lo duro del descenso.
El principio el sendero era perfecto, muy inclinado en bajada pero perfecto, el entorno precioso en donde se podía aún apreciar
los efectos del último incendio que azotó la zona.
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Recordabamos que teníamos que llegar a un puente de madera para cruzar el barranco, en nuestra primera bajada eran simplemente dos tablones
amarrados con un alambre, hoy el puente es casi de "Calatrava" jejejejejeje.

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Se puede apreciar que el sendero bajaba y ascendía por laderas de pronunciada verticalidad, ya las piernas sentían un poco su dureza, y aún estábamos empezando....
Ahora comenzaba lo realmente duro, bajar y bajar, escalando paredes de piedra y saltando de callao en callao (grandes cantos rodados) al ir por el cauce del barranco.
Ya podíamos apreciar lo inmenso de las paredes que nos rodeaban, no parábamos de hacer fotos, aquello era inimaginable, el color de las rocas,
el sonido del agua al correr por el riachuelo, y como no, el ya pronunciado olor a sudor que me rodeaba.
Cada vuelta del barranco era una nueva dificultad, empezábamos a sentir algo de fatiga y cansancio en las piernas. El hacer siempre el mismo movimiento al bajar y el trabajar siempre con los mismos músculos nos producía un cansancio y dolor que ya se empezaba a notar en demasía

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Comenzamos a darnos cuenta de que los senderos, bebido a las riadas, habían prácticamente desaparecido, gracias a que nuestro Loquillo,
haciendo de guía, buscaba y buscaba el mejor lugar para seguir....., comenzamos a preocuparnos pues cada vez era mas complicado
el avanzar unos metros. El barranco totalmente taponado nos obligaba a descender subiendo por paredes laterales de muy pronunciada inclinación.
El vértigo y la dureza debido a la tensíon por pasar por esos lugares comenzó a mermar nuestras fuerzas, no había otra escapatoria,
imposible regresar, teníamos que continuar irremediablemente, ya cada vez parábamos menos para hacer fotos, cada vez menos conversación,
cada vez mayor silencio entre nosotros, todo ocasionaba esfuerzo y fatiga.
Y me pregunté una y otra vez, ¿Qué coño hago yo aquí?, mis piernas y la de los demás comenzaron a temblar, el esfuerzo era tremendo,
pero no quedaba otra, ascender y bajar, ascender y bajar, ascender y bajar....una hora y otra, y otra....En las fotos se aprecia la altura de
las paredes comparándolas con nuestra diminuta figura

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Llegábamos a lugares que al encontrártelos de frente decías...¿Y por donde pasamos?, el Loquillo siempre encontró el mejor de los caminos posibles,
aunque jamás había estado ahí, fue capaz de guiarnos y abrirnos camino, utilizando para ello, su astucia y fuerza de juventud, descendiendo por lugares
muy peligrosos para indicarnos desde abajo la mejor senda a seguir, sólo él supo guiarnos y no fue nada fácil. Subir estas paredes de rocas y bordear por sus laderas
nos fue muy complicado pero sobre todo necesitamos mucho esfuerzo para conseguirlo

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Siempre que dejábamos atrás un paso complicado pensábamos que no podíamos encontrar otro con más dificultad, pero el baranco es como es,
un fuerte hijo de...., y siempre intentaba ganarnos la partida. El intentar parar para descansar sólo hacía que nuestra fatiga aumentara,
nuestras piernas ya no obedecían las órdenes que les dábamos, iban mas a su aire que al paso que nosotros intentábamos ordenar.
Es curioso cuando se hace un esfuerzo superior a todo lo inimaginable, es curioso como tu cerebro ordena una cosa y tu cuerpo hace otra,
el dolor en los músculos era casi insoportable, el exceso de ácido láctico creado casi no nos dejaba caminar, la situación era muy compleja y complicada,
sólo había una solución, continuar bajando. Lo hacíamos en silencio, ni una palabra, ni una risa, todo nos costaba un esfuerzo enorme,
simplemente......, no podíamos más.
Pero el barranco nos escondía aún alguna que otra sorpresa, son lugares que en cualquier otro momento o situación no son tan complicados,
pero nuestro cansancio total nos imposibilitaba de poder coordinar hasta los movimiento.
Y continuamos......bajando
.
En varias ocasiones, las piedras que taponaban el barranco, dejaban unos pequeños túneles por donde poder pasar, eso, apesar del esfuerzo
al bajarlos, eran de agradecer, pues se acortaba camino e impedía que que bajáramos por aderas mas peligrosas.

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Y en un recodo......, llegó lo peor, no habíamos reparado en ello, pero el barranco se ensanchaba y con ello unos duros y perpendiculares
rayos de sol, hicieron subir la temperatura en más de 10º, joder.....otro problema y éste sin solución. Paramos el lado de una poceta de agua
estancada, nos mojamos todo el cuerpo y la ropa, fue la única forma de refrescar un poco nuestro ambiente, aún nos quedaba un trecho largo,
pero estábamos convencidos que de ya nada nos iba a sorprender, nada podía regalarnos el barranco que ya no hubieramos hecho, imposible........, terrible error.

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Yo ya no sabía si lo que estaba viendo era producto de mi locura o de mi fatiga inmensa, pero al dar un giro en el barranco el Loquillo gritó.....
El Diablooooooo. Yo pensé que Héctor ya deliraba, pero al llegar al lugar y mirar al frente, lo ví, cara a cara. Me extremeció.
Es curioso de lo que es capaz el cansancio total, a mí se me pusieron los pelos de punta, era él, no cabía la menor duda, el diablo nos miraba y se reía de nosotros.
Nos quedamos parados, no podíamos caminar, sólo un único camino, por mucho que el Loquillo buscó, sólo encontró una vía, y además estaba marcada,
una flecha indicaba la ruta a seguir, teníamos que "pasear" por la cara del diablo. Yo pensaba que ya nada ma iba a sorprender,
que nada iba a ser de mas esfuerzo que lo pasado, otro error. Madre mía......, no me iba a ser posible pasar, mi vértigo me la iba a inmedir,
pero no tenía otra solución, entre temblores, resbalones, arañazos, y apretando con todas mis fuerzas el cable de acero que estaba
ahí, con el único fin de poder pasar, logré atravesar los ojos del puto diablo y pasar al otro lado. ¡¡ven a la luz......, ven a la luz!!

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Nada mas dejar atrás al diablo, escuché un grito de el Loquillo, ¡¡¡el mar..., el mar...., el mar!!!. Nos paramos a mirar, gritamos como locos,
nos miramos unos a otros, unas lágrimas de nerviosismo rodaron por nuestras mejillas, hubieron hasta abrazos.
Un pequeño tramo nos separaba del mar, se nos hizo interminable, no podíamos más, el dolor era insoportable. Caminar un metro entre esas piedras nos
producía un dolor tan intenso que no podíamos más.
Sólo un baño reparador, en una cala de arena negra idílica, entre los Acantilados de los Gigantes, con más de 800 metros a tajo al mar,
sólo ese baño de mas de una hora, hizo que nuestro cuerpo comenzara a reaccionar, era el momento de comentar y de pensar en nuestra locura.

...
Y al final, cerca de las 6 de la tarde, un barco nos sacó de un lugar idílico, precioso, incomparale y único, pero el mismo tiempo,
terrible, terrorífico e impensable.
Amigos, tener presente una cosa, y lo digo de corazón, el infierno existe, está en Tenerife y se llama
El Barranco de Masca, yo he estado en él,
felizmente he estado en él. Sólo el infierno te puede regalar un lugar puro e impactante con respecto a naturaleza y belleza natural,
pero al mismo tiempo se combra su "derecho de pernada", allí el diablo nos jodió, y lo hizo por donde le dió la gana, nosotros sólo fuimos simples pecadores.
Y así, sin más, este Loco, cogió nuevamente su gorra de veterano, miró hacia atrás, miró a los Gigantes, sacudió su gorra contra el suelo y gritó.......
JAMÁS VOLVERÉ
Nuevamente gracias por escuchar mis canciones, sólo les queda un dilema que resolver.....
¿LOCURA O REALIDAD?
Abrazote chicharrero a todos menos al diablo de masca, que ahí se pudra.....