Ultimos días en el Sahara

[Diego Merín Moraga]

¿Qué hay de nuevo Saharianos?

Os relataré en estas líneas y en próximos escritos lo que recuerdo de mis últimos días en el territorio, y lo mejor que pueda cronológicamente por fechas.
Conforme se acercaba el fin de año de 1975 se hizo mas evidente que había que evacuar el lugar (estos preparativos se aceleraron tras la murete de Francisco Franco, la cual trajo consigo pequeñas revueltas de los nativos del lugar en las cuales pedían la independencia). Una de estas revueltas me pilló estando de paseo en El Aaiún, (lo mas normal era que estuviéramos acuartelados, cosa que sí ocurrió cuando la muerte de Franco que nos tuvimos que acostar vestidos y con las botas puestas por si había que salir a paso ligero y con las cartucheras llenas de balas y no precisamente de fogueo). Como decía una de estas revueltas nos pilló estando de paseo y recuerdo que se masticaba la tensión en el ambiente, en la calle principal donde estaba situado el cine Las Dunas había un control de nuestras fuerzas y en medio de la calle y de acera en acera habían puesto una barra con pinchos para reventar las ruedas de los coches en el caso de que alguien quisiera escapar en un vehículo.
En otra ocasión mi compañía tubo que hacer controles por la ciudad, hay fotos en las revistas que mi madre compró y que guardó cuando los acontecimientos empezaron a ponerse un poco mas serios, en una de estas revistas aparecen fotos de mi compañía en las calles de la ciudad haciendo labores de control, en ellas aparecen algunos compañeros de los que no recuerdo sus nombres, mi vehículo no estaba lejos de donde se tomaron las fotos.
Durante esta misión tuve que ver un acto por parte de una nativa ya entrada en años un tanto desagradable, estaba a pocos metros y nuestra presencia era evidente, y no dudó en levantarse sus largas vestimentas y ponerse a hacer pipí sin el menor pudor (no parecía que estuviera mal de la cabeza). A pesar de los años transcurridos cada vez que veo a una musulmana entrada en años me acuerdo de aquella mujer.

Un saludo saharianos

[Diego Merín Moraga]

¿Qué hay de nuevo Saharianos?

Como ya comenté en mi anterior escrito los preparativos para el abandono del territorio se iban acelerando conforme se iba acercando el fin de año. También los estados de alerta, en previsión de disturbios en la ciudad o en la frontera con Marruecos (por la grave enfermedad de Francisco Franco). El traslado hasta cerca de la frontera ocurrió en al menos tres ocasiones (una de estas alarmas nos pilló estando de paseo en la ciudad, los de la P.M., nos avisaron de que la octava compañía tenía que salir inmediatamente hacia la frontera, cogimos un taxi y rápidamente nos presentamos en el cuartel donde tuvimos que preparar el material rápidamente). Normalmente estábamos fuera del cuartel cuatro o cinco días, y estas alarmas se sucedían al menor signo de movimiento en la frontera aunque en ninguna de ellas sucedió nada anormal salvo una tarde ya casi de noche en que empezaron a oírse disparos. El nerviosismo fue generalizado, el cabo de mi escuadra Fernando Hernández Calle ya entrado en años (un poco aficionado a la “priva”). Recuerdo la primera vez que lo vi, era mi primer día en la compañía y yo estaba lavando mi ropa en “El tigre”, entró en la compañía gritando: “¿Dónde está Diego Merín, el conductor de mi escuadra? Cuando me presenté delante de él me hizo ponerme en el primer tiempo de saludo delante de los demás “lejías” que por allí andaban. Pasé un momento de apuro que terminó cuando un “lejía” canario le invitó a calmarse, no creo que pasara del rango de cabo. Perdió por un momento la compostura y se puso como un desesperado dando ordenes a diestro y siniestro, a mi personalmente me ordenaba una y otra vez que me tirara al suelo, cosa que ya hice la primera vez que me lo ordenó, así que solo me faltó que la tierra me tragara para que se estuviera callado. La cosa no pasó a mayores y por la mañana pudimos ver que los se los hicieron los centinelas a un par de nativos que iban en un Land Rover y que fueron detenidos.
La guardia más desagradable que hice en este periodo final fue en la ciudad y estábamos cerca del parador de turismo, de hecho esa noche estuvimos durmiendo en la acera que lo rodea. A mi me colocaron a hacer guardia en la fabrica del gas y, como decía, fue de lo más desagradable pues estaba en la mas absoluta oscuridad y en ningún momento los ojos se me acostumbraron a tal estado. No me moví en las dos horas que duró la guardia, estuve en el mismo sitio por miedo a pegarme un porrazo con cualquier objeto, el único ruido que me acompañó en ese mal rato fue el que venía del aeropuerto, ya que en toda la noche hubo movimiento de aviones.


Un saludo Saharianos