FIN DE AÑO DE 1974

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
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Jose Manuel
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Registrado: 13 Jun 2007 19:36

FIN DE AÑO DE 1974

Mensaje por Jose Manuel »

Con motivo del encuentro en Ceuta de veteranos he tenido la ocasión de oír contar batallitas a algunos de los compañeros que han asistido al acto y me ha venido a la memoria una anécdota que me ocurrió la noche de fin de año del 74 y que quiero compartir con vosotros.

Corrían malos tiempos en el territorio en el año 74, la tensión que vivíamos se dejaba notar y mucho. El Grupo de Sanidad Militar del Aaiún, lugar al que me destinaron después de un mes de campamento en el BIR, parecía, en principio, un buen destino pero lo cierto es que no era así. Se duplicaron todos los servicios, no parábamos; patrullas en el exterior, guardias, refuerzos, etc., etc., Apenas teníamos tiempo para el descanso.

Las navidades de aquel año fueron muy tristes. Eran las primeras lejos del entorno familiar y se hicieron muy duras para todos los que estábamos allí, tan lejos de nuestros seres queridos. La noche la del 31 de diciembre, libre de servicio por pura casualidad, el compañero canario Montesdeoca y yo, decidimos escaparnos del cuartel para asistir a una fiesta que daban en algún lugar del barrio de Colominas. Montesdeoca tenía coche propio; un viejo Seat 850 que aparcaba en las afueras del cuartel. Yo diría que era el único soldado en todo el Aaiún que disponía de vehículo propio. Aquella noche buscamos en nuestros petates la ropa de paisano con la que habíamos llegado unos meses antes, nos acicalamos como pudimos y ni cortos ni perezosos, cargados de ilusión, saltamos la vaya del cuartel. La noche era oscura, contábamos con la connivencia del compañero que estaba de cabo de guardia por lo que no tuvimos excesivos problemas para escaparnos. Cogimos el coche y tiramos a la izquierda según se salía del cuartel de Sanidad. Habíamos decidido no subir a Colominas por el centro, puesto que la policía militar (si no recuerdo mal eran lejías y con muy mala leche) nos podría descubrir, sino por otra calle que salía muy cerca de los cuarteles de automovilismo y tropas nómadas. No recuerdo el nombre de la calle pero sí que era oscura como ella sola. Circulábamos por ella cuando de repente se oye un fuerte golpe en los bajos del coche. El amigo Montesdeoca paró el mismo, se bajó y me dice con la cara descompuesta: “¡ya, muchacho, hemos pinchado!” ¡Joder, habíamos pinchado de verdad! Cogimos un socavón y el neumático reventó, quedó hecho trizas, y lo peor de todo: ¡eran las 23:55 horas! Bueno, amigos, allí soltamos todos los exabruptos habidos y por haber: ¡Esto no puede ser! ¡Que mala suerte! ¡Vaya mierda de mili! etc., etc., El caso es que nos pusimos a cambiar la rueda pinchada en aquella oscura y solitaria calle de El Aaiún mientras escuchábamos las campanadas del fin de año por la radio del coche. Mi amigo y yo nos consolamos mutuamente como pudimos

La segunda parte de aquella triste noche, vino después, cuando llegamos al lugar donde se celebraba la fiesta de fin de año. El ambiente era típicamente familiar, compuesto básicamente por militares y creo que por algunos civiles canarios también. El local estaba literalmente tomado por la policía militar por lo que la cosa estaba muy jodida. Recuerdo que vi a una chica sola en el local (debía ser la única) y le dije a mi amigo: “canario, yo no me vuelvo al cuartel sin intentar bailar con esa chica, aunque me cueste un disgusto”. “¡Estás loco, muchacho, cómo te vas a arriesgar de esa manera!”, me contestó él. No me lo pensé dos veces, crucé como una exhalación toda la pista y me presenté ante ella: “Disculpa, soy militar, soldado, y me he escapado del cuartel para venir a esta fiesta, te suplico me aceptes este baile; tengo a la policía militar detrás y si no bailas conmigo ahora mismo, me temo que me detendrán” La chica reaccionó rápidamente; primero, con un gesto de sorpresa y, después, obsequiándome con una sonrisa encantadora. Me puso sus brazos sobre mis hombros, tomé su cintura y comenzamos a bailar. El baile duró lo que duraba las canciones de entonces, no más de dos o tres minutos, un suspiro, y en ese transcurso me contó que era hija de militar y que sus padres estaban muy cerca y que probablemente le dirían algo, por lo que al terminar la canción se marchó. Yo me quedé plantado como un idiota en medio de la pista, con la sensación de estar viviendo un sueño, de haber perdido a Cenicienta. Pero ese estado me duró poco puesto que enseguida se presentó mi amigo y tras soltarme un codazo disimulado en el costado me dijo: “vamos, corre, que los polis vienen a por nosotros” Salimos disparados de allí con la policía militar detrás nuestra. Afortunadamente pudimos darles largas, regresamos al coche y decidimos volver al cuartel. Saltamos de nuevo la valla, nos volvimos a cambiar de ropa, y ya con nuestros compañeros, que estaban algo contentos, terminamos la odisea del fin de año con una borrachera tristona, nostálgica y con los ánimos por los suelos.

Como os decía al principio, fueron las navidades más tristes de mi vida. Afortunadamente la memoria retiene solo los recuerdos felices o agradables. De aquella triste noche solo recuerdo con nitidez a mi amigo el canario, a algunos compañeros y a la chica del baile; recuerdo perfectamente su rostro y hasta como iba vestida. Del resto: la tétrica calle oscura, el pinchazo, las campanadas cambiando la rueda, la policía militar persiguiéndonos, las lágrimas de los compañeros borrachos, etc., etc. Todo eso parece que subyace en algún lugar de lo más recóndito de la memoria, casi olvidado pero que, ahora, con motivo del encuentro de veteranos, me ha hecho recordarlo.

Un abrazo y gracias a todos por visitar mi tierra, ha sido todo un lujo teneros aquí. Y gracias especialmente al Loco de Smara y a su encantadora mujercita con la que tuve el honor de compartir mesa en la cena de hermandad. La historia que me contaste, Diego, tu historia del fin de año del 75 en Canarias, hizo que, milagrosamente mi mente recuperara posteriormente todo lo que acabo de narrar más arriba. Recuerdos que han estado más de 30 años casi olvidados. ¡Joder!, esto es muy bonito.

Un abrazo nostálgico y cariñoso desde el norte de Africa.

José Manuel Sevilla Gómez (El Ceuta)
Cabo de Sanidad Militar
Aaiún 74/75
Cabo Ceuta. Sanidad Militar, Aaiun 74/75
Jose Manuel
Mensajes: 4
Registrado: 13 Jun 2007 19:36

Mensaje por Jose Manuel »

Pido perdón a todos los compañeros porque sin quererlo, por error, ha salido el escrito donde no debía, mi intención era haberlo publicado en el apardado de anécdotas. Lo siento amigos.
Saludos cordiales
Cabo Ceuta. Sanidad Militar, Aaiun 74/75
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Manuel Viaño Arca
Mensajes: 745
Registrado: 30 Dic 2004 22:57
Ubicación: Chapela-Redondela

Mensaje por Manuel Viaño Arca »

Si señor, bonita historia José Manuel: la naturaleza nos protege, recordando los buenos momentos y olvidando las penas. Ha sido un gran placer conoceros a todos y vuestra bonita y hospitalaria ciudad.

Taconazo de nailas: manolo Viaño
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