Pastillas

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
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Román Martínez del Cerro
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Novatadas

Mensaje por Román Martínez del Cerro »

Pepe, las novatadas o pastillas, para empezar y supongo que por varios factores tuve la suerte de no padecer ninguna novatada en los tres destinos de mi servicio militar. Por supuesto que tampoco participé en este tipo de actos. Pero si tuve amigos y compañeros que lo sufrieron y en ocasiones de una crueldad enorme. Por eso quiero deciros lo que opino de estos actos.
Cuando jóvenes e inexpertos fuimos llevados a la fuerza, en el mayor caso de las veces, a prestar nuestro servicio militar en tierras saharianas, suficiente sacrificio supuso para muchos de nosotros. Al menos, en compensación, deberíamos haber sido acreedores de un trato humano por todos. Por nuestras superiores y por nuestros compañeros. Así fue en muchos casos, pero no en todos. Y, lo que resulta incompresible es que nuestros propios compañeros, los que lo estaban pasado igual que nosotros, pudiesen comportarse de esa forma con otros semejantes a ellos.
Me cuesta mucho llegar a comprender una explicación lógica a ese proceder. Veo tres posibles explicaciones: La primera la cobardía. El ampararse en una masa para cometer atrocidades es algo repugnante, pero por desgracia vemos que se repite. La situación de desigualdad, entre los novatos y los veteranos es algo que en estos actos siempre está presente. En segundo lugar, la falta de formación humana y espiritual que lleva a un comportamiento cruel con nuestros compañeros en lugar de un trato de amistad y acogida. En tercer lugar el grado de inconciencia, en muchas ocasiones incrementado por una fuerte dosis etílica. Estos factores, en muchos casos superpuestos y elevados por la euforia de actuación en grupo pueden, en cierto modo explicar estos comportamientos. Lo cual ni los justifica ni cambian su valoración infame.
Y nuestros superiores, ¿no podían controlar estas situaciones? Estoy seguro que en muchos casos sí y así lo hacían. Los principios de un buen militar deben ser exactamente los contrarios a estos tres factores y por lo tanto seguro que cortarían estas situaciones de raíz. ¿Pero todos? Pues lo dicho en muchas ocasiones, “de todo hay en la viña del Señor”
Recuerdo a un amigo que en el BIR le robaron la gorra. Le amenazaron con arresto por no llevar la gorra. Le dijeron que robara otra. Con valentía y coherencia se fue al capitán de la compañía y le dijo que lo que no quería para él no lo quería para ningún compañero. Que lo arrestase o hiciese lo que tuviese que hacer, pero que el no le quitaba la gorra a otro compañero. El capitán, perplejo, pero admirado de tanta valentía y compañerismo, le consiguió otra gorra, eso si, con el encargo de que no se la dejara quitar nuevamente. Creo que fue una buena lección de un reclutilla a todo un capitán.
Un cordial saludo, Román
Albert Marin Ausin
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Mensaje por Albert Marin Ausin »

Amigo Román, estoy totalmente de acuerdo con tu tésis. Yo hace por lo menos dos años ya plasmé mi opinión (creo que en el foro ya existe un apartado anterior a este sobre las "pastillas").

Tampoco sufrí pastillas, sí alguna broma de los propios compañeros, al igual como yo también las hice, pero nunca alcanzaron el grado de pesadez y crueldad de las pastillas.

Cuando me explicaban las pastillas que hacían en Tropas Nómadas alucinaba. Seguro que si me hubiese tocado ese destíno y padecido pastillas crueles, habría tenido problemas, ya que jamás las he consentido y quizás habría "corrido la sangre" como corrió en mi inicio laboral. No me considero una persona especialmente valiente o heróica, pero es algo por lo que mi dignidad no transige.

En Cabrerizas pasaron cuatro capitanes por mi Cia. Uno de ellos intentó amargarme la vida a partir del día que me dijo: "Furriel, te voy a amargar la existencia" Lo medio consiguió durante un mes, un día relataré mi odisea particular de aquel "afer", y solamente fueron sus estrellas la que me impidieron rebelarme y, claro, "el castillo".

Las petacas y cosas similares no las considero pastillas pesadas, aunque tampoco era aficionado, pero no me las tomé a mal cuando me las hicieron en el BIR después de unas agotadoras jornadas de cocina. El llenarme de arena las sábanas ya me fastidió un poco más, pero bueno, nada que ver con ciertas "pastillas" humillantes.

Saludos saharianos
El furri de Cabrerizas
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Román Martínez del Cerro
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Novatadas

Mensaje por Román Martínez del Cerro »

Albert, por supuesto de acuerdo con tu comentario. Una cosa es una broma simpática entre compañeros y otra muy distinta las novatadas con mala leche que estamos comentando. Normalmente no tenemos que presumir de valientes, al menos en mi caso, pero de eso a ser un cobarde existe un abismo. Y dignidad es algo que debemos tener y tenemos todos. Nadie tiene derecho a menospreciar nuestro honor y nuestra dignidad, en ningún momento y por parte de ninguna persona.
Saludos Román
candido de la cruz
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Mensaje por candido de la cruz »

Suerte para mi que no padeci aquellas novatadas de las pastillas,¿o si las recibi y no me acuerdo?Las novatadas a mala leche,no son novatadas es mala leche,los que hacian esas novatadas o estaban ebrios o locos,o simplemente amargados.

AARGUB 68/69 2 Cia de Intendencia(Panaderia)
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Hilari Juan
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Mensaje por Hilari Juan »

Pues que suerte que tuvisteis la mayoria y digo la mayoria porque parece que sois más los que no tuvisteis pastilla, que los que tuvimos.

Concretamente en Transmisiones de Villa Cisneros, las pastillas se hacian a los guripas. Las hacian los padres y las pensaban los abuelos. No estaban ni ebrios, ni locos. Simplemente era una tradición y participaban todos. El tema era totalmente premeditado al que dedicaban dias y dias a pensar en las pastillas que harian a los que llegaban.

Veo que aparte de algún PT y la leyenda por ahora no corfimada, de que en nomadas eran muy fuertes (nomadas animaros a explicar las pastillas, no os de vergüenza), me parece que en Villa Cisneros y concretamente en el cuartel Alejandro Farnesio en el año 1974, a los pistolos que estabamos allí de ingenieros, si nos dieron fuertes pastillas y durante los tres meses de guripas. Si, si duraban tres meses y eso de hacer correr la sangre nada. Interiormente todos nos revelabamos, pero un tema que es sabido, consentido y en algunos casos apoyado por los mandos no tiene remedio.

Yo puedo hablar del caso de un guripa de que era de un barrio marginal de Barcelona "La Mina", a el concretamente yo lo catalogaria de "quillo". El muy chulo, ya el primer día, les dijo a los padres que al primero que se le acercara lo rajaria. Lo agarraron entre cuatro y le dieron un "ferrao" contra una columna, que no se pudo sentar en una semana. Ya no dijo ni mu en los tres meses de guripa y eso que recibió pastilla más que nadie. Luego se convirtió en el pastillero number one. Aparte de chorizo enpedernido.
Pepe Orts
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Mensaje por Pepe Orts »

Empezaré aludiendo al amigo Roman,que al leer sus comentarios sobre lo barbaro e inhumano que eran aquellas pastillas que relata el compañero Hilari y las que narro yo tambien de una manera algo atropellada por mi falta de experiencia en esto de los ordenadores.
Querido Roman ¿quieres comparar la camaraderia que existia entoces( pastilla aparte)en aquellos destacamentos fuesen del cuerpo que fuesen con lo que hoy en dia se vé en el comportamiento ciudadano en general?.

Amigo Roman no sé si te gustará el futbol o no,te lo saco a relucir por algo en lo que estoy totalmente de acuerdo contigo referente a eso de que mucha gente se ampara en la masa para desahogarse con alguna presa propiciatoria siempre que lo asista un desamparo total para así hasta el mas cobarde de su casa se envalentone tanto que termina hablandole de tu a su mujer.Aprovecho este comentario para decir que he sido arbitro de futbol y ejecutivo de ese organismo.

En la PT.de Villa Cisneros esa pastilla de la que no conoceis ni la mitad de lo que allí ocurria no era ningun acto de cobardia, no era humillante para nadie, tampoco era depravacion,quizá me pasé contando algunos secretillos hasta ahora no relatados y no quiero ser el primero en contar aquello con pelos y señales porque te escandalizarias de lo mal que lo pasé cuando llegué y lo bien que lo pasé cuando llegaron mis nietos que fueron yá de los ultimos.

Comenta el compañero sahariano Albert Marin que no hubiera permitido en su persona una pastilla de ningun tipo porque hubiera estado dispuesto a que corriera la sangre ¿de quien? solo la tuya Alberto creeme en Villa Cisneros 4ªCª PT eran las cosas muy distintas aunque ahora las veamos de otra forma.

Un saludo Pepe Orts.
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Juan Piqueras
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Mensaje por Juan Piqueras »

De Julián Fernández estaba como nuevo tema y ya existía.

Lo peor que se le puede hacer a un ser humano es humillarle, vejarle y someterle a un continuo maltrato psicológico, eso es lo que hicieron conmigo (y con la mayoría de los destinados a la 2ª de radio, Smara). A esto se le llamaba PASTILLA…
La primera broma destinado a Smara (comentarios en BIR que mala suerte) el trayecto de lo más divertido, el recibimiento en el destacamento para olvidar (robos, avasallamientos, empujones etc.) el primer bloqueo mental, a partir de este momento no eres capaz de entender nada de lo que esta sucediendo y desgraciadamente solo era el comienzo de lo que nos esperaba (cuarenta días por delante).
Eso si, todo era muy DIVERTIDO ja, ja
No quiero entrar en detalles porque después de tanto tiempo aún me parece una tremenda pesadilla y los que lo vivimos sabemos a que DETALLES me refiero…
Compañerismo claro que había, sobre todo entre los del reemplazo, que remedio. Si que es cierto que a los lideres ó “cabezas pensantes” de semejantes bromas el tiempo los ubicó en su lugar.
Pero bueno de todo se aprende, un abrazo.
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sergio
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Mensaje por sergio »

A la vista de como os trataban en los cuarteles de destino, una vez terminado el BIR, no entiendo como os quejáis del trato que os dábamos, por lo que contáis, nosotros fuimos poco menos que angelitos.

Que yo recuerde nunca se trató de es forma a nadie, que había auxiliares duros, incluso si queréis crueles, es cierto, pero eso de la pastilla, el pilón y otras lindezas, al menos para mi eran desconocidos. Que un mando te putee, por alguna supuesta falta, puede, pero que los mismos compañeros, se ensañen de la forma que dejáis entrever, por que tampoco os atreveis a decir claramente todo lo que estos sádicos os hacían, todavía tenéis miedo, por lo que deduzco que debió ser muy, muy duro.

Eso ya pasó.
Un abrazo.
Sergio :shock: :oops:
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Hilari Juan
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Mensaje por Hilari Juan »

sergio escribió:A la vista de como os trataban en los cuarteles de destino, una vez terminado el BIR, no entiendo como os quejáis del trato que os dábamos, por lo que contáis, nosotros fuimos poco menos que angelitos.

Que yo recuerde nunca se trató de es forma a nadie, que había auxiliares duros, incluso si queréis crueles, es cierto, pero eso de la pastilla, el pilón y otras lindezas, al menos para mi eran desconocidos. Que un mando te putee, por alguna supuesta falta, puede, pero que los mismos compañeros, se ensañen de la forma que dejáis entrever, por que tampoco os atreveis a decir claramente todo lo que estos sádicos os hacían, todavía tenéis miedo, por lo que deduzco que debió ser muy, muy duro.

Eso ya pasó.
Un abrazo.
Sergio :shock: :oops:

Este es el relato completo de la pastilla que medieron en Villa Cisneros. Por cierto que más o menos ya lo he explicado a trozos, y también está en mi web.

En la entrada del cuartel ya nos esperaban todos los veteranos de ingenieros, los "Bis-Abuelos", "Abuelos", "Padres" y "Chiricagüis", que es como se llamaban en función del tiempo de mili que llevaban. Cuando los "Guripas" bajamos de los camiones, nos empezaron a llamar carne fresca "UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU......", a paso ligero y con algún empujón nos hicieron entrar en la compañía y sin tiempo para más nos hicieron desnudar, coger la toalla y corriendo, corriendo a las duchas. Como no pudimos cerrar los petates, ni nos dio tiempo, ni nos dejaron hacerlo, y nuestras botas, que eran relativamente nuevas, quedaron a la vista, los veteranos se dedicaron a repartirlas entre ellos. Las suyas que eran mas viejas las amontonaron en el fondo de la compañía. Qué imagen al volver de la ducha, una montaña de botas viejas. Qué remedio a buscar unas que me fueran decentemente, pero solamente encontré una del 42 y otra del 44, menos mal que eran una de cada pie. Pero como yo era más bien listillo, aquella misma noche en un momento que los veteranos estaban dando pastilla por otro lado, conseguí unas botas que eran más nuevas que las que me habían quitado previamente. Que yo sepa no se quejó nadie. Ésta fue la primera broma "pastilla" de las muchas que me hicieron.

No tuvieron suficiente aquella noche y todavía nos estuvieron fastidiando hasta las tres de la madrugada, nos hacían cantar la canción del "cola-cao" y tanto si lo hacíamos como sí no, nos echaban al suelo desde la litera con sábanas y mantas incluidas. Para acabar de redondearlo ya de madrugada y mientras dormíamos nos pintaron el pelo de blanco, supongo que con pasta de dientes.

Con esto de la "pastilla" había unas jerarquías establecidas. Los "abuelos" eran los encargados de pensar cuáles eran las "pastillas" que se tenían que hacer, los "padres" se encargaban de realizarlas y los "chiricagüis" sólo tenían derecho a mirar y a reir.

La "pastilla" duró todo el fin de semana. Al día siguiente de la llegada, el viernes por la tarde, nos hicieron bañar vestidos en la playa y una vez dentro del agua nos teníamos que coger de las manos y bailar y cantar el rollo de la patata.

El sábado hubo "pastilla" por la mañana y por la tarde. Por la mañana en el "pilón", especie de fregaderos para lavar la ropa. Consistió en hacernos desfilar, por descontado vestidos, hasta el "pilón", y por turnos, nos sumergieron en aquella agua totalmente mugrienta. Por la tarde simulacro de revisión médica, algunos le decían "operación de fimosis", ésta fue la madre de todas las "pastillas". Nos hicieron desnudar y de uno en uno, nos hicieron estirar en una cama colocada en medio del pasillo de la compañía, mientras un "padre" colocaba unas enormes tijeras en nuestras partes y otro nos pintaba con una brocha o alguna cosa parecida, con este estado tan lamentable nos enviaban a la playa que estaba a 50 pasos mal contados y nos hacían bañar y lavarnos. Los legionarios que tenían totalmente prohibido dar “pastilla”, se partían de risa viéndonos en ese estado tan desconcertante para ellos.

El domingo hemos aprendido lo que se el "ferrao". Consistía en coger entre tres o cuatro "padres" a un "guripa" que se había pasado, levantarlo con las piernas bien abiertas y golpearlo contra una columna n veces, que podían llegar a ser hasta 20, puede ser que más. El resultado podía ser que el "guripa" en cuestión no se pudiera sentar en una semana, o eso decía la leyenda. Aquel día en concreto nos querían hacer cantar a los "guripas". Tanto si cantabas bien, como si lo hacías mal te daban un "ferrao". Pero si te negabas a cantar tenías el "ferrao" y era de los que hacían historia. Cuando me llegó mi turno, ni tan solo me hicieron cantar y se limitaron a darme un mini "ferrao" que más bien fue de risa.

A partir de este día la "pastilla" se fue calmando, en cualquier caso era necesario estar siempre en alerta ya que al más mínimo descuido te podían remojar con un cubo lleno de agua o quizás mientras dormías la siesta. Había una que era muy graciosa, no para el que se la hacían como se natural. Consistía en poner un trozo de papel o cartón en la solapa de un despistado, a continuación se le prendía fuego, y todos los que estaban pendientes empezaban a decir "FUEGO, FUEGO, FUEGO...", inmediatamente aparecía uno o más con cubos llenos de agua y apagaban el fuego, remojando al despistado y a todo el mundo que estaba cerca del que había sufrido la "pastilla". Había que ir con mucho cuidado y vigilar a todo ser viviente, procurar no estar en la compañía en las horas de descanso, e ir a dormir lo más tarde posible, eso se conseguía yendo al cine cada noche, el cuartel disponía de un cine lo bastante digno. Si te quedabas en la compañía corrías el riesgo de que alguien te quisiera dar alguna "pastilla". Sin embargo al volver del cine te podías encontrar la cama llena de piedras, arena, mojada, con la petaca, etc.

Pero como ya he comentado poco a poco se fue calmando la situación y aquéllos que el primer día me parecieron que estaban locos "asirocaos" y que eran malas personas, con el trato se convirtieron en personas normales y algunos se convirtieron en buenos amigos y la mayoría en grandes compañeros. Sin embargo todavía hubo algún día de "pastilla", al mes de estar en Villa Cisneros los veteranos aparecieron con el pelo pintado, el teniente culpó a los "guripas" y aquel día acabamos en la playa con la ropa puesta, yo estuve todo el día escondido, pero al darme cuenta de que no había manera de escaparme, claudiqué y cuando me pareció yo mismo me bañé vestido en la playa. La última "pastilla" fue a finales de Junio, es tradición que los nuevos cabos pasen por el "pilón" y así pasó también esta vez.

Cuándo llegaron los nuevos "guripas" también se llevaron "pastilla", pero realmente fue mucho más suave que la que tuve yo, y ésta ya fue de las últimas que se hizo, ya que a partir de Septiembre cambió todo, me trasladaron con el 4º tercio de la legión a la frontera Marroquí y se acabó la tranquilidad tal como explicaré posteriormente.
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Fernando A Rodriguez
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Mensaje por Fernando A Rodriguez »

En la PT.de Villa Cisneros esa pastilla de la que no conoceis ni la mitad de lo que allí ocurria no era ningun acto de cobardia, no era humillante para nadie, tampoco era depravacion,quizá me pasé contando algunos secretillos hasta ahora no relatados y no quiero ser el primero en contar aquello con pelos y señales porque te escandalizarias de lo mal que lo pasé cuando llegué y lo bien que lo pasé cuando llegaron mis nietos que fueron yá de los ultimos.

Comenta el compañero sahariano Albert Marin que no hubiera permitido en su persona una pastilla de ningun tipo porque hubiera estado dispuesto a que corriera la sangre ¿de quien? solo la tuya Alberto creeme en Villa Cisneros 4ªCª PT eran las cosas muy distintas aunque ahora las veamos de otra forma.

Un saludo Pepe Orts.

Amigo Pepe , ahora con esta pequeña frase ,si que reflejas la verdadera PASTILLA de la 4ª compañia de la territorial , asi al menos yo la recuerdo, no se en que mes llegarias tu a Villacisneros ,lo que si te puedo asegurar que los de la 4ª copmpañia ,que llegamos al Sahara en julio ,Y a Villacineros el 28 de septiembre NO DIMOS PASTILLA , ¿porque ? los del remplazo anterior mojaron los camiones del transporte ,los pegaso ,llego a oidos del capita don Julio Sanchez Ortiz de Urbina (qed) y lo prohibio .La que me hicieron ami no paso de anécdota con un final de borrachera entre todos (previa recaudacion voluntaria ) es asi Pepe ,o asi la recuerdo[ Fernando Alvarez Policia Territorial 4ª! compañia color=red][/color]
Antonio N. Marrero
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Mensaje por Antonio N. Marrero »

Sergio ha dado en el clavo. Ha hecho dos observaciones muy interesantes y que comparto. Una es relativa al cambio de chip de civil a militar en el BIR (o CIR tanto da) y otra que se refiere al mal recuerdo en general del periodo de instrucción.

La primera, en mi opinión, era una operación bastante dolorosa para el recien llegado. Cambio de hábitos, horarios, aprender la jerga y usos del lugar, buscarse la vida, incomodidades, etc. Asociado a esto la figura de los auxiliares, una especie de demonios malignos de los que nadie quiere oir. Olvidando que estos, salvo los casos de tipos brutos o sádicos, obedecían lo que les ordenaban hacer y si no se hacía, los fundían. Con bastante frecuencia, debo decir, puesto que entre otras cosas, fui uno de ellos. Las órdenes que teníamos eran estrictas: tratar bien a los reclutas, nada de puteos, maltratos y menos aún ponerles la mano encima. Se hizo siempre, cuando yo era recluta y después. Claro, siempre podía haber algunos que se quejaban de ce cualquier tontería, gritarles por ejemplo o tenerlos siempre de un lado a otro. Olvidando que no lo hacíamos por gusto propio, sino porque alguien había ordenado eso. Quejas que no se decían a los de galones o estrellas, sino a los últimos de la fila, o sea a nosotros. Quiero que quede claro, que no disculpo en absoluto si algún auxiliar era un bestia, eso está fatal y es condenable.

Otra cosa es que visto lo anterior y considerando las pastillas, novatadas o como se llamen, a ese maltrato, ¡gualmente deplorable y condenable, se le vea hasta con simpatía. Los primeros, unos cabrones de espanto, los segundos, amigos y colegas. No lo entiendo. Incluso al entrar de soldado, jamás se me hicieron pastillas ni nada parecido. Por una razón: estaban terminante prohibidas y el capitán y comandante tenían medios mas que suficientes para enterarse aunque no estuvieran allí cuando se gastasen. O sea, que donde se hicieron, los mandos no hacían nada, lo toleraban o no les importaba, lo que creo que está muy mal. Humillar, maltratar, golpear, robar o hacer la vida imposible a alguien es una salvajada, mire por donde se mire y merecedora de castigo. En este sentido comparto lo que escribió Román. El hecho de que tantos años después, muchos hables de "secretillos" o no hablen abiertamente, lo considero como que, pasados los años, esos mismos, consideran aquello una barbaridad y que si lo dicen en público, no serán bien vistos. Si no, no me explico a que viene tanto misterio con cosas que sabe todo el que pasó por la mili. Cosas, que dicho sea de paso, contribuyeron a darle esa mala fama a la mili obligatoria.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
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Hilari Juan
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Mensaje por Hilari Juan »

Antonio N. Marrero escribió:Sergio ha dado en el clavo. Ha hecho dos observaciones muy interesantes y que comparto. Una es relativa al cambio de chip de civil a militar en el BIR (o CIR tanto da) y otra que se refiere al mal recuerdo en general del periodo de instrucción.

La primera, en mi opinión, era una operación bastante dolorosa para el recien llegado. Cambio de hábitos, horarios, aprender la jerga y usos del lugar, buscarse la vida, incomodidades, etc. Asociado a esto la figura de los auxiliares, una especie de demonios malignos de los que nadie quiere oir. Olvidando que estos, salvo los casos de tipos brutos o sádicos, obedecían lo que les ordenaban hacer y si no se hacía, los fundían. Con bastante frecuencia, debo decir, puesto que entre otras cosas, fui uno de ellos. Las órdenes que teníamos eran estrictas: tratar bien a los reclutas, nada de puteos, maltratos y menos aún ponerles la mano encima. Se hizo siempre, cuando yo era recluta y después. Claro, siempre podía haber algunos que se quejaban de ce cualquier tontería, gritarles por ejemplo o tenerlos siempre de un lado a otro. Olvidando que no lo hacíamos por gusto propio, sino porque alguien había ordenado eso. Quejas que no se decían a los de galones o estrellas, sino a los últimos de la fila, o sea a nosotros. Quiero que quede claro, que no disculpo en absoluto si algún auxiliar era un bestia, eso está fatal y es condenable.

Otra cosa es que visto lo anterior y considerando las pastillas, novatadas o como se llamen, a ese maltrato, ¡gualmente deplorable y condenable, se le vea hasta con simpatía. Los primeros, unos cabrones de espanto, los segundos, amigos y colegas. No lo entiendo. Incluso al entrar de soldado, jamás se me hicieron pastillas ni nada parecido. Por una razón: estaban terminante prohibidas y el capitán y comandante tenían medios mas que suficientes para enterarse aunque no estuvieran allí cuando se gastasen. O sea, que donde se hicieron, los mandos no hacían nada, lo toleraban o no les importaba, lo que creo que está muy mal. Humillar, maltratar, golpear, robar o hacer la vida imposible a alguien es una salvajada, mire por donde se mire y merecedora de castigo. En este sentido comparto lo que escribió Román. El hecho de que tantos años después, muchos hables de "secretillos" o no hablen abiertamente, lo considero como que, pasados los años, esos mismos, consideran aquello una barbaridad y que si lo dicen en público, no serán bien vistos. Si no, no me explico a que viene tanto misterio con cosas que sabe todo el que pasó por la mili. Cosas, que dicho sea de paso, contribuyeron a darle esa mala fama a la mili obligatoria.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
Yo habriendo este apartado del Foro lo que he pretendido es que saliera a la luz el tema de las pastillas. Que la gente que estuvo en el Sahara explicara abiertamente las pastillas que sufrió y las que hizo.

Que las pastilla estaba mal cae por su propio peso. No hace falta recalcarlo tanto, en eso estamos todos de acuerdo.

Lo que me parece es que en general hubo mucho menos pastilla de la que se dice y solo unos cuantos pringaos como yo, que nos tocó en Villa Cisneros y seguramente los de Smara y en algunos destacamentos, tuvimos realmente pastilla. Por lo que puedo apreciar en el Aaiun no la hubo.

Por eso pido que a los que la vivieron, que la expliquen, no pasa nada con hacerlo y así podremos saber el grado de crueldad que tuvo. O llegaré a la conclusión que solamente algunos fuimos los "afortunados".

Repito. La pastilla estaba muy mal y era denigrante. Pero en los sitios en las que se hacia era consentida por los mandos, sino no se hubiera hecho. Y por favor que nadie siga comparando lo del BIR con la pastilla en los destinos, son cosas totalmente diferentes, una era la rutina diaria y hacia más bien llorar y la otra hacia reir, eso si solamenta a unos cuantos.

Un saludo

Hilari Juan
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sergio
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Mensaje por sergio »

Yo quiero contar una novatada que yo mismo u otro compañero hemos gastado, yo, al menos una vez en cada nuevo llamamiento.

Esta novatada consistía en hacer que un recluta, buscase la llave del campo de tiro:

En cualquier momento que estuviese la compañía formada, se le pedía al Furriel que me diese la llave del campo de tiro, para hacer unas practicas, el furriel decía no tenerla y entonces mirando las caras de los chavales, elijo al que parecía más despistado, le mandaba a buscar la dichosa llave al Cuerpo de Guardia, donde el 1º o el Sargento de Guardia, ya eran conocedores de esta broma, le entretenía un rato para después decirle que la tenia la compañía X, así se recorría todas las compañias y la llave no aparecía, cuando volvía, pasadas varias horas, cansado y sudoroso, ponía, yo, el grito en el cielo, ¡¡¡¿Qué clase de Ejercito es este, capaz de perder la llave más importante del Cuartel?!!!, anda muchacho, descansa que esto lo arreglo yo. y hay terminaba la novatada, cuando todos los auxiliares, cabos y 1ºs no poníamos a reír.

Esta la gastabamos muy a menudo en el BIR.

Un abrazo.
Sergio :shock: :)
Pepe Orts
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Mensaje por Pepe Orts »

Hola de nuevo casi me da la impresion que alguien ha perdido la memoria y yo aseguraria que no soy yo
Querido compañero de la Territorial Fernando A. Rodriguez,me dices que llegaste al Sahara en Julio y a Villa Cisneros el 28 de septiembre ¿pero de que año?.Mencionas al capitan Urbina y sin embargo este señor ascendió a comandante justo dos meses antes de mi licenciamiento con la "suerte" para mi que lo destinaron a mi tierra que es Almeria hasta el final de su existencia,es decir que aquí tambien tuve que coincidir con el pero en distintas circunstanciasy con el consabido "pelillos a la mar".

Querido Fernando te aclaro las fechas de mi estancia en el Sahara,llegué a Hatarrambla en Abril del 74 y creo que fué en Julio del mismo año cuando llegue a Villa Cisneros y allí estuve hasta mi licencia en Julio del 75 ,destinado permanentemente en el servicio fiscal y orden publico en el puerto aunque a veces tenia que suplir alguna emergencia en distintos puntos de la ciudad,durante dos dias tuve el privilegio de ser escolta de algunos miembros de la comision de la ONU durante la visita que hicieron a aquella parte del Territorio y de la que apenas se ha hablado en esta pagina (quizá porque solo la Territorial participó en aquel evento) y poca gente sabe de verdad lo que allí estaba pasando,incluyendo al reportero total el admirado y "crudo "Perez Reverte

Sobre la pastilla de la 4ª Cia no volveré a decir nada hasta que alguien de los que coincidieron conmigo de señales de vida hasta entonces un saludo muy sincero a todos.

Pepe Orts
Albert Marin Ausin
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Mensaje por Albert Marin Ausin »

Compañero Pepe Orts, pues sí, podría haber corrido mi propia sangre, no soy persona corpulenta y yo solo, contra un grupo de cobardes, no tendría nada que hacer, pero a menos que hubiera quedado tan maltrecho para no poder finalizar mi mili, los responsables, por lo menos a los incitadores, no les habría salido gratis. Prefiero sangrar que quedar humillado, porque para mí, la humillación es soportar y no responder ¿me entiendes? Sí, sí, me habría costado cara mi postura y habría sufrido mucho físicamente, pero la venganza, si es necesario, se sirve con bandeja fría...

Hay que tener en cuenta que no confundo pastillas denigrantes con novatadas y bromas como la que explica nuestro sargento Sergio, estas pueden ser divertidas y asumibles. Yo recibí alguna novatada e incluso las hice, pero inmediatamente después de estas, éramos tan amigos.

No sé si las increíbles pastillas que me explicaban (vía radio macuto), realmente existían, pues si así eran, dicen muy poco a favor de los mandos que las consentían, y de los cobardes que las infringían, que decir........

En mi primer año de escuela, con 5 años y en párvulos, dos compañeros la tomaron conmigo y diariamente recibía patadas, insultos, amenazas, etc., lo pasaba muy mal, hasta que un día decidí plantarles cara. Yo volví a casa sangrando, pero uno de ellos también se fue caliente, el otro, el auténtico incitador, reaccionó conforme a su cobardía y desapareció mientras me pegaba con su compañero. A partir de aquel día, me di cuenta que más valía ver mi propia sangre que soportar tantos días de temor.

A los 14 años, de aprendiz, en una empresa de casi 50 empleados, debía pasar por la humillante tradición que un grupito de cobardes (todos habían hecho la mili) tenía organizada. No comento de que se trataba porque es muy fuerte. El día elegido por ellos, yo estaba preparado gracias a la información que me pasó otro aprendiz que ya fue humillado en su día. Todavía recuerdo la cara que pusieron cuando me acorralaron y saqué un latiguillo hidráulico, blandiéndolo y amenazándoles.

Me salvó la oportuna llegada del jefe. Yo acabé con un fuerte golpe en el vientre y una mejilla hinchada, y el cabecilla con una fea herida sangrante en la cara, producida por la punta metálica de mi “arma”. No sé como habría acabado, pero estaba más dispuesto a soportar el dolor físico que “entregarme” resignadamente a sus juegos sádicos. Mi mérito fue acabar para siempre con las “pastillas” en aquella empresa.

Reconozco que en la mili tuve suerte y no tuve que defenderme, y también tuve la suerte de disfrutar de la camaradería de muchos compañeros. Por cierto ¿qué tendrá que ver la camaradería con las crueles pastillas?.......... ¡NADA!

Para finalizar quiero aclarar que no soy un chuleta, ni especialmente valiente.

Saludos saharianos
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