J. L. Brugal Z BADI, un compañero ATN, decano de los poetas

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Juan Piqueras
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J. L. Brugal Z BADI, un compañero ATN, decano de los poetas

Mensaje por Juan Piqueras »

J. L. Brugal Zopeque BADI, un compañero ATN, decano de los poetas Saharauis Publicado: 01 Nov 2008 11:07 pm

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SAHARA-ESPAÑA-CULTURA

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ENTREVISTA CON BADI, EL DECANO DE LOS POETAS SAHARAUIS VIVOS EN HASSANIA
ARS POETICA
Y NOTAS DE VIDA
04/2003
Por: Antonio Pomares
1. Mi nombre es Mohamed Mustafa uld Mohamed Salem uld Mohamed Lamin
uld Abdelahe. Mi madre se llama Fatma Brahim uld Mohamedu. Mi familia
es originaria de las tribus Erguibat. Mi padre es de Tahalat y mi
madre de Ulad Chij. En esos tiempos imperaba el tribalismo.
Mi abuelo murió cuando mi padre era muy jovencito, era el mayor de los
hijos, tiene dos hermanos y tres hermanas. Se convirtió en el
responsable de la familia, apoyado por la jaima de su tío materno.
Vivía en Badía, entre arab. A veces comerciaba (compraba/vendía), a
veces asaltaba. Así estuvo llevando la familia hasta que crecieron
todos y los hermanos empezaron a trabajar y las hermanas se casaron.
Y estuvieron viviendo desde entonces una vida en la que se reunían y
se separaban según los designios del destino. El destino los llevó a
vivir desde el sur de wad Saguia hasta Tiris.
Uno de sus hermanos se alistó en una compañía francesa y se lo
llevaron a Casa Blanca y allí vivió y se casó y nosotros, los hijos de
su hermano, nunca lo hemos visto.
El otro hermano estuvo con él un tiempo y luego se fue a wad Nun con
otros muchos saharauis que optaron por marchar hacia el norte.
El padre siguió con el comercio hasta conseguir un buen rebaño de
camellos y cabras. Y crecimos nosotros y empezamos a ayudarle y él se
quedó en la jaima dedicado a los libros.
Estuvo siempre con nosotros, nunca nos hemos separado, vendiendo,
comprando… Sus hijos son tres y sus hijas cuatro. De ellas murieron
dos, mayores que yo. De las que murieron, una dejó un hijo y la otra
dos. Dos quedan vivas.
Muere uno de los hijos en la guerra contra Francia, el segundo, murió
en el 56, como tantos saharauis. Nuestro hermano mayor sigue vivo,
está en El Aaiún, en la zona ocupada.
Seguimos viviendo ese tipo de vida, de comercio, hurtos y asaltos,
hasta Melga Leh Cama ("el encuentro de los gobernantes", cuando España
domina todo el territorio saharaui). Desde entonces se dedica al
comercio, tranquilo, pues sus hijos trabajan. Estuvo en su jaima hasta
que murió.
Estuvimos con él hasta el 1962.
Entre 1959 y 1962 llegó una gran sequía y exterminó todo el ganado.
Entonces tuvimos que ir a trabajar. El hermano mayor se fue a
Echdeiría como maestro de árabe y yo me alisté en el ejército español,
en las tropas nómadas.
Y estuve con España hasta que se fue del Sáhara, hasta que nos
invadieron los marroquíes. Yo me alisté en el POLISARIO al inicio, en
1974.
El padre estuvo vivo hasta el 74.
Mi madre duró un poco más, vivió con sus hijas hasta que falleció
cuando la operación de Smara, en 1979. Un año después muere una de mis
hermanas. La única que queda está en El Aaiún, igual que mi hermano..
Mi familia siempre ha sido familia de poetas. Mi padre, mi abuelo, mis
tíos. De los grandes poetas saharauis de aquellos tiempos. La poesía
no es algo nuevo, la dejan los padres a los hijos.
A los cinco años empecé a estudiar el Corán, hasta que años después
empecé a realizar trabajos, conducir cabritas, camellas atadas.
Ayudaba en lo que podías hasta que me inicié en el pastoreo y conduje
camellos. Nunca he comerciado ni trabajado en otra cosa, porque yo era
el más joven. Hasta que llegaron las grandes sequías a finales de los
cincuenta, se exterminó todo el ganado y me alisté en el ejército. Me
destinaron a la región sur. Estuve en Dajla, Auserd, Bir Nzaran,
Argub, Tichla y Aguainit, hasta el comienzo del exilio.
Nunca he estado al margen de la familia.
En mis años mozos sí que vivía en constante movimiento, porque íbamos
persiguiendo la lluvia hasta Tagant, en Mauritania, y regresábamos
siguiendo los pastos hasta la Saguia. Luego desde Zemur volvemos a
Tiris. Generalmente estábamos en Tiris.
Los últimos años, cuando la sequía, fui hasta wad Nun a buscar
trabajo, no lo encontré y volví. A mi regreso pasé por Tinduf y
Mahbés, es cuando me alisté en el ejército español. Es la única vez
que salí del Sáhara. Mi vida ha transcurrido entre el Sáhara y Los
Campamentos.
Cuando comencé a trabajar con el POLISARIO estuve en el Comité de
Orientación, que dependía de Selma Manak, exgobernador de varias
wilayas y que ahora es responsable de las comunidades del sur (los
saharauis de Mauritania). Luego estuve en preparación militar. Luego
como miliciano, que nos encargábamos de mantener el orden en Los
Campamentos. Luego fui del comité de la Media Luna Roja en Smara.
Luego me incorporé a Cultura e Información. Allí estuve trabajando
hasta ahora.
En mi vida nunca he vivido esos problemas de los gazzi, esos acabaron
en el 34 con Melga Leh Cama y yo nací en el 36. Durante la guerra del
57 no participé.
Hemos pasado por diversas clases de vida. Unas veces estábamos bien,
porque abundaban los pastos, la lluvia, años de mucha leche, los
camellos con las jorobas firmes. Jugábamos, hacíamos carreras de
camellos, tiro al blanco, practicábamos la lucha; todo era alegría,
recitábamos, escuchamos música. Luego vienen otros tiempos, de hambre,
de escasez, sin ropa, lo pasamos mal, en los momentos críticos
conservamos nuestras costumbres que nos impiden robar o cometer
fechorías.
Nuestra alimentación ha sido básicamente la leche y la carne de
camello. Esta tierra no es como la que hay de El Aaiún hacia arriba,
que es fértil y se puede sembrar trigo. A veces comemos hierbas del
desierto como guerreima, danum, terzuz, elh (goma) y comemos también
langostas cuando llegan las plagas, ellas acaban con el pasto, no
había más remedio que comerlas; a veces también comemos unos frutos,
cegrín, que cogen las hormigas, hay que sacarlos del hormiguero; y con
eso combatimos la miseria. Hemos pasado por todo esto. Hay un dicho
que dice: todo lo que no está prohibido, se puede hacer.
En cuanto al problema de la falta de ropa, hemos oído que había gente
que andaba medio desnuda, mi padre, que era comerciante, no nos
permitió pasar por ahí, no nos hemos vestido con sacos, ni pieles, ni
hierbas. Era pequeño entonces pero no hemos pasado por ahí, según me
contó la familia.
Mi padre pasó por muchas etapas, saqueó, alguna vez bebió cirz (restos
líquidos que quedan en el estómago del camello), otras veces fuimos
nosotros los saqueados.
Esta es la vida de aquel entonces y esto es lo que tengo que decir.
2. La poesía la heredan los hijos de sus padres. De pequeño me
recuerdo sentado cuando mi padre le contaba a la gente lo que habían
dicho unos y otros. Le preguntaban por gaf y tal•laas, le consultaban
sobre poesía. Este es mi inicio.
Luego fui comprendiendo el sentido del gaf, los secretos de la rima.
Escuchaba y aprendía. Así tuve una visión general de lo que es poesía.
Cuando era pequeño, a los diez años, una mujer mayor me pidió un gaf y
se lo dije conforme me vino, es el primer gaf que dije y parecía que
lo tuviese preparado, salió sin ningún problema, unas chicas estaban
tocando el tambor, puede que eso ayudara. Estuve bastante tiempo sin
decir poesías, hasta que crecí. Me di cuenta de que podía construir
poesía sin grandes dificultades, me resultaba fluida.
La poesía es como un huerto en el que siembras y cosechas, pero antes
de cosechar hay que cuidar el huerto, trabajar la tierra, protegerlo
del viento, eliminar malas hierbas… Me di cuenta que para ser poeta
hay que nacer, pero además cultivarse. Conocer y saber tratar todos
los géneros.
La poesía es anterior a la métrica. La poesía empezó en los tiempos de
Adán, según cuentan los RAWI. Hay algo, que es posterior (después de
Mahoma) que se llama ART, es el estudio de la poesía. El estudio de la
poesía es como los médicos, que trabajan sólo si hay un enfermo, si no
lo hay, no lo pueden traer del cielo.
En la poesía, en su fluidez, en esta facultad que me dio Dios, supe
que tenía que utilizar este método: el estudio. Entonces contacté con
poetas del Sáhara y de Mauritania.
La poesía antes no se escribía, se empezó a escribir a partir de los
años 50. Antes era un acontecimiento estrictamente oral, sin base
escrita. Últimamente se empezó a escribir y a tratar. Antes, por
ejemplo, la gente aprendía poesía, pero, según su estado, uno componía
poesía de viaje y sólo de eso, de guerra y sólo de eso; si es un
trabajador, compondrá sobre el trabajo; si es un beduino, sobre los
pastos y la lluvia…
Yo estudié los géneros de la poesía, sobre todo los géneros
siguientes: mreimida, bu amran, sgaier, lubeer, le beteit, teidum,
agweiwis, hasigerad y luego otra clase de género de dos o tres sílabas
que se llama el matruj (esto son pequeños géneros).
Las sílabas en hasanía según las vocales y no las consonantes, la A,
O, E y U. Las consonantes dan el sentido, pero lo esencial son las
vocales.
En hasanía es muy tarde cuando se empiezan a estudiar estos asuntos.
Antes se componía sin normas, a partir del cincuenta empiezan a
tratarse estos asuntos.. Antes la métrica era la del oído.
Normalmente, cuando escribes, te das cuenta que hay una coincidencia
con el oído.
Luego está la música. Hay un acuerdo, lo que nosotros llamamos género,
ellos lo llaman columna, escala. Hay diferencias de nombre, lo que
nosotros llamamos mreimida, los músicos lo llaman entamás, lo que
llamamos bu amran, ellos biatcar, lo que nosostros esgaier, ellos
lekhaar, nosotros lebuer, ellos levita, nosotros lebteit, ellos beigui
(lebteit positivo) o adal (lebteit negativo). No hay problema, cuando
ellos van a tocar lekhaar, nosotros componemos en esgaier, y así
sucesivamente.
La poesía en hasanía ha pasado por diferentes etapas. Nadie puede
decir cuándo empezó, porque hasanía es una prolongación del árabe.
Cuando más pueblos y más idiomas, más extensa es la poesía.
Habría una etapa oral y otra escrita.
La poesía empezó en nuestra tierra y en Mauritania. Antes de que
llegara la música, no estaba bien organizada. Existía lo que se llama
Bet el Kebir y en este género se componía la poesía según la acción
que se llevara a cabo, por ejemplo tuiza (campaña o acción colectiva);
o cuando vas montado sobre un camello, compones según la marcha y la
velocidad.
Existía un instrumento que se llamaba zakaari, de una sola cuerda, y
el tambor. En aquel entonces estaba mal utilizada la métrica, te
podías encontrar versos de medidas diferentes y se utilizaban las
vocales sin tener en cuenta las consonantes. Esta es una de las
etapas.
Luego fue progresando hasta que empezó a utilizarse la sílaba, el Bet
el Kebir ya no valía. Desaparece cuando llega la música. Lo que ahora
se utilizará son los géneros que antes mencioné.
Tiene géneros y tiene estilos. Los géneros son obligatorios y los
estilos son libres, los puedes utilizar sobre cualquier género.
Estilos: la metáfora, la polisemia (te yanus).
Se compone sólo de estas tres formas: el GAF, que tiene cuatro o seis
versos, según la rima siguiente a, b, a, b. SAABA y TAL•LAA.
El GAF es la composición más corta, no puede pasar de 8 versos. De 10
sería SAABA, con la misma rima que el GAF.
La TAL•LAA es otra cosa, puede empezar con un GAF o no, por ejemplo AAABAB.
De esta forma se puede componer en todos los géneros. No se pueden
utilizar dos géneros en el mismo GAF. Los versos se pueden componer en
hasanía o en árabe.
Los sabios y antiguos poetas dicen que en la poesía hay cinco normas
esenciales en forma de leyes:
Lo bueno es bueno
Lo malo es malo
Y entre lo bueno y lo malo
Hay cosas que son sólo palabras
Y dicen los poetas que hay cinco leyes
En ello está lo bueno, que es lo necesario
Está lo prohibido, lo aceptable
Lo desdeñable y lo contingente.
Lo necesario es lo contrario de lo prohibido. Lo prohibido, que dos
géneros compartan el mismo GAF; prohibido está también componer un GAF
de tres versos, de cinco o de siete, el número de versos ha de ser
par. Lo aceptable, no está prohibido, pero…, puedes decir un GAF sin
TAL•LAA o una TAL•LAA sin GAF. Lo desdeñable, utilizar párrafos del
Corán en los poemas. Lo contingente (ni fu ni fa), los versos mal
construidos, pero respetando el género, o la buena métrica con mal
sentido.
A veces encuentras a alguien que compone versos y no sabe qué está
haciendo, desconocen géneros y métrica. Sólo sé que es poesía, dicen.
Así escuché, por ejemplo, a mis hermanos mayores. Pero no caí en la
cuenta hasta que me puse a estudiar.
La poesía debe hacerse pública, y esto está claro porque son palabras
normales, que se dicen con motivo y con un sentido, en una fiesta,
para celebrar un triunfo. Es un acto normal que puede hacer todo el
mundo.
En la poesía encontramos el más alto grado de expresión. Cuando vas a
pronunciar una palabra normal, si la dices sin más, no trasciende, si
la incluyes en un verso, se trasmite con mayor esplendor. Por ejemplo,
un presidente, un rey, un hombre rico, transmitirán mejor su mensaje
si lo dice un poeta que si lo dicen ellos.
Si hay un arma atómica en hasanía, es la poesía. En ella encontramos
al más alto grado de arenga, el más alto grado de enemistad (en la
sátira, por ejemplo), el más alto grado para expresar sentimientos (el
miedo, la necesidad…), ya sea de un modo lírico o de un modo épico.
El motivo puede ser personal o general, individual o colectivo, con
tal de que oriente a la gente.
Hay que llevar cuidado en la entonación. Hay un problema, el de la
voz; se puede ser buen poeta y no saber recitar. Es cuestión de voz.
Hay especialistas en el recitado. No es algo que dependa del poeta. A
veces te da Dios el ser buen poeta y no tener buena voz, o al revés, y
también puede darte ambas cosas. Un poeta que es asmático, como yo, o
uno debilucho, o un anciano sin dientes ni muelas o que tenga mala
voz, en fin… Es mejor alguien que tenga buena voz, como en un programa
radiofónico.
La poesía antes de la música no estaba organizada. Todo lo que va a
decir el cantante, está dicho por el poeta; incluso el músico puede
ser poeta. El poeta se sirve siempre del músico y el músico del poeta.
Son necesarios el uno para el otro.
Al inicio todos los cantantes eran igawen, era una casta cuyo único
modo de vida consistía en cantar. No se hacían ni militares, ni
comerciantes, ni trabajadores, cantaban. Su comercio es su voz, su
música. Es lo que venden al público.
Empezó la liberación de los pueblos del yugo colonial y se abrió la
puerta a los igawen para llevar una vida normal y al mismo tiempo se
abrió también la puerta para que los bidán puedan cantar y bailar.
En el Sáhara no hay igawen, nunca los ha habido, los que cantan y
bailan son gente normal.
Los igawen no tienen defensa (¿?), son otra cosa diferente, es su profesión.
Los igawen llegan a Mauritania desde Adis Abeba, del imperio de Gana,
se llamaban Aulil y Admintar. Los trajo una de las tribus bidán más
famosas de aquel entonces, Ulad Mbarek. Es la primera vez que se
escucha esta música africana, la mujer toca el ardín, el hombre el
tidinit. La guitarra aparece en los últimos años, a partir de los
cincuenta. El ardín tiene once cuerdas y el tidinit cuatro. En el
Sáhara la música no entró hasta comienzos de la revolución.
Una producción poética no es siempre igual, no es siempre fabulosa,
hay unas mejores que otras.
Hay poetas que tienen mucha prisa, publican su poesía antes de
exponerla a la crítica. Yo, pausadamente, someto mi poesía al análisis
y a la crítica, saldrá una buena poesía. Decir poeta, es algo que
engloba mucho, poetas buenos, malos y normales. No puede haber un
poeta que sea el mejor de todos y el mejor para siempre, hay, eso sí,
buenos momentos poéticos. El crítico es el médico de la poesía,
conviene consultarlo antes de publicar.
La poesía refleja la personalidad, hay quien se toma a mal la crítica
precisamente por eso. Si un poeta no se conduce por el camino de la
crítica, no llegará a ser un buen poeta
Una persona que ha escrito mucha poesía no puede reírse de otra que ha
escrito sólo una. Hay poetas que no pasan del GAF y no por eso dejan
de ser poetas. Hay otros que sólo hacen TAL•LAA.
Me pregunta usted si la familia continúa la saga. Los hijos comenta la
gente que son poetas, pero en nuestra familia no pueden presentarse
los hijos como poetas mientras viva el padre. Esto es una peculiaridad
sólo de nuestra familia. En otras familias puede darse el caso en el
que el padre esté en la tribuna recitando poesía y luego suba el hijo,
eso nosotros no lo aceptamos.
3. Por qué me llaman Badi. Mi vida ha sido normal, como todos los
saharauis, el ser poeta no me añade un plus especial sobre el resto de
saharauis.
Hay una clase de bailarines en Mauritania muy conocidos que se llaman
Weiliat, que bailan moviendo las melenas y les cantan la canción:
Badi ya Badi
Da media vuelta
Y suelta la melena.
A mí me la cantaban mis hermanas cuando era pequeño y me hacían bailar
al ritmo de esta canción, de ahí el nombre de Badi.
Empecé a estudiar el Corán y cuando crecí pastoreé camellos hasta
incorporarme a las tropas nómadas. Un saharaui más. He vivido como
todos, con la familia, una familia nómada. Con respecto a la poesía,
cuando se me pidió, no tuve dificultades. Es algo que me vino sin
buscarlo.
Una familia nómada normal. Jugábamos, claro que sí. Recuerdo el "cash"
(como la "pídola"), el escondite, el juego de "avah" (con un pie en el
círculo, te dan dortas y te defiendes con el otro pie, si te sales del
círculo, pierdes), "kboiba" (cuatro montados sobre cuatro y se tiran
una pelota de trapo), se coloca un resto de cabra o de liebre o una
pezuña y se le tiran piedras, con una piedra tirarle a otra, las damas
(de 42 y de 12 fichas), el burro, el dominó, las cartas.
En 1960 hubo una gran sequía, la gente abandonó badía para buscarse la
vida. Cuando se acabó el trabajo, regresaron al desierto.
En el ejército, la vida militar transcurría con normalidad;
básicamente deporte e instrucción. Cuando no había nada que hacer y
nos daban vacaciones, volvía a la vida nómada. Durante el paseo vestía
mi darrah. No me gustaba practicar deportes en el tiempo libre,
prefería los "juegos de personalidad", dominó, cartas…
4. Mi primer matrimonio fue en el año 1963 o finales del 62, en
Tichla, un matrimonio normal, con sus siete días de festejo, así se
hacía antes. Tras divorciarme, me volví a casar en 1966. Estos dos
primeros matrimonio los hice en los Puestos.
El tercer matrimonio lo realicé en Badía, en Tiris, con la mujer que
aún vive conmigo.
Estuve trabajando por toda la zona que hay entre Auserd, Bir Nzarán,
Aargub…, hasta los días en que España decidió retirarse, estuve de
patrulla. Recuerdo que nos llamaron a Dajla, estaba con nosotros un
teniente español, que era quien dirigía las patrullas, cuando nos
llamaron por cable, el teniente se llamaba Iglesias y era de la
guardia de Franco. Nos trasladamos a Auserd y allí nos dicen que
España se va, así que nos volvimos a Dajla, yo como conductor. Al
llegar a Dajla, nos sacaron, cerraron las puertas y nos dejaron fuera.
Por aquel entonces ya hacía un año que pertenecía al Frente POLISARIO.
Volví a Auserd y resulta que estaba en manos del Frente. Allí estuve
hasta inicios de la ocupación.
Me cogieron los mauritanos en Boirat el Hash, a mí y algunos más que
estábamos ocupados con las familias y no pudimos trasladarnos con
rapidez. Personalmente prefiero que me cojan los mauritanos y no los
marroquís. Dirigía las fuerzas mauritanas Uld Mayuf, del Adrar, uno de
los Ulad Ahchar, y nos condujeron hasta Auserd. Por el camino no nos
faltaron ocasiones para escapar, pero lo dejamos estar porque con
nosotros iban las familias. Allí estuve y me interrogaron varias
veces. Decían que tenía una radio de contacto con el POLISARIO.
Intentaron encarcelarme, pero intervino una persona y me soltaron.
Les dije que estuve trabajando para España y trabajaría con todo el
que viniese aquí. He nacido y vivido en el Sáhara y todo el que venga
aquí será bienvenido, pero yo no soy ni mauritano ni marroquí, soy
saharaui.
Me preguntaron por el POLISARIO y les dije que conocía a algunos. Me
preguntaron si eran cubanos y les dije que todos eran saharauis. Me
preguntaron por las tribus que formaban el POLISARIO y les dije que
todas las que hay en el Sáhara y Mauritania. Continuaron los
interrogatorios hasta que se produce el golpe de estado en Mauritania
y entonces cogimos nuestras cosas y nos fuimos todos con el POLISARIO.
La autoridad mauritana no es como la marroquí, son muy tolerantes y
compartimos idioma y costumbres, nos comprenden.
Cuando regresé con el POLISARIO, dejé mi suerte en sus manos. Me
preguntaron qué clase de trabajo prefería y les dije que yo era
militar.
5. El desierto no es soledad. Si alguien ha dormido en Tiris bajo las
estrellas y con la cabeza apoyada en un skaf y dice que pasó la noche
solo, miente.
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