la religion en la mili

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
José Marín Díaz
Mensajes: 183
Registrado: 19 Mar 2006 08:49
Ubicación: Torremolinos

Testigos y objetores.

Mensaje por José Marín Díaz »

Hola Antonio N Marrero: yo personalmente conocí a un testigo de Jehová, que anduvo un tiempo por nuestro cuartel y su trabajo consistía en barrer el patio y realizar tareas de limpieza. Después dejé de verlo y no se si es qué se licenció ó fue trasladado a otro lugar. Por otra parte, desconozco si había más objetores de conciencia y que es lo que ocurría con ellos. De mi reemplazo, no recuerdo que hubiera ninguno y si los había, lo desconozco.
Me imagino que por aquellos años, ir al Sáhara siendo objetor ó testigo, era una situación complicada tanto para los mandos cómo para los soldados.
Un cordial saludo a todos.
Julio Méndez
Mensajes: 100
Registrado: 12 Ene 2008 09:19
Ubicación: Lucus Augusti

Mensaje por Julio Méndez »

En el primer llamamiento de 1970 (creo recordar) apareció un chico que se declaró Testigo de Jehová. Se negaba a poner el uniforme, a tocar un arma y a asistir a misa.

Los mandos le dijeron que estaba en el ejército y que había que poner el uniforme, que no le obligaban a disparar contra nadie, pero que había que hacer una instrucción militar y que tampoco le obligaban a rezar en misa, pero que era obligatorio asistir a una formación.

Como yo sabía lo que le iba a ocurrir, estuve tratando de convencerlo diciéndole que iría a un consejo de guerra y que le iban a echar encima seis años de calabozo. No hubo forma. El chico iba mentalizado y no cedió en ningún momento. Lo arrestaron en el BIR y nunca volví a saber nada de él. Sobre aquellos casos se mantenía un mutismo absoluto.

Hay que tener en cuenta que el Estado era oficialmente católico y el ejército se limitaba a cumplir las instrucciones que recibía de la cúpula militar. Por otra parte, la mayoría de los españoles habíamos nacido y sido educados con arreglo al catolicismo, la sociedad en general respetaba aquellas normas, porque no había más remedio. Las percepciones de cada uno serán diferentes, pero la realidad era esa.

Hoy en día la situación es muy diferente, cada persona puede manifestar libremente su condición religiosa, sexual, política, etc. sin que ocurra nada, al menos en teoría.

Pasados muchos años y entendiendo desde la distancia aquella España real, he de manifestar que estoy contento de aquel colegio de pueblo donde hice mis estudios primarios y me daban una asignatura que se llamaba, más o menos, urbanidad y buenas costumbres, que me enseñó a respetar y a comportarme correctamente. Tampoco tengo ninguna queja de mis épocas de catecismo y posteriores, en las que ningún representante de la iglesia me dió ningún mal consejo. Públicamente digo que asistía a menudo, siendo niño, a las instalaciones del Frente de Juventudes, porque era el únco sitio donde podía jugar a baloncesto, al futbolín, al ping - pong, etc. etc.

Ninguna de estas vivencias me ha perjudicado en mi vida, sinó todo lo contrario. No tengo que esconder lo que ha sido mi niñez que me ha dado la base para todo el resto de mi existencia.

Cuando llegué al ejército no me creó ningún trauma asistir a misa ni a ninguna otra formación ni adaptarme a otras circunstancias que eran bastante peores. A ver si ahora resulta que las humillaciones y desprecios que hubo que aguantar a veces de determinados "auxiliares" en el BIR y de algún profesional eran situaciones mucho más llevaderas que asistir a misa. Yo vi tratos vejatorios a chicos que venían de la universidad, por parte de algún auxiliar semianalfabeto, posiblemente para llevar a la práctica aquello de "la razón de la fuerza es a veces, desgraciadamente, más efectivo que la fuerza de la razón".

En resumen, "cada uno habla de la feria según le fue en ella". Una determinada postura religiosa formaba parte oficialmente del ejército y a mi personalmente no me ha creado ningún problema de conciencia ni de otro tipo. Otros habrá que piensen lo contrario y están en su derecho de manifestarlo.

Todo se puede contar; si respetamos las opiniones de los que no piensan como nosotros, si nos referimos a otras personas "sin levantarnos de las patas de atrás", o sea, sin dar coces, podemos manifestar lo que nos apetezca de aquella "mili" que nos une. El resto de las circunstancias no nos separan, simplemente nos diferencian.
BIR 69/70
Antonio N. Marrero
Mensajes: 1006
Registrado: 27 Jun 2006 09:57

Mensaje por Antonio N. Marrero »

La situación de los objetores que yo conocí se asemeja mas a la que ha contado Julio. No creo que hubiera diferencias entre regiones españolas en que se hacía la mili, al fin y al cabo era la misma institución, el Ejército y con el mismo código de justicia militar.

Conocí varios casos y todos idénticos. llegaba el recluta objetor al campamento. Se negaba a uniformarse. Trataban de convencerle pr las buenas o a voces y gritos, sin resultado. Era encerrado en calabozos y de los que estábamos de guardia, alguno trataba de ayudarlo contándole del lío en que se iba a meter y que bueno, la mili duraba menos que el tiempo de cárcel que le iba a caer seguro. No había manera, ya sabía lo que iba a ocurrir y lo tenía aceptado de antemano. Luego, era trasladado a alguna prisión militar y trás unos meses el consejo de guerra lo juzgaba.

Se aplicaba, si no me equivoco, el artículo 328 de código con penas oscilando entre seis meses y seis años por "desobediencia a un superior en tiempos de paz". Por mi época le solían caer unos cuatro años. El defensor asignado de oficio solía ser un oficial de baja graduación. El proceso era un puro trámite en que se conocía el resultado de antemano.

Cuando cumplía la condena, se repetía el ciclo, porque no había hecho la mili. Vuelta a empezar y otros cuatro años. El asunto acababa cuando llegaba la licencia absoluta, o si alguna enfermedad o accidente lo dejaba inútil para el servicio o si había algún indulto.

Según algunas fuentes, se solía enviar a estas personas al batallón Disciplinario de Cabrerizas. Cuando esta unidad fue enviada a Sahara cuando la Guerra de Ifni-Sahara, según parece ya había entre sus componentes algunos de estos objetores religiosos. Cuando fue disuelto el batallón hacia 1976, las condenas se cumplían en castillos o prisiones militares.

Como detalle, según me han comentado, al comienzo se negaban a ir de uniforme, luego tras ser condenados lo aceptaban, por ser "traje de presidiario". No se si es cierto o algún bulo.

Objetores de conciencia no conocí a ninguno. Si que conocí a otro tipo de "objetores", aquellos que cumplían penas de prisión cuando ingresaban en la mili y no les hacía gracia estar allí. Algunos se integraron a regañadientes o mejor dicho se camuflaron y otros, muy raramente, desertaron, dejando todo sus efectos y uniforme perfectamente doblados y empaquetados. Ninguno, solía dar problemas.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero

PS: Con el resto de escrito de Julio, coincido totalmente.
Pepe Orts
Mensajes: 22
Registrado: 24 Oct 2007 06:23

Mensaje por Pepe Orts »

Julio Méndez escribió:En el primer llamamiento de 1970 (creo recordar) apareció un chico que se declaró Testigo de Jehová. Se negaba a poner el uniforme, a tocar un arma y a asistir a misa.

Los mandos le dijeron que estaba en el ejército y que había que poner el uniforme, que no le obligaban a disparar contra nadie, pero que había que hacer una instrucción militar y que tampoco le obligaban a rezar en misa, pero que era obligatorio asistir a una formación.

Como yo sabía lo que le iba a ocurrir, estuve tratando de convencerlo diciéndole que iría a un consejo de guerra y que le iban a echar encima seis años de calabozo. No hubo forma. El chico iba mentalizado y no cedió en ningún momento. Lo arrestaron en el BIR y nunca volví a saber nada de él. Sobre aquellos casos se mantenía un mutismo absoluto.

Hay que tener en cuenta que el Estado era oficialmente católico y el ejército se limitaba a cumplir las instrucciones que recibía de la cúpula militar. Por otra parte, la mayoría de los españoles habíamos nacido y sido educados con arreglo al catolicismo, la sociedad en general respetaba aquellas normas, porque no había más remedio. Las percepciones de cada uno serán diferentes, pero la realidad era esa.

Hoy en día la situación es muy diferente, cada persona puede manifestar libremente su condición religiosa, sexual, política, etc. sin que ocurra nada, al menos en teoría.

Pasados muchos años y entendiendo desde la distancia aquella España real, he de manifestar que estoy contento de aquel colegio de pueblo donde hice mis estudios primarios y me daban una asignatura que se llamaba, más o menos, urbanidad y buenas costumbres, que me enseñó a respetar y a comportarme correctamente. Tampoco tengo ninguna queja de mis épocas de catecismo y posteriores, en las que ningún representante de la iglesia me dió ningún mal consejo. Públicamente digo que asistía a menudo, siendo niño, a las instalaciones del Frente de Juventudes, porque era el únco sitio donde podía jugar a baloncesto, al futbolín, al ping - pong, etc. etc.

Ninguna de estas vivencias me ha perjudicado en mi vida, sinó todo lo contrario. No tengo que esconder lo que ha sido mi niñez que me ha dado la base para todo el resto de mi existencia.

Cuando llegué al ejército no me creó ningún trauma asistir a misa ni a ninguna otra formación ni adaptarme a otras circunstancias que eran bastante peores. A ver si ahora resulta que las humillaciones y desprecios que hubo que aguantar a veces de determinados "auxiliares" en el BIR y de algún profesional eran situaciones mucho más llevaderas que asistir a misa. Yo vi tratos vejatorios a chicos que venían de la universidad, por parte de algún auxiliar semianalfabeto, posiblemente para llevar a la práctica aquello de "la razón de la fuerza es a veces, desgraciadamente, más efectivo que la fuerza de la razón".

En resumen, "cada uno habla de la feria según le fue en ella". Una determinada postura religiosa formaba parte oficialmente del ejército y a mi personalmente no me ha creado ningún problema de conciencia ni de otro tipo. Otros habrá que piensen lo contrario y están en su derecho de manifestarlo.

Todo se puede contar; si respetamos las opiniones de los que no piensan como nosotros, si nos referimos a otras personas "sin levantarnos de las patas de atrás", o sea, sin dar coces, podemos manifestar lo que nos apetezca de aquella "mili" que nos une. El resto de las circunstancias no nos separan, simplemente nos diferencian.
Responder