Re: RECUERDOS DEL SAHARA
Publicado: 20 Dic 2011 16:20
Cada año, por estas fechas, parece que los recuerdos saharianos se hacen mas intensos y mas emotivos; sin duda alguna, aquellas fiestas navideñas, alejados, muy alejados, de nuestras familias y de de nuestros hogares. La temprana edad que todos teníamos, máxime si la comparamos con los años que, ahora, en cada pata tenemos, la juventud y, la inmadurez de la que hacíamos gala la mayoría de nosotros, son la causa de la fuerte huella que nos quedó marcada en la memoria. Si somos realistas, los días de las Pascuas Navideñas, son solo eso, días; pero nosotros los tenemos magnificados e idealizados y me parece bien que así sea; por lo menos una vez al año todos nos llenamos de buenos deseos hacia los demás, aunque, después, lamentablemente, nos flaquea la memoria y se hace realidad aquel dicho de “Donde dije digo, digo Diego”; todos volvemos, o la mayoría, a nuestros egoísmos y ambiciones que tan propios son de la condición humana.
Divagando y sin querer, me he alejado un poco de lo que, en principio era mi intención, hablar, mejor dicho, escribir, sobre el recuerdo de las dos noches mas especiales que pasé en el desierto; la noche de Navidad y la noche del Fin de Año, las dos fueron muy dispares.
La Nochebuena, la pasé de servicio; desde que oscureció el día 24 hasta que amaneció el 25. El servicio fue un poco especial, junto al teniente al que le hacía de chofer, nos pasamos toda la noche patrullando la cinta transportadora de fosfatos desde Bu-craa hasta la estación nº 5 y viceversa, a lo largo de toda la noche, no recuerdo cuantas veces hicimos el recorrido, la distancia entre los dos puntos, era de unos cincuenta kilómetros; la causa de que tuviéramos que hacer este servicio era para vigilar que no se produjeran robos en las instalaciones eléctricas de la cinta pues los obreros y trabajadores habían marchado a pasar las fiestas navideñas con sus familias, quedando aquello totalmente solitario y a expensas de los amigos de lo ajeno No por estar de servicio, dejamos de hacer una cena un poco especial; cenamos en el medio del desierto en un barracón de los trabajadores de la empresa asturiana y minera “Duro Falguera”. En compañía de asturianos hicimos el ágape Navideño, creo que cava no había pero la sidra corrió a raudales. Dejando aparte le cena, la noche fue larga y solitaria pero muy difícil de ser olvidada.
La otra, la Noche Vieja, fue muy diferente, no hubo servicio, ni para mi ni para ninguno de los compañeros, ignoro quien hizo la vigilancia de las instalaciones de la cinta transportadora de fosfatos. Los cuatro compañeros de la P.T. permanecimos en el campamento de Bu-craa, casi éramos los únicos, algún trabajador y algunos cocineros de la empresa; os preguntareis el porqué de estos cocineros, para los pocos que éramos con uno hubiese sido mas que suficiente, la causa era debida a que aquella noche había una cena un poco especial. Como imagino que muchos ya sabéis, la empresa Fosbucraa, pertenecía al I.N.I. (Instituto Nacional de Industria) cuya máxima autoridad recaía en el ministro de industria. Los directivos del complejo minero, organizaron una cena de noche vieja a la que fue invitado de honor el ministro de industria de la época, su nombre, mejor dicho, sus apellidos eran Fontana Codina, vino acompañado de su esposa y de las hijas, no recuerdo bien si era una o dos. A unos doscientos metros al exterior del campamento, debajo de uno de los escasos árboles existentes (es lo que tiene el desierto) previa iluminación de este, como si de un abeto navideño se tratara, fueron instaladas las mesas donde fue servida, por decirlo de alguna manera, el banquete. Los del destacamento de la Territorial fuimos convidados a la mencionada cena de la que no hace falta decir que fue suculenta, todo marisco regado con los mejores vinos y, esta noche si, con el mejor de los cavas. Seriamos, como mucho, unas veinte o veinticinco personas incluido el Sr Ministro y su familia; este último tuvo el gran detalle de hacer un obsequio a todos los asistentes que consistió en un billetero de piel muy bien empaquetado con lacito incluido.
Como podéis ver, mas diferentes no podían ser una noche de la otra, a pesar de que en el tiempo
solo estaban separadas por siete días.
Para acabar, no puedo de dejar de hacer la reflexión que el pasar las Navidades en el Sahara debió ser muy diferente para unos y otros. No es lo mismo, como es mi caso, tener la licencia a tiro de piedra que, por ejemplo, los que eran de los últimos reemplazos de cada año y que tenían todo un mundo de mili por delante. Seáis de unos o de los otros, aunque los recuerdos a veces nos conmueven, aquello ya pasó y pasó para todos sin excepción.
Felices fiestas, saharianos, y que el año que comenzaremos nos sea propicio a todos.
Divagando y sin querer, me he alejado un poco de lo que, en principio era mi intención, hablar, mejor dicho, escribir, sobre el recuerdo de las dos noches mas especiales que pasé en el desierto; la noche de Navidad y la noche del Fin de Año, las dos fueron muy dispares.
La Nochebuena, la pasé de servicio; desde que oscureció el día 24 hasta que amaneció el 25. El servicio fue un poco especial, junto al teniente al que le hacía de chofer, nos pasamos toda la noche patrullando la cinta transportadora de fosfatos desde Bu-craa hasta la estación nº 5 y viceversa, a lo largo de toda la noche, no recuerdo cuantas veces hicimos el recorrido, la distancia entre los dos puntos, era de unos cincuenta kilómetros; la causa de que tuviéramos que hacer este servicio era para vigilar que no se produjeran robos en las instalaciones eléctricas de la cinta pues los obreros y trabajadores habían marchado a pasar las fiestas navideñas con sus familias, quedando aquello totalmente solitario y a expensas de los amigos de lo ajeno No por estar de servicio, dejamos de hacer una cena un poco especial; cenamos en el medio del desierto en un barracón de los trabajadores de la empresa asturiana y minera “Duro Falguera”. En compañía de asturianos hicimos el ágape Navideño, creo que cava no había pero la sidra corrió a raudales. Dejando aparte le cena, la noche fue larga y solitaria pero muy difícil de ser olvidada.
La otra, la Noche Vieja, fue muy diferente, no hubo servicio, ni para mi ni para ninguno de los compañeros, ignoro quien hizo la vigilancia de las instalaciones de la cinta transportadora de fosfatos. Los cuatro compañeros de la P.T. permanecimos en el campamento de Bu-craa, casi éramos los únicos, algún trabajador y algunos cocineros de la empresa; os preguntareis el porqué de estos cocineros, para los pocos que éramos con uno hubiese sido mas que suficiente, la causa era debida a que aquella noche había una cena un poco especial. Como imagino que muchos ya sabéis, la empresa Fosbucraa, pertenecía al I.N.I. (Instituto Nacional de Industria) cuya máxima autoridad recaía en el ministro de industria. Los directivos del complejo minero, organizaron una cena de noche vieja a la que fue invitado de honor el ministro de industria de la época, su nombre, mejor dicho, sus apellidos eran Fontana Codina, vino acompañado de su esposa y de las hijas, no recuerdo bien si era una o dos. A unos doscientos metros al exterior del campamento, debajo de uno de los escasos árboles existentes (es lo que tiene el desierto) previa iluminación de este, como si de un abeto navideño se tratara, fueron instaladas las mesas donde fue servida, por decirlo de alguna manera, el banquete. Los del destacamento de la Territorial fuimos convidados a la mencionada cena de la que no hace falta decir que fue suculenta, todo marisco regado con los mejores vinos y, esta noche si, con el mejor de los cavas. Seriamos, como mucho, unas veinte o veinticinco personas incluido el Sr Ministro y su familia; este último tuvo el gran detalle de hacer un obsequio a todos los asistentes que consistió en un billetero de piel muy bien empaquetado con lacito incluido.
Como podéis ver, mas diferentes no podían ser una noche de la otra, a pesar de que en el tiempo
solo estaban separadas por siete días.
Para acabar, no puedo de dejar de hacer la reflexión que el pasar las Navidades en el Sahara debió ser muy diferente para unos y otros. No es lo mismo, como es mi caso, tener la licencia a tiro de piedra que, por ejemplo, los que eran de los últimos reemplazos de cada año y que tenían todo un mundo de mili por delante. Seáis de unos o de los otros, aunque los recuerdos a veces nos conmueven, aquello ya pasó y pasó para todos sin excepción.
Felices fiestas, saharianos, y que el año que comenzaremos nos sea propicio a todos.