Recuerdos imborrables

[Albert Marin Ausin]

Estamos a primeros de Julio del 1974, la “tranquilidad” vivida hasta entonces en el destacamento de Bucraa, se ha roto. Era una tranquilidad condicionada a nos dar excesiva importancia a pequeños hechos como el sabotaje a la nueva “Dragalina” en construcción, a las obligadas patrullas a pie durante la noche de un cabo y un soldado, hasta la mencionada dragalina, lugar solitario y alejado del destacamento. Tranquilidad a pesar de rumores de esporádicos ataques nocturnos a destacamentos de la PT y de Tropas Nómadas.

Afirmo que la vida nocturna en los servicios de armas nos la tomábamos de una forma rutinaria y de normalidad: Guardias y refuerzos sin bajar la guardia, tanto en el destacamento como en el “carromato” de guardia de la dragalina. Haciendo hincapié en que las condiciones de seguridad y estancia en el “carromato” eran pésimas, estando este a cinco kilómetros de la Compañía, en medio de la nada y sabedores que nos podían “hacer la piel” fácilmente.

En cualquier caso, nos habíamos adaptado, en mayor o menor medida, según cada cual,
a aquella “normalidad” y pasábamos la mili esperando el futuro licenciamiento, auténtica preocupación de todos, pues muchos ya llevábamos más de una año en el Sahara y la nostalgia por la separación empezaba a pesar.

La tarde en que se rompió la tranquilidad y nuestro capitán pidió voluntarios para patrullar por el desierto durante la noche en pleno estado de alerta, los veteranos de Abril del 73 nos apuntamos sin dudar. Vinieron días tensos, especialmente por la “multiplicación” de Radio Macuto (única información de la que disponíamos la tropa), y también por las fuertes medidas nocturnas, reforzamiento de la guardia, ametralladoras MG en los dormitorios, cargadas y apuntando a la puerta, dormir todos vestidos, con las trinchas y los cuatro cargadores llenos.

Durante muchos meses había convivido con mis compañeros del reemplazo de abril, había visto lágrimas en algunos de ellos, pero nunca en los momentos procelosos, siempre fue leyendo una carta, recordando a los suyos, recibiendo malas noticias de casa, etc.

Entre aquellos valientes que se apuntaron a las patrullas y que estaban dispuestos a ir con su capitán sin titubear, estaban los que había visto llorar en alguna ocasión.

Un día, un compañero oyó una conversación de nuestro magnifico Capitán Carellán en la que decía: “Con estos muchachos iría al fin del mundo”

Este escrito está “dedicado” a los que comparten la idea de que llorar no es de hombre.

Un abrazo a mis compañeros de Bucraa, en lo que tanto apoyo encontré y que tuvieron también el mío. Un abrazo a todos.

Albert Marín

[José Marín Díaz]

Durante la noche del 22 de Enero de 1975.

Cuando estoy ataviado y bajando para formar en el patio con mis compañeros, me crucé por las escaleras, con el amigo y compañero de tertulias y de pelotazos, A.M., que por cierto, traía las manos puestas en sus partes, le pregunté que ¿qué le había pasado? Y me dijo que le faltaba un “huevo”, yo me lo creí y GRITÉ algunas consignas, contra los autores del atentado... En ese momento, el compañero soltó unas risotadas y dijo, que lo único que tenía era algo de metralla cerca de los testículos, yo ya desde la lejanía le dije, mejor para ti, ¡¡menuda broma!!...

Una vez en el patio y ya integrado en la formación, aún seguían llegando compañeros a la misma, en esos momentos un Sargento visiblemente furioso y alterado, estaba gritándole a los recién llegados, para que se incorporarán de una vez en la formación. También había por allí cerca un Capitán, que a la vez, era el padre del Sargento furioso y le replicó.... Si la memoria no me falla, las palabras del Capitán fueron estas; ¡¡¡HÉ,HÉ,HÉÉÉ. NO ME TRATES MALAMENTE A LA TROPA!!!...Yo estaba situado a unos 2 metros de ellos y aquellas palabras, me transmitieron seguridad en una noche complicada cómo aquella.¡Que bueno!..

Esa noche, se podían oír a los heridos quejándose del dolor, aunque no recuerdo haber visto de llorar a nadie. Por otra parte y teniendo en cuenta que, por aquellos días sufrimos; cautiverios, heridos y numerosas bajas en nuestro cuerpo, había razones suficientes para soltar alguna lagrima, sin ser por ello unos cobardes. Y es que los cobardes no salen de voluntarios y aquellos Agentes, se apuntaban a un bombardeo.

Aprovecho las fiestas navideñas, para desearle a todos una FELIZ NAVIDAD y todo lo mejor, para el próximo AÑO 2010.

Un abrazo, saludos....

José Marín PT 74-75

[Jose Luis Fuentes Garcia]

Yo me acuerdo perfectamente del dia del ataque al cuartel, estabamos cenando , como todos los dias, en el casino militar, eramos, los siguientes, Teniente Moscoso del Prado, un teniente que estaba destinado en paracaidistas en el Gaca, no recuerdo su nombre pero si que era yerno del TCOL Presa, y estaba con nosotros por un mes , los llamabamos los israelitas, por la querra de los 30 dias, y las mujeres, viviamos en el barrio canario, el teniente Moscoso y yo, con nuestas mujeres, mi hija Barbara que tenia unos meses tenia dolor de oidos y de paso ibamos a pasar por el Hospital, cuando empezaron las explosiones, a los 5 minutos nos paro un land-rover de la Policia Territorial y un Cabo que iba en el nos dijo que fueramos con cuidado, dandonos la noticia de que habian atacado el cuartel con granadas de mano cuando estaban pasando retreta.

Moscoso y yo nos adelantamos, pistolas en manos, el paraca se quedo detras y las mujeres y mi hija en medio, y asi llegamos a casa y todos nos quedamos alli, pues el paraca vivia mas lejos cerca del Club de Doña Mercedes, EL OASIS.

[Jose Luis Fuentes Garcia]

Yo me acuerdo perfectamente del dia del ataque al cuartel, estabamos cenando , como todos los dias, en el casino militar, eramos, los siguientes, Teniente Moscoso del Prado, un teniente que estaba destinado en paracaidistas en el Gaca, no recuerdo su nombre pero si que era yerno del TCOL Presa, y estaba con nosotros por un mes , los llamabamos los israelitas, por la querra de los 30 dias, y las mujeres, viviamos en el barrio canario, el teniente Moscoso y yo, con nuestas mujeres, mi hija Barbara que tenia unos meses tenia dolor de oidos y de paso ibamos a pasar por el Hospital, cuando empezaron las explosiones, a los 5 minutos nos paro un land-rover de la Policia Territorial y un Cabo que iba en el nos dijo que fueramos con cuidado, dandonos la noticia de que habian atacado el cuartel con granadas de mano cuando estaban pasando retreta.

Moscoso y yo nos adelantamos, pistolas en manos, el paraca se quedo detras y las mujeres y mi hija en medio, y asi llegamos a casa y todos nos quedamos alli, pues el paraca vivia mas lejos cerca del Club de Doña Mercedes, EL OASIS.

[Jose Luis Fuentes Garcia]

Yo recuerdo perfectamente esa noche. Estábamos cenando, como siempre en el Casino Militar, el Teniente Moscoso, un Teniente de Artillería que estaba destinado en el GACA de la BRIPAC, y que había sido agregado al ATPXII, por 30 días, a estos los llamábamos cariñosamente los Israelitas, por lo de la guerra de los 30 días, no recuerdo su nombre pero era yerno del TCOL PRESA, antiguo jefe mio en el RACA 11.
Vivíamos Moscoso y yo con nuestras mujeres y mi hija Barbara en una casa de el barrio canario, como mi hija estaba con dolor de oídos, suponíamos pues solo tenia meses, decidimos antes de ir a casa pasar por el Hospital, el salir del casino escuchamos las explosiones, y a los 5 minutos nos paro un Land-Rover de la Policía Territorial que se dirigía al casino a avisar del ataque, y un Cabo nos dijo lo del ataque con granadas de mano cuando estaban pasando retreta.
Ya no fuimos al hospital y Moscoso y Yo, pistolas en mano, nos adelantamos unos metros, el paraca se quedo detrás cuidando la retaguardia y las mujeres y Barbara en el centro, hasta que llegamos a casa, en la cual nos quedamos todos a dormir pues el paraca vivía mas lejos era a la caída del Club de Doña Mercedes, esto es , EL OASIS.

Otro día os comentare la historia de la casa del barrio canario

[Atanasio Garcia]

Yo:Tengo varias desde ir en cabeza de una formacción enorme de vehiculos con (mi Land Rover) y el teniente Belloc,subido en el capó para divisar yo de repente no se porqué paré y a unos metros teniamos delante todo un precipicio.Que ya os podeis imaginar lo que podía haber ocurrido,esto pasó en la zona de Daora no recuerdo exactamente el lugar.
Antes de esto en el Aaium la policia militar nos metió atodos en los cuarteles.Era de estas veces que te decian.Nos vamos que vienen los BERES no importaba ni la hora ni nada (correaje cetme yen mi caso el coche a tope de gasolina agua etc y para Daora Edchera o donde fuese).
Pero realmente cuando peor lo pasamamos fué hacia la mitad de la marcha verde yo como ya he comentado era conductor de los oficiales de mi batería,y demás como el coronel e incluso en la marcha verde con el general Gomez de Salazar y Nieto (que gran persona).
Bueno el caso es que unos de los días nos reunió a todos el teniente Belarmino, se le notaba cara de preocupación y nos dijo de que había ordenes nuevas o algo así que al amanacer del día había que levantar la batería e irnos a ayudar a los mauritanos ,porque el frente polisario les estaban dando caña y si no recuerdo mal era en Tinduf .
Aquello parecía de todo menos la batería de siempre compañeros inolvidables como Valle Inclan los oficiales etc el caso es que nos unos a las tiendas otros a los vehivulos,aquello parecía un cementerio.Al toque de diana otra vez nos reune el teniente y nos dice que ya novamos a ayudar a los mauritanos.Bueno aquello ya os lo podeis imaginar la alegria que nos entó a todos.
Bueno hubo muchas más espero no haberos aburrido.
Una curiosidad yo le comenté al general cuando la marcha verde que las columnas de civiles marroquies que se veian(nosotros estabamos justo delante de las minas en un precipicio ) parecian la marabumta y con eso se quedaron (pelicula que había visto recienteme).
Ya os contaré alguna más.
Un saludo sahariano

[José Marín Díaz]

Volviendo a la noche del 22 de Enero del 75 y al hilo, de lo comentado por José Luis. A los pocos minutos del atentado, salieron varios Land-Rover para avisar a los Mandos de lo sucedido en nuestro cuartel. Otra patrulla salió para el parador, para avisar y reclutar a los compañeros que aún no sabían nada de lo ocurrido. También había compañeros que no tenían servicios ese día y se encontraba viendo una película en el Cine las Dunas, entró una patrulla de los nuestros y se interrumpió la sección por un momento, para avisarle a los Policías de lo sucedido, al instante salieron todos como rayos para el cuartel. Al rato ya estábamos todos peinando la ciudad de arriba a bajo. En mi patrulla éramos 5, y nuestro Teniente, cuando entrabamos en los bares, llevaba la pistola en mano y estas eran sus palabras; ¡POLICÍAAAA, TODOS CONTRA LA PARED Y CON EL D.N.I. EN LA MANO!
Taconazos de chirucas para todos...
José Marín PT.

[Albert Marin Ausin]

Sobre el comentario de Josep Cornellá en el LD, estoy de acuerdo con que los iones repercuten en el estado de ánimo de la gente. Hay iones positivos y negativos. Los primeros son perjudiciales para la persona sensible a ellos. Los aparatos electrónicos, los materiales sintéticos, la fricción del viento, etc. generan estos iones positivos que pueden producir estado depresivo y cefaleas.

Los iones con carga negativa se generan de forma natural en las cascadas, fuentes de agua, olas del mar…naturaleza en general. De forma artificial, pero igualmente beneficiosa, los ionizadores.

Una vez puesto al corriente a los que desconocen el tema, voy a entrar a testimoniar mi bajo estado de ánimo en Cabeza de Playa cuando soplaba constantemente, día tras día, sin descanso, el puñetero viento del norte y el consiguiente arrastre de arena. A la desazón que me producía estar separado de casa y mi novia, así como la disciplina severa de Cabrerizas (y otras hierbas) se unía el efecto de aquel viento deprimente.

Comparándolo con algunas circunstancias vividas, la mili en el Sahara ha sido la que me ha dejado menos secuelas traumáticas, aunque es cierto que en su momento fue una verdadera tocada de pelotas.

En los recuerdos imborrables –vertiente negativa- de mi mili sahariana, tiene un lugar de honor la imagen de la bandera deshilachada por el viento, ondeando violentamente como queriendo escaparse del mástil. El viento siempre me ha afectado, pero aquel alisio con su iones me bajaba la moral hasta el suelo.

Por fortuna, con la edad he ido formando una defensa sicológica frente al viento (Mestral en mi zona), o quizás es que los iones ya no me afectan tanto.

Saludos a todos
Albert Marín

[Domingo Rodriguez D]

Hola denuevo:
Querido compañero,si bien como dice el dicho"mal de.." al menos quiero confirmar lo que cuentas sobre la ionización,yo soy persona a la cual le afecta y mucho los cambios climáticos que conllevan dicha ionización.Dolor de cabeza y tendencia a la pasividad,cosa que se arregla como por arte de magia en cuanto luce el sol y el viento esta en calma.Sobre esto pueden hablar con conocimiento de causa en la zona del estrecho de Gibraltar.
Un abrazo,EL SEVILLA DE P.Y.T

[El Diablo Cojuelo]

Ahora me explico el porqué de los desvarios de muchos compañeros, seguro que es cosa de esos cabrones de iones que andan revueltos por la atmosfera.

Siempre ha sido un buen recurso echarle la culpa al tiempo, tocaos, más que tocaos.

[Domingo Rodriguez D]

Hola a todos:
Hombre Diablo había que intentarlo y como la escusa me pareció buena.
Abrazos,EL SEVILLA DE P.Y.T

[Albert Marin Ausin]

Compañeros, he leído algo en el LD sobre si se alcanzaban los 71º en el Sahara…… y ello me ha activado el recuerdo del día que más calor pasé en el Territorio.

Finales de Junio o primeros de Julio del 1974. Un pelotón, salimos del destacamento de Bucraa de patrulla a pie –por algo éramos infantería- hasta el carromato-destacamento de la dragalina. Ida y vuelta con un total de 10 km. el día era caluroso, a las 10 de la mañana ya pasábamos de los 40º. Cuando llegábamos de regreso al destacamento, alrededor de las 1:00, la temperatura rondaba los 55º.

Los dedos se nos hinchaban y los últimos kilómetros se nos hicieron eternos. Por fortuna íbamos bien tapados, pues la suave brisa que venía del interior abrasaba y el Sol machacaba. Por cierto, con la típica imprevisión y mediocres medios que disponíamos, no llevábamos cantimploras y, para acabar de “arreglarlo”, no pudimos beber agua hasta la comida –una vaso y a “tomar pol saco”.

Siempre he sido persona que aguanta la sed y el calor, pasé mucho de ambas cosas en mi años de ciclista amateur, pero puedo aseguraros que si hubiésemos llagado a los 71º, el que escribe no lo haría ahora.

Recuero que un maquinista de la dragalina comentó en una ocasión, que en la zanja donde se extraía el fosfato, se había llegado a los 72º. Me cuesta creerlo, pues a esa temperatura ambiente los aire acondicionados dejan de funcionar (no pueden condensar el refrigerante), y se lo que digo porque soy técnico en climatización. Harto es decir que sin climatizar las cabinas de los camiones, a esa temperatura se achicharrarían.

El compañero Martinez del Cerro dice bien. Puede darse esa temperatura en un punto en concreto: Radiación directa del Sol, reflexión del mismo y convección del suelo. Pero con el aire ambiente a esa temperatura, creo que nadie lo resistiría mucho rato.

En Bucraa –los últimos tres meses de mili- conocí por primera vez lo que era el calor sahariano, llegamos a sobrepasar los 50º en varias ocasiones, aunque había mayoría de días que el calor no superaba los 35º, todo dependía de la dirección del viento y, ya sabemos, que el viento del norte, preponderante, no permitía elevar mucho la temperatura. Allí el peligro era la calma chicha y, especialmente, el viento del interior y el sur. Los de Tropas Nómadas, bien que lo sabéis.
En Cabeza de Playa jamás pasé calor y en El Aaiún, hacía algo más, pero nada del otro mundo.

Saludos saharianos.
El furri errante

[Domingo Rodriguez D]

Hola Alber:
Compañero leo tu comentario sobre la temperatura, y como no, sobre lo preparados que estabais para el desierto.Te contaré el día de mas calor que yo he pasado en el Sahara,fue en Agosto del 75,lugar Hausa,día, el mismo en que mataron al compañero paracaidista,nos llevaron en helicóptero, a varios de Parque y Talleres, para que pusiésemos a punto algunos de los vehículos que habían sido alcanzado en el ataque,pues bien, cuando llegamos,quiero recordar que serian sobre las cinco de la tarde,al bajarnos del helicóptero el aire que corría era abrasador,nos bajamos las mangas de las camisas, así como nos levantamos el cuello de las misma, con el fin de amortiguar el aire ardiente, apoyamos los cetme sobre una tapia para esperar que los legionarios, descargasen el material que llevábamos,cuando fuimos a coger las armas tuvimos que echarles agua,de la cantimplora,al cañón, ya que nos quemaba el mismo,termino diciéndote que nos dijeron que en el termómetro colocado entre las ¿casas?, que formaban dicho puesto, y estando dicho termómetro a la sombra, ese día habían llegado a los 64º,como digo a la sombra.Puedo decirte que nunca pase mas agobio que aquel día en aquel lugar,y yo recorrí todo el sector norte en bastantes ocasiones.
Un comentario;cuando la guerra del Golfo, los americanos calcularon que, cada soldado, necesitaba algo mas treinta litros de agua al día para soportar el desierto.Como se ve estábamos igual de cuidados.
Un abrazo,EL SEVILLA DE P.Y.T.

[Albert Marin Ausin]

Cumpliendo con lo comentado en el apartado reflexiones, paso un relato de un recuerdo del BIR.

Un compañero gallego recibió un severo castigo: Hasta la Jura de Bandera le tocó cocina todos los sábados y domingos por haber orinado en un bidón de basura y ser descubierto por un auxiliar. Seguramente que el recluta ya no aguantaba más y, antes que mojar los pantalones, decidió actuar. Su padre era comandante y, según el inefable cabo 1º “Hilario”, debía comportarse mejor que los demás reclutas por ser hijo de un jefe del Ejército. Recuerdo que el chaval, por una conversación que tuve con él, tenía mayor rechazo a todo lo militar, que la mayoría de nosotros.

Yo también estuve en trance de aligerar las aguas “ilegalmente”. Una madrugada me desperté con ciertas ganas de orinar, pero desde mi acogedora litera, oía soplar con cierta virulencia el viento –Alisios-. Me imaginé caminando hacia las pestilentes letrinas, en calzoncillos y con la manta protegiéndome –estaba prohibido vestirse antes del toque de diana-, en aquel ambiente frío que era la noche ventosa sahariana. Como mi joven próstata y vejiga era joven, me permitiría aguantar durante más de tres horas, tiempo que faltaba hasta la salida del desayuno, pues entre el toque de diana y el ligero condumio matinal, solamente nos concedían un minuto para formar, tiempo del todo insuficiente para vestirse en condiciones e imposible para cualquier otro menester personal. Normalmente, los momentos hábiles para ir al “aseo” eran durante la media hora del bocadillo, los tres cuartos de hora después de la comida y a partir de las 6 de la tarde .

Mi pereza nocturna me ocasionaría un sufrimiento físico que recordaría durante mucho tiempo.

Al salir de desayunar, un cabo auxiliar nos ordenó a un compañero y a mi, transportar dos literas de un barracón a otro. Justo el tiempo que necesitaba para orinar antes de la formación, pero a pesar que mi vejiga apretaba, pensé que aguantaría hasta la media hora del bocadillo.

Ya no recuerdo por qué, aquel día el cabo 1º “Hilario” nos castigó sin la media hora del desayuno, ni tampoco por qué entre actividades no nos dejaron ni un segundo de paréntesis, solapándose entre ellas. Según pasaban las horas, la vejiga parecía explotarme, me esforzaba para no rendirme. Mis súplicas al Cabo 1º Hilario y a los auxiliares fueron inútiles, siendo amenazado con duro castigo si seguía reivindicando el `poder ir al “campo de margaritas”

Mi esperanza de aguantar hasta el baño higiénico –La mar oceánica iba a diluir sin problema mis orines- se troncaba súbitamente, siguiendo con el castigo (no recuerdo la causa del mismo), nos habían suspendido la visita a la playa. El futuro inmediato era poco halagüeño para mí, ahora mi esperanza se alejaba, ya no me veía con fuerzas de aguantar hasta después de la comida y parecía inevitable empapar los pantalones como si fuese un bebé.

En el comedor, apenas probé el agua, concentrándome mentalmente para mantener cerrada la válvula de entrepiernas. El dolor de la vejiga estaba extendiéndose hacia el estómago.

Por fin, a las 2:00 de la tarde, mientras contemplaba la cercana “Duna Madre”, sentí el mayor alivio físico que jamás, hasta entonces, había tenido. Dieciocho horas habían pasado desde la anterior evacuación de las aguas ligeras… ¡Increíble! A partir de ahora sería más previsor.

Saludos a todos.

[Josep Carim]

ALBERT:

Desde este mismo momento cada vez que haga piss, lo hare sobre el 1º Hilario y compañia

Un abrazo.

Coronel carim***