Recuerdos imborrables

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
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Josep Carim
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Mensaje por Josep Carim »

Diego Padrón:

Recuerdos muy duros compañero.

Abrazos.

Carim
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JULIAN TORRES PORDOMINGO
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SI, DURO, MUY DURO

Mensaje por JULIAN TORRES PORDOMINGO »

Diego; me he metido en tu "piel" leyendo, y yo creia que lo habia leido y visto todo sobre las cosas que nos hacian a los "moros" despues de la descolonizacion, "moros" asi nos llamaban tambien en HOYA FRIA donde llegamos en el mismo tiempo que tu a LPA, no creo que fuera tan duro como lo vuestro pero si hubieron casos y cosas que clamaban al cielo, solo por haber vivido lo que vivimos "obligados" y no teniamos la culpa ni de todo ello ni de no tener otra ropa que ponernos que la de garbanzo y asi durante muchos dias, pasamos por muchos sinsabores, maltratados por algunos mandos de Hoya Fria, hasta que tambien tuvo que intervenir un Capitan "nuestro", El Capitan Castellanos (una gran persona y mejor militar) que comandaba la "Comision Liquidadora del BIR-1, que no se que tipo de accion tomo, pero si su frase:"a mi gente del Sahara ni tocarla" el caso es que a partir de entonces la cosa se suavizo, 3 meses en Hoya Fria de garbanzo y a los que aun nos quedaba mili de verde...
Pero lo vuestro..duro, muy duro.
Un abrazo
B.I.R-1 / 75 - 3ª CIA. - MAYORIA
Albert Marín Ausín

Recuerdos imborrables

Mensaje por Albert Marín Ausín »

Diego Padrón, leyendo tu “recuerdo imborrable” he revivido la misma angustia que me producía cuando soñaba, después de licenciarme , de forma repetitiva y durante muchos años, la pesadilla que llevaba dos años en el Sahara y no me licenciaban, Yo me dirigía al Capitán suplicándole que me dejase volver a la Península, que llevaba dos años y tocaba licenciarme, pero él nunca contestaba. El sueño en ocasiones variaba: Volvía a cumplir el servicio militar por segunda vez y, como no, llegaba al Sahara. A pesar de que pedía que comprobasen mi expediente, pues yo ya había hecho la mili y no debía estar allí, nadie me contestaba.
Según fueron pasando los años la pesadilla se iba espaciando hasta prácticamente desaparecer, pero no hace demasiado tiempo que volví a tenerla una noche, fue después de contactar con esta web.
Cuando estudiaba en la escuela de Maestría Industrial, teniendo el 2º curso de iniciación profesional completamente aprobado con buena nota, y teniendo 13 años recién cumplidos, me fui a matricular para el Primer Curso de Maestría Industrial, pero no quisieron matricularme aduciendo que hasta los 14 años no podía, pero me daban la alternativa de repetir el curso aprobado, así mis padres no me tendrían durante un año holgazaneando por casa. Yo pensé que era una injusticia (maldita burocracia inmovilista y de mentes estrechas) y con mi corta edad me fui a ver al Director del Centro a protestar, resultado: Tirón de orejas por mi atrevimiento y, para que cundiese el ejemplo, me invalidaba el curso aprobado y ahora lo tenía que repetir por cojones.
Durante la repetición me negué a apuntarme en la O.J.E, el profesor falangista que teníamos en el Centro me pregunto por qué no quería apuntarme, contestándole (pobre de mi) que la OJE era falangista y que no me gustaba, resultado: Cuatro asignaturas suspendidas, las de los profesores adictos al régimen imperante (flagrante injustícia, pues yo, “con tanta mili” en ese curso, era de los mejores de la clase). En Septiembre cuando tocaba presentarme a los exámenes de recuperación, caigo enfermo, no pudiendo examinarme, resultado: Debía repetir por tercera vez un curso que en su día a lo había aprobado.
Me sentí solo y angustiado, supongo que esa lamentable experiencia me marcó y después se mezcló con el servicio militar.
Diego, hacer mes y medio más de mili, en esas condiciones, después de lo pasado en el Sahara y haciendo el agravio comparativo con los otros saharianos ya en casa, y sin saber cuando se acababa aquello (nadie os hacía caso), debió ser durísimo (Sería mamón aquel Teniente ¿dónde le dieron el titulo? ¿en una tómbola?)
De verdad que tu relato me ha hecho recordar la angustia que sentí.
Un abrazo.
José Marín Díaz
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Recuerdos Imborrables

Mensaje por José Marín Díaz »

Estimado Diego: me he quedado de piedra, al leer tu “Relato”. Máxime, cuando tenía entendido que en la península a los que regresaron y los distribuyeron por diferentes cuarteles, fueron en todo momento respetados y admirados, ya que todos los saharianos fuimos en algún momento (novios de la muerte). Y simplemente por eso, ya nos merecíamos un recibimiento con todos honores. La actitud del mando, por muchas vueltas que le doy…no la entiendo. Seguramente, desconocía lo que era el SIROCO. Un abrazo, saludos…
José PT 74/75:
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Diego Padrón Lorenzo
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Mis peores días de Mili

Mensaje por Diego Padrón Lorenzo »

Hola amigos, con respecto a ese "recuerdo imborrable" que les cuento, he omitido o mejor dicho, no he querido contarles las experiencias nefastas y vejatorias que personalmente sufrí por parte de ese mal llamado teniente, jamás pensé que pudiera haber alguien en el ejército tan inhumano con respecto al trato de en ese momento sus subordinados. No he querido contarles mis propias experiencias porque jamás lo he hecho en esta Web, no me gusta y nunca lo haré el hablar de experiencias propias tan nefastas como las que me tocó vivir en Las Palmas, en mis Canarias queridas y añoradas, pero hay cosas y cosas, unas se pueden olvidar pero otras son imposibles de eliminar de mi memoria.

Normalmente, todos los días me siento con Belén, mi mujercita, delante del ordenador y repasamos todos los apartados y vemos las "novedades" del día, se siente sahariana, y no sin motivos ya que ella también visitó el Sáhara. Leimos el "recuerdo" que yo había escrito y rápidamente me preguntó que porqué no contaba todo lo sucedido, ya que ella desde que llegué se trasladó a Las Palmas y sabe o conoce perfectamente lo sucedido, no puede ser le contesté.

No soy militar, ni militarista ni tengo que ver nada con el ejército, pero fuí soldado sahariano, y me siento muy orgulloso de ello, así como del Ejército al que serví, como de España y de su Bandera que es la de todos y hay personas, como aquel teniente sin nombre, que no son dignos de llevar ni siquiera las putas botas que calzaba, se que un garbanzo negro no jode el rancho, pero aquel tío jodía, jodía como el que más y jodía con la mayor mala uva posible, por eso no quiero hablar mal de nada, ni siquiera contar lo sucedido.

Yo en el Sáhara fuí tratado de maravilla, no tengo queja alguna de ninguno de mis mandos, todo lo contrario, el espíritu de camaradería que se vivía en Ingenieros en Smara era elogiable, todos éramos compañeros se podía hablar de todo con cualquiera de ellos y realmente eso les hacía diferentes, participaban no sólo de nuestras "fiestas" o alegrías como de nuestras penas y hacían (los mandos) todo lo posible por alegrarnos un poco nuestra estancia allí. Todo lo contrario pasó en Las Palmas, fue realmente un mes y medio duro, "los peores días de mi Mili".

Amigo Albert Marín, tus pesadillas han sido las mías durante muchos años, es curiosísimo pero hemos tenido los mismos sueños, estoy cansado de soñar que me vuelven a llamar, que discuto el haber hecho la mili ya, que me llaman por segunda vez y que no hay nada ni nadie que pueda impedir el volver hacer la mili. Las he sufrido durante muchos años, me he despertado "de un salto", sudado y nervioso, pero han desaparecido desde que encontré a este psicólogo llamado www.sahara-mili.net y con ella a todos ustedes, con los que comparto las mismas vivencias y los mismos recuerdos. Gracias amigos por conseguir lo que el tiempo se negaba a olvidar, hoy mis recuerdos son compartidos con ustedes y esa ha sido la mejor de las terapias, no cabe la menor duda.

Un fuerte abrazote chicharrero a todos

Diego Padrón/Smara75
Después dicen que el Loco soy yo..... EL LOCO DE SMARA

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Fernando del Toro Floro
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Re: Mis peores días de Mili

Mensaje por Fernando del Toro Floro »

Amigo Diego:

Despues de leer tu relato pienso (a mi entender) que deberias contar ciertas cosas pero sobretodo el nombre del "TIRANO" porque puede que alguien tambien le recuerde incluso por si el lo lee y se le cae la cara de verguenza y/o mejor aún si lo lee un hijo para que sepa que clase de padre tiene.

Yo, en otro apartado del FORO hable de un Cabo 1º chusquero que habia en el Bir y era un maltratador nato y dije su nombre y hubo alguien que le defendia y llegamos a pensar incluso a afirmar algunos compañeros de la web y yo, que era el mismo ya que coincidia nombre y apellido, pues te aseguro que fué bien despachado y si no era el tambien por meterse en "camisa de once varas".

Pero se ve que tu eres de otro temperamento mas dulce que yo y no quieres dar leña, pero te aseguro que hay personas que no solo merece leña si no hacer publico su mal comportamiento ya que sus formas de actuar desprestigiaban al Ejercito. En mi caso particular como en el que tu has contado hemos comprobado que no era asi porque habia mandos extraordinarios y no por ser buena gente eran malos militares si no todo lo contrario, pienso que un mando si trata bien a su tropa es como en la vida civil un jefe, que si trata bien a sus trabajadores, estos trabajan mas agusto y el rendimiento es superior.
Última edición por Fernando del Toro Floro el 17 Feb 2007 16:55, editado 1 vez en total.
"El Almirante"
Cia de Mar del Sahara
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SAHARA
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Maximo Julio Carmona
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Mensaje por Maximo Julio Carmona »

Amigo Diego: Al leer tu anotación no he podido por menos de emocionarme incluso me han saltado las lagrimas.
Como es posible que os trataran asi, es que eramos diferentes, es que no teniamos bastante con estar en el Sahara me lo creo porque te conozco y se que eres un caballero de los pies a la cabeza.
Te cuento lo que nos paso a los Nómadas del primer reemplazo de enero 69, adelantaron la licencia sobre el 12 de marzo, tanto para el que habia difrutado permiso como el que no,pero al estar en las bases no podiamos marcha hasta que no llegasen los relevos, llegamos a el Aain el dia tres de abril, por supuesto todos estaban licenciados menos los Nómadas,y nos dicen que no podemos irnos hasta nueva orden, por fin el dia 15 nos comunican que nos iremos en aviones militares cuatrimotores, pues querian probar el puente aereo con los reclutas, fue el primer reemplazo que iban en avion.
Pero eso si el trato por parte de nuestros mando fué exquisito, haciendo lo que nos daba en gana vestido de paisanos hasta el toque de retreta que pasaban lista.
Asi te digo, tanto nuestros mandos como la tropa si eramos diferentes, y seguiremos siendolo por esa amistad ycompañerismo que nos une.
Yo tambien he soñado tres veces que estaba en la mili la ultima no hace mas de cuatro meses.
Un fuerte abrazo
Antonio N. Marrero
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Mensaje por Antonio N. Marrero »

Estimado Diego, ese tipo de cosas que has contado son aparte de inaceptables, absurdas e insultantes, del género esperpento. Me asombra ese desmadre y ese pésimo trato a soldados que se habían dejado la piel en Sahara e hicieron muchísimo mas de lo que se esperaba de ellos. Si se compara con las milis "tranquilas" en otras partes, la cosa se agrava aún mas Es kafkiano verse atrapado de esa manera en situaciones ridículas, idiotas pero que se tradujeron en la práctica en una especie de reclusión carcelera de perfectos inocentes que para mas inri se habían gozado como protagonistas la apresurada e inesperada evacuación del territorio. Lógicamente, la presencia de ese tipejo con estrellas es de lamentar y encontrarse con alguno era una desgracia no rara, conocí a unos cuantos realmente impresentables. Afortunadamente siempre había otros, los mas, que hacían honor a su uniforme y a lo que predicaban en sus teóricas.

Sigo sin entender esa especie de odio por parte de algunos hacia los saharianos o procedentes de Sahara. mas de una vez me ha tocado oir aquello de: "era un buen oficial pero no ascendió porque lo de africano le pasó factura" o " no llegó a general por haber estado tanto tiempo perdido en Africa" y cosas así. Incomprensible. Conocí allá en mi mili a un Brigada de Ingenieros, enviado al CIR a desempeñar tareas mas bien ridículas, sin mando de tropas o de instrucción y metido en una oficinilla en que no hacía prácticamente nada" El hombre estaba lógicamente amargado, había pasado su carrera en el Tercio y no sé bien si en Nómadas o en la Territorial, pero lo que si sé es que había estado al mando de tropas indígenas. Nunca entendí que hacía allí un individuo muy competente en lo suyo en lugar de estar en algún regimiento de su Cuerpo. Si alguien sabe la respuesta le agradecería me la dijese, porque nunca la he encontrado. Daba la impresión que haber estado por allá era una especie de vergüenza.

El asunto de los sueños, pués creo que a muchísimos nos ha ocurrido. Un psicólogo me dijo una vez que eso era síntoma de un stress post-traumático y claro la mili era un stress y un shock para muchos que no se olvida fácilmente. El mejor tratamiento como se ha dicho antes es contarlo a los demás y soltarlo, sacárselo de la cabeza. Esta página web funciona en este sentido como un tratamiento de primera calidad, con imágenes y todo e incluso con el apoyo de los antiguos compañeros de fatigas. Seguramente aquellos que se gozaron una mili relajada y cómoda no tienen esos sueños, pero para el resto aquello no fueron unas vacaciones de placer y para los saharianos menos que a nadie. Por reirse un poco contaré que algunos meses tras ser licenciado, estando un servidor durmiendo en casa a pierna suelta, tuvo un curioso espertar. me encontré de golpe, a oscuras, buscando a tientas las botas y el traje de faena para salir pitando a la formación. La causa, que en mala hora por mi calle y por ocurrencia de algún concejal pasaba una banda de la Cruz Roja tocando la diana floreada para anunciar las fiestas patronales (¡a la seis de la mañana, la madre que los parió!). Oí la diana en sueños y salté como un resorte a uniformarme hasta que cai en la cuenta que estaba haciendo el ganso. Me volví a acostar acordándome de toda la familia del concejal, alcalde y la banda. Había sido licenciado pero algo quedaba allá adentro en el coco de los tiempos guerreros.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
Albert Marín Ausín

Mi Salmonelosis

Mensaje por Albert Marín Ausín »

Para mi, un recuerdo imborrable, aunque no agradable, fue la intoxicación por alimento en mal estado que me produjo una especie de salmonelosis. Nunca lo supe ciertamente, pero creí no contarlo y llegué a notar que me moría.
Alguna situación tragicómica en la convalecencia me anima a efectuar un relato que empieza un día antes de la Jura de Bandera de los reclutas de Julio y finaliza cinco días después.

22 de Septiembre del 1973:

Soy el Furriel de la 2ª Cia. de Cabrerizas-I, durante todo el día los compañeros me suplican que no les ponga servicio para mañana ¡todos quieren in a ver la jura de bandera! la de “sus hijos” ya que el ochenta por ciento somos de abril. Por la noche, al pasar retreta, los inevitables gestos de disgusto de los que les tocaba servicio al día siguiente.

23, día de Jura:

La afluencia de civiles, entre los que se encuentran algunos familiares de los reclutas, nos crea cierta desazón al hacernos notar con más intensidad la lejanía de la nuestra y, en especial, de las novias.

Durante el desfile de una Compañía, un nutrido grupo de reclutas cambian el paso equivocadamente, lo que produce risas en algunos de los espectadores; de inmediato, el Teniente legionario, jefe de la PM, da la orden a dos de sus subordinados, para que aporreen a los que vean reírse, sin discriminar entre civiles o militares (de entre estos, la tropa, claro). Toda la tribuna y los que estábamos cerca, oímos la amenaza. Un grupo de soldados decidimos alejarnos, si bien no estuvo bien lo de las risas, la mayoría no lo hicimos y consideramos inaceptable y excesiva aquella medida del oficial de pelo blanco. Hoy día esto es impensable.

El abandono prematuro del espectáculo nos permite tomar posición en la cantina y tener ventaja de viandas antes que llegue la “marabunta” de soldados, normal en un día como aquel.
En animada charla, bebemos y comemos alimentos “informales”, parte de ellos de conserva, entre los cuales me engullo una lata de mejillones en escabeche.

Después, sin pasar por Cabrerizas (no vaya a ser que nos “enganchen” para algún trabajo) nos vamos a El Aaiún. En el Cine, después de una pequeña ruta de bares, en el cine Las Dunas disfrutamos de una película de “Espaguettis Wester” y, más tarde, regresamos al cuartel en la “guagua”, más contentos que una pascua; hemos pasado uno de los mejores días desde que estamos en el Sahara y, además, mañana llega “carnaza” recluta al Batallón ¡ya seremos padres!

Al llegar, el Capitán Borreguero me está esperando para que le lleve una mesa que tengo en el almacén de la furrilería a su “nueva” residencia en el cuartel. Por fortuna no se da cuenta que los compañeros que me ayudan están un pocos cargados de líquido etílico, el día ha sido de cantina del BIR a cantinas de El Aaiún.

24, llegada de los “hijos”:

Hoy llegan los nuevos a nuestra Cia. Solamente se incorporaran cuatro aspirantes a Cabos y seis soldados, con lo que los problemas de falta de personal para cubrir los servicios siguen sin solucionarse, la construcción del nuevo cuartel absorbe los recursos humanos.

Por la tarde llega el camión procedente del BIR, los ex-reclutas y ya soldados bajan del vehículo, entre ellos El Paco Orriach y Manolo Borrego (al primero muchos ya lo conocéis y el segundo hace poco que se ha incorporando a la Web) siendo recibidos por los Sargentos Semanas que los envían a las Furrilerías para la entrega del material y Cetmes. Yo, sentado delante de mi mesa, me he puesto en la gorra una estrella de cinco puntas, con lo que de golpe he alcanzado el escalafón de Subteniente. La “Pastilla” es ligera y nadie sale ofendido, a mi nunca me ha gustado la broma pesada; en este caso la estrella me la ha proporcionado mi ayudante de furrilería y con dos o tres compañeros más me han convencido para la suplantación.

De entre los llegados, está el prontamente popular y después “famoso” “Francisquito”. Este me pide que le guarde una caja de golosinas y pasteles, prometiéndome que yo también podré compartirlas, ya que en el barracón no tenemos taquilla y no sabe donde guardarla. Nunca abusé y el precio que le cobré se limitaba a degustar de cuando en cuando alguna de aquellas deliciosas “fruslerías” que le enviaban desde su casa en Barcelona.
(Aconsejo leer, para quien no lo haya hecho, el relato de mi amigo y compañero Paco Orriach “Leyendas del Sahara”).

Apenas hace media hora que he acabado de entregar el material y armamento a los recién llegado y, como si de un castigo divino se tratara, empiezo a notar un malestar físico que aumenta rápidamente, siento frío, aunque la temperatura a las 6 de la tarde es suave, 10 ó 15 minutos después de los primeros síntomas no me siento con ánimos y me estiro en la litera; según pasan los minutos mi estado se va deteriorando, pido a un compañero que avise al sanitario.
¡Coño! Furri, tienes 40 de fiebre, voy a buscar una aspirina, a ver si se te rebaja. Una hora después de tomarla mi estado ha empeorado mucho y mis compañeros ya han vaciado dos veces el cubo que recoge mis vómitos. La concurrencia en el barracón es alta y la charla animada de los compañeros me agrede como si del ruido de un reactor se tratase; pido a un compañero que intente persuadir a un grupito para que dejen de cantar sevillanas, mi cabeza parece que va a estallar, estos no hacen caso y prosiguen con su animada fiesta. El sanitario vuelve a pasar y al comprobar el termómetro me dice:
-Furri, tienes 41,5º de fiebre, si sube un poco más estas jodido del todo, voy al puesto de la Policía Territorial a llamar por radio al Teniente médico que está en El Aaiún para que venga urgentemente.
A los pocos minutos, enterado el Capitán Borreguero de mi lamentable estado me visita y, después de comprobar que realmente estaba mal, me dice:
-Ausín (El Capitán siempre me llamaba por mi segundo apellido), no te preocupes, el Médico estará aquí antes de una hora y verás como mejorarás. En ese momento sentí al Capitán un poco como padre, su atención para conmigo me reconfortaba, pero noté preocupación en su cara y esto también me intranquilizó. Todavía volvió dos veces más a comprobar mi estado durante la hora que tardó en venir el Teniente Médico, según me comentó al día siguiente el Hernando, ya que yo no me enteré a causa de entrar en una situación de inconsciencia por la altísima fiebre.
Había perdido la noción del tiempo cuando apenas noté un pinchazo en mi trasero, era el Teniente médico que me ponía una inyección para bajar la fiebre. A continuación parece ser que me efectuaba preguntas (según testimonios de mis compañeros), pero mi mal estado me impedía entender lo que me preguntaba.
La inyección produjo el efecto esperado y, más tarde, al bajar la fiebre pude contestar a las preguntas del Teniente médico y del Capitán. Se llegó a la conclusión de que una lata de mejillones en escabeche que había comido en la cantina del BIR el día anterior me habría producido una fuerte intoxicación por salmonelosis.
Aquella noche visité en varias ocasiones las letrinas, la fuerte diarrea que me sobrevino no me daba tregua y atravesar el patio de armas en cada ocasión en el lamentable estado que me encontraba se me hacía muy penoso, el fuerte mareo hacía peligrar mi estabilidad, por otra parte, por la noche el cuartel se encontraba a oscuras y, si no era muy imperativo, nadie se arriesgaba a entrar sin luz a las letrinas, ya que era muy probable pisar la mierda que a aquellas horas podía alcanzar el pasillo.
Como no me adentré mucho más allá de la puerta, aquella noche salí librado de “tropiezos” con los “pasteles”.

25- Con la mierda hasta la rodilla

Paso el día en cama, levantándome únicamente para ir a las letrinas.
En ropa interior y cubriéndome con la manta, al igual que durante la noche, atravieso el patio de armas soportando el insistente viento que vomita arena en el interior del cuartel, aunque ya no estoy tan mareado y no se me hace tan penoso. Entro en el pasillo de las letrinas y selecciono el habitáculo menos saturado de heces humanas, hay de diferentes texturas y tonos. Con un guiño forzado por la arenilla que me ha entrado en un ojo, hago un rápido reconocimiento del suelo, busco el espacio libre donde me quepa un pié, localizado uno a la derecha, hago lo mismo en el lado izquierdo; lo encuentro, pero notablemente más adelantado, con lo que mi posición en cunclillas será muy forzada. La imposibilidad de hacer uso de otro espacio libre de la porquería pastosa me decide a entrar en acción y, dando dos vueltas a la manta sobre los hombros para evitar ensuciarla, procedo a efectuar la difícil maniobra.
El ligero mareo y estado débil me impide triunfar en mi intento, resbalando y, para no caer sobre aquel inmenso y variado pastel, coloco el pié derecho sin elegir zona limpia y sí situándolo de la mejor forma que mantenga mi equilibrio. Mi pié con la naila que calzo, se introduce en el agujero de la letrina, sumergiéndose muy por encima del tobillo en una mezcla viscosa de mierda y orines.
Me acerco a la salida sintiendo la lubricación en mi pie derecho con gran desazón por mi parte ¿dónde encontraré agua para lavarme?
Veo pasar a un soldado de mi Cia. y le pido que avise al Cabo de Sub-Ayudantía para que habra la torre; el soldado receptor de mi demanda, se gira y, por su mueca de sorpresa, me da la impresión que debo tener un aspecto de lo más repugnante: En calzoncillos, mal cubierto con una manta, con los labios hinchados e iniciando la aparición de inmensas llagas y, lo peor, con el pié cubierto de autentica mierda humana por encima del tobillo hasta mitad de camino de la rodilla.
Sabía que en la torre acostumbraba a haber un bidón de 200 litros, más o menos lleno de agua, más o menos limpia o sucia (según se mire) y que era deseada por muchos para hacer una colada o asearse un poco.

El Cabo Victorino no acababa de aparecer con la llave, los lavabos estaban como siempre secos del líquido elementoa y a la cocina, el único sitio con agua, no podía ir en aquel estado de inmundicia. Pasaban los minutos, tenía la suerte que estaba a resguardo del viento y que el Sol de media mañana evitaba que me entrase el temblequeo que padecía en las salidas nocturnas, pero el “chocolate” orgánico que no había ido resbalando hasta el suelo, dejando en este una importante mancha marrón, parecía que se adhería con más fuerza y, además, mi triste aspecto era el “divertimento” de los que pasaban por el patio.

Un Sargento que descubre mi situación se encarga de hacer aparecer al Cabo Victorino, este no disimula la repugnancia que le produzco y tampoco la contrariedad de la irremediable contaminación del agua de “su”, por todos deseado, bidón.
El “Asturias”, mi ayudante de furrilería llega con un cubo y jabón, lo que evita que introduzca la pierna en el bidón y arruine todo el agua existente; El Victorino suspira y me pide que no le gaste mucha agua.

Por la tarde, en la litera, ya estoy en condiciones de asignar los servicios de mañana, difícil papeleta dada la falta de personal ¡dichosas obras del nuevo cuartel!

26-Monstruosa boca y mejoría:

Me siento débil y todavía como poco, pero la diarrea ya se ha cortado y, aunque todavía en la cama, puedo poner los servicios sin esfuerzo y no como ayer que supuso un calvario. La totalidad de los labios y parte del paladar están llagados, pero noto la recuperación cada hora que pasa.

27-Vuelta a la normalidad

Mi estado ha mejorado tanto que empiezo a hacer vida casi normal, la fuerza de la juventud ha hecho su trabajo y todo ha quedado en una anécdota. Mi boca sigue teniendo un aspecto repulsivo, pero sin vida social afuera del cuartel, poco me importa.

Después:

Muchos meses más tarde volví a sufrir algunas diarreas en Bucraa, al igual que muchos otros compañeros (varios llegaron a estar ingresados en El Aaiún y bastantes en cama en el destacamento), pero fueron muy menores que la salmonelosis.

Por estos episodios o por el tipo de alimentación, clima, o lo que fuese, regrese a la Península tocado del aparato digestivo, los primeros meses casi todo me sentaba mal y, teniendo en cuenta que siempre he sido y soy persona de mucho comer, aunque esté delgado, lo pasé francamente mal.
Con los años me fui normalizando y hoy, a los 55 años, estoy mejor que nunca del estómago (toco madera).
Jesús Bernal García
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Registrado: 09 Ago 2006 10:18

Mensaje por Jesús Bernal García »

He estado leyendo con detenimiento, los recuerdos imborrables de nuestro querido Diego Padrón, he tenido que leerlo y releerlo para comprender hasta qué punto, se puede hacer sufrir a unas personas, sólo por el hecho de humillarlas y verlas hundidas, sabiendo que no le pueden responder y hacer frente a esas vejaciones, ese tipo era y seguirá siendo un bicho de mala clase, sería interesante saber su nombre para conocimiento de sus propios allegados, saber qué catadura moral tiene ese personajillo con el que conviven.

Mis recuerdos imborrables son de otro calibre, en el lado opuesto, yo trambién llegué al SAHARA, en Enero del 1975, y después de hacer el campamento en el BIR, estuve en ARTILLERIA en el RAMIX 95, y en la batería de Destinos fui a CAJA, ya he comentado en otro escrito algunas cosas, pero aquí quiero quedarme con algo que me ha marcado para siempre.

En CAJA teníamos al CAPITAN DON JOSE PASCUAL MIGUEL, con mayúsculas, posiblemente una de las mejores personas que pude encontrarme en el ejército, no posiblememnte, fijo LA MEJOR PERSONA Y MEJOR MILITAR que he tenido la oportunidad de conocer., allí estába rebajado de todos los servicios, aunque de vez en cuando hacíamos algún refuerzo, en Canteras y creo que hice 6 o 7 guardias en Prevención, todas ellas de cabo, con esto quiero decir que me consideraba un afortunado, comparado con la situación que veía a los compañeros de alrededor, que no habían termiando un servicio y entraban en otro.

Teníamos bastantes privilegios, largos de enumerar aquí, pero había algo que nadie nos podía facilitar, como a todo el mundo, era la separación de nuestros seres queridos, cuando iba a ir de permiso en Octubre los anularon todos y ¡¡ joderse '' lo que me dolió aquello, pero en fin me consolaba que así me iría 40 días antes licenciado.

Me he enrrollado y no he contado mi recuerdo imborrable, dentro de los muchos que tengo, algunos malos y otros buenos, aunque al final trato de quedarme sólo con lo positivo. Cuando se iba aproximando la fecha de la MARCHA VERDE, nos hicieron un aprendizaje rápido del manejo de una batería de artillería, yo como cabo tenía que usar el goniometro( creo que así se llamaba ) para apuntar, utilizabamos una especie de jalones como referencia etc, y aprendí, y cuando se inició la MARCHA VERDE, con toda la marabunta alli, fuimos embarcados en un camión por la noche, llegamos donde nadie sabía donde, y nos pusimos lo primero de todo a organizar todas las piezas de artillerìas, alinearlas, etc. con un movimiento frenético, algunos estábamos alucinados porque no habíamos visto semejante trajín, cuando amaneció pudimos comprobar la magnitud de lo que allí se estaba cociendo.

Creo recordar que coincidió uno de los días en domingo y hubo una misa de campaña y creo que jamás he estado y he vivido una misa con tanta emoción y devoción ( soy ex-seminarista ), pero mi GRAN RECUERDO vendría después, llegó una estafeta o correo desde El Aaiun, y si sorpresa es que me traían un paquete, dentro del mismo UNA CARTA escrita de su puño y letra por el Capitán Pascual, donde me decía se sentía muy orgulloso de mí ( JODERSE LO QUE LLORE EN ESE MOMENTO ) Y QUE TODOS MIS COMPAÑEROS SE SENTÍAN MUY CERCA DE MI, PUES ERA EL ÚNICO DE CAJA QUE ESTABA EN LA MARCHA, me enviaban un carton de coronas, era el tabaco que yo fumaba entonces, una botella de whiski, y unas cuantas latas de conservas, en mi vida creo haber recibido mejor regalo, por todo lo que representó para mí en ese momento tan crucial de mi vida.

Luego a diferencia de nuetro amigo Diego, yo estuve los últimos 19 días de Mili en el CUARTEL DE ALMEIDA en Santa Cruz de Tenerife, algo nos putearon, pero contábamos siempre con el apoyo de nuestros mandos y el día 28 de Diciembre, día de los Santos Inocentes, me pre-licenciaron y me vine para la peninsula, en mangas de camisa, negro como un tizón, pero con una ilusión que aún recuerdo y que jamás olvidaré, pues cuando llamé a csa para decir que estaba en Madrid ( no había llamado antes porque no acababa de creerme me pudiera venir ) pensaban les estaba gastando una broma. Lo peor de todo es que estoy seguro que mi MILI le acortó la vida a mi padre, estaba delicado y falleció poco después de lñicenciarme con apenas 51 años.

Seguiremos contando cosas, algunas agradables y otras no tanto, pero como terapia es bueno.

Un abrazo a todos los saharianos.
Diego Merín Moraga
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Recuerdos imborrables

Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué tal Saharianos?

Tras unos mese de silencio he decidido incorporarme a los foros y contar alguno de los momentos inolvidables de mi estancia en filas.

Éste que cuento ocurrió en el Aaiún en el cuartel del Tercer Tercio:

¿Quién no ha visto un documental sobre los campos de concentración de la Segunda guerra Mundial? Pues bien, a la llegada desde el BIR-1 al cuartel nos llevaron al barracón de reclutas y al entrar en éste la primera impresión que me dio fue que estaba viendo uno de estos documentales. Allí estaban los demás reclutas sin apenas pelo en la cabeza. Todos estaban encima de las literas mirándonos al entrar. Como os podéis imaginar, al cabo de un rato yo tenía el mismo aspecto que ellos.

No he podido quitarme de la cabeza esta escena de encima a pesar de los años que han pasado.

Un saludo Saharianos.
Diego Merín Moraga
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Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué tal Saharianos?

Otra ocasión en la que creo que me jugué mi ingreso en "la pelota" fue aquella en la que estando de chofer de cuartel (ya estábamos en Fuerteventura) me dieron la orden de ir a buscar a un teniente a su casa allá por la zona del aeropuerto (este episodio me trae a la memoria aquel en el que tuve que llevar a dos altos mandos al aeropuerto de Fuerteventura. Creo que eran dos tenientes coronel).

Los que hayan hecho el servicio militar allí recordarán la subida muy pronunciada que hay desde la zona del paseo a pie de la playa hacia la iglesia. Pues bien, llegado al inicio de la cuesta no se si por los nervios de llevar estos mandos o por que tenía un mal día, empecé a meter marchas al Land Rover y el vehículo, que no tiraba cuesta arriba, llegó un momento en el que en vez de avanzar empezó a recular. Yo empecé a verme estrellado contra alguna pared o contra algún coche que estuviera subiendo también en ese momento. No os podéis imaginar mi desconcierto.

La historia terminó cuando conseguí frenar le coche como pude (no recuerdo si me apoyé en algún bordrillo de la acera). Al final de todo uno de lo mandos que llevaba se tuvo que poner al volante y pudimos salir del atolladero. Aun hoy en día no logro olvidar este incidente por mucho tiempo que haya pasado.

Siguiendo con el tema anterior, diré que a la hora convenida estaba allí en la zona a la hora convenida. Pero lo que pasó es que no supe dar con el domicilio del teniente y, entre vuelta y vuelta, se me hizo tarde. Fue entonces cuando me empecé a poner nervioso y sin pensármelo dos veces regresé al cuartel sin el teniente.

Al poco rato apareció por allí el mando con un cabreo que se subía por las paredes y empezó a llamarme por mi nombre a gritos e incluso me propinó algún insulto. Yo no sabía que explicación darle ni donde meterme, así que empecé a verme recogiendo colillas del cuartel con aquellas escobitas que usaban los de "la pelota", agachado todo el día y haciendo todos los trabajos sucios del cuartel a paso ligero (y en lo de "trabajos sucios" se incluía limpiar las letrinas).

Menos mal que por esa vez tuve suerte y la cosa no pasó de ahí. De hecho, tengo la cartilla limpia de arrestos.

¡Un saludo Saharianos!
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Diego Padrón Lorenzo
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OTRO RECUERDO IMBORRABLE

Mensaje por Diego Padrón Lorenzo »

Lo primero decirles que antes de escribir este recuerdo, me he leído varias de las cartes que le escribí a Belén, hoy mi mujer, mas que nada por recordar fechas y momentos vividos, aunque permanecen en mí como otro "Recuerdo Imborrable".

Para situarnos, Smara, 25-26 y 27 Noviembre del 75. Hacía ya un tiempo que se habían evacuado los Destacamentos de Mahbes, el primero, Echdeiría y Hausa a posterior. En Smara quedábamos pocos, muy pocos. Muy pocos nativos en el pueblo y sólo una parte del Tercio D. Juan de Austria III de la Legión, allí destacado desde no se cuando y dos dotaciones móviles de Ingenieros, de la 2ª Cia Radio que permanecimos allí para dar cobertura al Tercio e informar durante las 24 horas del día de la situación.

Sabíamos que el ejercito marroquí había tomado Hausa, sabíamos que estaban cerca, pero yo no me imaginaba realmente lo que iba a poder ver o a poder vivir. Personalmente, aunque había salido en muchisimas patrullas, estaba acojonado, mierda, recuerdo que al tener sólo dos coches y tener que dar novedades continuamente, y que por seguridad, teníamos que cambiar de frecuencia cada poco tiempo, me era casi imposible el "sacar antena" y localizar el "dial" ordenado, me temblaban las manos. Durante toda la noche del 26 de noviembre, estuvimos oyendo como el ej- marroquí, y con fuego de artillería disparaba contra no se donde, no ví a donde, pero sí lo oí.

El Oficial al mando, creo que Comandante, de la Legión, no lo recuerdo, no se movía de nuestro coche, los telegramas se enviaban uno tras otro, las órdenes que se recibían eran muy claras, pero después comprendí cual era realmente el problema, ese era principalmente el problema, el poder hacer cumplir las ódenes recibidas y me explico. En las muchísimas conversaciones y telegramas que se compartieron con los mandos de Aaiún, todo estaba claro, NO RESPONDER AL FUEGO ENEMIGO Y ENTREGAR SMARA EL DÍA 27.

Por mi posición de Operador de Radio y por mi situación, los coches de radio siempre estaban protegidos junto a los mandos, pude oír y transmitir muchas de las "opiniones" o "dudas" que el Tercio D. Juan de Austria tenía con las órdenes recibidas. Lo tenían claro, les era imposible el no contestar al fuego enemigo, les era imposible el permanecer estáticos, les era imposible el entregar tantos y tantos años y recuerdos vividos en Smara sin poder tener la oportunidad de luchar por ellos. Había que obedecer las órdenes pero no todos estaban por la labor. No puedo recordar las palabras que el Comandante de la Legión dirigió a su tropa en la madrugada del 28, pero fueron mas impactantes que el ruido de los disparos de la artillería marroquí. Habló del honor de La Legión y de los legionarios y con gritos y vítores amaneció.

Todo estaba preparado, coches , camiones cargados, tanquetas, el día 28 de noviembre había llegado, no puedo mentir, me sentí realmente aliviado, por fin salía de Smara, con tristeza por lo vivido pero coño, yo quería salir de Smara, lo que viví a continuación jamás podré olvidarlo. En perfecta formación la Legión arrió Bandera, el turuta nos puso los pelos de punta, y después cantaron la Canción del Legionario, nunca pensé que La Legión, La Legión Española, pudiera caer rendida en la batalla, en la batalla de la emoción, fue increible, se entregaba Smara sin hacer un sólo disparo. Se recogió la Bandera y fue elevada como si de un "toldo" se tratara y todos y cada uno de los que allí quedábamos pasamos bajo Ella entre sus cantos y sus lágrimas. Montamos en nuestros coches y sin mirar atrás nos pusimos en marcha. Cuando el coche de mando y el de radio pasaban por el Cuartel de Nómadas, el Capitán paró, rápidamente fuimos rodeados, como siempre por coches de la Legión, el Capitán se puso en pié en su coche, y con el mayor gesto de rabia que he visto, desenfudó su pistola y disparó, uno tras otro hasta vaciar el cargador, los casquillos fueron recuperados todos, los guardó y dió orden de seguir, fueron los únicos disparos que hizo La Legión, creo que le fue imposible el no hacerlo.

Creo que el mayor enemigo que en el 75 tuvieron las tropas españolas, no fueron los marroquis, ni los polisarios, ni mucho menos, fue el propio honor de sus soldados, ese honor y esa valentía que les impedía el entregar una parte de España sin poder tener la posibilidad de defenderla, el Sahara para muchos había sido su vida.

Espero no haberles aburrido con este "Recuerdo Imborrable", otro día contaré otro, pues realmente me siento bien al hacerlo, me libero de mucho peso, pero coño...que mal lo pasamos en el 75.

Un fuerte abrazote chicharrero
Diego Padrón/Smara75
El Loco de Smara
Última edición por Diego Padrón Lorenzo el 13 Nov 2007 12:45, editado 4 veces en total.
Después dicen que el Loco soy yo..... EL LOCO DE SMARA

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Diego Merín Moraga
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Recuerdos imborrables

Mensaje por Diego Merín Moraga »

Ahora os contaré otra anécdota
Última edición por Diego Merín Moraga el 22 Abr 2007 20:53, editado 1 vez en total.
Diego Merín Moraga
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Mensaje por Diego Merín Moraga »

Que tal Saharianos?

Relato en estas líneas algunos de los momentos que a pesar de los años siguen estando presentes y que son difíciles de olvidar.
Mi ingreso en el Tercio fue un poco rocambolesco, pues yo no iba destinado a ningún cuerpo especial, sino como se decía vulgarmente yo tenía que hacer la "mili" como "pistolo" en el Sahara, pero a la llegada al BIR-1 desde el aeropuerto y como vosotros ya lo habíais comprobado y yo lo he visto en algunas de las fotos que habéis mandado (yo las enviaré en unas semanas), por allí andaban merodeando personal del Tercio, Paracas, COE, ETC. para captar voluntarios, yo y otros pocos que veníamos de Barcelona nos apuntamos al Tercio sin pensarlo demasiado y después de escuchar a los captadores sobre las ventajas de hacer la mili de "lejía", pero al poco rato un poco aturdido y desorientado sobre el tema empecé a pensar en el que dirían mis padres sobre mi decisión (no había en la familia ninguno que hubiera sido "lejía", solo un tío mió que había estado de voluntario en la División Azul), así que regresé a la mesa donde me había inscrito y dije que me borraran de la lista, me sentí mas tranquilo, pero la cosa no terminó ahí pues de todos los que habíamos hecho un poco de amistad en el tren que nos llevó hasta Madrid, fui el único que so borró, así que empecé a preguntarme el porqué de este acto de cobardía, y entre estos pensamientos y los compañeros que me estaban presionando lograron cambiar mi voluntad, así que regresé de nuevo a la mesa de inscripciones del Tercio y pedí de nuevo que me inscribieran, la decisión ya estaba tomada y así empezó mi aventura en el Tercio.

No recuerdo con exactitud si ese mismo día ya nos dieron el uniforme de "lejía" pero si recuerdo que la primera noche en el Sahara la pasamos en los barracones del BIR, creo recordar que nos dijeron que las tiendas de campaña del cuartel de Sidy-Buya donde pasaríamos el periodo de reclutas no estaban montadas.

Al día siguiente pasaron por los barracones personal de sanidad para hacernos una inspección visual de los "bajos" ya me entendéis y hacernos algunas preguntas relacionadas con la salud y creo recordar que ya nos pusieron alguna "banderilla". Como ya he relatado en otra ocasión la llegada al barracón de reclutas de Sidy-Buya me dejó un poco impresionado.

Nos asignaron en las tiendas de camuflaje del modelo circular y esa fue nuestra casa hasta el 7-9-75 en que juramos bandera en el BIR.
Otro momento inolvidable fue la primera comida que nos dieron en aquel megacomedor (tiene alguien alguna fotografía?), yo particularmente era la primera vez que entraba en un comedor de esas características, a primera vista me llamó la atención aquellos vasos de aluminio coloreados y con alguna que otra abolladura, después las paredes estaban decoradas con grandes cuadros donde estaban inscritos los credos legionarios: Espíritu de sufrimiento y dureza, Espíritu de compañerismo, etc., etc., y grandes retratos de Franco y Millán Astray, si la memoria no me ha jugado una mala pasada, he de decir que en los primeros días allí iba bien que estuvieran allí, ya que como sabéis después de las comidas o cenas había que recitar dos de los espíritus , y si estos estaban en la pared hacia donde tu mirabas sólo tenías que ir leyéndolo y no extraerlo de la memoria.

La primera vez que probé el agua en el comedor y en aquellos vasos me supo muy repelente, de hecho al día siguiente ya tenía retortijones estomacales que no me abandonaron en todo el periodo en filas, como ya sabéis el agua era suministrada en camiones cisternas que no supe de donde la traían,supongo que en barcos desde la península, al hablar de los retortijones no puedo olvidar mi peor día, estábamos de marcha por una supuesta alarma ( de hecho las cinco veces que pasamos varios días fuera del cuartel fue por este motivo), no íbamos por ninguna pista asfaltada ni de tierra , sino campo a través a buena marcha intentando esquivar como mejor se podía piedras y agujeros, pues bien a cada agujero en que se metía la rueda era un bote que daba el Land Rover, con lo que mis intestinos iban de mal en peor, apretando como podía los músculos del bajo vientre y los desechos líquidos locos por salir, solo pude parar cuando en uno de estos botes la rueda de recambio (estaba atornillada en el exterior del capó) se soltó y se fue dando botes, cuando paré salí corriendo como un desesperado hacia los hierbajos que por allí había y evacuar con un poco de intimidad.

De las comidas lo que recuerdo es que no eran precisamente manjares, empecé a pensar que en los platos siempre había el mismo tipo de comidas, unas verduras con patatas y un trozo de carne con un hueso enorme que no se porqué empecé a pensar que era de camello, así que empecé a cogerle una desagradable desgana (esta desgana tuvo su punto álgido cuando en el primer permiso de salida para visitar el Aaiún, en el zoco o mercado estaban los trozos de carne allí colgados en los tenderetes a pleno sol sin ninguna protección y las moscas posadas sobre ella o revoloteando a su alrededor, esta escena no he logrado sacarla de las retinas).

A raíz de esta desgana empecé a no acudir al comedor y echar mano del dinerillo que nos daban y del que recibía de casa (no mucho para mi desgracia, si bien yo tenía un dinerillo ahorrado del que fuí hechando mano), y acudir al mesón y empezar a alimentarme a base de bocadillos de atún, queso, chorizo, etc., también el paté "El pato" y la mayonesa se convirtieron en mi menú, de hecho yo no era el único que lo hacía pues al poco tiempo nos obligaron a ir al comedor, creo que llegó al alto mando las quejas sobre la escasa calidad de las comidas, yo siempre cambiaba con alguien de la mesa el vaso de vino "peleón" por la fruta del postre.
En Fuerteventura la comida mejoró mucho ya que nos servían hasta macarrones

Volviendo al tema de las moscas, he de decir que estos insectos fueron particularmente agobiantes durante el tiempo que estuvimos en las tiendas de campaña a mediodía mientras echábamos la siesta (yo la verdad jamás pegué ojo durante este descanso) me sentaba en la "piltra" y así pasaba el rato que aprovechaba para escribir cartas a casa o a los amigos y estos insectos aprovechaba que sudaba para posarse sobre los dedos de los pies por docenas, cuando me agobiaban demasiado les daba con la sandalia, me daba buenos golpes en los dedos pero pocas escapaban con vida.

Del periodo de reclutas recuerdo que cuando nos levantábamos tomábamos el desayuno (normalmente un vaso de leche con galletas) y a continuación nos concentrábamos en el barracón donde estaba el armamento del Cetme que usábamos para hacer la instrucción y dentro de esta las clases de teórica, todavía me acuerdo de su definición es esta: Fusil de asalto Cetme, calibre 7,62, es un arma automática, individual y de tiro tenso, automática porque una vez efectuado el primer disparo descarga y carga automáticamente, individual porque para su uso y manejo solo se necesita un infante y de tiro tenso porque el ángulo de caída del proyectil es inferior a los 20º, etc., etc.

Mientras esperábamos para empezar la instrucción la mayoría nos sentábamos en las aceras que había entre los barracones, y por los altavoces nos ponían los himnos legionarios que todos conocemos, esto si que era inyectarnos el espíritu legionario. El periodo de instrucción fue duro pues coincidió con los meses mas calurosos del año a saber Julio y Agosto, por excelencia uno de los peores ejercicios de la instrucción era el de rodilla en tierra pues el suelo estaba lleno de piedrecillas que se te clavaban en las rodillas, los instructores lo sabían y para hacernos sufrir nos hacían estar en esta posición mas tiempo de la cuenta (siempre había algún instructor un poco cabroncete), nos duchábamos dos veces por semana oficialmente, nos llevaban descalzos hasta las duchas y con la toalla cubriéndonos nuestras vergüenzas, el paso por las duchas era visto y no visto siempre a paso ligero dejando libre la alcachofa para el siguiente cuanto antes, el aseo era muy necesario pues cuando íbamos desfilando durante el periodo de instrucción el "tufo" que salía de nuestros cuerpos era muy desagradable para nuestros olfatos sobre todo para los que iban en la últimas filas.

Una vez que juramos bandera y ya en los barracones de las compañías las cosas mejoraron en este aspecto, si bien no había duchas si que teníamos agua corriente en los baños aunque esta no era potable que era con la que lavábamos la ropa poniéndola extendida sobre el suelo, para lavarnos el cuerpo poníamos un tubo de goma en el grifo hasta el exterior de la pieza de porcelana (el lavamanos), y allí en cuclillas nos aseábamos.

Una vez en Fuerteventura en este aspecto dimos un paso atrás pues nuestra compañía y otras tuvimos que volver a dormir en tiendas de campaña, esta vez del modelo rectangular, los primeros días estuve un poco desorientado para conseguir agua para el aseo (la que nos traían en camiones cisternas y que depositaban en unos depósitos muy grandes de amianto sólo era para beber). Un compañero me informó de que junto al patio de armas de lo que en si era el cuartel de los "pistolos" donde nos encontrábamos había dependencias y dentro de estas unas duchas individuales, pidiendo permiso para entrar no tenías problemas para tomar un buen baño, una vez y con esto termino mi relato me sucedió lo siguiente: estando tomando el baño, yo había dejado las sandalias fuera de la pieza de porcelana (había una cortinilla para una mayor intimidad) para que no se mojaran, cuando terminé mis sandalias habían desaparecido "me las habían cambiado de sitio", como que no era plan de ir descalzo hasta la tienda en que pernoctaba miré si había alguien mas duchándose, tuve suerte pues había otro "legía" duchándose, las sandalias las había dejado fuera, se las cogí y salí por piernas, me dio mucho asco ponérmelas pues estaban muy pegajosas de la "mugre" que tenían encima, pero no había otra opción.

Tuve suerte pues al día siguiente me tocó hacer limpieza en el edificio almacén de prendas y allí me pude cambiar las sucias sandalias por unas completamente nuevas (todavía había en el almacén sombreros como los que usaban los exploradores de África con la mosquitera incluida), cuando formamos al acabar la limpieza tuve miedo de que hubieran descubierto el cambiazo de sandalias que había dado, así que procuré ponerme en una segunda fila.

Un saludo Saharianos
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