Recuerdos imborrables

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
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Fernando del Toro Floro
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Mensaje por Fernando del Toro Floro »

Hola Compañeros:

Dado que el nombre de este apartado es el mas acertado para plasmar algunos recuerdos imborrables, yo tengo un recuerdo muy, pero que muy desagradable y quizá por eso hace ya casi 40 años que ocurrió y jamas mientras viva se borrara de mi mente.
En mi cuartel (Cia de Mar del Sahara) como en casi todos los cuarteles habia un taller de mecanica en el que se reparaban cohes, camiones y los anfibios, bien, uno de los mecanicos que no recuedo el nombre solo recuerdo que era de Cantabria y que estaba a punto de licenciarse y como todos hicimos, el iba comprando cosas para traerlas de recuerdo para sus padres y familiares, un dia al toque de diana alguien se dió cuenta que habian roto el cristal de la puerta que daba al taller y en un cuarto que habia dentro del taller es donde los que trabajaban en el taller guardaban sus maletas, pues bién, habian robado en las maletas y a este muchacho le robaron todo lo que habia comprado para traer a su familia.

Nunca supimos si fué este motivo el que hizo que que este compañero entrara en una depresión tan tremenda que en unos pocos dias tuvo que ser internado en el hospital del Aaiun y al poco tiempo nos comunican de su fallecimiento, eso como os podeis figurar nos causo una terrible tristeza y pienso que al ser un cuartel pequeño ( solamente 17 soldados por reemplazo) el impacto es mayor, cuado llevaron el ataud a nuestro cuartel os podeis imaginar la pena unida a la rabia que nos invadio debido a que le faltaba poco mas de un mes para licenciarse.

Despues de que dos compañeros sellaron el ataud con zinc se le trasladó a la Iglesia que estaba a escasos metros del cuartel y fué velado toda es noche y parte del dia siguiente por todos nosotros que nos relevabamos cada cierto tiempo como tambien hicieron los mandos.
Pero lo peor que nos pudo pasar fué el momento de la llegada de sus padres y estar presente en el momento en que esa madre ve el ataud de su hijo, eso jamas se me olvidara de la memoria y no quiero dar detalles por no dramatizar mas la situación pero a grandes rasgos quiero escribir parte de esos duros momentos porque lo llevo guardalo la friolera de 40 años. Al ser trasladado al aeropuerto, no recuerdo si fui selecionado o me preste voluntario para con otros tres compañeros, subirle a un camión y posteriormente subirle al avión, sus padres iban tras el camión en el Land Rover con el Capitan jefe y tampoco olvidare jamas una vez estaban los restos de este buén compañero en el avión el abrazo y las palabras de esa madre desconsolada que nos dijo....cuidaros hijos mios que no llegueis a vuestra casa como va mi hijo, esas palabras hizo que a los tres compañeros y a mi se nos escaparan las lagrimas que desde hacia ya muchas horas teniamos retenidas.
Hablo solo de la madre por eso de que son mucho mas sensibles y expresivas pero imaginaros el pobre del padre como estaba también.

Referente al robo en el taller fuimos todos interrogados y revisados los brazos por si al meter el ladrón el brazo por el cristal roto se hubiera cortado o simplemente arañado, pero nuestro Capitan sabia positivamente que ninguno de sus soldados cometió el robo, pero imagino que al realizar un parte tendria que exponer las investigaciones que fueron hechas, siempre tuvimos la convinción de que el ladrón no era de nuestro acuartelamiento.
Bueno....ya esta escrito y pienso que ahora aparte de rememorar aquellos tristes momentos, tambien he contribuido a escribir unos recuerdos imborrables.
"El Almirante"
Cia de Mar del Sahara
Cabeza Playa - Aaiún
SAHARA
Albert Marín Ausín

Triste recuerdo

Mensaje por Albert Marín Ausín »

Al igual que a Fernando del Toro le quedó para siempre el recuerdo del triste fallecimiento del compañero de la Cía de Mar, yo siempre he recordado a un instructor del BIR.
De los instructores de la 4ª Cia (decían que era la menos dura) únicamente me ha quedado el recuerdo de la fisonomía de uno, y ello se debe al siguiente lamentable suceso:
No recuerdo su nombre, pero era el instructor más afable y cercano a nosotros, el que nos trataba con más respeto, a pesar de ser el que nos hacía desfilar más asiduamente.
Un compañero y amigo mío recluta, era paisano de él, por lo que en alguna ocasión habíamos compartido mesa en la cantina. A finales de mayo estaba eufórico ya que le quedaban pocos días para volver a casa. El último día nos invitó a tomar un trago para celebrarlo, nos comentaba sin disimular su alegría las ganas que tenía de abrazar a su novia, de volver a estar con sus padres. Le parecía un sueño después de casi catorce meses sin moverse del Sahara, volver a su pueblo y a su ambiente. Recuerdo también que comentó que en ocasiones le daba la extraña sensación que la vida anterior fue solo un sueño y que el BIR cubría toda su existencia, que había perdido la noción del tiempo en aquel lugar.
Cuando se despidió de nosotros, a modo de broma nos dijo: “Me voy a tocar pelo reclutas, que a vosotros os queda más de un año, ja,ja”
Pocos días después, mi amigo recibió la noticia que dos o tres días después de salir del BIR, había fallecido en su pueblo a causa de un infarto, como si la emoción del reencuentro con los suyos le hubiese colapsado.
Entiendo Fernando que el fallecimiento de tu compañero de la Cía de Mar te impactase y fuese un desagradable recuerdo imborrable, pues en mi caso, yo no vi su ataúd y quedé muy impresionado y afectado, y siempre, en mi memoria del Sahara me ha abordado su recuerdo.
Saludos a todos.
Diego Merín Moraga
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Recuerdos imborrables

Mensaje por Diego Merín Moraga »

Que tal Saharianos?

El día de la jura de bandera fue un tanto triste para mi , me vi completamente solo pues no vino nadie de la familia a presenciar el acto, tampoco ninguna novia pues en ese momento yo no tenia, así que fui testigo de como los familiares y novias de algunos de los compañeros de la tienda de campaña si vinieron y aquello me puso muy triste (tengo que reconocer que los ojos se me humedecieron en algunos momentos del día), los vuelos especiales hasta el Sahara no eran muy caros pero el estado de salud de mis padres y una economía no demasiado boyante desaconsejaron que vinieran a verme, yo así lo entendí y tampoco tuve ningún rencor hacia ellos, y en los días posteriores se fue olvidando el tema.

Es curioso pero me acuerdo de tanto en tanto de cuando nos llevaron desde el cuartel de concentración (ahora se ha convertido en un edificio para asuntos sociales) hasta la estación de tren cercana (Estación de Francia) sólo vino mi madre acompañándome (yo era el primero de los cuatro varones de la familia que hacia la “mili”, y para el colmo me tocó lejos de casa), nos llevaron andando durante ese trecho y una vez en la estación nos metieron directamente en el tren sin pasar un rato en las dependencias de la estación para tener unos minutos y poder despedirnos de los familiares, no pude darle ni un beso de despedida a mi madre y este hecho me sigue acompañándome en mis recuerdos (estoy escribiendo esta nota en un borrador y los ojos se me han humedecido).

Últimamente me esta pidiendo que le lleve a casa alguna de las fotos que me hice y algunas de las revistas que ella compró y que guardó y que eran de la época en que me tocó vivir con el tema de “La marcha verde” y el posterior abandono del territorio.


Un saludo Saharianos
Diego Merín Moraga
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Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué tal Saharianos?

Como ya os conté en mi anterior escrito de fecha 22-4-07 mi madre guardó todas las cartas que yo les escribí durante mi estancia en filas. Yo escribía todo lo que podía pues era consciente de que ella sufría por estar yo tan lejos de casa, sobre todo cuando las cosas empezaron a ponerse un poco mas serias con el asunto de “La marcha verde” marroquí. De hecho, mi madre empezó a comprar periódicos que publicaban noticias sobre el tema (e incluso me envió algunos de los recortes que aún conservo). También me compraba algunas de las revistas más clásicas del corazón y de información general (Hola, Semana, Triunfo, etc.). Y mira por donde que en una de esas revistas aparece mi compañía y yo en primera fila y el todavía Príncipe Juan Carlos pasándonos revista y en el primer tiempo de saludo. Por supuesto me envió esa hoja de la revista y cuando la mostré en la compañía todos querían tener una copia. Supongo que algunos llamarían a casa para que sus familiares la consiguieran. En la fotografía aparezco con barba y por lo que se ve me reconocieron, y eso que era la primera vez que me la dejaba.

Recuerdo muy bien ese día de la fotografía con el Príncipe. Como supondréis nos dijeron que le sacáramos el mejor de los brillos a las botas, al correaje de gala (el cual desde la jura de bandera ya no nos habíamos puesto) y al pantalón. Tuvimos que limpiarlos hasta dejarlos bien “matizados”, pues íbamos a un asunto importante al aeropuerto aunque en ningún nos dijeron a quién íbamos a recibir. Así que fue toda una sorpresa cuando apareció en la escalerilla del avión.

Yo en la foto no aparezco con la cabeza bien alta que es como están la mayoría de mis compañeros de la compañía, y que era la orden que nos habían dado y recalcado, y este detalle siempre lo he tenido en mente y me hace un poco de “daño a los ojos” cuando lo veo pues no es la posición correcta. De hecho no me gusta demasiado mostrar a nadie esta imagen, pero ya no es posible volver atrás en el tiempo para rectificar.
El detalle de la cabeza baja lo recuerdo perfectamente aunque también recuerdo otra cosa que solo es posible que me lo confirme o desmienta nuestro ya Rey Juan Carlos I: Yo, al tener la cabeza en posición normal y mirando al frente, le seguí en su recorrido por delante nuestro durante algunos segundos y juraría que en el rabillo del ojo derecho se le había posado un insecto un poco mas grande que la mosca vulgar que conocemos Ese detalle me viene a la memoria cada vez que veo reportajes en los que pasa revista a tropas.


Un saludo Saharianos
Diego Merín Moraga
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Recuerdos Imborrables

Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué hay de nuevo Saharianos?

Lo de seguir a un mando con la mirada mientras nos pasaba revista me costó un disgusto por parte del último capitán que tuve en Fuerteventura. Estábamos los conductores quitándole el polvo a los motores de los Land Rover (esto de ir los conductores a las cocheras a hacer el mantenimiento de los vehículos era una forma de escaquearse de las clases de teórica y de trabajos varios, pues mas que limpiar el coche, nos dedicábamos a charlar y escribir cartas a la familia y a los amigos. Eso siempre y que el mando estuviera un poco despistado o ausente, claro. En nuestro caso, era el cabo primero Leopoldo Blum Evernat el que nos sacaba de la formación para ir a las cocheras para envidia del resto de los “lejías”).
Pues bien, estando en estos menesteres nos llamaron para ir a la compañía y allí estaba nuestro flamante y joven nuevo capitán (no recuerdo ni su nombre ni apellidos), nos mandaron formar y yo cometí el llamémosle fallo de seguirle con la mirada durante algunos segundos (estaba en primera fila).Él lo notó y allí mismo me llevé un guantazo y un bronca en la que me dijo: “No permito que me sigan con la mirada”.
Supongo que más tarde le tuvo que saber mal haber presentarse de ese modo ante la compañía, aunque siempre me quedó la duda, puesto que un tiempo después organizó una expedición topográfica por la isla durante una semana con dos Land Rover. En el que yo conducía venía el capitán; en el otro iba el sargento primero Aquilino Márquez López y conducía mi colega de Vitoria Miguel Ángel Miñón Pérez, un chico muy aficionado a la música clásica que se trajo de casa un radiocasete y que siempre que podía se ponía a escuchar este tipo de música, sobre todo temas de órgano de J. S. Bach. A mÍ en aquellos tiempos me parecía un tipo de música un poco machacona, si bien ahora me agrada pero sin pasarme demasiado rato escuchándola.
En esta expedición hicimos un buen recorrido por la isla visitando lugares que de otra forma nunca hubiera conocido.
El resto de la expedición la componían unos “lejías” que eran de muy tener en cuenta. No deseo emplear aquí la palabra peligrosos, pues a mi personalmente no me “cambiaron nada de sitio”, pero no tuvieron ningún reparo en meterse por la ventana de una casa de pescadores que había en una aldea marinera que se llama Pozo Negro. Andaban buscando una caña de pescar pero no cogieron nada de valor que yo recuerde. El capitán ya les advirtió de ello.
Aquél día la comida fue de lo mas desagradable pues nos pusimos a cocinar algunos mejillones y almejas que habíamos recogido por las rocas con agua del mar. Estaba mala puesto que, como diría mi madre, aquello “estaba más salado que un perro”. Así que como no hubo manera de tragar aquello, tuvimos que echar mano de las provisiones cargado en el cuartel.
Otro de los lugares que visitamos durante esta expedición fue un molino de viento que había en la población de Pájara o Antigua no lo sitúo con exactitud (ahora que yo sepa está reformado y está relacionado con el turismo de la isla). Estaba en mal estado ya que hacía mucho tiempo que las aspas no habían girado y que no se realizaba nada relacionado para lo que fue construido. En el molino habitaban algunas aves a las que espantamos al meternos dentro para visitarlo.
Cerca de allí, a un trecho que no puedo precisar, había un puñado de piedras gruesas que formaban un monolito y además también había un monolito con un recordatorio (una especie de lápida pero vertical) con los nombres de varios paracaidistas que habían muerto durante unas maniobras por culpa de un brusco cambio en la dirección y en la velocidad del viento que los arrastró lejos del punto de caída programado (esta noticia la dieron por televisión y mi madre me la comentó en su momento). Le pedí permiso al capitán para desplazarme hasta allí (antes de ir al molino habíamos pasado por delante del monolito), y no puedo explicar el porqué, pero una vez en el molino sentí la necesidad de regresar al monolito, y recuerdo que me molesté en escribir los nombres y apellidos de los infortunados “paracas” en un papel que perdí más tarde.
Dispongo de una fotografía donde aparecen todos los miembros de esta expedición con un lugareño sacando agua de un aljibe para rellenar de agua los grandes botes cilíndricos que ya usábamos en el Sahara.
Durante esta expedición me tragué por segunda vez dos imaginarias seguidas por culpa de que el que tenía que relevarme no hubo manera de que se despertara aunque más bien creo que no quería despertarse. Durante un rato me senté en la tienda de campaña ( que por cierto, se montaban uniendo cuatro trozos que cada uno llevaba en su equipaje más un trozo del palo central que la sujetaba. El capitán y el sargento primero dormían en los Land Rover), dejando las piernas y la cabeza fuera de ella para ver mejor, pero como estábamos en un lugar entre la mas absoluta oscuridad y hacía mucho viento deduje que por allí no se acercarían ni los fantasmas. Así que terminé por mandarlo todo al cuerno y me dispuse a dormir. Afortunadamente no pasó nada y ni los mandos se dieron cuente de nada al día siguiente.
El último día y ya de regreso al cuartel fue el mejor de todos puesto que a la hora de comer hicimos un alto en un restaurante donde el capitán pidió a los dueños que nos cocinaran un buen guisado de cordero que me resultó exquisito. Tanto, que liquide tres platos para reponer fuerzas.

Un saludo Saharianos
José Marín Díaz
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Recuerdos Imborrables

Mensaje por José Marín Díaz »

Estimados compañeros:
Ocurrió en el mes de Septiembre del 75, si la memoria no me falla…
Era la hora de la comida del medio día, en el patio había unos 120 compañeros, formados y listos para comer. Abrí la puerta del comedor y le di el (sin novedad) al Tte. El, echo un vistazo a las instalaciones y a la prueba de la comida y le pareció que estaba todo en orden, por lo que ordenó que entraran los 120 compañeros.

Una vez que estaban todos situados en sus lugares, ordenó como siempre el “firmes” y el que aproveche.
Pero en está ocasión, después del “firmes”, se oyeron unos fuertes golpes en una de las mesas producidos por los cucharones-cazos. Nuestro Teniente, pidió por favor, que no quería oír aquellos golpes, por lo que ordeno de nuevo; descanso y firmes, pero se repitió la jugada. Los tuvo unos minutos firmes y por el pasillo central del comedor nuestro Teniente, hacia referencias sobre el comportamiento de; indisciplina, mal gusto, e indigno de hombres de 22 años, que pronto se licenciarían.

Los 5 ó 6 (súper asirocaos), insistían en sus actos de indisciplina, poniendo en evidencias a más de 110 compañeros, creo recordar que se repitió la jugada otra vez más y esto, fue la gota que colmo el vaso. Nuestro Teniente, se quito; la gorra, las gafas, la pistola, la galleta y también se quito de un tirón los galones de las hombreras. Retando a los indisciplinados al patio trasero de la cocina. Nuestro Teniente, les juró, que no tomaría represalias ocurriera, lo que ocurriera, también comento que en esos momentos era un Agente de Policía. Pero amigos, allí no salio nadie…

Nuestro Teniente, pudo elegir el camino más fácil y sacar a los 120 al patio y meterles un buen “paso ligero”sin embargo y en mi opinión, no quiso castigar a 115 inocentes y por ello, creo que actuó de esa manera. Una vez más, me lleve una gran lección del saber estar de nuestros mandos, en el Glorioso Cuerpo de la PT. A sí, como de mis compañeros, que sabiendo quienes eran los alborotadores, no los delataron…Si hubiesen salido los indisciplinados, creo que nuestro Teniente, tenía agallas para calentarlos a todos juntos.

Por todos ellos, doy 3 gorrazos en la puerta del comedor…Un abrazo, amigos…José PT 74/75.
Diego Merín Moraga
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Recueros Imborrables

Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué hay de nuevo Saharianos?

¿Quién no ha cometido alguna travesura durante su estancia en filas?

Yo cometí la misma en dos ocasiones, me explicaré: ambas fueron estando ya en la compañía tras la jura de bandera, cuando el cabo de guardia de la entrada principal era muy estricto, en mi caso, por tener el pelo un poco largo y no por ir hecho un “aguilón”. Así que nos echaba para atrás y nos dejaba sin paseo.
En estos dos casos la solución consistió en saltar por la garita que estaba situada en la zona de los “tigres” en el cuartel de Sidy Buya, ya que durante las horas de sol no había centinelas y era la que ofrecía más facilidades al ser de construcción sin techo. El problema es que la altura hasta el suelo era de respeto, pero las ganas de salir eran más grandes y no era cuestión de pensarlo demasiado. Si bien, ahora sigo pensando, a pesar del tiempo transcurrido, que qué hubiera pasado si me hubiera partido las piernas o si me hubiera hecho alguna otra grave lesión, ya que primero había que colgarse del borde de la garita y luego dejarse caer verticalmente. Saltar desde lo más alto de esta garita hubiera sido un suicidio. También me imagino donde hubiera ido a parar si nos hubiesen visto los de la P.M.: a la “Pelota” sin ninguna duda.
Esta garita estaba situada en la mitad aproximadamente del muro que iba en paralelo a La Sahia así que una vez echo el salto podías ir escondiéndote por los matorrales que por allí había hasta alcanzar la carretera que conducía hasta la ciudad. Pero el mar sabor de boca por haber procedido así duraba hasta la hora de regreso al cuartel, ya que siempre te quedaba la duda de si el cabo de guardia se acordaría de ti y de que no te había dejado salir, pero en ambas ocasiones esto no sucedió y pude respirar tranquilo.
Al recordar el cuerpo de guardia siempre me vienen a la memoria dos grandes placas con unos escritos (citas) que había entre los dos arcos que formaban la entrada principal, en el que había a la izquierda entrando desde la calle hacia el interior del cuartel decía: “El juego es el arte de perderlo todo menos la esperanza de ganar”, y el de la derecha decía: “Si tu condición de hombre te hace responsable de tus actos ¿de qué te quejas?, cumple tu compromiso y vete”, cada vez que entraba o salía del cuartel no podía reprimirme y los leía.
Una vez en Fuerteventura no recuerdo haberlos visto más e ignoro si con el posterior traslado hasta Almería los volvieron a situar en la entrada del cuartel.
José Marín Díaz
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Recuerdos Imborrables.

Mensaje por José Marín Díaz »

Escoltar un convoy a Villa Cisneros:

Por el mes de Abril del 75. Una mañana, estoy en la cantina de nuestro Cuartel y creo recordar que llego el Sargento Garrido, pidiendo voluntarios para una escolta a Villa Cisneros, yo no me lo pensé 2 veces y me apunté, ya que tenia ganas de participar en una patrulla larga de unos 600 kilómetros…también salieron varios compañeros, de los que había en esos momentos allí en el bar.

Una vez uniformados y listos para salir, paso por allí el Brigada Santana, que me vio y me pregunto; ¿Cabo, a donde vas? Y le respondí a Villa Cisneros mi Brigada, han pedido voluntarios y me he presentado. El Brigada me contesto; que el comedor no podía quedarse varios días sin el Cabo, por lo que no formaría parte de esa patrulla-escolta…Y menos mal que se quedo la cosa así, pues si hubiese partido con ese convoy, estoy seguro que al regreso al Aaiún, hubiese tenido algún problemilla.

Con el tiempo supe, que esas cosas siempre había que consultarlas y pedir permisos. Sobre todo si estabas al cargo de algún departamento, como era mi caso.
No obstante, se ve que no aprendí bien la lección y unos meses más tarde, volví a las andanzas… Pero en esa ocasión, me dije que se acabaron “las salidas del tiesto”. No hice nada grave…solo, que un domingo me “autorice yo mismo” para asistir a la última sección del Cine las Dunas, pensando que no se darían cuenta… Ya les contare detalles de la misma. Eran simples travesuras, pero dependiendo de quien las corrigiera, te podían costar muy caras.
Un cordial saludo…José PT74/75.
Diego Merín Moraga
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Mensaje por Diego Merín Moraga »

¿Qué hay de nuevo Saharianos?

Tras la visita relámpago al Sahara del príncipe Juan Carlos, durante los primeros días del mes de noviembre se empezó a rumorear que lo de evacuar el territorio era cuestión de semanas. La amenaza de “la marcha verde” marroquí había quedado atrás y esto nos trajo un poco de tranquilidad (también en casa de mis padres), pues las salidas hacia la frontera con Marruecos por alarmas dejaron de producirse (hago aquí un alto y describo la sensación que me producía el vuelo de los helicópteros y aviones de combate pues, al estar el terreno libre de obstáculos, el ruido que hacían éstos se propagaba en todas direcciones y en muchos quilómetros a la redonda, así que, por mucho empeño que ponía, rara vez lograba verlos pues era difícil adivinar en que dirección se desplazaban dada su gran velocidad (en el caso de los reactores). A veces cuando oigo algún helicóptero y su peculiar sonido como si fuera un tambor no puedo evitar el recordar cuando los escuchaba allá en el Sahara).
El tema de la “marcha verde” me trae al recuerdo cuando muchos de los componentes ya posteriormente entraron ya en El Aaiún. Efectivamente, fue durante mi última guardia en Sidi Buya, como ya sabéis la carretera o pista que venía de la frontera con Marruecos pasaba por delante del cuartel del Tercer Tercio. Pues bien, mucha de esta gente y las fuerzas militares de ocupación que los acompañaban pasaron por allí en esos días. Yo estaba de guardia en la entrada y desde los monolitos de madera tallada que había en la entrada lo pude ver todo (ver fotografías que hay de la entrada del cuartel) los camiones de esta gente todavía conservaban las fotografías del rey de Marruecos Hassan II adornando los laterales donde esa gente se hacinaban. Conservo en las retinas las miradas que nos echaban tanto ellos como los militares que los acompañaban con los fusiles en mano puesto que me impresionó mucho todo aquello (de hecho, muchas veces he pensado que yo era un blanco perfecto en caso de cualquier incidencia). A pesar de tener a mano mi máquina fotográfica no pude o no se me ocurrió hacer alguna fotografía de todo aquel espectáculo (la tenía en el cuerpo de guardia pues era muy golosa y me preocupaba mucho que me “la cambiaran de sitio” y por eso procuraba no dejarla en la compañía).
A los pocos de la visita del príncipe apareció por allí un grupo de actores con la cantante Sara Lezana a la cabeza. En el cine que teníamos dentro del cuartel nos deleitó con algunas canciones y, a continuación, actuaron un grupo de chicas que en su actuación incluyeron un desnudo integral para la alegría de nuestros ojos (he visto algunas veces la película “Apocalypse Now” y cuando llega el trozo donde un grupo de chicas llegan en un helicóptero y realizan un espectáculo musical para los soldados no puedo evitar recordar cuando para nosotros hicieron lo mismo aquél grupo de chicas pero un poco mas atrevido).
De la única película que recuerdo haber visto en este cine fue “Papillon”, si bien no la pude terminar pues esa tarde entrábamos de guardia.


Un saludo Saharianos
Albert Marín Ausín

Nochevieja del 73

Mensaje por Albert Marín Ausín »

Nochevieja del 73 en Cabrerizas:


De gran parte de las Nocheviejas que he ido celebrando a lo largo de mi vida (que ya empieza a ser larga la de los veteranos), los recuerdos se entremezclan, las imágenes de muchas de ellas son bastante parecidas según cada fase de mi vida. De niño reunidos con padres, tíos y primos, observando como los adultos brindaban con “champaña” barato y nosotros con agua, sin televisión y retirándonos a dormir como mucho a las 2 de la madrugada. De joven en Salas de baile sin cena, después con cenas con orquesta y baile. Cuando ya eres padre, cena en casa como cuando eras niño, pero brindas con buen cava catalán y ves las doce campanadas en directo desde la Puerta del Sol a través de un televisor en color y permites a tus hijos que estén levantados hasta que el sueño les vence. Ahora, con los hijos fuera de casa, Sigues viendo las campanadas, pero en pantalla plana de LCD o Plasma y eligiendo entre la Puerta del Sol o la que ofrece la televisión autonómica. A continuación disfrutas y soportas los programas musicales de los diferentes canales, sin olvidar los dilatados e interesantes espacios publicitarios. Los juegos de mesa también son una buena opción. Finalmente, cuando la juventud todavía está en pleno apogeo de “divertimento”, decides irte a dormir, “convencido” de que el haber tragado las doce uvas al ritmo de las campanadas, ayudará a iniciar un nuevo año provechoso y preñado de felicidad.

Sin duda, hay una Nochevieja que a los Veteranos del Sahara no se nos olvidará nunca, mejor o peor, fue la más diferente de todas y sin posibilidad de elección. El compañero sahariano José Manuel Sevilla Gómez (Cabo Ceuta) ya explicó la suya en este foro, y yo voy a relatar mía.

Estamos a 31 de Diciembre del 1973, la tropa del Batallón de Cabrerizas-I, disfruta de fiesta por la tarde, a excepción de los que están de servicio de armas y cocina, los cuales maldicen su mala suerte y se acuerdan de la madre del furri.

Durante las horas previas, en el dormitorio de la 2ª Cia. que se encuentra detrás del comedor, va acumulándose notable cantidad de agua tontona, el personal está contento y, el que no lo está, lo aparenta. Recuerdo que por Nochebuena el aprovisionamiento de alcohol fue muchísimo menor, pero hoy el personal quiere celebrarlo o, por lo menos, evadirse con garantías de su realidad.

En la cena se sirvió a la tropa un condumio extra regado con copa de coñac (creo recordar). a la salida, se pasó una rápida retreta, pasada esta por un 1º (la mayoría de oficiales y suboficiales ya estaban “desaparecidos”, el reciente asesinato de Carrero Blanco ya no creaba inquietud). Yo como furriel, leí los servicios, “endiñando” a mi amigo Francisco Orriach (actual compañero de la web y de los encuentros) guardia para el día siguiente.

Al romper filas, gritos, risas, bromas y, sin perdida de tiempo, nos dirigimos a los dormitorios a iniciar la gran fiesta. El agua tontona, a diferencia de Nochevieja, empieza a ser consumida sin más preámbulos. El ambiente que allí se organiza (más bien diría se desorganiza), se asemeja más a una orgía de alcohol que a una fiesta. Algunos nos retiramos pronto. En mi caso, no me divertía y una vez bebidos dos cubatas y un güisqui, en lugar de animarme me iba sintiendo más deprimido.

“Ascendí” a mi litera, la tercera superior, e intenté dormir, lo cual fue totalmente estéril, la macro-juerga ocasionaba tal griterío que debía oírse desde la duna madre. Habiendo perdido la noción del tiempo que llevaba tumbado y harto de mi extraño estado de ánimo, decidí salir a dar una vuelta por el patio de armas y acercarme al otro dormitorio de la 2ª Cia., pero vi que mi objetivo podía tener dudoso éxito, el estrecho pasillo entre las dos hileras de literas estaba colapsado de compañeros que saltaban y chillaban, con innegable intoxicación etílica la mayoría de ellos. El suelo era ya un charco, mezcla de agua tontona, coca-cola y vómitos. Sentado en mi camastro y con la ventaja de perspectiva que tenía al estar a dos metros de altura, disfrutaba de una buena panorámica de la sala, además aquella noche no habían parado el generador del cuartel y disfrutábamos de luz eléctrica, permaneciendo encendidas las cuatro o cinco bombillas que teníamos. Vi compañeros que habían caído vencidos por la borrachera, no siempre en la litera correspondiente. alguna almohada, sábana o manta estaba salpicada del mismo líquido viscoso que cubría el suelo. El agrio olor había impregnado todo el barracón y desee que pronto se hiciese de día para desaparecer de allí.

Ya avanzada la madrugada, el silencio fue venciendo al alboroto, roto ocasionalmente por las arcadas de alguna que otra vomitada o gemido de malestar. Finalmente pude dormirme, mi litera, gracias al estar en la tercera hilera superior, había quedado a salvo de aquella “guerra”.

Hacia las 12 del mediodía me desperté, el hedor del dormitorio era muy desagradable, casi todos dormían. Mi amigo Hernando que ocupaba la cama de al lado, también estaba despierto (al igual que yo se había mantenido sobrio). Sobraron las palabras y, después de un gesto, iniciamos la difícil labor de vestirnos de bonito, dadas las condiciones del piso, por suerte habíamos dormido vestidos sobre la cama y teníamos las nailas en nuestro poder, con lo que nos descolgamos hasta el suelo sin ensuciarnos los pies de aquella viscosidad ya pegajosa. Celebré que mi petate, apoyado en la pared tenía otros dos delante y estos habían frenado el desplazamiento del líquido hasta el mío, con lo que estaba limpio. comprobé que mis botas habían desaparecido (últimamente ya nos toleraban tenerlas fuera del petate), alguien, aprovechando la confusión, me las había “mangao” y dejado en su lugar otras muy deterioradas. después de efectuar yo similar operación (el fallo fue que las que agencié eran del 42 y mi número era el 40) y ya vestido en perfecto estado de revista (arrugas de la ropa aparte), salimos del barracón como alma que persigue el diablo. El patio de armas estaba solitario, el día era luminoso y la temperatura agradable. Dudamos si nos quedábamos a comer en el Batallón o, por el contrario, lo hacíamos en el Aaiún. Rápidamente llegamos a la conclusión de que lo más aconsejable era desaparecer, dado el estado inmundo del barracón y, posiblemente de los demás, pronto se organizarían grupos de limpieza; a mi, como furriel, me tocaría seleccionar al personal y, al Hernando, el de limpiador.

Al salir, saludamos a nuestros compañeros de la guardia, algunos tenían muy mal aspecto, todos habían iniciado el servicio sin dormir y algunos tenían una resaca de elefante. El Cabo Paco Orriach, como antes comenté, estaba de guardia y ese día se hizo una foto junto a la cabra, escultura que estaba junto a la entrada y que la mayoría de veteranos la debió ver en alguna ocasión, pues bien, en el álbum personal del Paco sale esa foto que se hizo el 1 de Enero del 74.

Con la guagua, camino del Aaiún, con la cadena de dunas de fondo paisajístico, nos sentimos reconfortados, hacía un día sin viento, comeríamos sin toque de turuta y veríamos una película en el cine Las Dunas, además, ya estábamos en el año en el que nos íbamos a licenciar y yo me iba de permiso el día quince, estaría cuarenta días en casa, vería a mi familia, amigos, a mi novia.........El nuevo año ya lo sentía más esperanzador y la frustrante fiesta de Nochevieja ya solo era una anécdota.

Por la noche, al entrar en el dormitorio, comprobamos que estaba más limpio que un quirófano, el Sargento Semana que había hecho su aparición a primera hora de la tarde, había organizado la brigada de limpieza con la totalidad de los que todavía permanecían en brazos de Morfeo, o sea, con más de la mitad de la Cia. A pesar de la impresionante resaca, hicieron buena faena los chavales.

Albert Marín Ausín, Cabrerizas 1973/74
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Diego Padrón Lorenzo
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Registrado: 05 Ene 2006 13:28
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Qué habrá sido de él....

Mensaje por Diego Padrón Lorenzo »

Este es otro de mis recuerdos imborrables y nunca he podido olvidar la cara de unos padres que con temor me pidieron que ayudara a su hijo.

12 de enero del 75, después de habernos leído en la Caja de Reclutas 1111 de S/C, Tenerife, las leyes penales militares, nos concedieron unas horas de permiso para ir a comer y cenar en casa. Teníamos que incorporarnos al Cuartel de Almeida a las 21 horas de ese mismo día, y así fue...después de despedirme de mis padres, no quisieron ir a Almeida, me acompañaron mi cuñado Landi, mi hermana y mi novia Belén, la despedida como la de todos, triste...muy triste, sobre todo por el momento y por el temor a lo desconocido.

Cuando llegamos a Almeida, unos padres con su hijo que también se incorporaba, me llaman y me dicen que "por favor ayudara a su hijo, que era muy cortito, muy tímido y que siempre había estado en casa". Eran gente del interior de la isla, de condición humilde, trabajadores del campo, pero buena gente....Les dije que sí, nos presentamos y entramos al Cuartel. No he podido recordar su nombre...Esto chico no me hablaba, hablaba poco, pensé que nunca había convivido con gente que no perteneciera a su familia, no sabía expresarse, y prácticamente me contestaba con un sí o un no. Pero poco a poco iba integrándose a mí, no se separaba de mí para nada, tenía miedo....

Cuando después de un terrible viaje en el Plus Ultra hasta Cabeza de Playa, con un temporal tremendo y después de unas grandes peripecias para poder saltar al anfibio que nos llevó a tierra, allí nos esperaban....nos acosaban,, la Legión y los Paracas para captar voluntarios para sus cuerpos..Sólo me despisté unos minutos, el tiempo necesario para quitarme de encima al legionario que una vez tras otra me ponía delante un contrato por 18 meses de mili, cobrando...y no se qué otras promesas más..Cuando miré, allí estaba al que yo debía de protejer, apartado a un lado y detrás de media docena de legionarios, allí estaba él, asustado...con miedo...Fui a recogerle y me dijeron que había firmado un contrato y que ya pertenecía a la Legión, intenté lo indecible por anular su contrato, fue imposible, o no supe hacerlo o no me dejaron. Pero sí me informaron, había firmado por cuatro años,¡¡ por cuatro años!!
grité...Les expliqué la situación del chico, lo que sus padres me habían pedido y mi promesa de ayuda...nada de nada.
No volví a saber nada más de él. Pero lo que no he podido olvidar es la cara de sus padres cuando me dijeron..."Oye..¿tú vas a África?..por favor ayuda a nuestro hijo.. que es muy tímido.."

Un fuerte abrazote chicharrero

Diego Padrón/Smara75
Después dicen que el Loco soy yo..... EL LOCO DE SMARA

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Jesús Bernal García
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Registrado: 09 Ago 2006 10:18

Mensaje por Jesús Bernal García »

Amigo Diego: Acabo de leer tu experiencia y último recuerdo imborrable, y aún no me llega la camisa al cuello, ¿ cómo es posible se abusara de la timidez y del acojonamiento de una persona´de esa forma ? en pleno siglo XX, eso era una LEVA " casi forzada ", algo que denigra a ese maravilloso cuerpo de la LEGION, con mayúsculas, la verdad es que era mucho el atosigamiento según llegábamos al territorio, pero de eso a casi aprovecharse de una persona que según la describes, si le hacen firmar que " mató a Manoete " lo firma, hay un abismo.

Esperemos que lo único positivo de este recuerdo es que le haya servido para algo ( no sé para qué ) y al menos le haya ido bien su vida, es un deseo para un desconocido pero que no deja de ser un ser humano, que posiblemente debió enfrentarse de una forma inesperada a la mili y algo más en un cuerpo glorioso pero muy duro si no es algo deseado y querido.
Antonio N. Marrero
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Registrado: 27 Jun 2006 09:57

Mensaje por Antonio N. Marrero »

Esa anécdota que cuenta Diego, era mas corriente de lo que pueda parecer. Como hice la mili en un CIR, me tocó asistir muchas veces a las captaciones de voluntarios al Tercio. Allí no iban los Paracas.

El modo de trabajo siempre era el mismo y como cuenta Diego. Desde el primer momento se atosigaba a los recién llegados, que bien acongojaditos y temerosos no sabían que hacer aunque muchos lo tenían muy claro: no firmar nada ni de coña.

En pocos días, los del banderín de enganche habían sobrepasado con mucho el cupo deseado de voluntarios y no era raro que hiciesen una especie de selección y largasen a los que no veían mas adecuados. Nunca tuvieron dificultad para completar sus cupos ni para elegir.

Había gente que firmaba sin saber de que iba la cosa. Muchos diría yo, pero no la mayoría. Algunos de los primeros al poco tiempo, al día siguiente, iban como almas en pena buscando romper el contrato, una cosa difícil pero no imposible. A veces eran los del banderín quien veían que aquel no servía y sin mas lo enviaban a las Cías. del CIR y en otras, los "cazados" buscaban ayuda en los veteranos del campamento. Para intentar "sacarlos" el mejor momento era cuando ya tenían gente mas que de sobra.

En unas cuantas ocasiones vinieron a mi, la mayoría de las veces tuve suerte y los del Tercio accedieron a dejarlo ir. Otras, no. Mis argumentos eran de lo mas variado: que si tenía tuberculosis o algo así, que al recluta quizá lo iban a licenciar por inútil y a veces, conversación "cervecera" con alguno del banderín intentando convencerle de que para que demontres querían tíos que ya se hacían pis antes de lucir el uniforme.

Conocí un montón de legías de aquellos banderines de Ceuta y Melilla. Buena gente aunque algunos muy folloneros. Por ahí debo tener un llavero del Tercio Duque de Alba que me regalaron.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
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Diego Padrón Lorenzo
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MIS ÚLTIMOS DÍAS EN EL SÁHARA

Mensaje por Diego Padrón Lorenzo »

26 DE NOVIEMBRE DE 1975

Sólo quedábamos la VII Bandera del Tercio D. Juan de Austria, y dos dotaciones de la 2ª Cia de Radio en Smara. Durante toda la noche de hoy pudimos oír como la artillería Marroquí bombardeaba la Sahia. Por mi “empleo” de Operador de Radio transmití/recibí infinidad de órdenes, pero sobre todo muchos “consejos” que desde los altos mandos enviaban al Comandante al mando de la VII Bandera (no recuerdo su nombre). Les juro que esos últimos días pase mucho miedo, sí, miedo, fue muy duro. Pero recuerdo que lo que más me preocupaba es que pude ver, sentir y vivir que la Legión no quería abandonar lo que había sido su vida, así como así, sin más…..hubo un momento en el que llegué a pensar que no estaban dispuestos a ello, pensé que nunca entregarían Smara sin más…….me equivoqué, supieron cumplir con honor las órdenes recibidas, faltaría más……
Al día siguiente 27 de noviembre, recuerdo que fue sábado, muy temprano y bajo las notas de “La Canción del Legionario”, pasamos todos desfilando antes de arriar la bandera, fue el último sábado Legionario en Smara. Imposible de olvidar.

Por este motivo, y en el día de hoy, quiero reiterarme en los agradecimientos a los compañeros que hicieron posible y me eligieron para que junto a mi gran amigo Manolo Viaño, fuéramos los encargados de representar a todo el colectivo de Veteranos del Sáhara en Ceuta, y depositar ante los caídos una corona de laurel. La emoción que sentí al cantar la Canción del Legionario sólo es comparable a la misma emoción que el 27 de noviembre de 1975 sentí en Smara. Un saludo muy especial al Coronel Albiñana por sus increíbles palabras y muestras de afecto en ese momento tan emotivo para mí, y por entender el porqué de mis lágrimas. El calor de su abrazo siempre estará conmigo.

Un fuerte abrazote chicharrero
El Loco de Smara alias Diego Padrón/Smara75

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abraham:
¿Entiendespor qué te quiero, "Loquico mío".

Grcias por éste post, Amigo Diego.

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Manolo Viaño:
LOQUILLO: Graciñas por tu relato, sobre las últimas horas en Smara y sobre todo por recordar aquella emocionante mañana, en el II Tercio de Ceuta, en el que nos concedieron EL HONOR de representar a todos nuestros compañeros Veteranos del Sahara, depositando una corona de laurel a los muertos en el servicio a España.
Taconazo de nailas-paracas

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Diego Padrón/smara75:
Un buen amigo me recuerda que mi memoria falla muchas veces....es que nos estamos haciendo mayores....Ciertamente el 27 de noviembre de 1975, no fue sábado, fue JUEVES, menos mal que siempre hay alguno de nosotros pendiente de que lo que contemos se ajuste totalmente a la realidad, de eso se trata....estamos escribiendo nuestra historia.

Gracias y "susórdenes mi Cabo"

Abrazote chicharrero
El Loco de Smara y hoy mas que nunca.....
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Mis últimos días en el sáhara


Del 27 de Noviembre al 10 de Diciembre de 1975

Cuando el 27 de noviembre llegué al Aaiún todo me pareció diferente, ya no era aquella “cuidad” bulliciosa en la que por las calles se podían ver todo tipo de soldados y militares. Las calles estaban prácticamente desiertas, el ruido del último convoy procedente de Smara, la VII Bandera del Tercio D. Juan de Austria, 3º de La Legión y dos dotaciones de la 2ª Cia de Radio, retumbaba entre las paredes de la ciudad, parecía que todo era fantasmagórico. Todo me era desconocido

Después de llegar al cuartel de la Legión y haber cumplido con las últimas órdenes recibidas del Comandante al mando, nos firmó el úlitmo parte, el de “ llegada sin novedad”,
Me despedí de él con en saludo y un “siempre a sus ódenes mi Comandante”, como era preceptivo, me miró, se sonrió y me dio una pequeña “colleja”, cariñosa pero me la dio, y sin decir nada más, siguió a lo suyo.

La mayoría de los Cuarteles ya se habían desmantelado, prácticamente todo el material se había cargado en camiones con destino Cabeza de Playa y de ahí a Canarias, mi casa.
En nuestro Cuartel de Ingenieros en Aaiún ya quedábamos muy pocos, los Zapadores prácticamente todos, habían salido para Canarias y muchas de las dotaciones de Radio también, quedábamos los operadores de siempre…los mismos, los mismos que habíamos evacuado Mahbes, Echdeiría, Hausa, Tifaritis, Smara y ahora…estábamos convencidos que también nos tocaría salir de los últimos de Aaiún. Allí me reencontré con mis compañeros de la 2ª Cia de Radio de Smara, habían salido unos días antes, creo que sobre el día 20 de noviembre, salieron muy contentos pues les habían comentado que de Smara a casa, pues éramos de Enero y la mayoría ya estaban en Canarias o prelicenciados. Yo pensaba lo mismo que al llegar al Aaiún nos mandarían a casa, por fin… a casa. Que ilusos…aún nos quedaba mucho que vivir.

Nada más entrar por el Cuartel de Ingenieros, el suboficial de Guardia, nos informa que tenemos que presentarnos en las Oficinas del Coronel D.Aramburu Topete. Ninguno de nosotros habíamos estado nunca en contacto con un Coronel de nuestro Cuerpo o Arma, llegamos a su oficina y allí estaba nuestro Capitán de Smara D. Gregorio Alcalde Gorostiza, recuerdo que nuestra alegría fue muy grande al encontrarle, aunque sólo hacía una semana que no le veíamos, pero fue como encontrar a…..¿un padre?..¿Un amigo?. De la conversación mantenida sólo recuerdo pocas palabras, algunas extraidas de mis cartas. Nos dijo algo así como…”Ahora lo primero una buena ducha, afeitarse y a comer”. Fue cuando nos miramos y realmente nos dimos cuenta de lo “guarros” que estábamos, guarros y desaseados. Al rato salió el Coronel y sus palabras, éstas no podré olvidarlas. Amables, muy amables y amigables, pero militares y claras órdenes. Nos dijo, está escrito en mis cartas, que teníamos que seguir cumpliendo con nuestro deber de servir a la Patria, que éramos soldados hasta el día de nuestra licencia y que se necesitarían operadores de Radio hasta el final y que esa era nuestra misión, para la que habíamos sido preparados y la que tendríamos que cumplir. Nos felicitó personalmente y se retiró.

Ya no cabía la menor duda, el palo fue grande…esperábamos salir para casa, pero no, había que esperar y esperar hasta el final, los mismos…otra vez los mismos de la 2ª Cia de Radio de Smara fueron los elegidos. 6 Dotaciones de Radio, 6 conductores 6 Ayudantes de Radio y 6 Operadores de Radio y entre ellos yo…….Sólo una cosa recorría mi cabeza..había que contactar con la familia. Después de muchos meses podría hablar por teléfono con mi familia ¿O no?

Si me lo permiten seguiré contando mis últimos días en el Sáhara, seguiré leyendo mis cartas y haciendo que mi memoria trabaje, me jode leer mis cartas, me duele, me emociona, pero después me siento mejor, mucho mejor.

Gracias por seguir permitiendo que cuente mis Locuras

Un fuerte abrazote chicharrero

El Loco de Smara
Después dicen que el Loco soy yo..... EL LOCO DE SMARA

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Albert Marín Ausín

Sobre los recuerdos

Mensaje por Albert Marín Ausín »

Amigo Diego, dices que te duele y te emociona leer tus cartas, pues espero que las sigas leyendo y continues explicandonos tus recuerdos.

De las cosas que me gustan de esta web, que son casi todas, una de las que más son las anécdotas y recuerdos de todos vosotros. Es como una pormenorizada historia de aquellos años que vivímos allí, explicada directamente por lo protagonistas y no por historiadores.

Diego, yo ya me leí el pasado invierno las casi cuatrocientas cartas que escribí a mi novia (manda huevos), pasé momentos duros porque mientras leía sentía las sensaciones de los 22 años, la ingenuidad e ilusiones de aquella época y, aunque la vida no me ha ido del todo mal, aquella ilusión de proyectos, con toda una vida por delante, era algo maravilloso (que os voy a contar). Pero valió la pena leerlas, ya que despertó mis recuerdos, los cuales fui apuntando por fechas.

Espero, de cuando en cuando, continuar con "mis recuerdos imborrables", que todavía tengo unos cuantos que creo valen la pena escribirlos en este apartado. Pero, por ahora, aguardo a que otros lo vayan haciendo también. Como diría el buen amigo Julio Muñoz: "No esconderos tras la duna".

Abrazo sahariano.
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