Medalla del Sahara

FORO de la WEB "La Mili en el Sahara"
Román Martínez del Crerro

Medalla de Sahara

Mensaje por Román Martínez del Crerro »

Fernando, muchas gracias por tu información. Coincide con lo que yo suponía. Son muchos los años pasados. Un abrazo, Román
Invitado

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Llevo algún tiempo entrando en esta web y leyendo los mensajes que me devuelven a los dieciocho meses que pasé en el Sahara (1967-1968. ATN. Bir-Samara-Bir) Quiero felicitaros y agradecer estos momentos que retrotraen a una juventud ya lejana, por no decir muy lejana.
Como todos, tengo muchos recuerdos y vivencias que contar. Algunas puras anécdotas y otras que pueden ser categorizadas como graves. En conjunto mi experiencia en el Sahara puede calificarla de inolvidable. Inolvidable por el compañerismo que conocí allí, muy por encima del que se practicaba en la Universidad, mi último marco de referencia; inolvidable por lo geográfico, una tierra y un cielo que nunca volví a ver; inolvidable por las enseñanzas de otros modos de vida, las de mis compañeros de diversas localizaciones de España, que me proporcionó y que aún hoy día tengo presentes e inolvidable, desgraciadamente, por los mandos militares que tuve.
Sólo puedo habla de los mandos que soporté: los de la 1ª Cía. del BIR, durante el primer llamamiento del 1967 y los del 1º llamamiento de 1968 (Ascendí a Cabo 1º y me mandaron al BIR de nuevo); los de la Plana Mayor de la ATN, y del 1 Grupo de la misma. Y me refiero a los Suboficiales, Oficiales y Jefes. A todos ellos y más concretamente, desde luego, a los que tenían mando directo sobre mí, en términos militares a mí escala de mandos. Y me refiero a su comportamiento conmigo y el resto de mis compañeros y a su comportamiento como militares, a los que se supone honor y honradez.
Ninguno de ellos, ninguno, nos enseño a respetar y querer al Ejército. Ninguno de ellos, ninguno, se preocupó en enseñarnos cuál era la misión del Ejército y cuál nuestra misión en él. A ninguno de ellos, a ninguno, le preocupó lo más mínimo formarnos como soldados. No me refiero al orden cerrado, ni como saludar perfectamente, ni como pasar el mosquetón del hombro derecho al izquierdo. Me refiero al ser soldado, al sentirnos integrados en un conjunto en función de un objetivo que, a su vez, justificara los 18 meses que pasamos allí. A ninguno le importó un rábano.
No voy a entrar en los malos tratos físicos (bofetadas o patadas) ni en los psicológicos (insultos), que a estas alturas no importan y en aquellas vejaban más a quién los infería que a quién los recibía. Tampoco en las chorizadas de los militares por sacar dinero de la cocina, de los bares (tropa, suboficiales y oficiales, que en esto todos eran sujeto de expolio), de los fondos reservados (estaba destinado en la Sección 1ª como escribiente y la ATN manejaba fondos reservados o secretos para pagar a los caídes de los aduares y tenerlos contentos. No todo el dinero les llegaba.) o del economato para los saharauis encuadrados en las Mías de ATN. Y un largo etc. No vale la pena, y más teniendo en cuenta que por las cantidades que se repartían, los que se las repartían que en esto hay que reconocer que no eran todos, más bien evidencia la situación de miseria de los sueldos de los militares que otra cosa. Si tenían que rebajarse por aquellos montantes, mal estaban pagados.
Tampoco voy a detallar las irregularidades administrativas y no tan administrativas que vi y que, como escribiente, redacté. Sería conveniente quizás que alguien investigara la extraña muerte de un comandante, segundo jefe del 1º Grupo en 1967. Vaya chapuza. O el curioso sistema de asignación de destinos. O la especie de agencia de caza de gacelas montada en Smara para visitantes ilustres de la Península. Etc.
De todas formas todo ello contribuía a que en los soldados que lo veíamos, soportábamos y sufríamos, creciese una cada vez más latente desilusión sobre el Ejército y lo que pudiera representar y un fuerte despego de cualquier concepción militarista. Sería interesante estudiar si entre las causas del colapso del servicio militar obligatorio debido a los objetores de conciencia, que se produjo a finales de los ochenta y durante la década de los noventa, no estuvo este amargo desencanto de una juventud que allí, por la década de los sesenta, fue llamada al Ejército y este la humilló obviando su deber: formarla. Los de los ochenta y noventa, fueron nuestros hijos.
Invitado

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Este asunto del mal funcionamiento del Ejército es francamente desagradable. No porque se hable de estas cosas, lo cual es perfectamente lícito y no es ningún secreto y cualquiera que haya hecho la mili lo sabe. Es desagradable sobre todo por el impacto emocional que supone saber que hubo gentes que no merecían vestir el uniforme militar, a tenor de los hechos de los que se habla. Lo deshonraban con su proceder.

Me permito recomendar un libro: Gabriel Cardona: El gigante descalzo. El autor que es historiador y fue militar, cuenta con un estilo ameno como era ese ejército desde que acabó la guerra civil hasta finales de los años 70. Se cuentan esas cosas desagradables al tiempo que se aclaran muchas cosas algo equívocas. Por ejemplo, lo de la famosa contabilidad-caja B que había en cualquier unidad. Aunque ilegal se la empleaba para tratar de disminuir la miseria de presupuestos que había. Era una forma de desviar dinero destinado a unos fines a necesidades urgentes. Pero, esa contabilidad era también auditada como la "oficial".

En el ejército de Marruecos, en lo relativo a tropas indígenas cuenta cosas como el alistamiento "temporal", solo para las inspecciones de nativos. Para hacer bulto y justificar el presupuesto. Apenas acabada, los nativos devolvían uniforme y fusil, cobraban una propina y se iban a sus casas. El dinero que debería gastarse en ellos iba a mejoras en el rancho para el resto, reparaciones y otras gastos. Para un observador externo que ignorara el tejemaneje, daba la impresión de un robo, pero en realidad no lo era.

Eso no quita en absoluto que hubiera trapicheos, corruptelas y aprovecharse. por ejemplo usar soldados para reparaciones de gratis en domicilios de oficiales, disponer de mecánicos gratis para sus vehículos particulares, escamotear combustible, tomar "prestadas" cosas de víveres o intendencia, entre otras cosas. Eso se comentaba entre nosotros abiertamente. Donde yo serví, por ejemplo, la calidad y cantidad de la comida variaba según el oficial y suboficial a cargo; había meses en lo que era excelente y en otros de pura pena. No acuso a nadie, solo señalo que es sospechoso ese cambio brusco de un día para otro, según quien mandara allí. Pero para muchos si estaba claro que se pasaba de alimentos mejores, mas caros a los restos de mercado de pésima o nula calidad, incluso caducados. Porque los cocineros eran los mismos. ¿En que se gastaba el dinero asignado a cada soldado para rancho? Ni se sabe, pero a alimentarlo, evidentemente, no.

Decir esto no es denigrar al Ejército ni es mi intención. Los que me tocaron a mi o por lo menos la mayoría eran excelentes profesionales y gente honrada. Pero no todos los que había por aquel cuartel eran iguales.
Eso influyó y mucho para la visión que tuve y tengo de la vida militar. A los que le tocaron pésimos mandos, se que no piensan lo mismo y tienen otra imagen diferente. Cuando hablo de mandos me refiero desde cabo hasta coronel. En cualquier escalón había, como en botica, de todo. desde gente magnífica hasta absolutos impresentables. Como cierto comandante, al que gustaba alegrarse el hígado y que me tocó estando de guardia de noche, detener en una barrera que intentaba saltarse, vestido de civil , con el coche haciendo eses, negándose a identificarse y para mas inri, estando de servicio como jefe de día. Con un fusil apuntándole entró en razones, aunque era incapaz de mantenerse de pie. Aquella noche sudé tinta pensando la que me iba a caer, pero no pasó nada. Es solo una anécdota mas, de lo que un soldadito de reemplazo se podía encontrar. Desde gente que daba ejemplo de virtudes militares hasta individuos como ese, realmente deprimentes. No era un caso raro, había mas. Podría contar mas historias, pero prefiero olvidarme de ellos. En mi memoria, prevalecen aquellos buenos militares sobre los otros.

Los castigos físicos, que yo sepa están prohibidos desde las ordenanzasde Carlos III. No eran legales. Pero los malos tratos existieron, algunos realmente muy crueles. Escribir eso en este foro, no es tampoco denigrar al Ejército, es narrar una realidad. Que no ocurría en todas las unidades de la misma forma, por supuesto, pero ocurría. Los responsables son quienes maltrataban a sus inferiores jerárquicos, no quienes narran lo que les hicieron. Se que no queda bonito hablar de eso, que ninguna unidad en su historial cuenta estas cosas (el Tercio por ejemplo) , pero ocurrieron y yo me lo creo porque me lo contaron legionarios, oficiales para ser exactos.

En el libro citado se explican algunos problemas internos del Ejército. por ejemplo el desmesurado número de oficiales, la increíblemente escasa cantidad de suboficiales, el exagerado número de soldados aparte de la existencia de instalaciones obsoletas o de escasa utilidad que consumían recursos. Los sueldos de los militares eran bajos, la vida era cada vez mas cara, los tiempos iban cambiando y las mentalidades de la gente nueva eran diferentes. Quizá esto explique muchas frustraciones de militares profesionales, con lentísimos ascensos, escasos destinos atractivos, muchos destinos de relleno en oficinas, depósitos o guarniciones perdidas. Se de muchos que abandonaron el Ejército, estudiaron una carrera y se dedicaron a otras cosas como civiles, porque allí no tenían futuro. Una lástima.

Para acabar, no encuentro mal ni me parece desdoro alguno para el honor del Ejército, que cada cual cuente su vida militar tal como la vivió. eso es la realidad histórica de cada cual. No se puede cambiar. Es personal. Precisamente esa visión variada de la vida militar en Sahara, es la que nos da una idea mejor de como era aquello y servir allí. Tratar de presentar una visión edulcorada, paradisíaca, todo contento y alegría, fraternidad de camaradas y demás, no es creíble. Incluso es contraproducente, porque la gente tiende a desconfiar de tanta felicidad. Máxime en un sitio en que todo el mundo contaba los días que le quedaban para licenciarse (si tan rcamente estaban, ¿porque no se reengancharon o se hicieron profesionales? la mayoría me refiero) En todas partes, hubo roces entre amigos, discusiones, alguna pelea, sin mas consecuencias, es lo normal. Hubo momentos buenos y distendidos y otros bastante malos o deprimentes, también es normal.

Pero en fin. Ha pasado mucho tiempo de eso. Particularmente, como ya he dicho en otro lugar, no considero que mi paso por los cuarteles haya sido para mi ningún trauma de ningún tipo ni que haya generado odios o rencores, que por otra parte no sirven de nada a estas alturas.

Saludos cordiales a todos
Antonio N. Marrero
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Mensaje por Antonio N. Marrero »

El último invitado es Antonio N. Marrero. No ha salido mi identificación.

Disculpas y de nuevo mis saludos
Román Martínez del Cerro

Medalla Militar

Mensaje por Román Martínez del Cerro »

En una ocasión, no hace mucho tiempo de ella, le comenté a un coronel retirado, antiguo legionario, que diferente era la disciplina militar de una unidad a otra. En mi caso, el BIR, con una disciplina fuerte; el Regimiento de Ingenieros 9 del Aaiún, con una disciplina media y el cuartel de Mata, en Las Palmas, con una baja disciplina. Él me contestó: “hombre, en el cuartel de Mata no era necesaria”. Y tenía toda la razón. Desde tener que “instruir militarmente” a unos mil tíos, cada uno de su padre y su madre, a trabajar en camaradería y amistad, en pequeño grupo, en labores de avituallamiento había una diferencia abismal. De todas formas, en mi caso, en ningún destino sufrí el menor arresto, ni por supuesto me pusieron la mano encima. En cuanto a, “si era necesaria esa disciplina......”, no debemos olvidar como debe actuar el ejercito en caso de conflicto, de forma eficaz y urgente. Aquí no cabe preguntar a cada soldado que le parece que hagamos. Las decisiones no se pueden tomar “democráticamente...”. Por tanto nuestra mentalidad debe ser absolutamente distinta.
Otra cosa es la vocación militar. Unos la tienen y otros no. Yo me alegré mucho que el ejercito pasara a ser profesional. El servicio militar obligatorio, en una sociedad moderna no tiene una justificación lógica, al menos desde mi punto de vista. Aunque este es otro tema que creo que ya existe un foro sobre el mismo. ¡Que distinta se ve nuestra profesión cuando se tiene verdadera vocación!
Por último, sobre el tema de la falta de profesionalidad de algunos militares, yo tengo que decir que de los que yo he conocido, la inmensa mayoría han sido unos buenos profesionales. Indudablemente, algunos... más vale olvidarlos. Otros han sido todo un ejemplo para los que hemos estado a sus ordenes. Algo muy similar a la vida civil. Quién conozca el funcionamiento de una gran empresa, o pequeña, organismo, la administración, etc. verá que hay de todo. Es la condición humana, no somos perfectos. El problema es que los defectos de algunos manchan la reputación de los demás.
En cuanto a los invitados anteriores, el segundo se identificó a continuación. Problemas con el uso de la informática. El primero aún no se ha identificado. Espero que lo haga, ya que es más bonito y valiente dar y conocer los nombres de los que expresamos nuestra opinión.
Un cordial saludo sahariano, Román
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Juan Ant. Cabrera Campos
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Ubicación: Jerez de la Frontera

Medalla Militar

Mensaje por Juan Ant. Cabrera Campos »

Estimado Román Martínez del Cerro:

La espiral de anonimatos que últimamente se vienen produciendo en la Web, no vallas a creer qué es por casualidad, “OJO AL DATO”, sus intenciones llevan, por ello y en mi profesión decimos, al escrito, al papel y a Internet….., hasta el culo, punto y coma lo has de leer.

No me puedo explicar que en 2.0006, existan “ANONIMOS”, los de más temprana edad últimos del Sahara Español estamos en los 52 años de edad, con más canas que Platero y más “AVERIAS QUE EL COCHE DE DRACULA” por ello decidí el no responder a anónimos. La descripción de algunos escritos, parecen resúmenes de lo expuesto por muchos de nosotros y recopilados a sus formas, claro sí las circunstancias no se han vivido directamente el fallo se les nota a distancia, por muy bien que nos las quieran dar.
Indiscutiblemente cualquier descripción merece respeto, pero no se puede GENERALIZAR……, a todos no nos fue igual, toma… y la niña fuma, ¿Qué nos lo pregunten a los del interior del año 1.975 y últimos de Bu-Craa? . Mi opinión y es solo mía, no merece la pena “ENTRAR AL TRAPO”, el que quiera que se de de alta, se identifique y se le contesta, lo demás, son romeros con cantinelas en desusos y sin mensaje. Un fuerte abrazo Román, Juan Ant. Cabrera Campos-cabo Jerez-Smara
Román Martínez del Cerro

Medalla del Sahara

Mensaje por Román Martínez del Cerro »

Querido amigo Juán Antonio Cabrera: el que tira la piedra y esconde la mano, o es un inseguro de si mismo, o es un cobarde, o no actua limpiamente...Realmente como muy bien dices, lo mejor es ignorarlo. No creo que ningún Veterano del Sahara con, al menos, más de 52 años esté tan poco maduro como para esta minisfestación de inmadurez. Lo que ocurre es que yo intento seguir el consejo de nuestro paisano José María Pemán. El decía que contra el dicho de "Piensas mal y acertarás" era mejor el "Piensas bién, aunque no aciertes". No se si estó lo escribió en El Cerro de Jerez o en la Plaza de San Antonio, de Cádiz. Un abrazo saharino, Román
Antonio N. Marrero
Mensajes: 1006
Registrado: 27 Jun 2006 09:57

Mensaje por Antonio N. Marrero »

Estimado Román, comparto íntegramente tu mesaje. Efectivamente, hay situaciones muy distintas en la vida militar. No es lo mismo una unidad íntegramente profesional como el Tercio o Paracas, que una unidad de instrucción tipo CIR o BIR o una guarnición "normal". Las circunstancias y el personal se enfrentan a situaciones diferentes. En mi caso particular, en un CIR, en mi unidad la disciplina era muy alta y bastante estricta, lo que me parecía bien. Yo tampoco me quejo del trato ni de las míseras instalaciones en que me tocó vivir. Tuve también la suerte de tener unos mandos (excepto algunas excepciones) con bastante profesionalidad y honorabilidad. Precisamente por eso, me fastidiaba y mucho, tropezarme a otros que sencillamente deberían estar en otro lado, pero no allí dando una pésima estampa y máxime en un lugar plagado de reclutas que contactaban por primera vez con la vida militar.

Como bien dices y se debe insistir en ello, en todos lados hay garbanzos negros. En unos mas y en otros menos. Pero desgraciadamente los hay.

Otro aspecto y que a veces se relaciona con lo hablado, es de las costumbres y usos que han ido cambiando a lo largo del tiempo. estos usos y costumbres tolerados (pero oficialmente no autorizados) como los castigos físicos son otra rémora en la imagen que de los militares había antes. ahora y desde hace ya algún tiempo, no. Eso de saber de individuos con un saco de arena atado a la espalda y trabajando de sol a sol, no contribuye nada a engrandecer la imagen de lo militar. Pero el caso es que ese tipo de cosas ocurrieron, que no fueron rarezas y como hechos históricos se deben contar o se pueden decir sin problema. Yo no veo inconveniente alguno ni para mi, menoscaba en absoluto la imagen que tengo de los militares, que es buena en general.

Afortunadamente, los militares desde hace ya algún tiempo han salido de su tradicional aislamiento respecto a la sociedad civil, cosa que antes era muy notoria. Creo que ese aislamiento entre civiles y militares es lo que ha ocasionado un desconocimiento mutuo y recelos injustificados en la mayoría de las veces.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
Román Martínez del Cerro

Medalla del Sahara

Mensaje por Román Martínez del Cerro »

Estimado compañero Antonio N. Marrero: me elegra nuestra coincidencia al recordar tiempos pasados. Muchas veces analizamos, con mentalidad de hoy, hechos que son ya historia. Ni las circunstancias ni el tiempo son los mismos.
Por cierto, en El Aaiún, en Ingenieros año 75, conocí y hablamos con mucha frecuencia con un alférez de milicias, llamado Marrero. No recuerdo el nombre, pero era canario y abogado. Pertenecía a la Cia. Expedicionaria, desplazada al Sahara por las circunstancias de aquellos momentos. ¿Puede ser algún pariente? No he tenido más noticias de él.
Un abrazo sahariano, Román
Invitado

Mensaje por Invitado »

Referencia:
“Llevo algún tiempo entrando en esta web y leyendo los mensajes que me devuelven a los dieciocho meses que pasé en el Sahara (1967-1968. ATN. Bir-Samara-Bir) Quiero felicitaros y agradecer estos momentos que retrotraen a una juventud ya lejana, por no decir muy lejana.”

Pues tengo que disculparme no por intencionalidad, que en ningún momento pensé en permanecer en el anonimato, sino por carencias informáticas, que siguen patentes ya que no consigo incluir mi nombre en el lugar reservado de este cuadro. Me llamo José Dalmau, vivo en Barcelona y mis datos militares ya los di en el anterior mensaje. En todo caso, no comparto la opinión que el anónimo sea, de por sí, una categoría despreciable. Grandes autores lo han usado, por ejemplo el autor del Lazarillo de Tormes, y no creo que fueran cobardes, dicho sea de paso.
De todas formas quisiera añadir algo a lo dicho. No me interesa tanto la actuación de los miembros profesionales del Ejército como la del Ejército en tanto y cuánto institución al servicio de una nación y, por ello, de unos ciudadanos. Desde luego que las actuaciones son individuales y la responsabilidad primera es de quién las comete. Y que en todo colectivo los hay de un tipo y de otro. Es obvio. Pero esto no diluye la responsabilidad última de la institución en la que están incursos.
El Ejército, no el actual que desconozco, sino el que conocí en 1967/68, tenía unos deberes para con la nación y sus ciudadanos. Una de ellas era, naturalmente, la defensa del país. Pero no la única. Otra era formar ciudadanos. El servicio militar obligatorio no se concibió sólo como una obligación del ciudadano para con la patria, sino también como una obligación de esta para con aquellos. Se trataba de formar ciudadanos, de formar un sólido cuerpo nacional a partir de una experiencia común: los dos años-o los meses que fueran- de convivencia en condiciones determinadas que crearan un espíritu común. Y el Ejército era la institución elegida como aglutinante del proceso. Era el Ejército el que tenía la obligación de formar soldados y ciudadanos, no solamente de enseñarles instrucción. Y sus mandos la obligación de enseñar y dar ejemplo. Y la Institución de validar, vigilar y controlar a su personal.
En la medida que el Ejército realizó bien o mal esta misión, el Ejército cumplió o no con sus obligaciones. Y el resultado no se evalúa por las posiciones individuales de los licenciados, sino por la incidencia global que en una sociedad, a lo largo de las generaciones, llámeselas si se quiere quintas, tiene la experiencia de la mili, consecuencia de la actuación de los militares para con ella, responsabilidad, repito, última de la Institución militar,
No hablo de Juan, ni de Pedro ni de Luís. Hablo del total conjunto de los que pasamos, en aquellos años por el Ejército. Por lo tanto el análisis no puede ser individual sino colectivo. Personalmente no tengo odio ni rencor contra el Ejército, pero tampoco admiración alguna. Creo que, por lo menos conmigo, no cumplió con su deber, el que tenía encomendado. Pero no deja de ser una opinión personal. Tan válida como otra pero no más.
Lo cierto es que, e incidiendo en lo que dije en el anterior e-mail, si el análisis de hace en conjunto, hay que ver las consecuencias. Y las consecuencias de lo que nos pasó a muchos de nosotros son- parte que no todo, por supuesto- lo que pasó veinte y tantos años después con nuestros hijos. Unas generaciones que rechazaron, prácticamente en bloque el Ejército. Y, parte de la responsabilidad de este rechazo generacional es de los padres, o sea nosotros.
Nunca denigre al Ejército delante de mis hijos, pero tampoco les hable nunca bien. He leído, en diversos mensajes, el rechazo a lo que entendían como odio contra el Ejército o revanchas por antiguos agravios. La verdad es que, es mi opinión, para el Ejército hubiese sido mejor que les transmitiéramos a nuestros hijos una relación de odio, que significa siempre implicación, tenerlo presente, que ha significado algo importante en nuestras vidas, en un sentido u otro, ya que por reacción quizás su posición frente a él fuera otra. Peor es, sin duda, la total indiferencia. Y esta ha sido, y la de muchos de mis compañeros de generación, la que hemos transmitido.
Si el Ejército, la institución que nos pertenece a todos del Ejército, no supo transmitirnos los valores que debía, no supo formarnos, no es extraño lo que pasó veinte años después. Es una visión parcial, por descontado, y hay otras. Un amigo le gustó tanto que después de ascender a Cabo 1º se reengancho y siguió en el Ejército y otro ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Sigo en contacto con los dos y discrepan, en gran parte, de mis opiniones. Los tres vivimos los mismos sucesos y los tres los interpretamos de diversa forma. Es la naturaleza humana. Yo simplemente doy mi opinión.
Gracias por leer este largo mensaje.
Un abrazo a todos.
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Fernando del Toro Floro
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Registrado: 09 Jun 2006 09:41
Ubicación: Madrid

Mensaje por Fernando del Toro Floro »

Para Antonio Ortega:

Mira Antonio, hoy releyendo de nuevo todo lo escrito en este foro y refelxionando sobre lo que escribiste me hago una infinidad de preguntas ya que dices que crees que nadie se pueda sulfurar por los malos tratos dados en aquellos tiempos debido al regimen disciplinario, las malas condiciones de vida, los negocios que se hacian a costa de los presupuestos, pues bien pienso que ninguna de esas cosas justifican los malos tratos, pero suponiendo que se justificaran yo te pregunto ¿porque un teniente, un capitan incluso un cabo primero de la quinta no producian esos malos tratos y solamente lo hacian los "CHUSQUEROS"?
Estoy refiriendome naturalmente al Bir y debido a querer justicar esos malos tratos me gustaria que me respondieras a unas cuantas preguntas si no tienes ningun inconveniente.

En tu escrito solamente pones tu nombre, y me gustaria saber en que año o años estuviste en el Sahara y en que cuartel estuviste, porque imagino que harias el campamento en el Bir, podrias decirme en que compañia y en que fecha?
Te preguntaras el porque te formulo estas preguntes, una vez me contestes te lo dire, muchas gracias.

Un saludo.
"El Almirante"
Cia de Mar del Sahara
Cabeza Playa - Aaiún
SAHARA
Invitado

Mensaje por Invitado »

Sin ánimo de terciar, Fernando, en la lista de álbumes personales puedes encontrar que Antonio estuvo en Ingenieros, año 1975. Tu estuviste unos años antes a finales de los 60 si no me equivoco de persona.

Como estuve todo el rato en un CIR puedo decir alguna cosilla sobre esas cuestiones de trato y en particular a los reclutas. Supongo que tu tambien sabes de esto, pero te cuento mi experiencia al respecto.

Lo primero, es que para los reclutas era siempre un shock incorporarse a la vida militar y a sus usos. Quizá por eso uno se siente particularmente maltratado aunque no lo sea en realidad en el contexto militar sino al comparar con la vida civil.

Lo segundo, es que la situación y el ambiente cambiaban de batallón a batallón y dentro de estos según la compañía y mandos. Incluso dentro de una compañía no era igual estar en una sección que en otra. Demasiada variedad como ves.

Lo tercero, es que los que estan en contacto mas directo con los recien llegados son en primer los auxiliares, que no tienen galones ni estrellas y luego cabos y suboficiales. Son ellos quienes llevaban el peso de imbuir algo de disciplina y de orden entre la masa de reclutas, en ocasiones bastante respondones y rebeldes. Por lo tanto para hacerse obedecer y que aquello funcionara, se montaba el consabido teatrito de grandes voces, palabros, silbatos, voces apresurando, pasos ligeros, formaciones interminables, etc. Como aquello funcionaba siempre a toda pastilla la presión sobre el recluta era tremenda, acaba literalmente hecho papilla de tanto carrerón, desfile, pasos ligeros y todo eso. Por supuesto, el origen de la presión era las alturas estrelladas, que les caían a los oficiales y de estos al resto de la cadena por debajo. Por supuesto esto no implica en absoluto que haya que tratar a la gente a palos o bofetones, eso me parece mal y donde yo estuve no se hizo jamás.

El numerito teatral funcionaba, al poco tiempo y el nivel de vocerío, palabros gruesos, arrestos, gritos y todo eso iba decayendo hasta ir todo sobre ruedas y los reclutas ya sabiendo desenvolverse. Los mismos que al comienzo te veían como una especie de terminator a las pocas semanas hasta te conversaban, te contaban sus asuntos, les resolvías problemillas y así.

El tránsito de ser destinado a una unidad cualquiera ya era mas suave, porque el ya soldado sabía las reglas del juego militar. Ya no había el traumón del inicio. Quizá por eso haya en la gente mal recuerdo de los CIR o BIR. pero hay que recordar que la mayoría pasaron allí un corto periodo, a otros nos tocó estar allí siempre.

O sea que hay demasiados factores en juego para juzgar las crueldades que se hubieran podido producir. Porque allí influía todo, desde el clima hasta los problemas personales de algún mando, sus asuntos particulares o sus relaciones con otros profesionales. Respecto a los llamados chusqueros, prefiero sinceramente no hablar. casi todos los que conocí estaban allí por un sueldo y un trabajo fijo, pocos tenían vocación militar auténtica y por lo menos para los soldados que estábamos por allí eran una constante fuente de conflictos.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
Invitado

Mensaje por Invitado »

Anonymous escribió:Sin ánimo de terciar, Fernando, en la lista de álbumes personales puedes encontrar que Antonio estuvo en Ingenieros, año 1975. Tu estuviste unos años antes a finales de los 60 si no me equivoco de persona.

Como estuve todo el rato en un CIR puedo decir alguna cosilla sobre esas cuestiones de trato y en particular a los reclutas. Supongo que tu tambien sabes de esto, pero te cuento mi experiencia al respecto.

Lo primero, es que para los reclutas era siempre un shock incorporarse a la vida militar y a sus usos. Quizá por eso uno se siente particularmente maltratado aunque no lo sea en realidad en el contexto militar sino al comparar con la vida civil.

Lo segundo, es que la situación y el ambiente cambiaban de batallón a batallón y dentro de estos según la compañía y mandos. Incluso dentro de una compañía no era igual estar en una sección que en otra. Demasiada variedad como ves.

Lo tercero, es que los que estan en contacto mas directo con los recien llegados son en primer los auxiliares, que no tienen galones ni estrellas y luego cabos y suboficiales. Son ellos quienes llevaban el peso de imbuir algo de disciplina y de orden entre la masa de reclutas, en ocasiones bastante respondones y rebeldes. Por lo tanto para hacerse obedecer y que aquello funcionara, se montaba el consabido teatrito de grandes voces, palabros, silbatos, voces apresurando, pasos ligeros, formaciones interminables, etc. Como aquello funcionaba siempre a toda pastilla la presión sobre el recluta era tremenda, acaba literalmente hecho papilla de tanto carrerón, desfile, pasos ligeros y todo eso. Por supuesto, el origen de la presión era las alturas estrelladas, que les caían a los oficiales y de estos al resto de la cadena por debajo. Por supuesto esto no implica en absoluto que haya que tratar a la gente a palos o bofetones, eso me parece mal y donde yo estuve no se hizo jamás.

El numerito teatral funcionaba, al poco tiempo y el nivel de vocerío, palabros gruesos, arrestos, gritos y todo eso iba decayendo hasta ir todo sobre ruedas y los reclutas ya sabiendo desenvolverse. Los mismos que al comienzo te veían como una especie de terminator a las pocas semanas hasta te conversaban, te contaban sus asuntos, les resolvías problemillas y así.

El tránsito de ser destinado a una unidad cualquiera ya era mas suave, porque el ya soldado sabía las reglas del juego militar. Ya no había el traumón del inicio. Quizá por eso haya en la gente mal recuerdo de los CIR o BIR. pero hay que recordar que la mayoría pasaron allí un corto periodo, a otros nos tocó estar allí siempre.

O sea que hay demasiados factores en juego para juzgar las crueldades que se hubieran podido producir. Porque allí influía todo, desde el clima hasta los problemas personales de algún mando, sus asuntos particulares o sus relaciones con otros profesionales. Respecto a los llamados chusqueros, prefiero sinceramente no hablar. casi todos los que conocí estaban allí por un sueldo y un trabajo fijo, pocos tenían vocación militar auténtica y por lo menos para los soldados que estábamos por allí eran una constante fuente de conflictos.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
Antonio Ortega

Mensaje por Antonio Ortega »

Fernando:
Antes de colocar mi mensaje tuve la oportunidad de ilustrarme con testimonios escritos aqui mismo como el que sigue:
"recuerdo de los auxiliares a uno que si no recuerdo mal era de Zaragoza pero no recuerdo su nombre, tambien me acuerdo de dos elementos de primeros uno de ellos creo que se llamaba Ortega que si seria malo que si le prendian fuego no ardia, del otro tampoco recuerdo su nombre ni falta que me hace"

He leido testimoniosde malos tratos ejercidos por oficiales- existe un episodio que dejó huella muy profunda en esta web y que provoco uno de los primeros enfrentamientos-, de suboficiales y hasta de instructores compañeros que por lo que se ve eran los mas malos.

Ya me gustaria ser el Ortega de tus malos sueños para poder hacer una reconciliacion en público y para demostrar que eso del odio no es cosa nuestra. Pero mira, lo siento, noy soy ese Ortega. Nunca dije que fuese antiguo soldado en el Sahara- hasta el cabo Jerez se percató de ello.

Creo que tu mismo dabas con la madre del cordero al decir que habia dos tipos de mili: la de los sumisos y la de los rebeldes. Es que esa es la esencia de todo ejercito: la sumisión a una sola voz. La diferencia como otros han comentado aqui- por cierto felicidades por los testimonios- es que la praxis del ejercito español de esa epoca y mas en el propicio ambiente africano era particularmente cruel y vulgar.

No te diré como tampoco hacen nuestros divertidos amigos cojuelos y almohaduelos si lo soy o no lo soy. aprovecho por dar las gracias a Marrero por creer conocerme, pero no soy ese Ortega, soy otro Ortega. Solo como pista te diré que no me formé en el Bir. Si sigues con atención esta web sabrás que algunos cuantos centenares de muchachos españoles se formaron, es un decir, en otros campos de margaritas proximos a Aaiun.

Por lo demas ningun comentario que hacer. No tengo el menor ánimo polemizador. Solo pedir a cantineros, cocineros y furrieles que nos cuenten de que iba la cosa. Por ejemplo como se hacian las compras en Daora, como se agilizaban los certificados de los antiguos soldados de la guerra civil e incluso como se daban por buenos testimonios falsos...etc.

Antonio Ortega
Invitado

Mensaje por Invitado »

Estimado Antonio Ortega, no sé si te refieres a mi. No he escrito por ninguna parte que crea conocerte. Debes haberte confundido, salvo que haya otro Marrero por aquí y no me haya percatado. Yo tampoco estuve en Sahara, pero si el territorio hubiera sido abandonado un par de años mas tarde, seguro que me hubieran visto por Hatarrambla.

Coincido contigo en que Sahara era otro mundo. Como algún escritor ha dicho, aquello era un campamento militar mas que una provincia mas de España.

Saludos cordiales, Antonio N. Marrero
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