el servicio militar y el pueblo saharaui

[Fco. Fdez. Díaz-Guerra]

Allá, por octubre del 75, nos indicaron una casa donde se podía tomar el té, los tres tés, con el ritual o significado del que habiamos oido hablar.
Con otro compañero del Ramix 95 fui a la dirección que nos indicaron, una casa, en un barrio bastante pobre, próximo a la Saguia el Hamra.
No recibieron dos señoras, muy delgadas, de edad indefinible, con excaso vocabulario en castellano. Mi impresión fue, y sigue siendo, ya que nunca he sido mal pensado, que debieran ser viudas y que aquello era una fuente de recursos a una débil economía.
Nos hicieron pasar a una habitación que tenía el suelo aterrado, cubierto con una alfombra y cojines repartidos por el borde de la pared, estaba alumbrado con una simple bombilla.
Me sorprendió ver allí, sentados, unos ocho o diez soldados más.
Por 10 duros, precio más que respetable, nos sirvieron en un vaso de cristal, el té. dejando allí una tetera de plata, unas hojas secas de menta y una "piedra" de azucar que fuimos rompiendo con un pequeño martillo o similar.
Para nosotros aquello era el penetrar en una de las costumbres quizás más estereotipadas, aquel té amargo como la muerte, agridulce como la vida y dulce como el amor, tomado en esa secuencia y, sino en una jaima, al menos era lo más genuino que se podía pedir en El Aaiún.
A la salida, ya anochecido, en esa misma calle, un saharaui que debía tener nuestra edad, sin levantar la voz y muy molesto, vino a decirnos que nos fueramos del Sáhara y de sus casas. Entendía aquello como una profanación.
Lo cierto es que, quitando las relaciones comerciales, es decir, la compra en los bazares, que la mayor parte no estaban regentados por ellos, ese fue el único contacto con saharahuis.

[Jordi Roig i Marcet]

octubre del 75
Con otro compañero del Ramix 95 fui a la dirección que nos indicaron, una casa, en un barrio bastante pobre, próximo a la Saguia el Hamra.
No recibieron dos señoras, muy delgadas, de edad indefinible, con excaso vocabulario en castellano. Mi impresión fue que debieran ser viudas y que aquello era una fuente de recursos a una débil economía.

En el desierto, que es el ámbito natural del saharaui, jamás preparaba y servía el te una mujer. Ocasionalmente acercaban el fogoncillo y los trastes que cuando estaban en manos del hombre, se encargaba de prepararlo y servirlo. Era toda una ceremonía y exigia una cierta destreza que yo admiraba. Las mujeres se quedaban aparte o desaparecian de la vista.

Me sorprendió ver allí, sentados, unos ocho o diez soldados más.
Por 10 duros, precio más que respetable, nos sirvieron en un vaso de cristal, el té. dejando allí una tetera de plata, unas hojas secas de menta y una "piedra" de azucar que fuimos rompiendo con un pequeño martillo o similar.

Habian montado un negocio y nada mas. Los saharauis lo preparaban así:
En la tetera se vertia, sobre el te, el agua hirviente que se enfriaba mediante continuados trasvases a un vaso y a otro, volviendo al interior de la tetera e iniciando, otra vez, el proceso. Siempre era el hombre quien prestaba atención a sus huespedes.

Para nosotros aquello era el penetrar en una de las costumbres quizás más estereotipadas, aquel té amargo como la muerte, agridulce como la vida y dulce como el amor, tomado en esa secuencia y, sino en una jaima, al menos era lo más genuino que se podía pedir en El Aaiún.

Se servía muy caliente y sin azucar, resultando fuerte como la vida. Había que sorberlo haciendo ruido, puesto que así entraba aire que enfriaba el líquido en la boca. El segundo, muy dulce, como el amor y el tercero, por añadirle agua, suave como la muerte. Así lo recuerdo yo, pero no me hagais demasiado caso porqué me estoy convirtiendo en un carcamal al que a veces le gastan malas jugadas los recuerdos. De verdad que aquel te que te sirvieron, creo que no tenia nada de genuino. Era cosa de admirar ver evolucionar las manos, los dedos y los cacharros, mientras un saharaui preparaba el te. Esos dedos se convertian en gráciles piezas de una música y una danza cuya partitura solo oia el ejecutor de tal trabajo. Nunca he visto a un hobre mas digno que cuando preparaba el te para sus invitados. Lo he tomado después en las haimas que montan los saharauis, en la peninsula, con diversos motivos, en muchas ocasiones, pero lo preparan las mujeres y no tienen la gracia de aquellos hombres. Puedes estar seguro. Ha perdido el sentido de la hospitalidad digna y altiva del dueño de la haima, de la tierra y del ganado. Del dueño y señor. Servido así es otra cosa. De verdad.

Lo cierto es que, quitando las relaciones comerciales, es decir, la compra en los bazares, que la mayor parte no estaban regentados por ellos, ese fue el único contacto con saharahuis.

Pues es una lástima. No se conoce aquello que no se trata. Este fué el mal de muchos españoles que es como si no hubieran estado allí. Es el caso de los paracas, legias y la mayor parte de pistolos, que vivian de espaldas a la comunidad de gentes del pais. Ellos se lo perdieron. De todos modos, te diré que es seguro que si yo hubiera estado destinado en la plana mayor, por poner un ejemplo, tampoco habria tenido contactos con los naturales. Tal vez la curiosidad, esa puñetera curiosidad que me empuja siempre a querer saber mas cosas, me hubiera empujado entonces y habria aprendido algo de ellos, pero no habria sido lo mismo. Estoy seguro. Vivir a su lado y mantener un cierto grado de convivencia durante mas de nueve meses, me ayudó a aprender muchas cosas sobre aquella gente y, sobre todo, a respetarlos y quererlos.
Saludos a todos.

[Invitado]

Mi convivencia con los saharauis en ATN fue muy buena. Al principio te cuesta llegar a ellos, pero cuando convives con ellos día por día, llegas a sentir verdadera amistad. Esa amistad, te la demuestran, cuando vas caminando junto a ellos, te cogen de la mano. Sin palabras te dicen: Eres mi amigo, puedes confiar en mi, como yo confio en ti.
Hice muchas patrullas con ellos, pasé por muchas situaciones muy dificiles, en todas ellas pude ver el paternalismo, hacia los soldados de las quintas. Si en alguna patrulla escaseaba la comida, y solo se cazaba una liebre, o una habara (Avutarda) nos la entregaban a los nazaranis (Cristianos) aunque ellos se quedaran sin comer, pero allí se compartia todo, lo bueno y lo malo, si faltaba agua todos pasabamos sed, eramos como verdaderos hermanos. Dentro de esa hermandad, tanto por su parte como por la nuestra, habia quien se integraba más que los demás, eso dependia de que te gustara el trbajo que hacias, y de la gentes con quien ivas, y el grado de aceptación de los nativos.
He recorrido toda la parte Norte del territorio, he visitado muchas jaimas, donde al entrar nos han perfumado, nos han invitado a tomar leche de camella, y a los tres basitos del te saharaui. Dicen que el té es como la vida de los habitantes del desierto: El primero es amargo como la vida, el segundo es dulce como el amor, el tercero suave como la muerte. Que el dueño de la jaima preparaba para sus invitados, en el mesmak (Hornillo de carbón)
Jamas me han mirado mal en ninguna de estas jaimas. También nosotros haciamos lo que podiamos, en alguna ocasión hemos curado una quemadura a un guallete (Niño) o hemos dado medicinas del botiquín de la patrulla, incluso una vez dimos papas y harina a unas nativas de unas jaimas, sebiendo que al final de la patrulla nos faltaria la comida, era la ley del desierto, una ley no escrita.
Mis vivencias con los nativos fue enriquecedora, me enseñaron a cazar, me enseñaron, que teniendo paciencia todo llega, me enseñaron a darle gracias a Dios, por tener un trozo de pan, un poco de agua y una pequeña sombra donde cobijarme, me mostraron el camino de la bondad, de la hospitalidad, de la convivencia, de la tolerancia, y otros muchos valores humanos que poseen los saharauis.
Nuestra relacion con la poblacion civil apenas esistia, se limitaba a los saharauis que pertenecian al ajercito, que nos invitaban a sus jaimas o dar (Casas) comiamos con ellos, o tomabamos el te. Nuestra relación con las mujeres, ninguna, cuando el invitado entraba por la puerta principal de la jaima, las mujeres salian por la puerta de atras, y mientras el invitado este dentro, no entraran en la jaima para nada. Conozco algun caso que no ha sido así.
Despues de tanto tiempo aun recuerdo aquellas noches de luna en el desierto, alrededor de una buena hoguera, oliendo el té que hierve en la tetera, oyendo historias de amor, de guerras, de odios y venganzas.
Despues venian las guardias en el campamento, donde se apoderaba de la noche un silencio, que se podia oir la estupida risa de las hienas, o el aullido del chacal.
Mientras tenga vida estaré agradecido al pueblo saharaui. A su lado deje de ser un niño, para hacerme hombre, gracias al sargento Besei, al sargento Muley, a Mustafa, a Brahin, a Mahafut, a Baba, a Burlahi, a Jatri, a Basir el viejo, y a otros tantos. Gracias hermanos, vuestras enseñanzas aun perviven en mí....
Un fuerte abrazo para todos los saharianos y saharauis
J. Moreno

[emilio cisneros]

He estado dudando si abrir un nuevo asunto o continuar con éste desde otra perspectiva, al final me he decidido en continuar, sobre la base de que, en parte, nuestra falta de conocimiento o integración estaba motivada en parte por el propio régimen militar.

En el caso de soldados destinados en el Aaiun, como fue mi caso, lo cierto es que estabas acuartelado veintiuna horas al día de lunes a viernes, los sabados y domingos tenías un poco de tiempo más, pero las salidas del cuartel se hacían con uniforme, pendientes del saludo a superiores, sin poder meterte las manos en los bolsillos, ni apoyar una mano en una pared, ni llevar un libro en la mano, (la PM, eso daría para otro debate).

Incluso cuando recibiamos la paga y nos ibamos a cenar a un restaurante cercano para celebrarlo, teníamos que hacerlo antes de las nueve de la noche, y regresar velozmente pero mirando por si acaso había alguna patrulla de la PM apostada a la caza del soldado.

Debido a ese sistema semipenitenciario nos perdimos la ocasión de conocer mas el territorio y sus gentes, cosa que aprovecharon estupendamente otros compañeros, se ve en Jordi Roig y Julian Torres, entre otros, unos enamorados de su experiencia y lo que supuso el mayor acercamiento a la población nativa.

Recuerdo que un compañero del Regimiento de Ingenieros, estaba tan aburrido de su vida en el Aaiun, que se presentó voluntario para un destacamento fuera de la ciudad, ya no recuerdo donde, pero me comentó que no queria irse de allí sin conocer el verdadero Sahara.

[Jordi Roig i Marcet]

En el caso de soldados destinados en el Aaiun, como fue mi caso, lo cierto es que estabas acuartelado veintiuna horas al día de lunes a viernes, los sabados y domingos tenías un poco de tiempo más, pero las salidas del cuartel se hacían con uniforme, pendientes del saludo a superiores, sin poder meterte las manos en los bolsillos, ni apoyar una mano en una pared, ni llevar un libro en la mano, (la PM, eso daría para otro debate).

Todo esto eran inconvenientes para poder conocer a la gente y llegar a tener un trato, por lo menos, cordial con ellos. En este aspecto tuve mucha suerte, lo reconozco. Solo conocí la disciplina militar en el BIR y las pocas veces que me llegaba a Smara. Yo pertenecia a la 3ª Cia de la Policia Territorial. El resto del tiempo, tanto Gomá como yo y los naturales que estaban con nosotros, vivimos sin toda la parafernalia de los saludos, los toques de corneta y la atención en el vestir. Es mas, nosotros teniamos prendas saharauis, que nos dieron en la Cia. Derrah, yabadur, fuquía, izam y además una kandora própia del cuerpo. Eran cómodas aquellas vestiduras y soliamos llevarlas, así no nos distinguiamos de la gente del frig que teniamos al lado.

Incluso cuando recibiamos la paga y nos ibamos a cenar a un restaurante cercano para celebrarlo, teníamos que hacerlo antes de las nueve de la noche, y regresar velozmente pero mirando por si acaso había alguna patrulla de la PM apostada a la caza del soldado.

¡Este es el precio de la libertad!. Creeme si te digo que en mas de una ocasión se nos hacia la boca agua, contandonos las cosas que pediriamos el día que entraramos en un buen restaurante. Pero, eso si, no teniamos que aguantar a los bordes de la PM. En una ocasión que estuve en El Aaiún a causa de una caries y un flemón, me paró un Comandante de Ingenieros, preguntandome por el "pañuelo" que llevaba al cuello. Me decia que en lugar de un militar parecia un boy scout. Y yo bien cuadradito, con la mano en la gorra, preguntandole si me daba permiso para mostrarle la prenda. Me lo permitió y entonces supo que el "pañuelo" era una siroquera, el tio plasta. Pero me tuvo cinco minutos mas tieso que un palo y con los dedos de la mano derecha durmiendose en el botón de la gorra. Supongo que pronto tendria que llevar una y aprenderia a ponersela.

Debido a ese sistema semipenitenciario nos perdimos la ocasión de conocer mas el territorio y sus gentes, cosa que aprovecharon estupendamente otros compañeros, se ve en Jordi Roig y Julian Torres, entre otros, unos enamorados de su experiencia y lo que supuso el mayor acercamiento a la población nativa.

Tuve mucha suerte, de verdad. Y no quisiera morirme sin volver otra vez a pasar por los mismos sitios, pero lo tengo bastante mal porqué tendria que pasar continuamente a un lado y al otro de los muros. Y si espero que se normalice la situación allí, voy a palmarla sin volver a pisar el pais.
Para mi fué una experiencia positiva, pero conocí a otros dos que estuvieron desplazados como yo, en la 4ª Cia con base en Villa Cisneros y lo vivieron muy mal, amargados y apartados de sus vecinos, que eran los saharauis. Yo viví con ellos. Venian a nuestras tiendas de campaña, como iban a sus haimas. Los recibiamos con todo lo que teniamos. Aprendimos a hacer el te y lo preparabamos para ellos. Los invitabamos con lo que teniamos y ellos nos recibian igual. Cuando me licencié, Hassán, el chej, me dijo que nos sentia como gente suya y nos despidió ofreciendonos su haima y su gente si un dia decidiamos que se vivia bién en el Sahara. A mi me cogió de las manos y, después por los codos, diciendome que nos despedia como "elhi" (hermano) y no como "nubí" (amigo). Aquella despedida la viví como una suerte de honor que el hombre me concedió y nunca la olvidaré.
Bueno, ya lo dejo porqué si no esto va a convertirse en un serial...
Un abrazo, amigos.

[Julio Muñoz]

Si amigos, me estais aficionando a leer seguido y deteniendome,ESPERO QUE alguien con sentido periodistico y literario, recopile todos estos mensajes de este foro en general y haga un libro, sera estupendo.
Un abrazo amigos

Amigo Manuel Cordero:

Comparto plenamente tu opinión. Me ocurre lo mismo. Estoy aprendiendo mucho que no sabía. Gracias a todos vosotros, me he dado cuenta que hay muchas cosas que no me traje aprendidas cuando me licencié, pero nunca es tarde. Estas casi diarias lecturas nuestras, ayudan bastante y nos reconfortan más.

Las páginas que estamos nutriendo con nuestras pequeñas aportaciones, creo también que van por buen camino. Como bien dices, sería un estupendo libro, guión, libro de fotos, exposición, etc. Después de aquéllo, somos capaces de todo. Unicamente nos falta completar la Compañía, que ánimo, coraje y valor nos sobra.

Un abrazo.

Julio Muñoz

[Jordi Roig i Marcet]

Nos gustaria que participaras en nuestras tertulias o buenos ratos a traves de el menseger de hotmail.

jose dice:
Cordero has visto el mensaje de Julio Muñoz
servalavari dice:
el ultimo? que me contesta a mi
jose dice:
Si Porque no lo invitas?
jose dice:
ese es bueno de los de Smara

COMO VES jULIO ES A PETICION DEL PERSONAL EN TI ESTA SI TE UNES A LA TERTULIA ....NOS GUSTARIA CONTAR CONTIGO........CASI TODAS LAS NOCHES HABLAMOS UNO U OTRO POR AQUI.
SALUDOS

Amigo Cordero, a mi también me invitaste a participar, pero o no me diste bien el linck o no se encontrar este chat.
Haber si me lo vuelves a explicar.
Gracias.

[Jordi Roig i Marcet]

Ya he instalado el msn. He buscado a servalavari y me ha mandado a un chat en el que encuentro a servalavari comentando con otras personas algo sobre una comisión de fiestas de una barriada o un pueblo. No encuentro ningún chat sobre el Sahara.
¿Puedes afinar mas?. ¡Es que si no, me hago la picha un lio!. ¿Vale amigo?
Gracias.

[Invitado]

Ya he instalado el msn. He buscado a servalavari y me ha mandado a un chat en el que encuentro a servalavari comentando con otras personas algo sobre una comisión de fiestas de una barriada o un pueblo. No encuentro ningún chat sobre el Sahara.
¿Puedes afinar mas?. ¡Es que si no, me hago la picha un lio!. ¿Vale amigo?
Gracias.

mandame tu email en hotmail o agregame que el servalavari es el nik, nada tiene que ver con la dire de correo que es sipsar@hotmail.com

Repito, servalavari es el nik, como cundo tu salgas saldra por ejemplo "jordi" pero la dire es sipsar@hotmail.com.

enga un saludo

[Julio Muñoz]

Nos gustaria que participaras en nuestras tertulias o buenos ratos a traves de el menseger de hotmail.

jose dice:
Cordero has visto el mensaje de Julio Muñoz
servalavari dice:
el ultimo? que me contesta a mi
jose dice:
Si Porque no lo invitas?
jose dice:
ese es bueno de los de Smara

COMO VES jULIO ES A PETICION DEL PERSONAL EN TI ESTA SI TE UNES A LA TERTULIA ....NOS GUSTARIA CONTAR CONTIGO........CASI TODAS LAS NOCHES HABLAMOS UNO U OTRO POR AQUI.
SALUDOS

Amigo Manuel Cordero:

Muchas gracias por vuestra invitación, que acepto muy gustosamente. Haré lo que pueda y aprenderé con vosotros.

Me parece que sois todos como Manuel Cordero, "Canela en rama", y a la buena gente siempre hay que arrimarse. Las raices afectivas de nuestra juventud militar, no se las lleva ni la "helá" ni el siroco. Ya estoy compinchado con mi hijo para que me ponga en marcha el "MERENGUE", ya que él lo domina por sus chateos con los colegas.

Gracias otra vez y un fuerte abrazo

Julio Muñoz