Nuestra Música
Publicado: 18 Feb 2005 00:55
Estimados amigos:
Cuando llegamos al Sáhara, con nuestros petates a cuestas, se vinieron también con nosotros todas las vivencias y recuerdos de la reciente vida civil de nuestra juventud, pareciéndonos que había sido un sueño, en lugar de una realidad. Ahora teníamos por delante 15 ó 16 marcas que hacer en la gorra, según cada caso, y que los correspondientes meses se los llevara rápidamente el siroco. Contemplando este lejano horizonte, nos ocurría como en la realidad del desierto: únicamente veíamos espejismos.
Algo muy importante nos acompañó en nuestra Mili: ¡LA MUSICA!, nuestra música. El alimento del alma, nuestro otro idioma que no tiene fronteras, la compañera de nuestra soledad en muchos momentos.
Coinciden nuestros años militares con una época musical muy floreciente, en todos los estilos e interpretes, nacionales e internacionales. Qué bien sonaban los transistores que comprábamos a los nativos, a pesar de que, en gran parte del dial, llevaran incorporado el sonido estereofónico del siroco. Aquella música nos hacía vivir de nuevo, recordar, animarnos y, en definitiva, llevarlo todo algo mejor.
Creo que a todos nos ayudó. ¡VIVA LA MUSICA!
Un abrazo,
Cuando llegamos al Sáhara, con nuestros petates a cuestas, se vinieron también con nosotros todas las vivencias y recuerdos de la reciente vida civil de nuestra juventud, pareciéndonos que había sido un sueño, en lugar de una realidad. Ahora teníamos por delante 15 ó 16 marcas que hacer en la gorra, según cada caso, y que los correspondientes meses se los llevara rápidamente el siroco. Contemplando este lejano horizonte, nos ocurría como en la realidad del desierto: únicamente veíamos espejismos.
Algo muy importante nos acompañó en nuestra Mili: ¡LA MUSICA!, nuestra música. El alimento del alma, nuestro otro idioma que no tiene fronteras, la compañera de nuestra soledad en muchos momentos.
Coinciden nuestros años militares con una época musical muy floreciente, en todos los estilos e interpretes, nacionales e internacionales. Qué bien sonaban los transistores que comprábamos a los nativos, a pesar de que, en gran parte del dial, llevaran incorporado el sonido estereofónico del siroco. Aquella música nos hacía vivir de nuevo, recordar, animarnos y, en definitiva, llevarlo todo algo mejor.
Creo que a todos nos ayudó. ¡VIVA LA MUSICA!
Un abrazo,