Todo empezó en el B.I.R.
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Julio Muñoz
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- Registrado: 31 Ene 2005 00:21
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Todo empezó en el B.I.R.
Estimados amigos:
El B.I.R., mi recordado y querido B.I.R. Arenas del B.I.R., compañeras inseparables de mis nailas cuando marcaban mis caminos. Siroco del B.I.R., viento del Norte, mi casa y mi familia están en tu cuna. Díme, ¿qué susurras a mis oidos? ... no te puedo decir nada, tú nunca vuelves. Sigue tu vuelo, velas te anhelan y esperan en el mar. Puestas de Sol en las playas del B.I.R., Sol que lentamente apagas tu vida en el horizonte del mar que embelleces, y pronto te enciendes, cuando naces, con tus tiernos rayos que alumbran las arenas del B.I.R. Barracones del B.I.R., confortables y acogedores descansos y sosiegos de nuestros serios juegos de guerra, portales de Belén donde nacieron y crecieron los más altos valores que el ser humano necesita, escritos por la invisible pluma de nuestros compartidos sentimientos. Compañero del B.I.R., ¿quién eres? ¿de dónde eres? ¿quién soy? ¿de dónde soy? Somos soldados del B.I.R., quedaron raíces que las arenas guardan...
Pero ésto no es lo que yo quería contar. No sé quién lo ha escrito. O, ¿quizá sí? Sí, amigos míos, lo hemos escrito nosotros.
Lo que quería ver, son las andanzas de los reclutas y auxiliares por el B.I.R. Y ahora voy.
Con la tapadera de nuestros pensamientos más ligera de equipaje, a causa del virulento huracán de los pelucas, que se llevó nuestros añorados pelos por toda Africa. esperábamos el próximo silbato. Gracias a las antenas que nos habían dejado, despejadas a su alrededor de todo lo que pudiera perturbarlas, conseguímos sintonizar Radio Macuto, nueva emisora desconocida para nosotros y, según comprobamos más tarde, muy fiable. A través de sus ondas supímos que, en breves momentos, íbamos a ser deportados en masa a la Furrielería. Nos sobresaltamos inmediatamente. ¿Qué habíamos hecho ahora? No tuvímos tiempo de hacer trastadas, comímos mal, nos pelaron peor, éramos dóciles víctimas, unos nos cogían, otros nos soltaban, y así todo el día. ¿Qué castigo nos impondrían? Nos parecieron pocos los consejos que nuestros padres nos dieron antes de venir, algunos se les olvidaron. Ante esta nueva situación sobrecogedora, no teníamos contramedidas. Por fin, habla el listo de turno que, prematuramente, había estado peloteando con un auxiliar, quien, amablemente, le explicó lo que significaba Furrielería. Este compañero, se encargó de dar, sin micrófono, la clase magistral que nos tranquilizó. El auxiliar, escuchándole, se quedó paralizado, pito en mano y con la boca abierta. Era inaudito, el recluta sabía más que él. Creo que, allí mismo, lo apuntó para el primer curso de "transistores". Nuestro vocabulario se ampliaba, ya sabíamos quién era el furriel y cómo se llamaba su boutique.
En esta espera estábamos, cuando observamos que todos los auxiliares se colocaban, estratégicamente, detrás de su respectivo silbato. Mediante silbidos atronadores, verbales empujones y peor voluntad por nuestra parte, nos colocaron en una nueva formación, esta vez manga por hombro, sin orden, pero con concierto, (¿no os acordáis?). Iniciamos la marcha, a la imperativa voz de ARRR...(añadiendo una vocal, andan también los burros). Marcando el marcial paso que nos daba nuestra real desgana, empezábamos a cruzar la plaza de armas, hacia la Furrielería, cuando los auxiliares, con sus melodiosas voces, acompañados por la acompasada música de silbatos a todo volumen, pitidos de otros auxiliares que, con la emoción, desafinaban, rítmicos pisotones en la arena y el coro de nuestras conversaciones de fondo, nos ofrecieron, sin pedírselo el público recluta asistente, un memorable concierto, digno de los mejores palacios de Viena. Cuando terminaron, unánimemente decidimos no aplaudirles, para que no tocaran más, y se dedicaran a otra cosa que a nosotros nos viniera mejor. Objetivo que no conseguímos hasta ser soldados.
Llegábamos a la Furrielería, que no tenía escaparates, quedándonos remansados cerca de la puerta. Allí el furriel, muy en su papel y con amabilidad, como satisfecho con la visita que recibía, se dispuso, con varios ayudantes, a entregarnos la ropa que necesitábamos para ser auténticos militares. Sin necesitar metro ni preguntar tallas, con agudos ojos furrieleros nos medían de pies a cabeza, entregándonos, una por una, "a medida" que íbamos llegando, todas las prendas de ropas y calzados que debíamos utilizar. Les pasó con las tallas como a nosotros con las quinielas, acertamos pocos partidos y fallamos muchos. Cuando empezamos a vestirnos con el uniforma, estuvímos regateando, como mareados futbolistas detrás del balón, buscando el compañero al que habían entregado nuestra talla y a nosotros la suya. Hechas las paces y terminado este improvisado mercadillo que se montó, estábamos hasta guapos, aunque sin peinar.
Ya todos vestidos, se produce aquí un hecho que, desde mi personal punto de vista, es el más trascendental que pude percibir en toda la Mili. Por primera vez en nuestras vidas, pelados y con el mismo uniforme que los demás, todos iguales... iguales. Por un instante, ví aquella geografía humana en blanco y negro, como los mejores fotogramas de las más famosas películas en los mismos colores. Me encontré con el ser humano en estado natural, en estado puro, como si de nuevo acabara de nacer, sin contaminaciones ni adulteraciones en el alma, despojado de todos los atributos puestos e impuestos por la sociedad, la cultura y, en definitiva, la vida. Parecía un empezar de nuevo, con un alma virgen y abonada, para cultivar los verdaderos valores que son el más rico patrimonio para la persona. Era pasar del "yo era" al "yo soy" en un momento. Allí no teníamos familia, ni novia, ni amigos, ni vecinos, etc. Era la soledad más absoluta. No teníamos a nadie, sino a nosotros mismos, para ayudarnos, compartir alegrías, penas, miedos, inquietudes, sentimientos, recuerdos, esperanzas, vivencias, etc. En la necesidad del cuerpo o del alma, es cuando reconocemos a nuestros amigos. La fragua del B.I.R. empezó a templarnos, en gran medida, nuestra manera de ser. Aquí empezaron a escribirse las más bellas páginas de nuestra convivencia. Todo lo que, por primera vez, afecta a nuestros sentimientos, nos queda esculpido en el alma el resto de nuestra vida.
Un Abrazo
El B.I.R., mi recordado y querido B.I.R. Arenas del B.I.R., compañeras inseparables de mis nailas cuando marcaban mis caminos. Siroco del B.I.R., viento del Norte, mi casa y mi familia están en tu cuna. Díme, ¿qué susurras a mis oidos? ... no te puedo decir nada, tú nunca vuelves. Sigue tu vuelo, velas te anhelan y esperan en el mar. Puestas de Sol en las playas del B.I.R., Sol que lentamente apagas tu vida en el horizonte del mar que embelleces, y pronto te enciendes, cuando naces, con tus tiernos rayos que alumbran las arenas del B.I.R. Barracones del B.I.R., confortables y acogedores descansos y sosiegos de nuestros serios juegos de guerra, portales de Belén donde nacieron y crecieron los más altos valores que el ser humano necesita, escritos por la invisible pluma de nuestros compartidos sentimientos. Compañero del B.I.R., ¿quién eres? ¿de dónde eres? ¿quién soy? ¿de dónde soy? Somos soldados del B.I.R., quedaron raíces que las arenas guardan...
Pero ésto no es lo que yo quería contar. No sé quién lo ha escrito. O, ¿quizá sí? Sí, amigos míos, lo hemos escrito nosotros.
Lo que quería ver, son las andanzas de los reclutas y auxiliares por el B.I.R. Y ahora voy.
Con la tapadera de nuestros pensamientos más ligera de equipaje, a causa del virulento huracán de los pelucas, que se llevó nuestros añorados pelos por toda Africa. esperábamos el próximo silbato. Gracias a las antenas que nos habían dejado, despejadas a su alrededor de todo lo que pudiera perturbarlas, conseguímos sintonizar Radio Macuto, nueva emisora desconocida para nosotros y, según comprobamos más tarde, muy fiable. A través de sus ondas supímos que, en breves momentos, íbamos a ser deportados en masa a la Furrielería. Nos sobresaltamos inmediatamente. ¿Qué habíamos hecho ahora? No tuvímos tiempo de hacer trastadas, comímos mal, nos pelaron peor, éramos dóciles víctimas, unos nos cogían, otros nos soltaban, y así todo el día. ¿Qué castigo nos impondrían? Nos parecieron pocos los consejos que nuestros padres nos dieron antes de venir, algunos se les olvidaron. Ante esta nueva situación sobrecogedora, no teníamos contramedidas. Por fin, habla el listo de turno que, prematuramente, había estado peloteando con un auxiliar, quien, amablemente, le explicó lo que significaba Furrielería. Este compañero, se encargó de dar, sin micrófono, la clase magistral que nos tranquilizó. El auxiliar, escuchándole, se quedó paralizado, pito en mano y con la boca abierta. Era inaudito, el recluta sabía más que él. Creo que, allí mismo, lo apuntó para el primer curso de "transistores". Nuestro vocabulario se ampliaba, ya sabíamos quién era el furriel y cómo se llamaba su boutique.
En esta espera estábamos, cuando observamos que todos los auxiliares se colocaban, estratégicamente, detrás de su respectivo silbato. Mediante silbidos atronadores, verbales empujones y peor voluntad por nuestra parte, nos colocaron en una nueva formación, esta vez manga por hombro, sin orden, pero con concierto, (¿no os acordáis?). Iniciamos la marcha, a la imperativa voz de ARRR...(añadiendo una vocal, andan también los burros). Marcando el marcial paso que nos daba nuestra real desgana, empezábamos a cruzar la plaza de armas, hacia la Furrielería, cuando los auxiliares, con sus melodiosas voces, acompañados por la acompasada música de silbatos a todo volumen, pitidos de otros auxiliares que, con la emoción, desafinaban, rítmicos pisotones en la arena y el coro de nuestras conversaciones de fondo, nos ofrecieron, sin pedírselo el público recluta asistente, un memorable concierto, digno de los mejores palacios de Viena. Cuando terminaron, unánimemente decidimos no aplaudirles, para que no tocaran más, y se dedicaran a otra cosa que a nosotros nos viniera mejor. Objetivo que no conseguímos hasta ser soldados.
Llegábamos a la Furrielería, que no tenía escaparates, quedándonos remansados cerca de la puerta. Allí el furriel, muy en su papel y con amabilidad, como satisfecho con la visita que recibía, se dispuso, con varios ayudantes, a entregarnos la ropa que necesitábamos para ser auténticos militares. Sin necesitar metro ni preguntar tallas, con agudos ojos furrieleros nos medían de pies a cabeza, entregándonos, una por una, "a medida" que íbamos llegando, todas las prendas de ropas y calzados que debíamos utilizar. Les pasó con las tallas como a nosotros con las quinielas, acertamos pocos partidos y fallamos muchos. Cuando empezamos a vestirnos con el uniforma, estuvímos regateando, como mareados futbolistas detrás del balón, buscando el compañero al que habían entregado nuestra talla y a nosotros la suya. Hechas las paces y terminado este improvisado mercadillo que se montó, estábamos hasta guapos, aunque sin peinar.
Ya todos vestidos, se produce aquí un hecho que, desde mi personal punto de vista, es el más trascendental que pude percibir en toda la Mili. Por primera vez en nuestras vidas, pelados y con el mismo uniforme que los demás, todos iguales... iguales. Por un instante, ví aquella geografía humana en blanco y negro, como los mejores fotogramas de las más famosas películas en los mismos colores. Me encontré con el ser humano en estado natural, en estado puro, como si de nuevo acabara de nacer, sin contaminaciones ni adulteraciones en el alma, despojado de todos los atributos puestos e impuestos por la sociedad, la cultura y, en definitiva, la vida. Parecía un empezar de nuevo, con un alma virgen y abonada, para cultivar los verdaderos valores que son el más rico patrimonio para la persona. Era pasar del "yo era" al "yo soy" en un momento. Allí no teníamos familia, ni novia, ni amigos, ni vecinos, etc. Era la soledad más absoluta. No teníamos a nadie, sino a nosotros mismos, para ayudarnos, compartir alegrías, penas, miedos, inquietudes, sentimientos, recuerdos, esperanzas, vivencias, etc. En la necesidad del cuerpo o del alma, es cuando reconocemos a nuestros amigos. La fragua del B.I.R. empezó a templarnos, en gran medida, nuestra manera de ser. Aquí empezaron a escribirse las más bellas páginas de nuestra convivencia. Todo lo que, por primera vez, afecta a nuestros sentimientos, nos queda esculpido en el alma el resto de nuestra vida.
Un Abrazo
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Fernando de la Cuesta
Re: Todo empezó en el B.I.R.
Amigo Julio, todo esto puesto en un libro y a forrarte, que envidia de estilo narrativo, tus palabras dicen lo que nuestros pensamientos retienen, que suerte, sigue así.
Un abrazo.
Fernando.
Un abrazo.
Fernando.
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emilio cisneros
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Todo empezó en el BIR
Todo empezó en el BIR... y afortunadamente acabó. Sin animo de ser crítico, pero al menos intentando ser realista, creo, y en eso no voy a cambiar de opinión, que las condiciones higiénicas del BIR eran realmente malas, posiblemente en la España de 1.968 no podían ser mejores, pero aun así, como ya recordé en "Textos", los pabellones del campo de concentración alemán en Dachau, en los años previos a la II Guerra Mundial, y durante la misma, disponían de WC y agua corriente dentro de los mismos, y estaban destinados ojo! a prisioneros de los nazis, judíos , comunistas, gitanos etc., de modo que intentar superar el complejo de inferioridad con el "aquí somos mas machos" no me resulta convincente.
Cuando mi teniente nos decía algo así como "los marines americanos (en Vietnam) son unos mariquitas, les llevan en helicóptero al lugar de la misión, con Coca-Cola fresca en los macutos, repelente de mosquitos, y al acabar el día se vuelven a sus cuarteles a ducharse, cenar hamburguesas y a dormir en su cama" le contestabamos que ojala pudieramos tener las mismas condiciones que los americanos.
Al final, siempre salía el tema de los "huevos" por medio, pero para muchos de nosotros, no era convincente el argumento testicular. Un ejercito bien equipado y alimentado siempre tendrá, frente a otro inferior, como mínimo, la posesión del territorio básico y de sus fuentes de producción. Y los "huevos", fritos con chorizo es como mejor están.
Bueno como me voy enrollando, lo que quiero decir es que, para ser veraces, y si queremos recordar la historia tal como fue, y no como nos gusta creer que fue, deberíamos sacar a la luz tambié las muchas cosas negativas que igualmente tuvimos que sufrir. Y eso por respeto a nosotros mismos, y a nuestros familiares, novias y amigos, que contribuyeron con su apoyo y su sufrimiento nuestra ausencia temporal de sus vidas.
Como va quedando largo el rollete, dejo las vivencias negativas para posterior ocasión. Pero eso sí, podemos y debemos contarlas.
Cuando mi teniente nos decía algo así como "los marines americanos (en Vietnam) son unos mariquitas, les llevan en helicóptero al lugar de la misión, con Coca-Cola fresca en los macutos, repelente de mosquitos, y al acabar el día se vuelven a sus cuarteles a ducharse, cenar hamburguesas y a dormir en su cama" le contestabamos que ojala pudieramos tener las mismas condiciones que los americanos.
Al final, siempre salía el tema de los "huevos" por medio, pero para muchos de nosotros, no era convincente el argumento testicular. Un ejercito bien equipado y alimentado siempre tendrá, frente a otro inferior, como mínimo, la posesión del territorio básico y de sus fuentes de producción. Y los "huevos", fritos con chorizo es como mejor están.
Bueno como me voy enrollando, lo que quiero decir es que, para ser veraces, y si queremos recordar la historia tal como fue, y no como nos gusta creer que fue, deberíamos sacar a la luz tambié las muchas cosas negativas que igualmente tuvimos que sufrir. Y eso por respeto a nosotros mismos, y a nuestros familiares, novias y amigos, que contribuyeron con su apoyo y su sufrimiento nuestra ausencia temporal de sus vidas.
Como va quedando largo el rollete, dejo las vivencias negativas para posterior ocasión. Pero eso sí, podemos y debemos contarlas.
- JULIAN TORRES PORDOMINGO
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- Registrado: 11 Oct 2004 15:15
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NOSTALGIA - B.I.R.1 Y MAS
Hola amigos; vereis .. todo esto no es mas que nostalgia de nuestros años mozos, los mas jovenes que estamos por aqui tenemos 50 años para 51, como es mi caso, no digo ya los "abuelos" que estuvieron por aquellos andurriales, algunos como Ignacio Villena, cuando yo ni siquiera habia nacido, o Jordi Roig que fue 10 años antes que yo...etc.
Nuestras vivencias fueron intensas, importantes pero si entonces nos dicen que nos cambiaban SAHARA x MADRID, BARCELONA..ETC que habriais hecho? sinceramente nos habriamos quedado cerca de nuestras familias y novias, no lo dudeis.Yo estoy muy orgulloso de haber estado alli pero "lo cortes no quita lo valiente"
En definitiva..solo es nostalgia de un tiempo que no va a volver, nuestros 21-22 años ya pasaron y es como cuando te cruzas, despues de mucho tiempo, con una antigua novia, o te acuerdas de ella o escuchas una cancion que te la recuerda...NOSTALGIA, SOLO NOSTALGIA de nuestra juventud.
De todas maneras, somos los MEJORES ¡EAH!
UN ABRAZO
Nuestras vivencias fueron intensas, importantes pero si entonces nos dicen que nos cambiaban SAHARA x MADRID, BARCELONA..ETC que habriais hecho? sinceramente nos habriamos quedado cerca de nuestras familias y novias, no lo dudeis.Yo estoy muy orgulloso de haber estado alli pero "lo cortes no quita lo valiente"
En definitiva..solo es nostalgia de un tiempo que no va a volver, nuestros 21-22 años ya pasaron y es como cuando te cruzas, despues de mucho tiempo, con una antigua novia, o te acuerdas de ella o escuchas una cancion que te la recuerda...NOSTALGIA, SOLO NOSTALGIA de nuestra juventud.
De todas maneras, somos los MEJORES ¡EAH!
UN ABRAZO
B.I.R-1 / 75 - 3ª CIA. - MAYORIA
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Julio Muñoz
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Todo empezó en el B.I.R.
Amigo Manuel Cordero:
Como sigamos largando así, este libro está hecho en un "santiamén", como dicen en tu Sevilla. Procuraré seguir aportando, junto con los restantes compañeros, lo que humildemente pueda y sepa a esta mesa que tenemos en el centro del Foro, para que, con nuestro creador Juan Piqueras a la cabeza, pongamos las hojas en orden y lo tengamos, aunque sea en una carpetilla. Soñar despiertos no perjudica.
Manolo, no me estás echando flores, sino patios andaluces enteros, que pareces andaluz, como yo.
Muchas gracias y un abrazo.
Como sigamos largando así, este libro está hecho en un "santiamén", como dicen en tu Sevilla. Procuraré seguir aportando, junto con los restantes compañeros, lo que humildemente pueda y sepa a esta mesa que tenemos en el centro del Foro, para que, con nuestro creador Juan Piqueras a la cabeza, pongamos las hojas en orden y lo tengamos, aunque sea en una carpetilla. Soñar despiertos no perjudica.
Manolo, no me estás echando flores, sino patios andaluces enteros, que pareces andaluz, como yo.
Muchas gracias y un abrazo.
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Julio Muñoz
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Todo empezó en el B.I.R.
Amigo Fernando de la Cuesta:
Los compañeros se van a dar cuenta de que estuvímos en misma Cía. en el B.I.R., la 2ª, y en el mismo reemplazo, el 3º ¿Cómo es posible escribir elogios tan agradables en dos líneas? Y yo que necesito hojas y hojas para escribir algo parecido.
De forrarme, nada. Eso es muy dificil. Seguiremos haciendo lo que acabo de decirle a Manuel Cordero, colocar las hojas para leerlas con orden.
Muchas gracias y un abrazo
Los compañeros se van a dar cuenta de que estuvímos en misma Cía. en el B.I.R., la 2ª, y en el mismo reemplazo, el 3º ¿Cómo es posible escribir elogios tan agradables en dos líneas? Y yo que necesito hojas y hojas para escribir algo parecido.
De forrarme, nada. Eso es muy dificil. Seguiremos haciendo lo que acabo de decirle a Manuel Cordero, colocar las hojas para leerlas con orden.
Muchas gracias y un abrazo
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emilio cisneros
- Mensajes: 157
- Registrado: 21 Dic 2004 11:15
Todo empezó en el BIR
Aunque no vaya a desmitificar el BIR, para quien lo recuerde con cariño, si quiero puntualizar algunas cosas, y una de ellas, es la que mas relación tiene con la propia denominacion del BIR "Batallón de Instrucción de Reclutas".
Año 1.968, Octubre: los reclutas, el día y hora que no tenían cocina, obras, piedras, cuartelero, curso cabos, cesta y puntos y otras zarandajas similares practicaban sobre todo y ante todo, instrucción cerrada, muy útil para desfiles y para nada mas.
La instrucción abierta, con mucho menos tiempo de dedicación, se limitaba a corretear por la duna gorda junto al BIR, llevando un cetme viejo entre las manos.
El lanzagranadas, el mortero y la ametralladora, lo estudiamos en catálogo, como clase teórica. Los ejercicios de tiro, tres o cuatro en todo el período, cinco balas por recluta en cada ejercicio. Por último, se celebraba el día de la bomba, que consistía en tirar una bomba de mano, sin metralla, desde detrás de un parapeto. La bomba te la daban desenroscada ya del capuchón, no fueras a ponerte nervioso y la la liaras, así que te limitabas a arrojarla como si fuese una piedra y ver y oír una pequeña explosión. Solo una en todo el período de instrucción.
Resumen: La preparación militar del recluta español en el Sahara de 1.968 era, seguro, muy inferior a la que recibe hoy en en día un asesino etarra o un fanatico del terrorismo islamista.
Año 1.968, Octubre: los reclutas, el día y hora que no tenían cocina, obras, piedras, cuartelero, curso cabos, cesta y puntos y otras zarandajas similares practicaban sobre todo y ante todo, instrucción cerrada, muy útil para desfiles y para nada mas.
La instrucción abierta, con mucho menos tiempo de dedicación, se limitaba a corretear por la duna gorda junto al BIR, llevando un cetme viejo entre las manos.
El lanzagranadas, el mortero y la ametralladora, lo estudiamos en catálogo, como clase teórica. Los ejercicios de tiro, tres o cuatro en todo el período, cinco balas por recluta en cada ejercicio. Por último, se celebraba el día de la bomba, que consistía en tirar una bomba de mano, sin metralla, desde detrás de un parapeto. La bomba te la daban desenroscada ya del capuchón, no fueras a ponerte nervioso y la la liaras, así que te limitabas a arrojarla como si fuese una piedra y ver y oír una pequeña explosión. Solo una en todo el período de instrucción.
Resumen: La preparación militar del recluta español en el Sahara de 1.968 era, seguro, muy inferior a la que recibe hoy en en día un asesino etarra o un fanatico del terrorismo islamista.
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Gabriel Martinez Magro
Es evidente, para todos los que pasamos por el BIR, que la instrucción militar recibida fué tan solo un barniz. Creo que la existencia del BIR solo tenía una justificación, que era conseguir que un grupo heterodoxo de personalidades actuando cada uno por su cuenta, se convirtiese en un conjunto de individuos trabajando bajo una sola ortodoxia. De ahí que la instrucción fuese solo la básica. El orden cerrado, no tenía , como único fin conseguir desfilar con mas o menos marcialidad. Se trataba de conseguir mover con orden y concierto a una compañía y después a un batallón, etc, a la sola orden de mando. Los ejercicios con armas en el orden cerrado, familiarizaban al recluta con su fusil ( en este caso el Cetme Mod. B), y la instrucción teorica era la minima imprescindible. Está claro, que era básico aprender a disparar y a manejar el arma reglamentaria ( como se dice ahora) sin peligro para uno mismo y para los demás, ( os debéis acordar, con seguridad, pues pasaba cada vez que se iba al campo de tiro la primera vez, del caso del recluta con el arma encasquillada girándose con la misma en posicion horizontal- es decir apuntando a los que detrás de él vigilaban- pidiendo ayuda, con el peligro de soltar una ráfaga de 3 disparos, a pesar de las continuas advertencias en sentido contrario).
Cierto es cuanto han consignado nuestros compañeros, pero no es menos cierto que la instrucción real debía ser en los destinos finales. Yo no tuve la suerte de estar destinado a tropas nómadas, por ejemplo, pero me imagino que allí si se daba la instrucción necesaria para poder patrullar, defenderse de ataques indeseados etc. etc.
Por ello no es de extrañar que en el BIR ni siquiera tuvimos el arma más basica de todo soldado, me refiero a la bayoneta.
Ni siquiera los que nos quedamos en el BIR como instructores y auxiliares de instrucción, es decir como soldados en el destino final, fuimos equipados "adecuadamente".
En cuanto a las condiciones de salubridad, suerte tuvimos de las vacunas, pues en el 3er. reemplazo que llegó al BIR , en 1969, el mío, estuvimos sin conocer la ducha dos meses, y cuando la conocimos casi parecía una carrera de fórmula 1( en 30 segundos debías remojarte, enjabonarte, aclararte, y fuera, a secarse al sol o mejor a la carrera para cambiarse e ir al comedor, en formación por supuesto. Claro que en esto de ir a la carera ya teníamos todos buen entreno. No quiero añadir nada a los campos de margaritas, que seguían vigentes. Las sábanas, que debían cambiarse cada dos semanas, aguantaron seis, pero, en fin, eramos jóvenes y con buen ánimo.
Bueno lo dejo aquí, pues ya me he extendido demasiado. Otro día os contaré otras cosas. Abrazos compañeros.
Gabriel / BIR 1 69 al 71
Cierto es cuanto han consignado nuestros compañeros, pero no es menos cierto que la instrucción real debía ser en los destinos finales. Yo no tuve la suerte de estar destinado a tropas nómadas, por ejemplo, pero me imagino que allí si se daba la instrucción necesaria para poder patrullar, defenderse de ataques indeseados etc. etc.
Por ello no es de extrañar que en el BIR ni siquiera tuvimos el arma más basica de todo soldado, me refiero a la bayoneta.
Ni siquiera los que nos quedamos en el BIR como instructores y auxiliares de instrucción, es decir como soldados en el destino final, fuimos equipados "adecuadamente".
En cuanto a las condiciones de salubridad, suerte tuvimos de las vacunas, pues en el 3er. reemplazo que llegó al BIR , en 1969, el mío, estuvimos sin conocer la ducha dos meses, y cuando la conocimos casi parecía una carrera de fórmula 1( en 30 segundos debías remojarte, enjabonarte, aclararte, y fuera, a secarse al sol o mejor a la carrera para cambiarse e ir al comedor, en formación por supuesto. Claro que en esto de ir a la carera ya teníamos todos buen entreno. No quiero añadir nada a los campos de margaritas, que seguían vigentes. Las sábanas, que debían cambiarse cada dos semanas, aguantaron seis, pero, en fin, eramos jóvenes y con buen ánimo.
Bueno lo dejo aquí, pues ya me he extendido demasiado. Otro día os contaré otras cosas. Abrazos compañeros.
Gabriel / BIR 1 69 al 71
- Jordi Roig i Marcet
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- Registrado: 01 Nov 2004 16:27
- Ubicación: Pallejà (BARCELONA)
Re: Todo empezó en el BIR
Ante todo, felicitar a Julio por la descripción, mas sentimental que real, que nos da del BIR. Este hombre escribe como un poetastro. ¡Palabra de honor!.
Nosotros, en el 65 estrenamos una pista americana. En el 68 debia estar y mejorada, si cabe. Nosotros vimos, tocamos y sopesamos un lanza granadas. No disparamos con el. No habia granadas para el ejercicio. Mortero ni lo vimos. Tampoco lo necesitabamos en la PT. Y si, disparamos con el FAO. Fusil ametrallador. Un cargador entero cada uno de los noventa o cien destinados a la PT.
Os voy a contar una vieja história que lo demuestra: A los cuatro dias de llegar a Smara, el Furri me dice que salgo de patrulla y me da la lista de los que han de ir en ella y como me habian clavado el galón de cabo nada mas llegar, pensó que yo era el mas indicado para encontrar al resto de los hombres, cosa que hice con mil trabajos, porqué no conocia a nadie.
Ibamos cuatro y el cabo. El Capitán con su Land Rover y Alí, su conductor, el que está a mi lado sin turbante en la foto, además de Emboiric, un pistero. La escuadra, en un vehiculo americano que llamabamos Comando. Salimos disparados por la pista y de cuando en cuando nos detemos para que Emboiric pueda echarle un vistazo al suelo. Corre durante unos kilómetros delante del Land Rover encuentra alguna botellas y, finalmente, señala hacia un lugar determinado. Salimos en esa dirección a todo gas por un terreno duro y lleno de piedras que nos hacian rebotar en la caja del vehiculo a cada momento.
Nos detemos casi oscurecido en una grara, yo no lo sabia aún que aquello era una grara, nos bajamos, comemos un poco y, con displicencia, me hace saber el Capitán que estamos tras la pista de tres desertores legionarios y que los tenemos a poco mas de mil metros y vamos a proceder a su detención. Pero, detalle insignificante, los lejias se han llevado los Cetme y van cargaditos de munición y, según parece, de wisqui, por las botellas que el bueno de Emboiric ha ido encontrando. Tres, concretamente. Nos dice como vamos a aproximarnos y de que manera los envolveremos para que no puedan huir. Total, llegamos donde los fugitivos que habian encendido una hoguera, discretos ellos. Se ve a uno de ellos con el cetme en la mano, asoma de unas piedras y abre fuego. Un solo tiro y un alarido que partia el alma, en plena oscuridad, para cagarse. El Capi que grita ¡Alto! ¡Alto! ¡Estais detenidos!. ¡A por ellos!. Lo siguiente que recuerdo es que tenia el mosquetón apoyado en la frente de un tio que se cagó en los pantalones de verdad. El que habia disparado,en el suelo con la cara partida por un culatazo de un natural llamado Abdatil uld Alamín y el otro con dos PT clavandole las rodillas en las costillas, inmovilizandolo sobre la arena.
Resultado de la operación. Uno de nuestros compañeros novatos que terminaba la mili. Un feo agujero en el pié, por el disparo y por dejarse ver antes de tiempo y la obediencia ciega a las ordenes de un mando.
Mira si fué ciega esta obediencia, que no recuerdo nada des del momento en que oí sus ordenes hasta el momento en que me di cuenta que tenia a un tio caido que se cagaba encima. Esos segundos no los he recordado jamás y esto solo significa que actué de forma automatica, sin pensar. Pasé mucho miedo, sobre todo a partir del tiro y el grito del compañero herido, os lo podeis creer de verdad, pero cuando sonaba una orden, esta era prioritaria y el resto pasaba a segundo plano. Pasé por algunas experiencias que no fueron agradables pero siempre saltaba el automatismo y esto es lo que nos inculcaron en el BIR. Pasé muchos meses como comandante de puesto en Morcba. Lugar perdido entre Smara y Amgala y mas de una vez hube de tomar decisiones que no me complacian, pero obedecia ordenes y estas eran prioritarias ante cualquier eventualidad. Esto lo aprendí en el BIR. Igual que yo lo aprendisteis todos vosotros. Algunos tuvimos la mala fortuna de encontrarnos en situaciones de riesgo y liados en operaciones encubiertas puesto que estabamos en la PT, no lo olvidemos, cooperando con el SIS, pero siempre he atribuido el automatismo en la acción a lo aprendido en el BIR. Estoy seguro que lo que allí me inculcaron fué de gran utilidad para mi. De la misma forma habria sido útil para cualquiera que se encontrara en parecidos trances. El hombre tiene una capacidad de adaptación extraordinaria y si ha recibido un entrenamiento determinado, actuará según los interruptores que este entrenamiento ha introducido en su personalidad. No os quepa ninguna duda. Ya se que no vais a estar todos de acuerdo en esta opinión mia, sobre todo los que no han pasado por estos trances, pero estoy seguro que aquellos que se encontraron en los puestos atacados durante el 67, 71, 73, 74, 75 y avalarán esta opinión mia. La voz de quien tiene el mando, sea quien sea, dispara estos automatismos y, con independencia del miedo, se actua en consecuencia. Los que se pasaron la mili en una guarnición tranquila o en las oficinas o en Estado Mayor, en el BIR o en mil y un destinos no operativos, esos pensarán que el BIR fué una pérdida de tiempo, en cambio los que le vimos las orejas al miedo, estamos seguros que el BIR sirvió para ayudarnos en momentos dificiles.
Un abrazo a todos.
Estoy convencido de que esta denominación era mucho mas real de lo que puede hacernos ver la experiencia vivida allí.emilio cisneros escribió:Aunque no vaya a desmitificar el BIR, para quien lo recuerde con cariño, si quiero puntualizar algunas cosas, y una de ellas, es la que mas relación tiene con la propia denominacion del BIR "Batallón de Instrucción de Reclutas".
Tienes razón. Pero la instrucción cerrada es útil para algo mas que para los desfiles. Es útli para aprender a obedecer la voz de mando SIN PENSAR. Automaticamente, convirtiendo un reflejo aprendido en algo própio del caracter del soldado. Y esto es útil para cuando hace falta.emilio cisneros escribió:Año 1.968, Octubre: los reclutas, el día y hora que no tenían cocina, obras, piedras, cuartelero, curso cabos, cesta y puntos y otras zarandajas similares practicaban sobre todo y ante todo, instrucción cerrada, muy útil para desfiles y para nada mas.
emilio cisneros escribió:La instrucción abierta, con mucho menos tiempo de dedicación,El lanzagranadas, el mortero y la ametralladora, lo estudiamos en catálogo, como clase teórica.
Nosotros, en el 65 estrenamos una pista americana. En el 68 debia estar y mejorada, si cabe. Nosotros vimos, tocamos y sopesamos un lanza granadas. No disparamos con el. No habia granadas para el ejercicio. Mortero ni lo vimos. Tampoco lo necesitabamos en la PT. Y si, disparamos con el FAO. Fusil ametrallador. Un cargador entero cada uno de los noventa o cien destinados a la PT.
Es posible que tengas razón en este último aserto, pero puedo garantizarte que las aparentes bobadas con las que nos hacian apechugar en el BIR eran provechosas para el sevicio y para conservar la piel entera. Por otro lado, nosotros ibamos para soldados, no para asesinos ni Rambos. Nuestra instrucción era buena y me atrevo a decir que era mejor que la de otros ejercitos que teniamos a nuestro alrededor.emilio cisneros escribió: Resumen: La preparación militar del recluta español en el Sahara de 1.968 era, seguro, muy inferior a la que recibe hoy en en día un asesino etarra o un fanatico del terrorismo islamista.
Os voy a contar una vieja história que lo demuestra: A los cuatro dias de llegar a Smara, el Furri me dice que salgo de patrulla y me da la lista de los que han de ir en ella y como me habian clavado el galón de cabo nada mas llegar, pensó que yo era el mas indicado para encontrar al resto de los hombres, cosa que hice con mil trabajos, porqué no conocia a nadie.
Ibamos cuatro y el cabo. El Capitán con su Land Rover y Alí, su conductor, el que está a mi lado sin turbante en la foto, además de Emboiric, un pistero. La escuadra, en un vehiculo americano que llamabamos Comando. Salimos disparados por la pista y de cuando en cuando nos detemos para que Emboiric pueda echarle un vistazo al suelo. Corre durante unos kilómetros delante del Land Rover encuentra alguna botellas y, finalmente, señala hacia un lugar determinado. Salimos en esa dirección a todo gas por un terreno duro y lleno de piedras que nos hacian rebotar en la caja del vehiculo a cada momento.
Nos detemos casi oscurecido en una grara, yo no lo sabia aún que aquello era una grara, nos bajamos, comemos un poco y, con displicencia, me hace saber el Capitán que estamos tras la pista de tres desertores legionarios y que los tenemos a poco mas de mil metros y vamos a proceder a su detención. Pero, detalle insignificante, los lejias se han llevado los Cetme y van cargaditos de munición y, según parece, de wisqui, por las botellas que el bueno de Emboiric ha ido encontrando. Tres, concretamente. Nos dice como vamos a aproximarnos y de que manera los envolveremos para que no puedan huir. Total, llegamos donde los fugitivos que habian encendido una hoguera, discretos ellos. Se ve a uno de ellos con el cetme en la mano, asoma de unas piedras y abre fuego. Un solo tiro y un alarido que partia el alma, en plena oscuridad, para cagarse. El Capi que grita ¡Alto! ¡Alto! ¡Estais detenidos!. ¡A por ellos!. Lo siguiente que recuerdo es que tenia el mosquetón apoyado en la frente de un tio que se cagó en los pantalones de verdad. El que habia disparado,en el suelo con la cara partida por un culatazo de un natural llamado Abdatil uld Alamín y el otro con dos PT clavandole las rodillas en las costillas, inmovilizandolo sobre la arena.
Resultado de la operación. Uno de nuestros compañeros novatos que terminaba la mili. Un feo agujero en el pié, por el disparo y por dejarse ver antes de tiempo y la obediencia ciega a las ordenes de un mando.
Mira si fué ciega esta obediencia, que no recuerdo nada des del momento en que oí sus ordenes hasta el momento en que me di cuenta que tenia a un tio caido que se cagaba encima. Esos segundos no los he recordado jamás y esto solo significa que actué de forma automatica, sin pensar. Pasé mucho miedo, sobre todo a partir del tiro y el grito del compañero herido, os lo podeis creer de verdad, pero cuando sonaba una orden, esta era prioritaria y el resto pasaba a segundo plano. Pasé por algunas experiencias que no fueron agradables pero siempre saltaba el automatismo y esto es lo que nos inculcaron en el BIR. Pasé muchos meses como comandante de puesto en Morcba. Lugar perdido entre Smara y Amgala y mas de una vez hube de tomar decisiones que no me complacian, pero obedecia ordenes y estas eran prioritarias ante cualquier eventualidad. Esto lo aprendí en el BIR. Igual que yo lo aprendisteis todos vosotros. Algunos tuvimos la mala fortuna de encontrarnos en situaciones de riesgo y liados en operaciones encubiertas puesto que estabamos en la PT, no lo olvidemos, cooperando con el SIS, pero siempre he atribuido el automatismo en la acción a lo aprendido en el BIR. Estoy seguro que lo que allí me inculcaron fué de gran utilidad para mi. De la misma forma habria sido útil para cualquiera que se encontrara en parecidos trances. El hombre tiene una capacidad de adaptación extraordinaria y si ha recibido un entrenamiento determinado, actuará según los interruptores que este entrenamiento ha introducido en su personalidad. No os quepa ninguna duda. Ya se que no vais a estar todos de acuerdo en esta opinión mia, sobre todo los que no han pasado por estos trances, pero estoy seguro que aquellos que se encontraron en los puestos atacados durante el 67, 71, 73, 74, 75 y avalarán esta opinión mia. La voz de quien tiene el mando, sea quien sea, dispara estos automatismos y, con independencia del miedo, se actua en consecuencia. Los que se pasaron la mili en una guarnición tranquila o en las oficinas o en Estado Mayor, en el BIR o en mil y un destinos no operativos, esos pensarán que el BIR fué una pérdida de tiempo, en cambio los que le vimos las orejas al miedo, estamos seguros que el BIR sirvió para ayudarnos en momentos dificiles.
Un abrazo a todos.
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Gabriel Martinez Magro
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RAFAEL AGUDO
TODO EMPEZO EN EL BIR
Totalmente de acuerdo con el compañero Jordi Roig, la instrucción recibida tanto en el BIR como en cualquier otro centro de formación., fue para muchos de nosotros primordial, pues aunque cuando se estaba haciendo se hacia pesada y monotona, poco a poco iba calando en nuestro cerebro y cuando a alguno por desgracia nos hizo falta, supimos reaccionar gracias a esa instrucción recibida.
yo no fui recluta del BIR, ya que llegue al Sahara procedente del Batallón de Instrucción Paracaidista, pero si que conoci la instrucción que allí se daba y para mi era la correcta para aquella epoca.
yo no fui recluta del BIR, ya que llegue al Sahara procedente del Batallón de Instrucción Paracaidista, pero si que conoci la instrucción que allí se daba y para mi era la correcta para aquella epoca.
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emilio cisneros
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- Registrado: 21 Dic 2004 11:15
Todo empezó en el BIR
He leido con atención vuestros comentarios a lo que significó el BIR como fase o periodo de instrucción, y compruebo que la mayoría teneís un concepto positivo de lo aprendido allí, lo que tengo que respetar, aunque por mi parte no dejo de tener un criterio diferente sobre esta cuestión.
Por supuesto, que ya en nuestra estancia en el BIR se nos decía que la instrucción cerrada era fundamental para inculcarnos disciplina y coordinación, pero a mí me parecía que lo único que preparabamos era el desfile del día de la jura, primero por secciones, luego por compañias, y la última semana todo el BIR.
Imagino que en cada remplazo puedn darse situaciones diferentes, incluso en mi Compañia, la Sección en la que yo estaba hacíamos orden abierto por la duna, porque el teniente tenía 23 años y se tomaba las cosas en serio. El otro teniente de la Compañia, que pasaba de los 30 y estaba un poco sobrado de peso, llevaba a sus muchachos a un lugar apartado, los sentaba y organizaba concursos de chistes hasta que finalizaba el horario dedicado a ese menester.
Tampoco recuerdo haber visto ninguna pista americana, y si la hubo, en mi reemplazo-llamamiento no se utilizó. Los reclutas destinados a la policia territorial, es cierto que tenían un tratamiento mas duro que el resto de los reclutas, especialmente por culpa de un cabo primero o sargento instructor, similar al de "la chaqueta metálica" de Kubrick, al que todos temían.
De ese instructor (no recuerdo su nombre, pero desde luego en Octubre 68 estaba en el BIR) se contaba que un día de orden cerrado o instrucción vió que un recluta se salió de la formación sin permiso, y sin preguntar las razones le soltó una patada en las costillas. Resulta que el recluta se había cortado el pie con un cristal, y estaba agachado mirandose la herida. Cuando sintió la patada, lleno de rabia como estaba por el corte y la patada de propina, le estampó el mosquetón en la cabeza al instructor, y se liaron a golpes hasta que los separaron. Resultado: Calabozo al recluta y suspensión de ascenso al instructor.
Por último, tendreís que reconocer que la obediencia ciega, en cuanto te pueda dejar inservible tu capacidad de razonar, no deja de tener sus inconvenientes. No hay mas que ver la cantidad de víctimas civiles que se producen desgraciadamente en las guerras, en Irak concretamente hay casos a diario, y no se si seré pacifista o no, pero si un mando militar me hubiera ordenado disparar sobre un civil indefenso, estoy seguro de que, si tengo en ese momento mis facultades mentales íntegras, hubiese ido a un Consejo de Guerra por desobediencia. Otra cosa es que hubiera tenido el cerebro "born to kill", como gritan los marines USA..
Por supuesto, que ya en nuestra estancia en el BIR se nos decía que la instrucción cerrada era fundamental para inculcarnos disciplina y coordinación, pero a mí me parecía que lo único que preparabamos era el desfile del día de la jura, primero por secciones, luego por compañias, y la última semana todo el BIR.
Imagino que en cada remplazo puedn darse situaciones diferentes, incluso en mi Compañia, la Sección en la que yo estaba hacíamos orden abierto por la duna, porque el teniente tenía 23 años y se tomaba las cosas en serio. El otro teniente de la Compañia, que pasaba de los 30 y estaba un poco sobrado de peso, llevaba a sus muchachos a un lugar apartado, los sentaba y organizaba concursos de chistes hasta que finalizaba el horario dedicado a ese menester.
Tampoco recuerdo haber visto ninguna pista americana, y si la hubo, en mi reemplazo-llamamiento no se utilizó. Los reclutas destinados a la policia territorial, es cierto que tenían un tratamiento mas duro que el resto de los reclutas, especialmente por culpa de un cabo primero o sargento instructor, similar al de "la chaqueta metálica" de Kubrick, al que todos temían.
De ese instructor (no recuerdo su nombre, pero desde luego en Octubre 68 estaba en el BIR) se contaba que un día de orden cerrado o instrucción vió que un recluta se salió de la formación sin permiso, y sin preguntar las razones le soltó una patada en las costillas. Resulta que el recluta se había cortado el pie con un cristal, y estaba agachado mirandose la herida. Cuando sintió la patada, lleno de rabia como estaba por el corte y la patada de propina, le estampó el mosquetón en la cabeza al instructor, y se liaron a golpes hasta que los separaron. Resultado: Calabozo al recluta y suspensión de ascenso al instructor.
Por último, tendreís que reconocer que la obediencia ciega, en cuanto te pueda dejar inservible tu capacidad de razonar, no deja de tener sus inconvenientes. No hay mas que ver la cantidad de víctimas civiles que se producen desgraciadamente en las guerras, en Irak concretamente hay casos a diario, y no se si seré pacifista o no, pero si un mando militar me hubiera ordenado disparar sobre un civil indefenso, estoy seguro de que, si tengo en ese momento mis facultades mentales íntegras, hubiese ido a un Consejo de Guerra por desobediencia. Otra cosa es que hubiera tenido el cerebro "born to kill", como gritan los marines USA..
- Jordi Roig i Marcet
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- Ubicación: Pallejà (BARCELONA)
Re: Todo empezó en el BIR
Es cierto que el 80% del tiempo en orden cerrado estaba dirigido a inculcar la capacidad de desfilar con ocasión de la jura, y es posible que la percepción de este objetivo, como finalidad última de todo el entrenamiento, sirviera para que la mayoria creyera que estaba perdiendo el tiempo. Yo llegué a creerlo también, pero rectifiqué ante la experiencia vivida por mi.emilio cisneros escribió: Por supuesto, que ya en nuestra estancia en el BIR se nos decía que la instrucción cerrada era fundamental para inculcarnos disciplina y coordinación, pero a mí me parecía que lo único que preparabamos era el desfile del día de la jura, primero por secciones, luego por compañias, y la última semana todo el BIR.
Si alguien recuerda esta pista que lo diga, que si existió y la estrenó la Policia Territorial en Marzo del 65. Nos proporcionó algunos de los momentos mas duros de nuestra instrucción, aunqué nunca estuvimos en ella bajo ningún tipo de fuego. Solo carga en la espalda, mosquetón en la mano y a correr salvando los obstáculos. Este cabroncete que dices tal vez sea el que te voy a decir ahora.emilio cisneros escribió: Tampoco recuerdo haber visto ninguna pista americana, y si la hubo, en mi reemplazo-llamamiento no se utilizó. Los reclutas destinados a la policia territorial, es cierto que tenían un tratamiento mas duro que el resto de los reclutas, especialmente por culpa de un cabo primero o sargento instructor, similar al de "la chaqueta metálica" de Kubrick, al que todos temían.
Una canallada así solo era capaz de hacerla el Sargent Don Juan Calabria Martinez. Una especie de Hitler "avant la lettre". Los méritos de este animal eran haber sido condecorado por su valor en el campo de batalla en 1922 en Marruecos y ascendido a Sargento por méritos de guerra y como reconocimiento al valor ante el enemigo. Como podeis comprobar, la carrera militar de este tipejo era alucinante. 46 años de Sargento que además "tenía el Don delante de su nombre". Se ofendia si alguien hablaba del Sargento Calabria porqué consideraba que el General que lo habia elevado al estrellato de la suboficialidad le habia concedido este tratamiento; Don delante de Juan Calabria Martinez. ¡Una estrella Vamos!.emilio cisneros escribió: De ese instructor (no recuerdo su nombre, pero desde luego en Octubre 68 estaba en el BIR) se contaba que un día de orden cerrado o instrucción vió que un recluta se salió de la formación sin permiso, y sin preguntar las razones le soltó una patada en las costillas.
Se muy bien que puede parecer que la capacidad de razonar desaparece en el momento en que es preciso optar por algo y yo difiero de esta interpretación. Verás, cuando te acostumbras a las órdenes sabes que el papel que tienes en tus manos te dice lo que has de hacer y basta. Quien te lo manda te lo ha hecho llegar para que ejecutes lo que allí se dice. ¡Nada mas!. No eres un autómata. Puedes optar por no obedecer, con lo que vas a enfrentarte a un Consejo de Guerra que va a condenarte y con razón, digo yo, puesto que si en un ejército todo el mundo hiciera lo que le viniera en gana, solo serviria para dejarse matar. Para nada mas, además del feo espectáculo que daria cada cual por su lado. Solo hay que pensar en las bandas de asesinos incontrolados que asolaron Cataluña durante la Guerra Incivil del 36 - 39. A esto se expone un ejercito sin disciplina y en el que "piense" todo el mundo. Unos piensan y otros ejecutan y esto es así hasta en la vida civil.emilio cisneros escribió: Por último, tendreís que reconocer que la obediencia ciega, en cuanto te pueda dejar inservible tu capacidad de razonar, no deja de tener sus inconvenientes.
Es muy probable que yo tampoco habria disparado jamás sobre un civil indefenso y no por esta razón dudé nunca. Lo cierto es que en ocasiones lo que teniamos delante no eran civiles indefensos precisamente. En todas las guerras, la mayor parte de las bajas son civiles, excepto en el caso de unidades combatientes que combatan lejos de lugares poblados. En una ocasión nos soltaron dos morterazos en medio de un frig. Resultado casi veinte heridos y un muerto. Esta operación se hizo como castigo por haber recibido a la PT.emilio cisneros escribió: No hay mas que ver la cantidad de víctimas civiles que se producen desgraciadamente en las guerras, en Irak concretamente hay casos a diario, y no se si seré pacifista o no, pero si un mando militar me hubiera ordenado disparar sobre un civil indefenso, estoy seguro de que, si tengo en ese momento mis facultades mentales íntegras, hubiese ido a un Consejo de Guerra por desobediencia. Otra cosa es que hubiera tenido el cerebro "born to kill", como gritan los marines USA..
¿Sabes que ese frig ha desaparecido del mapa?. Nadie sabe darme razón de el por ningún lado. Los del norte no saben nada y los de la hamada tampoco. El chej me despidió dandome el apelativo de "elhi" que significa hermano. No todos los muertos y desaparecidos de las guerras son por culpa directa del agresor o del mas fuerte, sino del mas cruel. Todos conocemos el 11M. Los Palestinos atiborrados de dinamita y metralla y los irakies que siguen el mismo camino. Esto me parece una salvajada y no una guerra que, salvando las distancias, tambien es una salvajada. Por otro lado, la órden, la voz de mando tiene la capacidad de ponerte en el trance de escuchar a quien manda, con independencia de las circunstancias en que se oye esta voz y este solo hecho hace que el miedo sea menor y aumenten tus capacidades para lo que se avecina. Es indiscutible que a todos nos habria gustado mas estar con la novia, los padres o los amigos en lugar de encontrarnos lejos de casa, pero hay momentos en los que estos sentimientos y recuerdos no sirven para nada mas que para perderse. Ahí interviene la voz de mando y te situa en el lugar que debes ocupar. Nada mas. Esta voz, gracias al orden cerrado, salva vidas en un ejercito. No te quepa duda y tampoco creas en la obediencia ciega. Esto no existe mas que para los descerebrados. La obediencia a "la voz", es una elección inconsciente, elección al fin, de una linea a seguir porqué alguien que está mas preparado o que sabe mas, ha indicado un camino. Nada mas y nada menos que esto. Mi Capitán, Don Hilario Castro Vallinas era un hombre que además de ser mi superior en el ejercito era una gran persona que se desvivia por sus hombres y, puedes estar seguro, yo habria hecho cualquier cosa por el. Pero esto era una elección consciente por haberlo conocido y sabiendo quien y como era. Aquel hombre ha tenido y tendrá mi respeto y cariñoso recuerdo toda mi vida.
Al final no se si contesto a tus peros, y desearia que así fuera. Se muy bién que no todos aceptaban de grado la disciplina militar y talvez es que a mi me "iba la marcha", vete a saber. Lo cierto es que agradezco lo aprendido en el BIR. De verdad.
Un abrazo a todos.
-
Julio Muñoz
- Mensajes: 472
- Registrado: 31 Ene 2005 00:21
- Ubicación: Madrid
Todo empezó en el B.I.R.
Estimados amigos:
Voy a dejar, por ahora, el lado humano de nuestro acontecer cotidiano en el B.I.R., referido a nuestros primeros vínculos de convivencia, compañerismo y amistad, pasándome al de "si quieres la paz, prepárate para la guerra"
Entre los callejones del B.I.R., un gracioso recluta le ha trajinado el silbato a un confiado auxiliar, y anda por aquí dando sonoros pitidos, como niño con trompeta de Reyes, poniéndonos a todos a paso ligero por estas páginas. Y yo, como los demás, a trotar también con el mismo ritmo y soniquete que impone el atrevido guripa. Así que, ¡más madera, esto es la guerra!
Hace millones de años, el hombre dejó de andar a cuatro patas, (los antropólogos no conocen con certeza las causas, quizá por la necesaria adaptación locomotora a un habitat más amplio y de grandes distancias, o, también, debido al gran número de hijos y al precio de los zapatos, próximos a aparecer en esa misma temporada... ¡Y yo que sé!). El caso es que, desde entonces, no hemos dejado de darnos mamporros unos a otros. Y seguimos igual, aunque ahora con mejor técnica. Lógicamente, la suma del hombre, sus intenciones, la técnica y los mamporros, trajo como consecuencia lo que llamamos guerra, cuyo prólogo operativo es el ejército, válido éste tanto para la defensa como el ataque. Es decir, la herramienta multiuso más destructiva que existe. A continuación, me voy a permitir, con vuestro permiso, hacer alguna reflexión sobre este tema, hasta donde lleguen mis cortas entendederas.
Cuando hablamos de medios humanos, materiales, tecnológicos, económicos, formativos, prácticos, etc., para los ejércitos, está demostrado que su insuficiencia, suficiencia o abundancia, no siempre es determinante y decisiva en la victoria o en la derrota. En ocasiones, la solución del conflicto, favorable o desfavorable, se encuentra bajo la gorra de los militares. No hay más misterios, ni mejor estrategia, que actuar con intuición, conocimientos, inteligencia y sabiduría. La guerra de Troya, se ganó con un caballo de madera. Roma fue incapaz de vencer militarmente a Viriano. Nuestros amigos portugueses, nos mojaron la oreja en Aljubarrota. Pronto se cumplen dos siglos que, el poderoso ejército de Napoleón, tuvo que gatear los Pirineos de vuelta a su país, con el rabo entre las piernas. Y hay numerosos ejemplos, antiguos y recientes. Pero vamos a seguir con el B.I.R. de nuestras penas.
En mi opinión, el B.I.R. fue una escuela de párvulos militares. En líneas generales, al terminar mi preparación, así la contemplé. La programación para instruirnos, creo que la tenían bien preparada y premeditada, en cuanto a tiempo y contenido instructivo, (teórico y práctico). De acuerdo con ella, se llevó a cabo. Los militares no suelen dejar cosas al azar, ni a la improvisación. El recluta es el padre del soldado, y en esta línea se debe actuar. Otra cosa es que, tanto mandos como mandados, hayamos hecho bien los deberes. El oficio militar es tan antiguo como el hombre. Los profesionales de la milicia, lo conocen muy bien. Hay una gran y extensa historia militar que, permanentemente, les prepara, actualiza y asesora. Han sido muy bien preparados para ello, y es profesión vocacional. Tienen, en su profesión, una gran responsabilidad.
Es nuestra instrucción, lo primero que nos enseñaron fue a obedecer sin palabras. A toque de silbato o corneta. Un estímulo produce la respuesta de una conducta aprendida. También el conocimiento de las distintas jerarquías establecidas y, hacia ellas, respeto, disciplina, obediencia, subordinación, acatamiento, etc. Cierto es que, algunas de ellas, en sentido vertical y horizontal. Preparación física más que suficiente en este corto período de tiempo. Todo eran carreras y más carreras. El que suscribe, se dejo 10 kgs. de este cuerpo en las arenar del B.I.R., ya recuperados de sobra. El manejo y dominio del Cetme, me pareció mucho más artístico que realmente práctico y efectivo, en relación con el fin para el que se inventó. Insuficiente entrenamiento para lo que, eventualmente, se debe utilizar. En cuanto al resto del material bélico, la presentación demostrativa como producto, también fue precaria. Podía parecer, que, caso de necesidad, su uso debía estar acompañado del libro de instrucciones. En cualquier caso, entendí que la auténtica formación y entrenamiento práctico, se efectuaría en los destinos, como así fue en la mayoría de ellos.
Finalmente, habrá que reconocer que para domarnos y transformarnos de civiles a militares no lo tuvieron fácil. Ellos también hicieron su esfuerzo por conseguirlo y por enseñarnos. A estas alturas, creo que todos se merecen nuestro recuerdo y respeto.
Un abrazo.
Voy a dejar, por ahora, el lado humano de nuestro acontecer cotidiano en el B.I.R., referido a nuestros primeros vínculos de convivencia, compañerismo y amistad, pasándome al de "si quieres la paz, prepárate para la guerra"
Entre los callejones del B.I.R., un gracioso recluta le ha trajinado el silbato a un confiado auxiliar, y anda por aquí dando sonoros pitidos, como niño con trompeta de Reyes, poniéndonos a todos a paso ligero por estas páginas. Y yo, como los demás, a trotar también con el mismo ritmo y soniquete que impone el atrevido guripa. Así que, ¡más madera, esto es la guerra!
Hace millones de años, el hombre dejó de andar a cuatro patas, (los antropólogos no conocen con certeza las causas, quizá por la necesaria adaptación locomotora a un habitat más amplio y de grandes distancias, o, también, debido al gran número de hijos y al precio de los zapatos, próximos a aparecer en esa misma temporada... ¡Y yo que sé!). El caso es que, desde entonces, no hemos dejado de darnos mamporros unos a otros. Y seguimos igual, aunque ahora con mejor técnica. Lógicamente, la suma del hombre, sus intenciones, la técnica y los mamporros, trajo como consecuencia lo que llamamos guerra, cuyo prólogo operativo es el ejército, válido éste tanto para la defensa como el ataque. Es decir, la herramienta multiuso más destructiva que existe. A continuación, me voy a permitir, con vuestro permiso, hacer alguna reflexión sobre este tema, hasta donde lleguen mis cortas entendederas.
Cuando hablamos de medios humanos, materiales, tecnológicos, económicos, formativos, prácticos, etc., para los ejércitos, está demostrado que su insuficiencia, suficiencia o abundancia, no siempre es determinante y decisiva en la victoria o en la derrota. En ocasiones, la solución del conflicto, favorable o desfavorable, se encuentra bajo la gorra de los militares. No hay más misterios, ni mejor estrategia, que actuar con intuición, conocimientos, inteligencia y sabiduría. La guerra de Troya, se ganó con un caballo de madera. Roma fue incapaz de vencer militarmente a Viriano. Nuestros amigos portugueses, nos mojaron la oreja en Aljubarrota. Pronto se cumplen dos siglos que, el poderoso ejército de Napoleón, tuvo que gatear los Pirineos de vuelta a su país, con el rabo entre las piernas. Y hay numerosos ejemplos, antiguos y recientes. Pero vamos a seguir con el B.I.R. de nuestras penas.
En mi opinión, el B.I.R. fue una escuela de párvulos militares. En líneas generales, al terminar mi preparación, así la contemplé. La programación para instruirnos, creo que la tenían bien preparada y premeditada, en cuanto a tiempo y contenido instructivo, (teórico y práctico). De acuerdo con ella, se llevó a cabo. Los militares no suelen dejar cosas al azar, ni a la improvisación. El recluta es el padre del soldado, y en esta línea se debe actuar. Otra cosa es que, tanto mandos como mandados, hayamos hecho bien los deberes. El oficio militar es tan antiguo como el hombre. Los profesionales de la milicia, lo conocen muy bien. Hay una gran y extensa historia militar que, permanentemente, les prepara, actualiza y asesora. Han sido muy bien preparados para ello, y es profesión vocacional. Tienen, en su profesión, una gran responsabilidad.
Es nuestra instrucción, lo primero que nos enseñaron fue a obedecer sin palabras. A toque de silbato o corneta. Un estímulo produce la respuesta de una conducta aprendida. También el conocimiento de las distintas jerarquías establecidas y, hacia ellas, respeto, disciplina, obediencia, subordinación, acatamiento, etc. Cierto es que, algunas de ellas, en sentido vertical y horizontal. Preparación física más que suficiente en este corto período de tiempo. Todo eran carreras y más carreras. El que suscribe, se dejo 10 kgs. de este cuerpo en las arenar del B.I.R., ya recuperados de sobra. El manejo y dominio del Cetme, me pareció mucho más artístico que realmente práctico y efectivo, en relación con el fin para el que se inventó. Insuficiente entrenamiento para lo que, eventualmente, se debe utilizar. En cuanto al resto del material bélico, la presentación demostrativa como producto, también fue precaria. Podía parecer, que, caso de necesidad, su uso debía estar acompañado del libro de instrucciones. En cualquier caso, entendí que la auténtica formación y entrenamiento práctico, se efectuaría en los destinos, como así fue en la mayoría de ellos.
Finalmente, habrá que reconocer que para domarnos y transformarnos de civiles a militares no lo tuvieron fácil. Ellos también hicieron su esfuerzo por conseguirlo y por enseñarnos. A estas alturas, creo que todos se merecen nuestro recuerdo y respeto.
Un abrazo.
- Angel Benito
- Mensajes: 168
- Registrado: 28 Nov 2004 12:53
- Ubicación: Barcelona
Amigos del foro: estoy bastante de acuerdo con la opinión de Emilio Cisneros. De mi estancia en el Sáhara el periodo del BIR es el que recuerdo con más desagrado y no creo que sirviera de mucho. Dentro de la lógica del ejercito es normal que como mínimo aspiraran a que aprendiéramos a manejar un arma, pero yo creo que más bien nos enseñaban a convivir con ella, aquella famosa frase “a partir de este momento como si fuera tu novia” –anda que se parecía mucho-. Aprender a montar y desmontar el Cetme, golpearlo con toda la mala leche del mundo en el tiempo anterior a la posición de firmes y sobre todo mantenerlo limpio, misión casi imposible con aquel siroco que se colaba por todas partes. Yo creo que en el BIR disparé unos 10 tiros, pero no recuerdo si acerté alguno. También tuve en las manos una granada, es más, llegué a lanzarla, pero, tal como creo que ya ha dicho alguien en el foro, las lanzábamos sin carga. Lo que no sé es si lo hacían por ahorro o por miedo a que pasara una desgracia.
Sí había una Pista Americana, pero los de la segunda compañía no fuimos nunca a ella, eso sí, teníamos un teniente muy deportista que le encantaba darnos carreras por el desierto. Unos dos kilómetros de ida hasta llegar a una pequeña explanada pedregosa donde practicábamos aquello tan divertido de: ¡Un DOS! ¡UN DOS TRES! ¡¡MEDIA VUELTA!! ¡¡ARR!!, y otros dos kilómetros de vuelta para llegar al BIR, cambiarnos echando leches y al baño a la playa. ¿Alguien sabe por qué nos hacían correr tanto? ¿Nos esperaban en alguna parte? ¿Acaso nos entrenaban ya para salir del territorio?. Puesto a buscar algo positivo tal vez destacar la condición física que se adquiría. Entonces no se practicaba tanto deporte como ahora y no estábamos tan preparados físicamente como la juventud actual.
Yo creo que la finalidad principal de aquel entrenamiento, aparte de desfilar con el mínimo desbarajuste el día de la Jura de Bandera y de que sonara al unísono el golpe en el Cetme, consistía en que la individualidad del recluta se diluyera en el anonimato del grupo. No piensas, no opinas, no decides. Hoy sería más difícil aplicar aquellos métodos, o al menos eso creo. Yo ya he dicho en algún otro mensaje que la disciplina la acaté, pero no la entendí. Eso de la obediencia ciega tampoco lo entiendo. Con todos los respetos para aquellos que viven con esa limitación ¿Alguien elegiría ser ciego?.
Respecto a la utilidad que pudo tener posteriormente lo que allí nos enseñaron, la verdad es que no creo que sirviera de mucho. Recuerdo algunas charlas en un barracón donde nos pasaban unas diapositivas con tácticas de combate. En una se veía un soldado al que iban a disparar, en la siguiente una piedra, lógicamente en la siguiente el soldado ya se había protegido detrás de la piedra. De pura lógica. Recuerdo más la primera charla del capitán “Os habrán dicho vuestros padres que en la mili ya no se pega, que eso era antes. ¡Mentira! Si hay que espabilar a alguien a h... se la dan h...!!”. Y no mentía. .
Alguien en el foro decía también que posiblemente los que fuimos a Tropas Nómadas a las bases del interior recibiríamos una posterior formación más rigurosa, yo, al menos en mi caso puedo decir que poquito más. Algún ejercicio de tiro, instrucción, simulación de acciones en patrulla, charlas, y para de contar. La verdadera formación se adquiría en las patrullas, el ejemplo a seguir era el de los nativos, y los mejores instructores eran los veteranos que llevaban a sus espaldas varios meses de mili. Ellos enseñaban a los nuevos como montar una tienda, como hacer el pan, como recoger leña sin peligro de picaduras de Lefas y escorpiones, como administrar las provisiones, como hacer un pozo de tirador para pasar la noche y lo importante que era no dormirse en una guardia, porque allí no era cuestión de disciplina, allí es que podías jugarte la vida. Nada de eso te lo habían enseñado en el BIR. Un factor importante en las patullas era la confianza en el mando, no era lo mismo un teniente novato que no sabía por donde soplaba le siroco,-puedo asegurar que los había-, que un capitán experimentado en quien podías confiar plenamente. Pero en este caso era más la confianza en las capacidades que la disciplina militar, que por otra parte se relajaba mucho en las patrullas.
Siento decir que discrepo cordialmente de esa visión lírica del BIR que el amigo Julio Muñoz describe con un estilo que es un placer leer, -sublime la alusión a las humildes naylas, se merecen un tema en el foro- y tampoco me convence la justificación militarista como un arraigo ancestral de la humanidad. Igual que el ser humano se incorporó, no sabemos para qué, podríamos evolucionar también en este sentido. Ejércitos disciplinados han construido imperios... y los han perdido. Mientras, ideólogos, pacifistas e incluso muchedumbres desordenadas y anárquicas –a veces cometiendo también barbaridades- han llevado a cabo revoluciones soñando con cambiar el mundo. Hay también otras formas de conseguir objetivos; el idealismo por ejemplo, el sacrificio personal, la lucha civil por causas justas que pueden ser explicadas y asumidas por la sociedad con todas sus consecuencias. Tampoco quiero enrollarme mucho en este tema: la verdad es que al final siempre acaba mandando alguien.
Un saludo,
Ángel Benito
Sí había una Pista Americana, pero los de la segunda compañía no fuimos nunca a ella, eso sí, teníamos un teniente muy deportista que le encantaba darnos carreras por el desierto. Unos dos kilómetros de ida hasta llegar a una pequeña explanada pedregosa donde practicábamos aquello tan divertido de: ¡Un DOS! ¡UN DOS TRES! ¡¡MEDIA VUELTA!! ¡¡ARR!!, y otros dos kilómetros de vuelta para llegar al BIR, cambiarnos echando leches y al baño a la playa. ¿Alguien sabe por qué nos hacían correr tanto? ¿Nos esperaban en alguna parte? ¿Acaso nos entrenaban ya para salir del territorio?. Puesto a buscar algo positivo tal vez destacar la condición física que se adquiría. Entonces no se practicaba tanto deporte como ahora y no estábamos tan preparados físicamente como la juventud actual.
Yo creo que la finalidad principal de aquel entrenamiento, aparte de desfilar con el mínimo desbarajuste el día de la Jura de Bandera y de que sonara al unísono el golpe en el Cetme, consistía en que la individualidad del recluta se diluyera en el anonimato del grupo. No piensas, no opinas, no decides. Hoy sería más difícil aplicar aquellos métodos, o al menos eso creo. Yo ya he dicho en algún otro mensaje que la disciplina la acaté, pero no la entendí. Eso de la obediencia ciega tampoco lo entiendo. Con todos los respetos para aquellos que viven con esa limitación ¿Alguien elegiría ser ciego?.
Respecto a la utilidad que pudo tener posteriormente lo que allí nos enseñaron, la verdad es que no creo que sirviera de mucho. Recuerdo algunas charlas en un barracón donde nos pasaban unas diapositivas con tácticas de combate. En una se veía un soldado al que iban a disparar, en la siguiente una piedra, lógicamente en la siguiente el soldado ya se había protegido detrás de la piedra. De pura lógica. Recuerdo más la primera charla del capitán “Os habrán dicho vuestros padres que en la mili ya no se pega, que eso era antes. ¡Mentira! Si hay que espabilar a alguien a h... se la dan h...!!”. Y no mentía. .
Alguien en el foro decía también que posiblemente los que fuimos a Tropas Nómadas a las bases del interior recibiríamos una posterior formación más rigurosa, yo, al menos en mi caso puedo decir que poquito más. Algún ejercicio de tiro, instrucción, simulación de acciones en patrulla, charlas, y para de contar. La verdadera formación se adquiría en las patrullas, el ejemplo a seguir era el de los nativos, y los mejores instructores eran los veteranos que llevaban a sus espaldas varios meses de mili. Ellos enseñaban a los nuevos como montar una tienda, como hacer el pan, como recoger leña sin peligro de picaduras de Lefas y escorpiones, como administrar las provisiones, como hacer un pozo de tirador para pasar la noche y lo importante que era no dormirse en una guardia, porque allí no era cuestión de disciplina, allí es que podías jugarte la vida. Nada de eso te lo habían enseñado en el BIR. Un factor importante en las patullas era la confianza en el mando, no era lo mismo un teniente novato que no sabía por donde soplaba le siroco,-puedo asegurar que los había-, que un capitán experimentado en quien podías confiar plenamente. Pero en este caso era más la confianza en las capacidades que la disciplina militar, que por otra parte se relajaba mucho en las patrullas.
Siento decir que discrepo cordialmente de esa visión lírica del BIR que el amigo Julio Muñoz describe con un estilo que es un placer leer, -sublime la alusión a las humildes naylas, se merecen un tema en el foro- y tampoco me convence la justificación militarista como un arraigo ancestral de la humanidad. Igual que el ser humano se incorporó, no sabemos para qué, podríamos evolucionar también en este sentido. Ejércitos disciplinados han construido imperios... y los han perdido. Mientras, ideólogos, pacifistas e incluso muchedumbres desordenadas y anárquicas –a veces cometiendo también barbaridades- han llevado a cabo revoluciones soñando con cambiar el mundo. Hay también otras formas de conseguir objetivos; el idealismo por ejemplo, el sacrificio personal, la lucha civil por causas justas que pueden ser explicadas y asumidas por la sociedad con todas sus consecuencias. Tampoco quiero enrollarme mucho en este tema: la verdad es que al final siempre acaba mandando alguien.
Un saludo,
Ángel Benito