Foros de la WEB La mili en el Sahara

Para conocimiento general, la ropa en el Aaiun la lavaban en casas
particulares, yo personalmente la llevaba a la casa de un Cabo 1º de la Legión III Tercio Don Juan de Austria, de guarnición en el Aaiun.

Yo tambien la llevaba a una casa particular, no recuerdo lo que costaba.

Los calzoncillos los compraba en el zoco nuevo salia mas a cuenta que lavarlos.

Que suerte tener quien os lavara la ropa aun que fuera pagando , yo tenia el recluta llame-se ( machaca )que me la lavaba , pero yo me cosía los botones para que no se cayeran , con hilo de cobre que sacaba de los cables de la sección de baterías donde yo estaba , los calzoncillos estos mi los lavaba yo como los calcetines
Joan Serra ( Bon de Automoviles del Aaiun 75/76 )

La ropa en el Bon de Automóviles, llegué a lavarmela puesta, tal y como llegaba de un servicio, fuera convoy, patrullas de paracas, maniobras etc. muchas veces de bastantes días fuera del Bon. me íba directo al lavadero y me metía debajo de la improvisada ducha con una manguera metida en el deposito y con la pastilla de jabón Punto me metía una fregada de ropa y cuerpo y las más de las veces se me secaba encima tambíen, según el tiempo que hacía, del lavadero a la Sección de Land Rover cruzando el patio de maniobras ya estaba bastante seca. Había siempre verdaderos problemas de agua en nuestro cuartel.

Delfin Glez. Navascues
Bon de Automóviles 72/73

Pues si Delfin,asi lave yo los pantalones alguna vez y tenia ademas la ventaja que evitabamos que nos la "birlaran" je..je..

Un poco con relación a lo que se está comentando en el LD, rescato este apartado de los precios.
Aparte de las consumiciones de la cantina, sea en el BIR como en el Batallón de Cabrerizas, jamás me cobró nada el Ejército ni mando alguno.
El único aspecto negativo -por lo menos fue una apreciación nuestra en Cabrerizas- es que en la cantina se hacía un importante negocio a cuenta nuestra. Me explico:
Cuando los de Abril del 74 llegamos al cuartel, este pasó de una guarnición de apenas 200 soldados, a más de 500 (no son cifras exactas, pero por ahí me aproximo). Los primeros dos o tres día los bocadillos eran aceptables, más o menos como en el BIR y el precio similar. Pero inexplicablemente la calidad de los bocatas bajo radicalmente, las lonchas de queso, jamón dulce, etc., eran tan finas que transparentaban. En más de una ocasión llegábamos a comprar dos bocadillos y de uno sacábamos el queso o jamón (siempre dulce, pues salado no había) y lo incorporábamos al otro. Yo lo hacía en pocas ocasiones, pues mi potencial económico era limitado, pero algún compañero más pudiente lo hacía muy frecuentemente. Era la única forma de tener la sensación de que no sólo comías pan.
Con aquellos infumables bocatas se conseguía un importante beneficio diario, lo que no sé si este era redundaba en gastos de mantenimiento del propio cuartel o iba a otro destino.
Las bebidas espiritosas sí eran realmente baratas.

Saludos a todos.
Albert Marín

El comentario anterior que ha escrito Albert me trae a la memoria algo que posiblemente se ha tratado en algún foro, y es la diferencia de calidad y cantidad de comida servida en desayunos, comida y cenas, dependiendo quien fuera el Oficial que llevara cocina ese mes.

En mi caso (Red Permanente), la comida procedía del Regimiento de Ingenieros, y era tal la diferencia entre unos meses y otros, que resultaba escandalosa. Había una Compañía, que cuando al Oficial y al Suboficial le tocaba cocina sabíamos que la calidad iba a ser inmejorable, y me consta que mas de una vez pasearon a hombros al Sargento, como una figura del toreo, el día en que finalizaba el mes, en que nos preparaba una comilona con añadidos como cerveza y pasteles.

Y por contra, había otros casos en que te alimentaban a base de sopa, vísceras de animales (y no muy limpias) y salchichas, y en cantidades mas que discutibles.

Como ya había cierta libertad para criticar cosas, hablábamos del "Mercedes" que se iba a comprar tal o cual Oficial, sin tener base para hacerlo, pero ya se sabe que por algún lado debíamos descargar nuestro mal humor.

Un Suboficial de nuestra Compañía nos intentaba explicar que, en el fondo, pasaba lo mismo que con las amas de casa. Y ponía el ejemplo, que como lo repitió tanto, todavía me acuerdo, de que si les das a dos mujeres mil pesetas para hacer la compra (eran otros tiempos), puede pasar que, incluso yendo al mismo mercado,habrá una que te de de comer bien y abundante toda la semana y otra que apenas le llegue para un par de días.

No nos convencía, pero en el fondo, que mas daba.