Comida sana y abundante

[emilio cisneros]

En cuestiones de comida, una de las cosas que me asombraba, para el nivel económico que tenía España en el año 1.969, era la capacidad de autosuministro del que disponía el soldado español, a lo que no eran ajenos los mandos del Ejercito. Por ejemplo, en el BIR, donde subir a cenar era voluntario, no formaba ni la cuarta parte de la Compañia, con el consiguiete ahorro para las cocinas militares. Al mediodia, en que era obligatorio ir al comedor, no vigilaban si el soldado tomaba su rancho, de modo que algunos no probaban bocado, ya que tenían sus propios paquetes con alimentos mas de su agrado.

El relevo generacional, supongo. Los suboficiales de la escala Auxiliar que habían entrado en el Ejercito en los años posteriores al final de la guerra civil se asombraban de que pudieramos despreciar unos alimentos que ellos jamas, cuando fueron soldados, habían tenido posibilidad de comer. Sobre todo el pollo asado les parecía un lujo asiatico, comparado con la dieta de los militares en los años 40, basada en arroz y lentejas y no muy abundantes.

Durante mi estancia en el BIR recuerdo que una noche, como venganza contra un teniente que les era especialmente odioso, se corrió un "Pásalo" en una Compañia, y que consistió en que todos los reclutas se apuntaron a la cena, que estaba prevista para unas treinta personas por Compañia, pero en ese caso, cuando el teniente vió aoarecer a los doscientos cincuenta, aparte de cagarse en sus muertos, se acojonó de miedo, al temer que le metiesen una inspección por haber dejado sin cenar a una Compañia. Las hostilidades continuaron durante todo el BIR, cada uno con sus armas.

[Jordi Roig i Marcet]

una de las cosas que me asombraba, en el año 1.969, era la capacidad de autosuministro del que disponía el soldado español, a lo que no eran ajenos los mandos del Ejercito. Por ejemplo, en el BIR, donde subir a cenar era voluntario, no formaba ni la cuarta parte de la Compañia, con el consiguiete ahorro para las cocinas militares.

Habia aún mucha gente en el campo y solian recibir toda suerte de condumios hechos en la misma casa. Mi familia, aunque no era payesa, disponia de una finca, petrimonio familiar, en la que se criaba de todo y los "massovers", caseros, se empeñaban en mandarme mas cosas de las que podia comer. Por su parte, mi madre me enviaba un paquete cada mes. Estas cosas servian para armar alguna pequeña juerga y para ayudar a compañeros menos afortunados, que también los habia.

El relevo generacional, supongo. Los suboficiales de la escala Auxiliar que habían entrado en el Ejercito en los años posteriores al final de la guerra civil se asombraban de que pudieramos despreciar unos alimentos que ellos jamas habían tenido posibilidad de comer. Sobre todo el pollo asado les parecía un lujo asiatico, comparado con la dieta de los militares en los años 40, basada en arroz y lentejas y no muy abundantes.

Es posible que los suboficiales se asombrasen ante la conducta de la gente que no se comia lo que le tocaba. Cuando estuve en el BIR, Febreo, Marzo y Abril del 65, salvo contadas excepciones, la comida dejaba mucho que desear y además era escasa. Si no hubiera sido por lo que recibiamos de nuestras familias, lo habriamos pasado mal, máxime si pensasis que la cantina eran cuatro tablas como mostrador en plena calle, encima de la arena y se ponian trescientos tios empujando para conseguir un bocata. Imposible o muy dificil avituallarse en estas circunstancias y ahí entraban los paquetes de casa. Sin ellos lo habriamos pasado mal.
Un abrazo, saharianos.