Hola a todos:

Los compañeros de la Organización del II Encuentro no tuvieron la consideración de informarnos sobre la conveniencia de introducir un cambio –contra la voluntad de la mayoría-- respecto a la hora de sentarnos a la mesa. De ahí el sentimiento de sorpresa y contrariedad iniciales. DE ESO SE TRATABA. No se trataba de distancias ni de gastos (debo incurrir en el mal gusto de recordaros el número de kilómetros que me separa de todos vosotros, o de referirme a los miles de dólares que me costaría asistir al encuentro?), ni mucho menos de definir encuestas o criticar la decisión del pueblo alemán en 1933.

Pues bien, eso no debe volver a ocurrir. En lo sucesivo, una vez se presente como aprobada por mayoría la noción, el esquema de algo realizable, nuestros compañeros deben buscar la forma de hacerlo posible. Desear darnos gusto no es suficiente; hay que agotar todas las opciones disponibles a fin de lograrlo—evitando así confusión y problemas indeseables.

La idea de celebrar comida, en vez de cena –en Toledo y en la fecha que sea—me sigue pareciendo preferible debido, entre otras, a las razones que expone Cisneros. El hecho de que el HOTEL BEATRIZ deba cumplir SUS compromisos (ése fue el problema, verdad?), no significa que nuestros compañeros deban adaptarse a los mismos. Porque vamos a ver, señores: quién es una pareja de novios, después de todo, para levantar de la mesa nada menos que a los Veteranos del Sahara!...Yo digo que ‘naide’!, porque donde estén ‘Las Corsarias’ que se quite Mendelssohn, y pido también que se considere al menos buscar otro hotel que pueda adaptarse a NUESTROS por demás razonables deseos.

Fuerte abrazo.