Este verano tuve la oportunidad de visitar en esa población la casa museo donde vivió sus años de adolescencia y juventud. Una sencilla casa, con un patio, un corral para las cabras y un huerto con su higuera. Pegadita a la montaña de Orihuela. Una vivienda humilde que conserva algunas pertenencias del poeta y ayuda a comprender las claves de sus poemas.
Incluyo una fotografía de la casa y otra de un cartel de los muchos que engalanan las calles de Orihuela en este año Hernandiano. Algo que llamó mi atención: en algunas paredes, tapias o persianas; mezclados con grafitis, consignas políticas, declaraciones de amor y todas esas cosa que suelen decorar nuestras ciudades, en Orihuela manos anónimas han escrito versos del poeta.
![Imagen](http://commondatastorage.googleapis.com/static.panoramio.com/photos/medium/42910020.jpg)
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![Imagen](http://commondatastorage.googleapis.com/static.panoramio.com/photos/medium/42909992.jpg)
Y para terminar… un poema.
Del ay al ay por el ay
Ay, hijo soy del ay,
hijo soy del ay, mi hijo,
hijo de su padre amargo.
Ay, hijo soy del ay,
en un ay fui concebido
y en un ay fui engendrado.
Del ay al ay por el ay,
en un ay puse a mi madre
el vientre disparatado:
Del ay al ay por el ay,
iba la pobre -¡ay, qué peso!-
con mi bulto suspirando.
-¡Ay, que voy a malparir!
¡Ay, que voy a malograrlo!
¡Ay, que me apetece esto!
¡Ay, que aquello será malo!
¡Ay, que me duele la madre!
¡Ay, que no puedo llevarlo!
¡Ay, que se me rompe él dentro,
ay, que él afuera! ¡Ay, que paro!
En un ay nací: en un ay
y en un ay, ¡ay! fui criado.
Del ay al ay por el ay,
del ay al ay por el ay,
a un ay eterno he llegado.
-¡Ay, que me arranca los pechos
a pellizcos y a bocados!
¡Ay, que me deja sin sangre!
¡Ay, que me quiebra los brazos!
¡Ay, que mi amor y mi vida
se quedan sin leche, exhaustos!
¡Ay, que enferma! ¡Ay, que suspira!
¡Ay, que me sale contrario!
Ay, hijo soy del ay,
y ¡adiós!, el aire me dice
cuando pasa por mi lado.
Ay, hijo soy del ay,
sucias rachas tumban todas
las cometas que levanto.
Del ay al ay por el ay,
del ay al ay por el ay,
a un ay eterno he llegado.
Del ay al ay, por el ay,
vivo en un ay, y en un ay
moriré cuando haga caso.
Ay!, dirá, solo, mi huerto;
¡ay!, llorarán mis hermanos;
¡ay!, gritarán mis amigos,
con un ay entre los labios.
¡Ay, qué angustia! ¡Ay, qué dolor
de cielos, mares y campos;
de flores, montes y nieves;
de ríos, voces y pájaros!
Del ay al ay por el ay,
a un ay eterno he llegado.
Vivo en un ay, y en un ay,
vivo en un ay, y en un ay
moriré cuando haga caso.
En un ay nací: en un ay
y en un ay, ¡ay! fui criado.
Del ay al ay por el ay,
a un ay eterno he llegado.
Del ay al ay, por el ay,
vivo en un ay, y en un ay
y a un ay eterno he llegado
del ay al ay por el ay.
Un saludo amigos,
Ángel Benito