Recuerdo hace muchísimos años, cuando la tele era en blanco y negro, yo era soltero y todavía no había pasado por el Sahara, que vi una comedia ¿Quizás “Estudio 1”? En que los protagonistas hicieron un pacto: Decir siempre, absolutamente siempre, la verdad, incluso de lo que pensaban. Como comprenderéis, aquello casi acaba a tortazos.
El ser humano (y las seres humanas, je,je, que no se enfaden por omitir lo que tanto está de moda, según el manual de lo políticamente correcto). Al ser racional y, por lo tanto, preñado de intereses personales, usa la verdad y la mentira a su libre albedrio, o mejor dicho, de la forma que mejor le beneficia.
Vosotros no lo sé, per me imagino que al igual que yo, cada día oímos infinidad de mentiras, especialmente cuando encendemos la TV o la radio y escuchamos las promesas y justificaciones de lo políticos. En mi actividad laboral, cada día tengo que “encajar” mentiras de clientes, etc. Si la mentira es flagrante o me puede perjudicar, reacciono y contradigo a mi interlocutor, pero si me beneficia o no me perjudica, hago como que no me entero. Si me dicen que soy guapo o listo, jamás les contradigo.
De todas formas, nosotros, los “normales”, emplear la mentira como moneda habitual no es recomendable, pues como dice Pepe, se coge antes a un mentiroso que a un cojo y, como bien dices, para ir por casa hay que ir siempre con la verdad, y digo yo, sobretodo en las cosas serias y transcendentales.
Recuerdo que en una entrevista a Roger Moore, este decía que no le gustaba conceder entrevistas, pues nunca recordaba las mentiras que había dicho en la anterior entrevista.
Por otra parte, LA VERDAD, en según que supuestos, puede ser subjetiva (religión, política, etc.) y, en estos casos, cada uno tiene su propia verdad, por ejemplo: Para unos, la despenalización del aborto libera a la mujer en su deseo de decidir sobre su propio cuerpo para mantener o no la gestación del feto. Para otros, abortar es un crimen. En estos casos, cada uno tiene “su verdad”. Y así podríamos poner multitud de ejemplos.
Conste que no pretendo abrir debate sobre el tema aborto, es más, no lo deseo.
Recuerdo una mentira de lo más ingenua: Un año antes de dedicarme al ciclismo de competición, salíamos en bici los domingos un grupo de amigos a emular a Bahamontes y pasárnoslo bien, pique incluido subiendo el collado de Lilla. Cuando llegamos a Tarragona después de acabar estragados, un compañero (16 años) que se había quedado retrasado, nos confiesa que: En la bajada de “Fonscaldes”, cuando iba justo detrás vuestro, he visto que se salía la rueda delantera, pero he llegado a tiempo de sujetarla y, mientras la aguantaba, me ha dado tiempo de frenar y volver a apretar el cierre (las de carreras no llevan palomilla), que si no, no me quedo rezagado. El amigo no se dedicó al ciclismo, pero durante años nos deleitaba con fabulosas mentiras, algunas tan ingeniosas y rebuscadas, que eran el divertimento de nuestro grupo. Era electricista y, según nos aseguraba, a casa que iba a hacer alguna chapuza, criada o señora que se beneficiaba (hay que tener en cuenta que era el menos atractivo de nuestro grupo de amigos)
![Laughing :lol:](./images/smilies/icon_lol.gif)
He pisado el escrito de Pepe, por lo que si alguien no ha leído el escrito anterior al mío, puede hacerlo
Hasta otro rato, amigos.
El furri errante (que no mentiroso, por lo menos hoy)