Las Compañias de Mar
Publicado: 30 Abr 2010 20:22
LAS COMPAÑIAS DE MAR.
1.- Introducción.
A llegado a mis oídos que anda circulando una Directiva del Ministerio de Defensa (joder con los nuevos tiempos y el afán de terminar con el pasado de gloriosas Unidades), que trata de suprimir el uniforme de las Compañías de Mar, si, lo que ahora se llama Unidad Terminal de Transporte, y que están ubicadas en la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG). Los mandos, a día de hoy, ya son de cualquier Arma del Ejercito de Tierra, no como antes.
Es por ello que voy a tener el atrevimiento de hacer Memoria Histórica en desagravio a estas gloriosas y sufridas Compañías, en el caso de la de Ceuta, es la más antigua de todas las Unidades de ese trozo de España, y en ella me centrare.
Pido a mis buenos amigos y compañeros Manuel Sánchez Ferrón “ EL GUAYETE” y a Fernando Del Toro “ EL ALMIRANTE”, así como a todos los antiguos componentes de la Compañía de Mar del Sahara, sean magnánimos conmigo, en mis posibles y seguras equivocaciones. Pero os prometo que he puesto todo el cariño en ello y si no lo he hecho mejor es porque no doy más de si.
Si hay unidades casi desconocidas en el Ejército de Tierra, estas son, sin duda alguna, las Compañías de Mar. En la Escalilla del Arma de Infantería se encontraba la llamada <<Escala de Mar>>, y sus Oficiales y Suboficiales pertenecían al Arma. Estas Unidades con unas misiones relacionadas con el mar y los barcos, permanecen hoy en activo quizá como recuerdo imperecedero de un glorioso pasado. Actualmente existen dos Compañías de Mar, ubicadas en Ceuta y Melilla (aunque oficialmente son llamadas y así salen las vacantes a cubrir por mandos de cualquier Arma, Unidad Terminal de Transporte), pero hubo otra más en Larache, gran numero de destacamentos en el litoral marroquí y, en tiempos más recientes, llego a crearse una en el Sahara español, disuelta tras nuestra salida del Territorio.
Todas las unidades de Marruecos en la época del Protectorado, las de Ifni y las de lo que fue el África Occidental Española tuvieron la ocasión de apreciar la eficaz labor de estos marineros-soldados de Infantería que, actuando a veces en situaciones extremas por el estado de la mar, constituyen todavía, en esos pequeños destacamentos de los Peñones y las Chafarinas, el presente de unas tropas de gran tradición militar marinera.
Las Compañías de Mar tienen su precedente en la creación, el 26 de Junio de 1.548, de una fuerza de vigilancia marítima en la Ceuta aún portuguesa. El decreto del rey lusitano decía así: <<Yo, el Rey, hago saber a vosotros Capitán y Oficiales de Ceuta, que yo tengo por bien y me place de que aquí en adelante no haya en esa ciudad persona alguna que no gane sueldo, sobre todo los hombres de armas, que deben ganar 189 reis por mes, y mando que los 32000 reis de los sueldos de los 54 hombres de armas que allí estaban se gasten en cuatro pensiones de 8000 reis cada uno para cuatro personas que en esa ciudad tengan bergantines aparejados que sean de diez bancos, para que sirvan con ellos cuanto cumpla a mi servicio>>. No cabe duda de que el decreto es el precedente lejanísimo de la Compañía de Mar de Ceuta, y los cuatro bergantines y sus tripulaciones son los primeros medias de los que tenemos noticias.
En Melilla, el duque de Medina-Sidonia (Conquistada en 1497 por el caballero Don Pedro de Estopiñán Virnés, al servicio de la Casa Ducal) había decretado que <<haya una dotación de cuatro fustas de remos, bien pertrechadas aparejadas; que sean tales que haya en dichas cuatro fustas hasta cincuenta bancos, y para ellas, se les dé los dichos cuarenta hombres de la mar, para que estén continuos, y que haya en ellas en cada una, un patrón, un cómitre y tres timoneros y cinco marineros, que sean en todas las cuatro fustas cuarenta hombres de la mar>>. La misión de estos marineros era, según las disposiciones del duque de Medina-Sidonia, <<vigilar y recoger para poder traer y llevar recados y hacer cualquier servicio que sea necesario o mandados de los señores Capitanes de la ciudad>>.
Desde su creación, su ayuda fue valiosísima para mantener a raya a los piratas que infectaban las calas africanas, asolaban las costas marroquíes y levantinas y atacaban a los barcos en el Mediterráneo. Su colaboración fue asimismo decisiva para la conquista y el mantenimiento de los Peñones de Vélez y Alhucemas, y lo es todavía. En efecto, en estos Peñones, en los cuales el barco que transportaba los relevos y los suministros debía fondear a unos centenares de metros de los mismos, ya que no existían posibilidades de atraque, existen dos pequeños destacamentos: uno de la Compañía de Mar de Ceuta, en Vélez de la Gomera, y otro de la de Melilla, en Alhucemas. Lo primero que se acerca al barco en cada fondeo es una pequeña lancha tripulada por miembros de estos destacamentos, que, en condiciones precarias y a veces con gran riesgo, procuran por todos los medios que los suministros no pasen de largo. Hasta principios del siglo XVIII no hubo para estas dotaciones organización ni ordenanza alguna; parece ser que persistió el sistema de contrato, si bien con una paulatina militarización. En 1715, reinando Felipe V, fue promulgado el primer reglamento. En el se cita a la gente de mar de Ceuta y a su Capitán, que sabemos que se llamaba Don Francisco de Mendoza Villalobos. En el reglamento se relaciona el numero de herreros y toneleros que debía dotar la Compañía, y entre los gastos previstos para la fortificación de la ciudad se incluye una partida para el mantenimiento de una goleta y otros barcos.
Continuara.
Pepefu.
1.- Introducción.
A llegado a mis oídos que anda circulando una Directiva del Ministerio de Defensa (joder con los nuevos tiempos y el afán de terminar con el pasado de gloriosas Unidades), que trata de suprimir el uniforme de las Compañías de Mar, si, lo que ahora se llama Unidad Terminal de Transporte, y que están ubicadas en la Agrupación de Apoyo Logístico (AALOG). Los mandos, a día de hoy, ya son de cualquier Arma del Ejercito de Tierra, no como antes.
Es por ello que voy a tener el atrevimiento de hacer Memoria Histórica en desagravio a estas gloriosas y sufridas Compañías, en el caso de la de Ceuta, es la más antigua de todas las Unidades de ese trozo de España, y en ella me centrare.
Pido a mis buenos amigos y compañeros Manuel Sánchez Ferrón “ EL GUAYETE” y a Fernando Del Toro “ EL ALMIRANTE”, así como a todos los antiguos componentes de la Compañía de Mar del Sahara, sean magnánimos conmigo, en mis posibles y seguras equivocaciones. Pero os prometo que he puesto todo el cariño en ello y si no lo he hecho mejor es porque no doy más de si.
Si hay unidades casi desconocidas en el Ejército de Tierra, estas son, sin duda alguna, las Compañías de Mar. En la Escalilla del Arma de Infantería se encontraba la llamada <<Escala de Mar>>, y sus Oficiales y Suboficiales pertenecían al Arma. Estas Unidades con unas misiones relacionadas con el mar y los barcos, permanecen hoy en activo quizá como recuerdo imperecedero de un glorioso pasado. Actualmente existen dos Compañías de Mar, ubicadas en Ceuta y Melilla (aunque oficialmente son llamadas y así salen las vacantes a cubrir por mandos de cualquier Arma, Unidad Terminal de Transporte), pero hubo otra más en Larache, gran numero de destacamentos en el litoral marroquí y, en tiempos más recientes, llego a crearse una en el Sahara español, disuelta tras nuestra salida del Territorio.
Todas las unidades de Marruecos en la época del Protectorado, las de Ifni y las de lo que fue el África Occidental Española tuvieron la ocasión de apreciar la eficaz labor de estos marineros-soldados de Infantería que, actuando a veces en situaciones extremas por el estado de la mar, constituyen todavía, en esos pequeños destacamentos de los Peñones y las Chafarinas, el presente de unas tropas de gran tradición militar marinera.
Las Compañías de Mar tienen su precedente en la creación, el 26 de Junio de 1.548, de una fuerza de vigilancia marítima en la Ceuta aún portuguesa. El decreto del rey lusitano decía así: <<Yo, el Rey, hago saber a vosotros Capitán y Oficiales de Ceuta, que yo tengo por bien y me place de que aquí en adelante no haya en esa ciudad persona alguna que no gane sueldo, sobre todo los hombres de armas, que deben ganar 189 reis por mes, y mando que los 32000 reis de los sueldos de los 54 hombres de armas que allí estaban se gasten en cuatro pensiones de 8000 reis cada uno para cuatro personas que en esa ciudad tengan bergantines aparejados que sean de diez bancos, para que sirvan con ellos cuanto cumpla a mi servicio>>. No cabe duda de que el decreto es el precedente lejanísimo de la Compañía de Mar de Ceuta, y los cuatro bergantines y sus tripulaciones son los primeros medias de los que tenemos noticias.
En Melilla, el duque de Medina-Sidonia (Conquistada en 1497 por el caballero Don Pedro de Estopiñán Virnés, al servicio de la Casa Ducal) había decretado que <<haya una dotación de cuatro fustas de remos, bien pertrechadas aparejadas; que sean tales que haya en dichas cuatro fustas hasta cincuenta bancos, y para ellas, se les dé los dichos cuarenta hombres de la mar, para que estén continuos, y que haya en ellas en cada una, un patrón, un cómitre y tres timoneros y cinco marineros, que sean en todas las cuatro fustas cuarenta hombres de la mar>>. La misión de estos marineros era, según las disposiciones del duque de Medina-Sidonia, <<vigilar y recoger para poder traer y llevar recados y hacer cualquier servicio que sea necesario o mandados de los señores Capitanes de la ciudad>>.
Desde su creación, su ayuda fue valiosísima para mantener a raya a los piratas que infectaban las calas africanas, asolaban las costas marroquíes y levantinas y atacaban a los barcos en el Mediterráneo. Su colaboración fue asimismo decisiva para la conquista y el mantenimiento de los Peñones de Vélez y Alhucemas, y lo es todavía. En efecto, en estos Peñones, en los cuales el barco que transportaba los relevos y los suministros debía fondear a unos centenares de metros de los mismos, ya que no existían posibilidades de atraque, existen dos pequeños destacamentos: uno de la Compañía de Mar de Ceuta, en Vélez de la Gomera, y otro de la de Melilla, en Alhucemas. Lo primero que se acerca al barco en cada fondeo es una pequeña lancha tripulada por miembros de estos destacamentos, que, en condiciones precarias y a veces con gran riesgo, procuran por todos los medios que los suministros no pasen de largo. Hasta principios del siglo XVIII no hubo para estas dotaciones organización ni ordenanza alguna; parece ser que persistió el sistema de contrato, si bien con una paulatina militarización. En 1715, reinando Felipe V, fue promulgado el primer reglamento. En el se cita a la gente de mar de Ceuta y a su Capitán, que sabemos que se llamaba Don Francisco de Mendoza Villalobos. En el reglamento se relaciona el numero de herreros y toneleros que debía dotar la Compañía, y entre los gastos previstos para la fortificación de la ciudad se incluye una partida para el mantenimiento de una goleta y otros barcos.
Continuara.
Pepefu.



