Morera
Eso es la foto. Una morera a la que le azota un fuerte viento de levante.
Pero detrás de esa simple morera hay una historia con final feliz.
Esa morera produce unas moras magníficas, pero tienen varios enemigos. Uno el fuerte viento que con frecuencia padecemos y otra los mirlos. Justo un poco antes que las moras sean comestibles, llegan los mirlos e impiden que tomemos ninguna mora.
Ayer nos propusimos probar alguna mora, pero unos mirlos se posaban insistentemente en la morera. Supusimos que estaban de festín.
Cual fue nuestras sorpresa, que en este caso, los mirlos no buscaban tomarse las moras. Su objetivo era un nido de jilgueros, a los que atacaban sin piedad.
En un momento se produjo la desbandada y salieron medio volando cinco crías de jilgueros. Y los mirlos en su persecución. No nos quedó más remedio que intervenir y no fue fácil nuestra intervención.
Ahí podemos ver uno de los pequeños jilgueros y , aunque no se ven bien, los cinco hermanos en la jaula.
Conseguimos una papilla para criar polluelos de pájaros y ahora, cada cuatro horas, tienen su rancho y todo perfecto. Cuando se acerca la hora del almuerzo, curiosamente los polluelos comienzan a cantar.
Podríamos decir que en este caso, el "síndrome del nido vacío", ha sido superado y que dentro de poco, esas cinco crías de jilguero podrán recuperar la libertad.
También espero que la próxima vez los cinco jilgueros estén algo más presentables.
Y, la morera, además de dar moras y soportar un columpio infantil, contribuya a que la naturaleza continúe su plan de vida.
Saludos,
Román